martes, 30 de diciembre de 2014


Las ignorancias tienen un alto precio

Dr. Abraham Gómez R.


 

Confieso el inmenso agrado que siento cada vez que  seleccionamos el tópico  educativo en general y el universitario particularmente para nuestras reflexiones; de cualquier aspecto de la Universidad: ese  espacio, algunas veces, inmerecidamente esclerosado. Allí, donde se  crean, re-crean, preservan, difunden y legitiman los conocimientos. La  escuela primaria venezolana y la universidad han resistido los embates desde diversos lados. La institución universitaria que algunos temerarios desearían que desaparezca. Otros, no pocos, apelan a los ardides más inimaginables para intentar “arrodillarla”, creen que así respondería a sus específicos intereses ideológicos. La universidad por su pura y clásica definición jamás estará al servicio caprichoso de parcelas y menos hará juegos a conveniencias individualistas. Tal vez, por eso, su fama bien ganada de irreverente, protestaria y crítica. Pues sépase,  que así la queremos y necesitamos. Y defenderemos la Escuela Primaria en tanto fuente donde comienza la germinación y formación de nuestras personalidades.

 En este año que fenece aunque hubo algunos asomos  del régimen vigente para “crear” determinados entes dispensadores de educación superior; todo constituyó una farsa, por cuanto mediante  simples oficios no hicieron otra cosa que darle carácter de universidades a institutos y colegios universitarios que de hecho ya cumplían a duras penas tales tareas,  ya venían funcionando en esos propósitos con serias limitaciones de toda calaña, obstrucciones a disposiciones democráticas para elegir sus autoridades, déficits presupuestarios, restricción de infraestructuras, escogencia con abyecta manera del personal docente, sin suficiente acreditación.

Las universidades experimentales siguieron siendo  dominios ideologizados del partidismo que detenta el poder. En estas universidades no ha habido  posibilidades que se practiquen la opinión libre y  la  decidida escogencia mediante procedimientos electorales de los cuerpos rectorales. El gobierno y sus adláteres imponen a directivos, sin exámenes anticipados de sus respectivos credenciales. Lo importante para ellos es la obediencia y genuflexión.

La peor parte la han llevado las Universidades Autónomas. Han recibido las consecuencias de  cualquier maniobra oficial para someterlas, para arrodillarlas, las quieres hacer desaparecer, porque con bastante dignidad dan muestras de ser huéspedes incómodos para las tropelías del incipiente totalitarismo a la venezolana.

Pero también tengamos presente que nuestras universidades sufren de entrabamientos burocráticos. Que están aquejadas de una deplorable desestructuración en su organicidad y en su conexión externa. Que están demasiado ideologizadas. Que la descontextualización en que se encuentran las ha hecho perder pertinencia social, y como consecuencia pertenencia e identidad en su mundo de vida. Con este diagnóstico, que bordea el catastrofismo, y porque anhelamos a la  Universidad en constante combate, sin entregas obsequiosas al poder, se asoman variadas opciones: dejar que algunos se sigan haciendo los locos. Otros tantos que pasen  displicentes, indiferentes como que la cosa no fuera con ellos.  Contemplar a los huidizos en estampida, esos quienes dejan el asunto para que los demás lo resuelvan, y una considerable pléyade que deseamos encararlo comprometidamente.

El régimen a trote y moche ha querido, en este año, someter e improntar en la escuela primaria con la infeliz Colección Bicentenaria, una suerte de compendio de las “gestas épicas” del fallecido presidente Chávez; con la intención de perpetuar su endeble figura en la historiografía nacional. Un estrepitoso fracaso académico por lo intragable del despropósito.

Así también, a través de la inefable  resolución 058 quisieron que los consejos comunales, conformados  por  militantes del partido oficial, determinaran en asambleas de padres y representantes las directrices de las escuelas: designación de coordinadores, docentes, horarios de clases, ingreso y permanencia de los docentes, contenidos programáticos, sistemas de evaluación, supervisión constante. La propia sargentería en los intersticios de los espacios y la vida escolar.

Quienes han administrado las Políticas educativas en Venezuela en los dos últimos lustros, y concretamente en este 2014, lo han hecho vilmente. Poco o nada les ha importado el futuro del país, sino mantenerse en el poder, gozando de sus canonjías, a cualquier precio.

 El resumen de los colapsos que hoy aquejan a la educación nuestra: escuelas, liceos y universidades conspiran para que se comprenda y aprehenda que estamos inmersos en una sociedad que valora intensamente las múltiples posibilidades generadoras de conocimientos: fuente sustantiva de sus propias realizaciones, además, querernos como sociedad. En la actualidad las ignorancias tienen un alto precio.

 Para el próximo año 2015, invocamos la Bendición del Padre de todo lo Creado, a partir de un sustrato verdaderamente humanista, y si la  intención viene a ser construir saberes, desarrollo y sostenibilidad en un  país anhelante pues, entonces, anudemos dos previsibles estrategias en los espacios educativos: pensamiento crítico y libertad. Esto no es ni pecaminoso ni ingenuo. Por cuanto pensamiento crítico y libertad conforman una síntesis intrínseca en y desde la escuela y la universidad.

miércoles, 10 de diciembre de 2014


 

        El Socialismo del  “como  si”

           Dr. Abraham  Gómez R.   

                                                

Entre el crítico más osado que afila con  agudeza  los juicios y quien anda por ahí sólo mirando pasar las cosas queda tejida una común conclusión: el desbarajuste ideológico de este Proceso. Hasta ahora no encuentran sustentación ideológica que les sirva de piso.

Los teoricistas del régimen en el afán de acomodarle algo de soporte doctrinario a la transición han agotado, prontamente, las canteras de ideas socio-políticas. Hoy acuñan una idea, mañana dicen lo contrario.

Al inicio ningún recato tuvieron para hacer aparecer como digerible, en las primeras de cambio, un híbrido entre Marx y Bolívar. El mundo entero tiene pleno  conocimiento del desprecio que sentía el autor y divulgador del Materialismo Histórico por nuestro Libertador. Una prueba de lo aquí afirmado está contenida en la carta fechada el 14 de Febrero de 1858 dirigida por Marx a  su carnal  y financista Engels. Para entender la ruindad del hijo de Tréveris, basta sólo esta perla: “me hubiera pasado de la raya si presento a Bolívar como un Napoleón I. Bolívar es el verdadero Soulouque. Es un canalla, cobarde, Brutal y miserable que mandó a fusilar a Piar bajo las falsas imputaciones de haber conspirado contra los blancos, atentado contra su vida y aspirado al poder supremo…”. Cómo le echaron imaginación  los pensadores de la izquierda tarifada  para construir un una ligazón ideológica entre Bolívar y Marx. Rebuscaron bastante argumentación por todas partes para que al final se vieran las costuras de un tejido que la realidad nuestra se encargó de desbaratar. Bolívar, el Padre Libertador, no admite remiendos.

Figurarnos la posibilidad de un socialismo-revolución bolivariana asentada en las ideas del escribidor de El capital luce, por mucha dialéctica que le pongamos: incongruente e intragable. Marx calificaba al  Padre de la Patria con los idénticos elementos categoriales que utilizaba para referirse al  dictador haitiano, de esa época, arriba nombrado, quien surgió de entre los esclavos para cometer fechorías contra su propia gente.

Obligados por el dedócrata, hubo que virar y seguir buscando. Los pujadores del ideario  han tenido que recomponer el pretendido    disfraz ideológico   ante tamaño despropósito. Al  quedar descubierta la patraña volcaron sus miradas hacia Mariátegui, autodenominado el             “amauta”. Pero el  peruano, sacado de emergente, está demasiado impregnado de etnicidad. Desde sus adentros rechaza  cualquier réplica a su modo de pensar “no queremos que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida con nuestra realidad, en nuestro propio lenguaje al socialismo indo-americano…”. Así pues que la iconografía a quienes pergeñan una doctrina para el “proceso socialista” se les va apocando. Los márgenes de maniobra se pusieron chiquitos. ¿Qué va quedando por ahí? Se  preguntan en plan de corifeos…! El Che Guevara..! Responden, al tiempo que dilucidan ¡cuidado ¡ El Ché  resulta demasiado poroso para el pensamiento plural y de dignidad  de los seres humanos. Surgen como consecuencia, algunas interrogantes de difícil respuestas: ¿A cuál socialismo se refieren cuando hablan de socialismo, qué   transformación dicen que están haciendo, a cuál  sociedad ideal tienen cómo réplica para la nuestra, en fin  cuando nos plantean que iremos a un mundo mejor, el señalamiento es serio? En nuestro país únicamente ha prevalecido, en los últimos años, la detestable militarización de los espacios naturales de la sociedad civil, con el agravante de pretender hacer tolerable tal engendro “como si” se tratara de una circunstancia normal y rutinaria. Que a fuerza de marchas y vestimentas  aspiran que la sociedad civil se trague la militarización. Ya hay suficientes evidencias de la abominación que causan los regímenes totalitarios-militaristas de derecha o de izquierda. Este socialismo, de extraño acuñamiento ideológico, aspira arreglársela “como si” hubiera una revolución. Los exégetas del proceso asumen la obligación, con su travestismo rojo, de propagar las bondades  del régimen “como si” a enjundiosos estudios estuvieran invocando, aunque la realidad los desmienta.

jueves, 4 de diciembre de 2014



Al Profesor Universitario, en su día
Dr. Abraham Gómez R.

Si desde hace bastantes años hemos escogido los espacios universitarios para nuestro desempeño laboral, por vocación y convicción, es porque siempre ha significado un inmenso orgullo convivir en estas “casas que vencen las sombras”, lo cual se incrementa cada vez que la Universidad como Institución se ve en aprietos o serios atascos, y ella misma  encuentra satisfactorias soluciones.
No han sido pocas las ocasiones en que la Academia Universitaria, y todo cuanto comporta, ha sido vilipendiada y sometida a condiciones ominosas para intentar ponerla de rodillas. A los regímenes totalitarios les incomodan los ámbitos donde se respire absoluta pluralidad, donde haya un disenso fértil. A los detentadores de los gobiernos de talante militarista les causa escozor cuando la gente en los espacios universitarios piensa con cabeza propia; de allí que vean en cada Docente Universitario un acérrimo enemigo, a alguien a quien hay que combatir; y si no pueden hacerlo doblegar por sus ideas, lo golpean por sus medios de subsistencia.
Lo padecimientos y demás brutalidades afines perpetradas contra los Profesores de Educación Superior han sido calamidades de vieja data, que para una específica gestión de gobierno adquiere de suyo modalidades y circunstancias peculiares. Cada régimen le coloca su propio sello, como para distinguirse en la manera de hacerse atroz frente al profesional de la docencia universitaria.
¡.. Hermosa gesta de venezolanidad…! el 5 de diciembre de 1958 el Presidente de la Junta de Gobierno y profesor universitario de la UCV, Edgar Sanabria, decretó la Ley de Universidades, luego reformada en 1970. Empero a partir del marco normativo para las universidades a comienzo de la Democracia  se institucionaliza el pleno reconocimiento de la autonomía universitaria en Venezuela, en su más amplia concepción: orgánica, económica, académica y administrativa.
Hoy rendimos homenaje de recordación y reiteración por la eterna lucha a quienes visualizaron  la dignidad y la importancia que ha tenido en los hechos diarios ante tantos embates canallescos la teoría y la práctica de la Autonomía Universitaria en el país. Constituye nuestro compromiso de reclamo y defensa  de la Autonomía Universitaria, en tanto legado  sociohistòrico.
La comunidad académica ha asumido a conciencia el cumplimiento de sus altas funciones de producción de conocimientos y de formación de profesionales de las nuevas generaciones.
 La autonomía universitaria es condición indispensable para el desarrollo del Pensamiento Crítico…Decir lo que haya que decir sin ataduras; lo que le dicte su conciencia.
La autonomía es para la Universidad su condición esencial. Sin ella no podría haber en toda su plenitud creación, re-creación, preservación y transmisión de cualquiera de las otras importantes tareas universitarias.
Comprendemos las evoluciones que operan a lo interno  del concepto de autonomía  de acuerdo conocimientos, difusión cultural, investigación científica o
con la realidad societal en permanente  transformación