domingo, 30 de junio de 2019




Educar en libertad para Transformar
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Quiero referir de entrada que producto de un estudio investigacional del doctor Steven Shepherd, de la Universidad de Ontario Canadá, auspiciado por la Asociación de Psicología de los Estados Unidos, arrojó dos aspectos suficientemente llamativos: el primero destaca la felicidad y el placer que dice sentir mucha gente al saberse que son ignorantes en muchas áreas donde les corresponde hacer sus respectivas aportaciones para resolver casos; prefieren transferir a otros las soluciones.

La segunda conclusión que refleja esta indagación es la asimetría que manifiestan las personas, en los modos de captar los fenómenos de la realidad.

Dice el estudio, para este último aspecto, que varias personas pueden estar percibiendo algún fenómeno, el que sea a su alrededor, y al momento de expresar, de narrar lo que está viendo (percibiendo) lo hacen de manera dispar, y hasta contradictoriamente. Cada quien echa el cuento a su manera.

 Así, entonces, surgen los desequilibrios y hasta la inequidad entre las personas para asimilar las cosas, sus problemas y aportar soluciones. Por su puesto que tales disparidades también repercuten en los cuerpos sociales.

Preguntémonos:¿Cómo podemos diseñar una estrategia seria, concreta, con objetivos alcanzables; para la educación, por ejemplo, si de antemano estamos conscientes que cada quien diseñará sus propias estrategias, si cada uno va a  fijar sus particulares objetivos, armará  su específico tejido discursivo. Si cada quien va a tener su propia mirada de las cosas, si cada equipo humano, por sus propios intereses y circunstancias, va a apuntar aparentes soluciones en sentido contrario a las verdaderas realidades.

Suele ocurrir que cada vez que nos encontramos en algún atolladero, en un atasco social, alguien sale proponiendo que hay que designar una “Comisión de Reforma”; y jamás se les ocurre que de lo que se trata es de Transformar.
Porque por la vía de la reforma, y menos en el aspecto educativo, no vamos hacia ninguna parte; por cuanto sólo con reformas intentaremos reacomodar la cosmética, revisar los esquemas, el aspecto, las apariencias.

Mientras que la transformación va al fondo de los asuntos.
Con la transformación se hurga en lo verdaderamente profundo. Se trastoca y desmonta. Y para decirlo en las claves de Jaques Derrida: una transformación deconstruye las lógicas; es decir, el modo tradicional que escogemos para   arreglar los pensamientos, para alojar las ideas.,
Muchas veces, por pereza mental no nos atrevemos a revisar las racionalidades que han soportado y anidado a los movimientos sociales, que se han enquistado y no han permitido que éstos avancen.

Desde siempre, la humanidad ha reconocido y valorado a la Educación como una necesidad intrínseca y natural de/para los seres humanos.

Ha sido suficientemente estudiado que la educación constituye un exquisito fenómeno subjetivo y social que se posibilita únicamente entre humanos.  La Educación es el vehículo esencial para transformar todo.
El resto de los animales se adiestran, es decir: responden y se hacen sumisos a los designios de la diestra de alguien.
La educabilidad adquiere pleno sentido sólo entre humanos; porque si nos educamos abrimos nuestras mentes; motivamos, promovemos y alentamos los espíritus de superación individuales y societal.
Asumamos a conciencia, que hay una pareja unívoca indesligable: la educación y la libertad. Conforman dimensiones siamesas, sin la menor posibilidad de separación. Saben por qué. Porque una y otra se requieren, se necesitan, se complementan vitalmente. Educación y libertad es un binomio humano.

Un proceso educativo sin libertad vendría a ser poco menos que una aberración.
Determinantemente, todo proceso de enseñanza-aprendizaje debe observar como base sustentadora la Libertad de ser, de pensar, de decir y actuar. Lo contrario es adoctrinamiento (indoctrinación), contaminación ideologizante.
Para que la Educación, como la hemos concebido, sea un instrumento-fundamento para la transformación de las sociedades en libertad, debe ser Política de Estado y no programa de gobierno.

La educación en un sistema democrático, plenamente constitucionalizado, jamás debe responder a una exclusiva parcialidad política o ideológica.
Con esa intención el Estado, la Familia y la Sociedad se interconectan para la formación y educación de los ciudadanos y la sociedad.








martes, 18 de junio de 2019




Guayana Esequiba: orden (hace un año) de la CIJ
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.com

Los intentos para alcanzar un “arreglo satisfactorio y práctico”, según el contenido y alcance del Acuerdo de Ginebra de 1966, para Venezuela y Guyana, no han materializado con la diligencia que quisiéramos en nuestro país, a pesar de los múltiples intentos.

 En el litigio que sostenemos, desde hace más de un siglo, contra el Imperio Inglés, primero, y luego con su causahabiente en este asunto la República Cooperativa de Guyana, las posibles alternativas de soluciones han derivado hacia aristas escabrosas. Reconocemos que también hemos cometido desaciertos.  En honor a la verdad, casi nunca lo hemos asumido y metabolizado socialmente como un asunto de Estado. Siempre la población le ha parecido que ese es un problema que deben resolver   los gobiernos. Un grave error que arrastramos.

Reconocemos el extraordinario trabajo de concienciación y difusión de la Academia Venezolana de Ciencias Políticas y Sociales; de muchas Organizaciones No Gubernamentales, de Fundaciones creadas para tales propósitos. Elogiamos todo cuanto ha hecho la Comisión mixta de Defensa del Esequibo de nuestra Asamblea Nacional. La cancillería, a la cual le hemos hecho serias críticas, también se ha empleado a fondo, no como aspiramos; pero bueno, ahí va llevando las cosas.

 Se cumple  un año, cuando la Corte Internacional de Justicia, en su orden del 19 de junio de 2018 determinó que  Guyana tendría, como en efecto procedió en ese lapso, en su condición de la Parte demandante, hasta el 19 de noviembre de 2018 para consignar, formalmente, el escrito contentivo de sus posibles alegaciones; las cuales, por cierto, ya habían  sido asomadas en su Pretensión Procesal con fecha anterior (29 de marzo), donde le solicitó al mencionado órgano jurisdiccional declare, constituya e  imponga a la República Bolivariana de Venezuela una actuación de fondo conducente a observar un comportamiento jurídico  que  admita  como cosa juzgada y ejecutoriada el írrito y nulo Laudo Arbitral de París de 1899.

Guyana solicitó, además, al Tribunal que confirme la validez legal y efecto vinculante del citado adefesio jurídico, con el cual nos arrebataron, de la manera más alevosa y vil, una séptima parte del territorio venezolano.

Aspira Guyana que la CIJ ratifique que tal tratativa, urdida para perjudicar a Venezuela, fue una “liquidación completa, perfecta y definitiva” de este asunto litigioso.

Guyana pretende que la Corte les declare el dominio soberano sobre la Guayana Esequiba; es decir sobre los 159.500 km2, denominada por nosotros: Zona en Reclamación, a partir del Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966; que ellos han irrespetado a diestra y siniestra.
Guyana pidió en su demanda a nuestro Estado, por ante   la Corte que Venezuela retire de la Isla de Anacoco los militares compatriotas que han estado allí, luego de un hecho histórico suscitado el 12 de octubre de 1966; así además, demanda Guyana ante esa instancia sentenciadora que Venezuela se abstenga de amenazar o usar la fuerza contra cualquiera persona y/o empresa autorizada por esa excolonia británica para desarrollar actividades económicas o comerciales en el área controvertida. Sin embargo, ellos autorizaron a más de (50) empresas transnacionales para explorar, explotar y comercializar con todo tipo de recurso de la zona.

A Venezuela la CIJ le fijó plazo hasta el 18 de abril de 2019, actividad que se cumplió, satisfactoriamente; por cuanto nos hicimos representar, por una comisión, desde la cancillería.
Debo mencionar, con la mayor sinceridad, que desconocemos quiénes son nuestros   coagentes, que asumieron la exclusiva misión de argumentar el Memorial de Contestación de la demanda incoada. Sin embargo, han recibido nuestra solidaridad y respaldo.

 Dicha comisión invocó la figura jurídica de No Comparecencia: legítima y válida, según el Derecho Internacional Público. Con la No Comparecencia nuestro país descarta la jurisdicción de la CIJ, para sentenciar en este litigio interestatal.

Nosotros insistimos que el país debe concitar plena solidaridad patriótica y respaldo absoluto al equipo nuestro; pero, el equipo debe darse a conocer, integralmente, al país.

El gobierno guyanés ha realizado bastantes conciábulos con representantes diplomáticos de países que creíamos amigos, con la finalidad de procurarse aliados. De la Caricom y la Commonwealth han obtenido sendos pronunciamientos de apoyo.

Es de dominio público, en la Comunidad Internacional,  que Guyana,  ha conformado el siguiente equipo que los representa en la CIJ: Sean D. Murphy (inglés), de la Facultad de Derecho de la Universidad de George Washington y asesor jurídico de la embajada de EE.UU en La Haya; Paul Reichler (estadounidense) socio y codirector del Grupo de Litigación y Arbitraje Internacional de Foley Hoag; Payam Akhavam (Iraní) profesor en la Universidad McGill en Montreal, miembro de la Corte Permanente de Arbitraje y  Shridath Ramphal ( guyanés), exministro de Relaciones Exteriores y de Justicia de ese país.

Ese equipo no nos atemoriza ni nos arredra; porque lo hemos dicho, en bastantes ocasiones, que nosotros estamos asistidos de plena razón y Justo Título, que ha sido traslativo desde 1777; además poseemos enjundiosos elementos probatorios: históricos, jurídicos, cartográficos políticos, geográficos y morales.

Nuestra sugerencia – una vez más -- a la cancillería venezolana: tenemos muy dignos y experimentados profesionales del Derecho; suficientemente conocedores de la controversia por la Guayana Esequiba, prestos a representar los intereses de Venezuela en la denominada Zona en Reclamación, a través de un equipo estructuralmente concebido.


lunes, 10 de junio de 2019




                    Ginecocidio a la RAE
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Para mis acostumbrados artículos, que publico cada semana en algunos medios impresos del país y en la Red, comienzo con la reflexión de un eje temático, cuyos contenidos posibiliten la estructuración de un discurso asequible a los distintos estratos de la sociedad. Digamos, ese elemento “pensable”, que nos da vueltas en la cabeza, y de lo cual se pueda expresar algo.

¿Cuál sigue siendo nuestro procedimiento, casi ritualista, para redactar el texto, en el limitado número de caracteres que nos permiten?

Primero, revisito documentos, analizo casi todo lo que se refiera al tema escogido, y de lo que deseo relatar. Procedo, entonces, a interpelar las ideas expuestas con anterioridad; hago conjeturas y aporto mis propias consideraciones e interpretaciones sobre el particular.

Traigo a colación, de manera sucinta, lo ya descrito; porque un día escribí sobre los hechos viles y abominables que se cometen contra las mujeres; a extremos de liquidarlas físicamente. Y tal aberración continúa dándose a conocer con un eufemismo: femicidio o feminicidio.

En las estadísticas de sucesos criminales, cuando matan una mujer lo registran con la señalada   palabra, para que la opinión pública quede enterada. Y hasta allí. Tamaña desconsideración y exclusión para un ser humano. Absolutamente inaceptable, ni ayer, mucho menos ahora.

Insistí, y aún sostengo, en que hay una trampa léxico semántica urdida en la construcción del término femicidio; con lo cual se pretende atenuar y ocultar lingüísticamente la verdad.

Nuestro artículo recorrió, en esa ocasión, muchos escenarios. Nos comunicaron algunos pareceres. Bastante gente se solidarizó con lo que allí expusimos; otro tanto se mostró un poco escéptica.

En mi discurso de incorporación a la Academia Venezolana de la lengua; de la mano del afamado escritor deltano José Balza, Individuo de Número; y cuya contestación me la hizo el presidente de nuestra institución, el Dr. Horacio Biord castillo, con una hermosa pieza oratoria.

En esa oportunidad expresé, en resumen conclusivo, lo siguiente:

“Las mujeres requieren de nosotros una muy merecida nueva mirada sociohistórica. La mujer lejos de adentrarse socialmente con imitaciones vacías de los comportamientos masculinos ha constituido su propio estilo y fijado su perspectiva. Ha sabido resignificar su identidad femenina, se ha hecho sujeto del discurso cotidiano para que se aligeren las transformaciones en el imaginario simbólico colectivo. Contribuyamos, junto a ellas, a la absoluta erradicación de la tal falacia histórica e ideológica que pretende dar cuenta de la supuesta inferioridad de la mujer. Desmitifiquemos los tejidos narrativos que persiguen instalar en la mujer una especie de natural sometimiento. La mujer hizo suyo los principales factores conducentes a movilidad social, de superación meritoria, de desenvolvimientos y actuaciones basados en talentos y probidad…”

Les confieso que no me he quedado quieto, ni un instante, en lo atinente a este tópico. Menos aún, cuando hemos visto que se incrementan los crímenes contra las mujeres.

Cada vez que puedo, digo sin remilgo que el vocablo femicidio, a mi modo de ver, resulta injusto socialmente, desconsiderado biológicamente y tramposo lingüísticamente.

En este mundo de las letras, nos estamos dando a conocer;  hemos compartido con lexicólogos, filólogos; intercambiamos  sugerencias con personas admiradas por su denso trabajo en la gramaticalidad. A ellas les expuse la “atrevida intención” de mi parte de proponer la omisión del término feminicidio, ante la Real Academia Española (RAE), de la cual nuestra Academia Venezolana de la Lengua (AVL) es correspondiente.

Así lo hice, consciente de que las palabras también configuran objetos de luchas y transformaciones cuyos fines apuntan hacia el reconocimiento de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de todas las personas. Sin odiosas mezquindades o exclusiones.

Asumamos que, por muy desprevenidos que nos encontremos, al pronunciar una palabra, nos mostramos siempre interesados en hurgar los intersticios de ese vocablo para llegar a conocer cuánta teleología (intención) encierra, aunque sea un imperceptible vocablo en búsqueda de sentido.-

Los hechos de repulsión o inclusión   vienen incorporadas en la propia forma y a partir del mismo instante de construirse el significante, que hará invocación de las cosas. Entonces, la lexicografía registra lo que producen gramaticalmente las realidades sociales.

En el escrito que consignamos ante la (RAE), sostenemos que es un desacierto lingüístico expresar femicidio para hacer saber que se comete “homicidio” contra la mujer. Esta escogencia terminológica nos luce impropia; por cuanto un homicidio se comete contra un hombre. Así entonces, aniquilar físicamente a una mujer no puede ser homicidio, sino Ginecocidio; del griego: Gyné, Gynaikos, Gineco que denota con exactitud: mujer. Más el sufijo –cidio, cid, que se forma por apofonía de caedere: matar, cortar.

 Abundamos, como justificación de la solicitud, con algo más: Fémina es una variante cultista e irónica de mujer; y femenino es el género que comporta todo lo relacionado a la mujer. Así entonces, admitamos que en el asesinato no muere el género, sino que se acaba físicamente con la mujer (Gineco).

De cualquier forma, no basta buscar otra palabra; no es sólo denominar de otra manera esta práctica maliciosa de abominable machismo; sino evitar, a como dé lugar, tales injusticias.

jueves, 6 de junio de 2019




 “¿El sol de Venezuela nace por el Esequibo?”

Hasta ahora varias universidades, ONG.S y diversas instituciones se han sumado a las tareas con miras a la celebración del Primer Congreso Nacional sobre la Guayana Esequiba, que como ya se ha venido informando, dicho evento se ha programado para el 31 de julio, con motivo de la fecha aniversario de la Fundación de Tucupita.

El observatorio Regional de Educación Universitaria (OBREU), en la persona del Dr. Abraham Gómez, asume la coordinación de este acto académico; además participan: La Academia Venezolana de Ciencias Políticas y Sociales, La Universidad Territorial Deltaica, La Fundación Venezuela Esequiba, Diario El Nacional, La Universidad Gran Mariscal (UGMA), La Fundación Mi mapa de Venezuela, La Universidad Tecnológica del Centro (UNITEC), El Instituto Venezolano de Defensa de Asuntos Fronterizos (IVEDAF), La Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL).

El Dr. Gómez nos dispensó esta cordial entrevista, en la cual manifestó que las gestiones se han adelantado, por intermedio de una comisión diligente que trabaja en tal sentido; así también aprovecha para respondernos algunas preguntas, sobre este tema que tanta expectativa despierta en la vida del país.

Preguntamos: ¿Qué importancia tiene el Esequibo para el país?

El Dr. Abraham Gómez responde: ”Le diré lo que he venido señalando en todas las conferencias, que he dado en varias universidades y demás organismos en Venezuela, que apunta a concientizarnos de los  incuantificables y la diversidad de recursos de todo tipo que podrían ser aprovechables en beneficio de nuestra  economía. Por eso, el marcado interés de los gobiernos guyaneses de otorgar concesiones a casi (39) empresas transnacionales con retribución directa a su erario; en flagrante violación del Acuerdo de Ginebra, suscrito el 17 de febrero de 1966”.

Luego refuerza sus argumentos: “mediante un plan sustentable de explotación de los recursos energéticos, madereros, acuíferos, hidráulicos, petroleros, edafológicos, faunísticos, entre muchos otros se posibilitan las alternativas de solución de muchos problemas de ingresos financieros; así como nuestra segura proyección marítima, en la costa atlántica”.

Permítame insistir con lo siguiente; sólo por curiosidad queremos saber, ¿Por qué es necesario recuperar este territorio?

“Primero, hay intrínsecamente un principio nacionalista de reivindicación histórica; porque Fuimos vilmente arrebatados de esos 159.500 km2, a través de una maniobra artera, urdida entonces por el Imperialismo Inglés y Rusia; cuando conformaron (sin que permitieran la presencia de la representación venezolana) el tribunal que decidió despojarnos de la denominada Guayana Esequiba, con la sentencia del Laudo Arbitral celebrado en París, el 3 de octubre de 1899. De manera que hemos arrastrado tal reclamación desde hace más de un siglo. Y lo hemos hecho porque tenemos suficientes elementos probatorios: históricos, jurídicos, cartográficos, sociales, políticos y morales que nos asisten, y que estamos dispuestos a continuar, en las instancias que sean necesarias, hasta que se logre hacer justicia a Venezuela del daño patrimonial territorial que se le perpetró. Tenemos Justos Títulos, que han sido traslativos, desde que nos constituimos como Capitanía General de Venezuela, el 8 de septiembre de 1777.Hablamos de una séptima parte de nuestra extensión territorial”.

 ¿Reclamaremos también, Dr. Gómez, la recuperación de los Esequibanos?

 “Desde luego, eso constituye un emocionante desafío de identidad nacional; porque la geografía humana que convive en el Esequibo debe concitar el interés y la preocupación de quienes ejecutan Políticas Públicas, por parte del Estado venezolano, con la finalidad de corresponderles, debidamente y como se merecen, en todas las áreas pertinentes a su subsistencia.
“Le expongo, como autocrítica que siempre nos ha parecido que caen en una seria contradicción quienes se dicen defensores de la Guayana Esequiba; sin embargo, nunca hablan de la considerable población que ocupa ese territorio, cuyo discernimiento ha llegado a la Corte Internacional de Justicia; donde invocamos la No Comparecencia, o no reconocimiento de la jurisdicción de ese Alto Tribunal, lo cual es válido y legítimo, dentro del Derecho Internacional Público”

Esperemos, decimos nosotros, que al recuperar la Guayana Esequiba, con los Esequibanos nos enlacemos como compatriotas.
 ¿No le parece que   la Zona del Esequibo se ha convertido en un punto de ataque del Imperialismo a nuestro país?

“Usted sabe que en el concierto de las relaciones internacionales, lamentablemente, los países no tienen amigos sino intereses; y esta zona está siendo considerada de un extraordinario potencial por las reservas probadas y calidad de los recursos petrolíferos, la ubicación geoestratégica y su proyección e interconexión con los países de Suramérica. Debemos reconocer que no sólo EE.UU tiene las manos metidas allí, a través de la EXXON y la CGX, sino también está operando la CNOOC de la China, la SHELL de Holanda, la ANADARKO de Canadá. Son muchísimas que saben, por exploraciones científicas, lo que allí está en juego”.

“Son ejes temáticos que se debatirán en el anunciado Congreso Nacional, para el 31 del venidero mes”

 Respóndame, finalmente, Dr. Gómez, ¿El sol de Venezuela nace por el Esequibo?

“Siempre y cuando estemos dispuestos a darle suficiente sostenibilidad a tal criterio de verdadero nacionalismo y de reafirmación de categoría sociohistórica. No deseamos que se convierta en una consigna de moda, que termine vacíe de sentido y contenido”.


sábado, 1 de junio de 2019




                                                    Por pura serendipia
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua.
abrahamgom@gmail.com

En nuestra vida diaria, rutinaria y doméstica estamos haciendo algo, que habíamos pensado y planificado, con relativa antelación; pero resulta que en el proceso o al concluir nos sale otra cosa.

Con seguridad a usted le ha sucedido, sin dudas, que se ha cansado de buscar algún objeto extraviado y no lo consigue. Sin embargo, en esa faena de pesquisa encuentra otro que no tenía la más remota idea que en cualquier día, circunstancialmente, podía aparecer.

 Nos ha ocurrido infinidad de veces.

Son ejemplos sencillos de lo que nos había venido ocurriendo, y no sabíamos cómo se llamaba.

Pues, bien. Hay una palabra denotativa para tales hechos fortuitos: ese término es SERENDIPIA.

Permítanme explicarles qué significa este vocablo raro y poco (jamás) utilizado.

A veces la serendipia se muestra elusiva, desapercibida; en incontables ocasiones nos deslumbran sus develamientos. Quedamos, como decimos en lenguaje coloquial “con la boca abierta”..! Sorprendidos!

Una serendipia constituye un hallazgo maravilloso, o quizás desafortunado, pero ambos son productos del azar. Eventos aleatorios, inesperados.

Digámoslo así: usted no lleva la intención de encontrar algo, y por pura casualidad o accidentalmente lo consigue.

¿De dónde surge tal étimo?

 Viene desde muy lejos y es antiquísimo.

Serendip es el nombre antiguo de Ceilán, país asiático denominado ahora Sri Lanka.

Allí, según el escritor inglés Horace Walpole, quien acuña el término, asume como basamento para su construcción lexicográfica el famoso cuento persa “Los tres príncipes de Serendip”.

En la citada narrativa se relata con fascinación las aventuras de tres príncipes, quienes poseían extravagantes y extrañas posibilidades adivinatorias con lo cual descubrían cosas inimaginables, algunas por accidente, y otras, en su mayoría, por sagacidad.

Así quedó entonces admitida la palabra SERENDIPIA, para la posteridad; y todo lo que ella deja para la imaginación.

 En nuestro país, no nos quedamos atrás en asuntos lingüísticos; por lo que aproximamos una palabra originaria nuestra, con carácter similar, un venezolanismo. Creamos el étimo “chiripa” para dar cuenta de un hecho semejante a la serendipia.

Abundemos en otros detalles. En los hallazgos científicos hay mucha serendipia de por medio.

Citemos algunos pocos: el principio de Arquímedes, La penicilina, la viagra, los rayos X, las papas fritas, el microondas.

Sí, inventos interesantes, coincidenciales, accidentales e inesperados.

Nos preguntamos, casi que con ingenuidad: ¿Acaso el “Descubrimiento de América” no se dio por casualidad, de pura “chiripa”. Un hecho sociohistórico, densamente cargado de serendipia?

Afortunadamente, ya podemos utilizar, de manera espléndida, el término serendipia para referirnos a los fenómenos que brotan de forma fortuita; porque ya sabemos de qué se trata.

Para ensanchar nuestros conocimientos al respecto, La Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) lo ha incorporado, con suficiente legitimidad, en la vigésima tercera edición de su diccionario, correspondiente al año 2014. Incluso ha admitido serendipidad, cuando se intenta aludir a un hallazgo casual y feliz de algo; como también han integrado la acepción serendípico, en función de adjetivo, para calificar el hecho en sí mismo.

Sin embargo, el vocablo serendipioso quedó por fuera.

La Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), creada en México en 1951, agrupa a las veintitrés corporaciones de América, España, Filipinas y Guinea Ecuatorial.

La ASALE, que ha celebrado catorce congresos desde su constitución a mediados de los siglos xx, tiene su sede corporativa en Madrid, en dependencias de la Real Academia Española (RAE).

Nos complace reseñar que el ilustre lexicógrafo venezolano, Francisco Javier Pérez, está al frente desde 1995, de la ASALE, quien en el hermoso acto de su incorporación, para tan elogiables responsabilidades, dejó sentado lo siguiente: “Mis tareas como secretario general, queda claro, no serán otras que las que promuevan el avance de los proyectos en la dirección señalada, que no es más, y esto no es poco, que auspiciar la hermandad hispánica gracias a la lengua”.