jueves, 26 de enero de 2012

         ESTOPA  EN  LA GARGANTA
         Dr. Abraham Gómez R.
                 abrahamgom@gmail.com


“Todo el texto es esa gota de dolor que hay que colocarse en la lengua, hasta que de tanto arder, entendamos que mientras nos creamos al margen, no tendremos las manos limpias y que seremos culpables hasta que podamos hablar de la última masacre del hombre contra el hombre. Esto no es literatura….”
Jaime Vàndor. Nunca Korczak llegó a Jerusalén.1984

En los tiempos que transcurren resulta impensable que alguien, por bastante osado que llegue a ser, pueda convocar (tal vez contaminar) a una multitud con sus ideas totalitarias y salir ileso. Aunque la humanidad  venga de  padecer los horrores del holocausto, las conflagraciones mundiales, las excentricidades de los “iluminados, de quienes se dicen ungidos para rescatar a la especie humana y re-crear un “hombre nuevo”; aún persiste en cualquier latitud el germen larvario de los regímenes atroces, sin mayores disimulos, que violentan y persiguen hasta la aniquilación  de la condición y la dignidad humana. A pesar de las contenciones jurídicas que los conciertos de países pactan y arreglan para someter los ímpetus deleznables, los detentadores de la ignominia política consiguen resquicios para regustarse al percibir que hay una “masa poblacional” que le prodiga adoración perpetua: in extremis dispuesta a entregar su vida en aras de concretar  un ente centralizador, que hegemonice la existencia de los ciudadanos, sus actuaciones por mínimas que parezcan.
Los distintos estudios que aproximan una taxonomía de la categoría Totalitarismo coinciden en algunas características indispensables para que propiamente logremos la calificación de un sistema socio-político de este tipo: cuando el Estado tiende a regimentar todo cuanto representen las relaciones sociales, que se suponen pertenecen más al orden de los ciudadanos. Al punto de hacer dependiente la civilidad de modo absoluto. Por añadidura el Estado ostenta rango preeminente tanto en el plano axiológico (los valores sociales serán siempre en función de la preservación de los interés estatales), como en la estructura  de la sociedad, inclusive en los designios de cada individuo en particular. Lo que Foucault estudió en la década del setenta como el biopoder  hoy en día va haciéndose, en nuestro país más evidente. La vida y lo viviente constituyen los retos de las luchas políticas en la Venezuela contemporánea. Ha venido este régimen  haciendo uso de los manuales de medios típicos para el control ciudadano: acortamiento de las libertades, abierta o sibilinamente, de expresión, de información, taponar con crudeza y sin escrúpulos bocas y oídos para que no digan, para que no escuchen. Obturar las conciencias. Constreñir las libertades en el ejercicio de la educación, de la propiedad privada,  de producción, de comercio, de decisión de movilidad, de la participación social en condición de ciudadanos independientes. Todo en nuestro país pretenden sellarlo con los tintes de partido único, oficializado, a cuyo frente se construye la figura de un “jefe absoluto” con poderes ilimitados, siendo él mismo el superior jerárquico de la estructura estatal. Lo anterior anudado bajo la estricta vigilancia de un cuerpo civil-militar con una lógica y discurso cuartelario, aterrorizante con la finalidad de asegurar la imposición sectaria de una ideología. Los planos trazados por regímenes de idénticos talantes en el mundo nos permiten discernir  la cartografía en ciernes para preservarse ante cualquier contingencia. Que con seguridad vendrá. Tan pronto como los pueblos dejen a un lado las cargas de temor y se dispongan a hacer justicia por las muchas tropelías soportadas, por tantas actitudes ominosas padecidas. Habíamos pensado que con el derrumbamiento del Muro de Berlín también se hacía posible el descalabro estrepitoso de teorías anacrónicas (comunismos, socialismos de baja ralea, fascismos, totalitarismos, populismos, militarismos, personalismos, absolutismos, estatismos, y todo ismo que se atreva a condicionar las libertades humanas) cuyo propósito viene dado para escindir a los seres humanos, indoctrinarlos de manera imbécil y ubicarlos forzosamente en posiciones dicotómicas para desatar luego las riendas a detestables maniqueísmos irreconciliables. La realidad desde siempre ha estado llena de contradicciones, plena de complejidades, escurridiza para pretender encerrarla en un sistema socio-político que impone sus propios fetichismos.

domingo, 15 de enero de 2012

 Educación interconectada: “Luego Existo”
     Dr. Abraham Gómez R.                                          

A lo largo de la historia  los seres humanos han tenido siempre la acuciosa disposición de procurarse cada vez más  cosas. Ha sido una carrera desenfrenada…sin límites.  Se han discernido  desde La Edad de Piedra hasta hoy las ideas más increíbles. Los asuntos tal vez    impensables apenas dos decenios atrás en la actualidad son cotidianos. Los seres humanos buscan por encima de lo que sea y a cualquier riesgo y precio abrirse horizontes, y  admitamos que todavía esa perspectiva sigue abierta como el primer día. Vivimos pensando-elucidando- cualquier cantidad de alternativas existenciales. Ha quedado plenamente demostrado:   mucho más es el tiempo que pasa uno hablando con uno mismo, reflexionando  que el tiempo dedicado a comunicarle a los demás “nuestras locuras”.
Sin lugar a dudas uno de los instrumentos expeditos para formalizar y sistematizar todo cuanto pensamos y deseamos ponerlo en práctica es la educación. Con este  exquisito vehículo de enseñanza-aprendizaje hemos hecho maravillas; sí pero también hemos cometido bastantes desaciertos. Sin embargo, hemos ocupado suficientes horas  teorizando cómo acceder y consolidar un “proceso” educativo exactamente  para  los tiempos que nos toca vivir y que trace una línea auspiciosa a futuro.
Antes se dijo: hay que mejorar la educación, y uno que otro remiendo se hizo. Luego, se insistió en señalar la urgencia de   darnos una educación de calidad, y esto no fue más a allá de replantearse una planificación curricular con objetivos diseñados de manera rígida, cuya esencia apuntó casi que únicamente en términos economicistas: la consecución de  profesionales universitarios que egresaran con la misión principal de producir. Se objetivaba la calidad de la educación por lo tangible, lo medible. La inmediata consecuencia del diagnóstico anterior era que  muchos aspectos que corresponden a las otras dimensiones de los seres humanos no eran tomadas en cuenta. Así entonces, quedaban por fuera: vivencias, experiencias, miradas, emociones, sensibilidades, anécdotas, subjetividades puras, querencias, singularidades, enfoques por muy disímiles que resultaren. Alguien dirá (con abundantes razones, quizás) con nada de lo último aquí descrito se va al mercado. Una batalla que parece que la ganan  los propiciadores de la mal llamada educación de calidad, digamosles alabarderos   de la teoría  economicista dura.
Preguntemos por el discurso actual. De qué debemos hablar, cuando hablemos de calidad  educativa integral.
Si la propuesta  de integralidad aspira a obtener  fuerza y consistencia epistemológica. A ser una teoría seria, creíble, entonces  todo cuanto  se piense, aporte y comporte por la educación debe involucrar: conocimientos,  actitudes,  valores, la equidad en/para  la vinculación social, la coherencia,  la eficiencia, la tecnología y un larguísimo etcétera.
En referencia al factor tecnologizante actual de los proceso educativos  deseamos  detenernos para explicitar que en los últimos 20 años, que es el tiempo que tiene de vigencia la www (word wide web), estamos enganchados en ese extraordinario instrumento de educación continua y permanente. Nos ha atrapado esa red de redes. Internet llegó para quedarse, sin la intención de desplazar nada ni a nadie. Sino para complementar las funciones y procedimientos de aprehensión y comprensión de las realidades. Internet y todo lo que ello arrastra se ha constituido en un elogiable medio electrónico para los aprendizajes virtualizados, para buscar “saberes” on-line a conciencia, con densidad ética. Se está volviendo como un hecho inescurrible e inevitable que cada quien diga “me conecto, luego soy”. Pareciera que quien no intente manejar y  capacitarse en: Internet, intranet, cdrom, producciones multimedia, habilitar estrategias de e-learning…. No va pa`l baile. Pero, hay que tener mucho cuidado de no entramparse, y pensar que basta  que tengamos cierto domino tecnológico de los procesos educativos virtualizados para apelar a èsto  con la finalidad de salir de cuanto atolladero se nos presente. Asumamos a conciencia absoluta que es apenas un instrumento electrónico, un vehículo de conexión digitalizada, un medio de interconexión de alcance mundial para potenciar nuestras capacidades; para vincular la tecnología de la comunicación y la información con el autoaprendizaje. Aceptemos tal desafío.

lunes, 9 de enero de 2012

LA ECOLOGÍA ABERRANTE DEL MILITARISMO (II)
                                                           Dr. Abraham Gómez R.

Hasta algunos años resultaba impensable que podría desatarse en nuestro país los mecanismos sostenedores de los regímenes totalitarios, cuya mayor esencia viene dada por la  descarada y siempre abominada pretensión de concentrar y controlar lo más  mínimos designios de los seres humanos. A esto lo categorizó Foucault como el biopoder.
No en vano las raíces filológicas que entroncan los vocablos ejército y ejercicio arrastran idénticas procedencia: poner en movimiento, no dejar descansar, hacer trabajar sin respiro, agobiar, forzar hasta la extenuación. Es la primera línea de significados. Las construcciones semánticas  que de éstos se derivan son: contener, retener, encerrar con fuerza. En la actualidad nacional nos luce que esos comportamientos han sido invariables. Ahora con sello institucionalizado para ocupar los distintos ámbitos naturales de la sociedad civil. En cada ente de la administración pública, como caricatura de gerente de algo, hay un militar para cumplir (¿) las funciones que ha aprendido: perseguir con miradas escrutadoras, informar a sus superiores, someter y obstruir cuando algún procedimiento sobrepase su capacidad interpretativa. Por tal camino pronto tendremos un trastocamiento de civilización, de los valores cívicos, las costumbres de los  naturales intercambios, las sensibilidades que nos vinculan a los otros, de los elementos culturales pertenecientes a los ciudadanos que los hacen compartibles en sus legítimos espacios. Si la cosa sigue como va pronto hablaremos de cibilización (con b larga), que al colocar la palabra en el campo léxico de cibus engendra en los sustentadores del poder el capricho de cebar, engordar a la población  para avivar su animalidad, al tiempo que  practican  los ensañamientos para quienes osen desmandarse del orden impuesto. No por ingenuidad o casualidad al frente de la mayoría de los  ministerios de la administración pública conseguimos militares venezolanos y cubanos, con pobrísima formación universitaria para regir tales designios. Mayor desprecio a los sustantivos principios de la civilidad, de la ciudadanización no puede haber. En un régimen militarista resulta absurda la conexión dialógica, de discernimiento, de confrontación intrínseca de ideas, de búsqueda de síntesis superadoras producto del esfuerzo conjunto. El régimen militarista que flagela y acogota a nuestro país han venido conculcando los espacios para dirimir. Sólo auspician y promueven desde la oficialidad los foros de “los espejos”, (pero bastante lejos de la tesis de Lacan) donde los epígonos del militarismo se regustan de lo que ellos mismos dicen y oyen, sin que nadie  se atreva a desbocarse en sentido contrario. Hasta la mismísima Asamblea Nacional, ágora para la confrontación ideológica-política, se ha convertido en un redil obediente y sumiso. Y pensar que a quienes tuvimos hasta ayer como serios intelectuales, con una densa formación académica han devenido en  exégetas de las satrapias de hoy. Hay una indisimulada disposición  desde todas las esferas oficiales a  improntar con sesgos militaristas los diferentes modos de ser de la civilidad venezolana. A imponerle un tono marcial a cada cosa. Los ideólogos del régimen vienen construyendo una gramática para intentar mencionar con otros signos lo que ya conoce la humanidad,  porque ha padecido sus atrocidades. Los militarismos, sean de izquierda o derecha, desembocan en las peores calamidades por cuanto, como acto reflejo, su fin último es eliminar a los oponentes. La intención es darle rienda suelta a la consumación de las hostilidades. Privilegian un reclamo instintivo de territorialidad.  Para ellos se hace obligante expulsar al otro. Al militarismo los antagonistas les resultan  incómodos y  execrables porque en la obtusa mentalidad de tropa no  hay posibilidad para valorar la cohabitación con los contrarios.
En los sistemas auténticamente democráticos la esencia es la tolerancia, sin en el mínimo rasgo cuartelario. Las victorias que afloran en la Democracia se asumen pro-indiviso, por eso son hermosas, porque corresponden a todos, porque fue el resultado a partir de un disenso fértil.

viernes, 6 de enero de 2012


HECHURAS DE LA CULTURA SOMOS

Dr. Abraham Gómez  R.
Doctorado en Ciencias Sociales UCV
abrahamgom@gmail.com


Por instinto, por aprendizajes y por necesidades  desarrollamos de manera permanente la condición gregaria.
No por casualidad ni por causalidad, sino por que  tenemos marcados objetivos comunes. Juntarnos, los seres humanos unos con otros, es un asunto absolutamente natural. Y lo hacemos esencial y fundamentalmente, para satisfacer nuestras necesidades: sociales, económicas, políticas, culturales. El lenguaje, oral o escrito es un fenómeno social. Lo practicamos con y para los demás. Así también la religión, las leyes; producimos y distribuimos bienes y servicios, las manifestaciones lúdicas y artísticas. Estamos obligados a permanecer juntos para subsistir, vivir y convivir. Aislados, individualizados no somos nada.

Hay factores de asociatividad que gravitan sobre nosotros, que nos comunalizan, que incitan a la estructuración de la sociedad y que nos posibilitan la ecologia social.

El factor mas importante que se hace asimismo condición necesaria y suficiente que nos vincula como sociedad es la cultura. Algunas veces queda sintetizada la definición de cultura como  cualquier manifestación de los seres humanos, y ésta apreciación conceptual es perfectamente válida.
Sin embargo,  podemos ampliarla para expresar que son además  contenidos culturales los siguientes: ideas, ideologías, teorías, valores, modos ónticos, mitos, ritos, costumbres, idiomas narrativas históricas, pulsiones sociales, porque a partir del engranaje de todo lo anteriormente descrito y más alcanzamos las  legitimaciones que  nos confieren identidad: nos dan idiosincrasia.

Entonces podemos decir categóricamente que sociedad, comunidad y cultura conforman un  tejido de nexos indisolubles, de allí que si lo vemos como sistema, sentenciamos: si algún elemento constitutivo que a su vez es elemento constituyente se descompone afecta severamente a los otros dos.

Por lo que asumimos, conclusivamente que sociedad- comunidad-cultura se han imbricado, anudado de tal manera que no es posible separarlas…salvo que la intención sea causar un descalabro societal.

Sociedad-comunidad-cultura adquieren un modo específico y múltiple de producción material de bienes y servicios para poder subsistir, al tiempo que adquieren un modo de producción y reproducción simbólica.

Los seres humanos somos los únicos existentes…los que tenemos la capacidad de pensar y significar las cosas que aprehendemos. Dicho en las clave narrativas de Merleau-Ponty  “estamos condenados al signo”, a cada cosa le ponemos un nombre

Otro aspecto que es oportuno tocar se refiere a que las  sociedades y las comunidades avanzan o retrogradan según como piensen, o de los desenvolvimientos de ser de quienes hacen  y difunden  la cultura.