sábado, 14 de octubre de 2017


  Desde las claves sensibles de tu pensamiento.
 (Extracto de mi ponencia homenaje al epistemólogo venezolano Rigoberto Lanz. Trabajo publicado en el libro “Miradas Múltiples”. Colección Intramuros. Bid-Editor 2014.

Siendo ahora la tolerancia un asunto de escasísimo uso; y la discusión a través del disenso fértil una extravagancia: precisamente, las dos mayores virtudes que cultivó Rigoberto a lo largo de su existencia.
 Admitía con respeto las opiniones que provenían en sentido contrario, al tiempo que procuraba pesquisar una arista provechosa de cada palabra antagónica proferida, para hacer brotar después, desde su proverbial iluminada intuición una síntesis superadora de ideas; y así entonces, cada quien resultaba satisfecho.  Tenía una grácil y elegante manera de “construir en caliente”, pensar sobre la marcha elementos metonímicos para reforzar lo que deseaba decir.
Habiéndonos conseguido siempre en parcelas ideológicas distantes disfrutábamos inmensamente con la sana confrontación (para muchos, dialéctica tal vez) que las adversidades en sí mismas provocan. Ciertamente, él había sido un digno problematizador. Que nos incitaba al debate; que impulsaba al diálogo escrutador; que hacía de los espacios académicos su ambiente de regusto, sin llegar jamás a la domesticación.
 Cuánto orgullo haber disfrutado de su sincera amistad: creada, cultivada y proyectada en base a los constantes intercambios de opiniones abarcativas de las distintas parcelas de la realidad.
Rigoberto poseía, como docente nuestro del doctorado en ciencias sociales de la UCV, y como impulsor de los seminarios del CIPOST donde participamos, la cualidad de no dejarse encallejonar ni adocenar en corrientes de pensamientos inconsistentes.
En una conferencia en Tucupita, dictada para cursantes de posgrado, no tuvo recato en exponer, en torno al tópico anteriormente citado que la vía que consideraba más expedita para constituir la Universidad para el presente tramo civilizatorio, en  tiempos de incertidumbres, era mediante el caos:
 “considero que sólo caóticamente se puede transformar a la universidad; es decir por irrupción, por movimientos inesperados…Por el aleteo de una mariposa que provoque un huracán, es decir por el planteamiento de ideas como las que se están presentando en este foro que pueden generar los cambios que revuelvan a la universidad”.

Porque le confería a la Universidad un carácter de sistema sensible, extraordinariamente dinámico, Rigoberto abrigó, hasta sus últimos días, la aspiración a la Universidad transformada caóticamente.
En la medida en que uno va leyendo y releyendo a Rigoberto, se le van construyendo nuevas imágenes, renacen derivas de  ideas, desafíos para estructurar -por la vía del libre albedrío- categorías para intentar elucidar lo que había quedado a un costado del camino. Rigoberto se atrincheró de un pensamiento apropiado para la resistencia intelectual, en estos tiempos de descalabros de pisos sólidos y valores inaugurados por el proyecto de la Modernidad ilustrada.
Rigoberto nos recordó como anécdota lo que siempre señalaba Carlos Fuentes hace ya algunos años, de que si acaso emergía filosofía en América Latina no sería precisamente a partir de los filósofos sino por voluntad de los literatos.
Aún escuchamos la constante prédica de Rigoberto ante las hipocresías (“babosadas”, las llamaba) de quienes pretendían hacer saber que lo estaban cambiando todo…
“Es preferible la restauración de un viejo pensamiento fundado en nuevo modo de pensar que la fantasía de los nuevos Pensamientos que ocultan la misma vieja manera de pensar”
Eternamente orgullosos de ti, Rigoberto: Maestro y Amigo.
Rigoberto nos enseñó a dudar  hasta de lo que  nos enseñaba.



lunes, 9 de octubre de 2017



Hay una inmensa sensación de cambio en nuestro Delta
Tucupita.- (Especial).Ya en los tramos finales de este proceso electoral, que para algunos constituyó una prueba de fuego, por la velocidad como se ha vivido, para otros los continuos cambios los hicieron madurar en política, aunque sea a los porrazos.
Desde Tane Tanae quisimos recoger la opinión del Dr. Abraham Gómez, quien asumió la responsabilidad de coordinar la elaboración del programa de gobierno para la gestión de Larissa González; trabajo hecho conjuntamente con un destacado equipo multidisciplinario, que consultaron a todos los sectores para el propósito que ellos llaman “ la reconstrucción integral” del Delta.
“todas las evidencias empíricas que uno recoge, analiza y proyecta; por ejemplo, en los taxis, en las conversaciones informales, en los programas radiales que hacen sondeos de opinión entre los electores, en las espontáneas manifestaciones de muchos funcionarios públicos en favor de Larissa, para que asuma la gobernación estadal; todo esto, en sí mismo, constituye una plataforma de estímulo, sin llegar al triunfalismo malsano, de llegar a pensar que ya el mandado está hecho”.
Luego expone el Dr. Gómez “A lo anteriormente descrito, usted sume los resultados que han dado las encuestadoras serias: Hercón, Varianzas, Datanálisis etc. cuyas cifras favorecen en un considerable porcentaje a la diputada Larissa González; inclusive en una encuesta ordenada por el gobierno nacional arrojó un empate técnico, para esta fecha.”
“Sin embargo -- nos sigue diciendo Abraham--- entendemos que tales escenarios estadísticos, aunque son instrumentos científicos para aproximar probabilidades, configuran apreciaciones del momento cuando se tomó y tabuló la muestra; de allí que haya que redoblar el trabajo de vigilancia del voto, supervisar los centros de votación y estar pendientes al momento del escrutinio. Voto que entre por Larissa tiene que salir por Larissa”
 Le preguntamos sobre el programa de gobierno; qué nos puede adelantar?
“Han sido hermosas y amplias jornadas de consultas con muchos profesionales y técnicos; además de las visitas y contactos directos que ha realizado nuestra próxima gobernadora recibimos la información de las necesidades de las comunidades de nuestro Delta; lo cual sirvió de insumo para la elaboración  de  un Plan de Reconstrucción Integral, para los Primeros Cien Días de Gestión de la gobernadora Larissa y su equipo de trabajo; En todo caso, los contenidos y otros detalles serán  dados  a conocer, en la debida ocasión, por la Dra. Larissa, en su condición de próxima gobernadora” Concluyó.


miércoles, 4 de octubre de 2017



El alpiste no justifica la jaula (I)
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Empecemos por dejar sentado, y suficientemente clarificado que la condición gregaria de los seres humanos no se discute.
Se admite, como un hecho natural, que los humanos nos necesitamos, en permanente armonía para posibilitar la convivencia. Digamos lo que siempre hemos expresado, sobre este particular: convivir es mucho más que vivir uno al lado del otro.
Los cuerpos sociales que nos damos los seres humanos para convivir: la familia, la escuela, la religión, la comunidad etc., tienen en esencia el compromiso de ofrecerles pertenencia a las personas; que se sepan incluidas e integradas en tal ámbito. Es una especie de cemento que conecta sus identidades. A ese fenómeno entre humanos lo estamos llamando proxemia; un vocablo relativamente nuevo, que nos facilita la imagen-concepto de lo que deseamos expresar.
Por otra parte, los tribalismos matan la civilidad. Liquidan la vida social.
Compartimos el criterio de quienes han sostenido que el Estado moderno: liberal o socialista, tiene de suyo una enorme tarea conducente a reivindicar a la Sociedad Civil, sin pretender someterla o hacerla medrar.
 Pronúnciese con fuerza: las instituciones estatales deben estar al servicio de las personas y no el ciudadano al servicio del Estado.
Para quienes somos humanistas y demócratas los seres humanos deben ocupar el centro de las significaciones y realizaciones, antes que el Estado. Dentro del conjunto de las relaciones que se anudan entre el Estado y los ciudadanos se encuentran las de carácter económico.
 Aquí nos vemos obligados a precisar: únicamente se justifica la intromisión del Estado en el plano económico siempre y cuando conlleve a cumplir con el principio de la subsidiaridad. Restringida la subsidiaridad exclusivamente a aquellos campos en los que la iniciativa privada dé muestras de insuficiencias; cuando el sector privado no pueda acometer sus tareas de manera unilateral. Más directamente dicho: cuando los particulares no se encuentren en condiciones de desarrollar algo, en ese instante entran en acción los mecanismos estatales.
El Estado no puede acaparar y absorber para sí todas las iniciativas de producción de bienes y servicios que haya que generar en el seno de la sociedad. Aunque las intenciones por parte del Estado vayan a solucionarles muchos problemas económicos a la sociedad (lo que llamamos el alpiste), la intervención estatal debe ser de complementariedad. Que se admita la libre competencia en igualdad de condiciones. Sin ardides tramposos que pretendan hacerle una encerrona (lo que llamamos la jaula) a la sociedad civil; por el sólo hecho, a veces en apariencia, de estarle arreglando el modo de subsistir.