jueves, 30 de agosto de 2018




 La identidad no se decreta, se construye

De esta manera comienza sus conferencias sobre el Esequibo el Dr. Abraham Gómez, quien ha venido participando en foros en varias universidades del país y en otros organismos donde ha sido invitado.

“Sabes que a propósito – nos dice— de la crítica situación por la que estamos atravesando, la controversia que hemos sostenido por la Guayana Esequiba, se ha vuelto mucho más interesante”

Pero, ¿usted cree que haya todavía voluntad, de nuestra parte, para insistir en esta reclamación, que llevamos hace ya bastantes años?

permítame redondear la idea anterior. Nadie llega a querer y defender lo que ignora; se lo digo, porque nos ha faltado sensibilizar a la población venezolana en general, para que haya una plena disposición a conocer sobre este asunto; a asumir como nuestra, que en efecto lo es,  una  séptima parte de nuestra geografía, que fue vilmente arrebatada. Que debemos imbuirnos en esta lucha, no por capricho de falso nacionalismo, sino por una justa e histórica reivindicación que perseguimos.

¿Qué opina de la tarea que se ha propuesto, a partir de esta semana, la UNICEF, en la Zona de Reclamación?

 “podemos darle una doble interpretación a la iniciativa del Fondo de las Naciones para la Infancia. Primero, ellos conjuntamente con el gobierno guyanés, el alcalde y el ayuntamiento de Mabaruma están brindando atenciones humanitarias a los compatriotas obligados a desplazarse hasta allá; al tiempo que, aquí viene la parte delicada, han creado un Comité de Coordinación Interinstitucional, el cual con el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU  y otros organismos internacionales de migraciones pretenden  que todos los niños que se encuentren en situación de desplazados sean matriculados en las escuelas de las regiones uno, siete y nueve; es decir Waini-Barima, Cuyuní- Mazaruni y Alto Tacutu- Alto Esequibo. Que reciban los contenidos programáticos y curriculares correspondientes al sistema escolar guyanés. Que su escolaridad sea exclusivamente guyanesa”

¿Pero, esta práctica le parece mala, que los niños se queden en aquella zona y le den todas las atenciones, en salud, social, educación, recreativa?

“ellos saben, perfectamente, lo que persiguen. Cuál es la marcada intencionalidad de sus actividades. Por eso le señalé al principio de esta conversación: los elementos que fijan la identidad nacional se van cultivando, de manera progresiva; y es, justamente, con la educación que se alcanza la vía más expedita y directa para arraigar fechas históricas, eventos patrios, costumbres, realidades nuestras, especificidades de la Nación. No basta vocear la venezolanidad si no la sentimos en sus amplios componentes y conjugación; si dejamos que otros la vulneren y se aprovechen de la crisis que padecemos”

¿Cómo harían los niños venezolanos para estudiar allá; digo por el dominio del inglés?

“la información que nos llega es que, la Dra. Sylvie Fouet, quien representa a UNICEF en Surinam, está al frente de este proyecto, el cual cuenta con suficientes recursos dinerarios; y ya han comenzado a contratar intérpretes para solucionar las barreras idiomáticas que se pudieran presentar, en el proceso de enseñanza aprendizaje”
                                         

viernes, 24 de agosto de 2018




Diáspora de involuntaria tristeza
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la lengua

Tal vez la privilegiada ubicación geoestratégica de Venezuela ha constituido siempre un lugar de sosiego y relativa paz para los desplazados, que ha habido en distintas épocas en Latinoamérica y de otros países del mundo.

Ante las amenazas previas y durante las guerras civiles, las migraciones desde muchas latitudes, desde los rincones más inimaginables de la tierra, habían tenido a nuestra nación como espacio seguro de cohabitación.

Nuestro país siempre había sido lar abierto para el recibimiento afable de los inmigrantes desde múltiples procedencias; para quienes buscaban amparo y refugio ante las calamitosas condiciones políticas, etno-sociales, por catástrofe natural, por persecución narcoterrorista, atravesadas en sus lugares de orígenes.

Hagamos memoria histórica en torno a este problema que hoy confrontamos; que pensábamos que jamás esta “ola de perversión” nos alcanzaría. La dispersión o diseminación de las poblaciones por el mundo es asunto de vieja data.

Existen serias narrativas, bastante documentadas que dan cuenta que, con propiedad el vocablo diáspora se le aplicaba a los judíos; denominados también el “pueblo errante”.

Diáspora por motivaciones de todo tipo; pero, fundamentalmente por asuntos étnicos, políticos, religiosos etc. Sin embargo, hoy ya se ha hecho de uso común el término diáspora para cualquier grupo humano; sin  que entremos a considerar las obligantes circunstancias que conllevan a ese grupo a humano a huir de su lugar de origen natural.

En los últimos quince años, en Venezuela estamos viviendo en una especie de Estado de Excepción permanente. Hay una encubierta política de Estado para provocar una indetenible diáspora. No caben dudas. Por los análisis que uno viene haciendo, al régimen le favorece que los connacionales abandonen el país.

La situación económica para todos los estratos sociales se ha vuelto insufrible.

Tamaña desesperación ha conllevado a muchos compatriotas (el más reciente estudio habla de casi cinco millones) a dejar su suelo nativo, y probar suerte fronteras afuera.

Conseguimos venezolanos en casi todas las naciones del mundo en procura de mejores posibilidades laborales. Pero, no todo es color de rosa. Ya países amigos que hasta ayer nos ofrecían algunas posibilidades de ingreso, se han vuelto herméticos, restrictivos; sumamente exigentes para facilitar la permisología respectiva.

Las familias venezolanas, que formaron profesionalmente a sus hijos, hoy los ven partir con angustia, dolor y tristeza: emociones encontradas que refuerzan sus alas para los emprendimientos; así además, ensanchan sus raíces para sostenerse, dondequiera que lleguen, con talento y probidad.

Hoy, los venezolanos que han emigrado, en su gran mayoría ocupan destacados lugares en la administración pública o privada donde se encuentran. Orgullosos estamos de quienes nos representan con honestidad en otras naciones.

Cada despedida, para quienes viajan al exterior a abrirse caminos, lleva muy adentro la impronta esperanzadora para regresar, pronto, cuando hayamos derrocado la opresión.

A lo interno de Venezuela, el régimen ha venido resucitando esa enigmática figura del Derecho Romano arcaico conocida como el Homo Sacer, que designa al hombre cuya vida vale muy poco, o casi nada. Y que su liquidación civil o política no constituye delito alguno. Lo que el pensador italiano Giorgio Agamben denomina “la nuda vida” o vida desnuda; porque es la existencia humana despojada de todo valor político, de civilidad alguna.  Arrancarle a la gente todo sentido ciudadano para encuadrarla en un redil militaroide.

Con cualquier añagaza jurídica aspiran taparlo todo. Con descaro los contenidos constitucionales   los tuercen a sus antojos.

Imaginan que de ese modo las atrocidades de todo tipo quedan legitimadas y legalizadas.

Sepan y entiendan que los delitos de lesa humanidad no prescriben y se pagarán muy caro, una vez que derroquemos la tiranía.

Tarde o temprano, las abominaciones con las cuales el régimen margina, execra, persigue, somete, aniquila; cuya más patética simbología está representada mediante: el carnet de la patria. Ese sólo instrumento será prueba fehaciente en juicios futuros de delitos de Lesa Humanidad cometidos por los sátrapas del régimen.

En su debida oportunidad, cuando Venezuela reconquiste el Estado de Derecho habrá justicia tanto para las complicidades activas, civiles y militares, como para los silencios cobardes.


miércoles, 22 de agosto de 2018




El libro goza de buena salud
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Se ha admitido en tanto un  hecho natural y legítimo, suficientemente reconocido, que  la educación ha  constituido, a lo largo de la historia de la humanidad,  el elemento clave para solventar las anomias sociales; la educación en sus tres grandes dimensiones:  ya como instrumento para la transmisión de contenidos curriculares, dentro una formalidad programática escolarizante;  también la educación en su función facilitadora de socialización, en fluido  intercambio de comportamientos y de ideas y la educación  que diseña nuestra personalidad, a partir de la fijación y cultivo  de valores éticos-morales, religiosos, disciplinarios, de responsabilidad, respeto.

Estos tres componentes han tenido su mejor apoyo en el libro, como vector que transversaliza las dimensiones desplegadas en los distintos procesos de enseñanza-aprendizaje.

Desde su irrupción, para irradiar saberes, el libro ha recibido y soportado duros embates.

En algunos tramos epocales con más fuerzas y contundencia que en otros; pero los intentos para hacerlo desaparecer, para extinguirlo  no tuvieron recato ayer; tampoco han cesado hoy, no se crea.

Permítanme relatar apenas dos muestras del carácter fortuito de cómo se idealizan y afloran los libros, cada uno bajo su correspondiente circunstancia.

En el  siglo XVII, a partir de las ideas iniciales de René Descartes, considerado padre del racionalismo; cuyas posiciones fueron permeadas  por el  pensamiento copernicano y de Galilei, acerca de la Teoría Heliocéntrica: aceptación del sol como centro del universo, y no la tierra como  sostuvo Aristóteles, y prohijó y propaló la Iglesia, con su irreductible Autoridad en todo, para entonces.

La citada sobre influencia del heliocentrismo en  Descartes duró muy poco, o casi  nada.

Los contenidos de su principal libro, en preparación para publicarse a futuro, sufrieron  un marcado viraje luego de ver que ya la Inquisición tenía a Galilei en el banquillo por pensamiento similar. Entonces, Descartes se retrajo y procedió de la siguiente manera: juntó una teoría sobre las lentes y la llamó dióptrica; le adosó algo que allí no cuadraba, unas ideas que denominó meteoro; después incorporó unas cuartillas de   un estudio sobre la atmósfera, y cerró esa posible publicación con un estudio de la  geometría. Un híbrido incongruente e  indigerible

Una vez que ese material estaba en la imprenta,  pensó que era importante  hacerle una introducción para que se supiera que sus  aportes respondían a un mismo rigor metodológico;  y escribió el prefacio al cual bautizó: Discurso del Método para el bien dirigir de la razón y buscar la verdad en las ciencias. La aceptación y admiración del ávido público lector estuvo más centrada y abocada hacia la introducción del libro que el resto de su contenido.

 Nació así, El Discurso del Método, de tan inesperada manera. Un  legado epistemológico que ha reconocido  la humanidad  hasta hoy.

Otro libro que ve la luz de un modo  fortuito  es del siglo 20.

La narrativa señala que   en cierta ocasión salía el entonces desconocido Ludwig Wittgenstein de una clase con el maestro Bertrand Russell.

Wittgenstein lo atajó para preguntarle: “usted cree que yo soy un idiota”;  a lo que   Russell le respondió: “no sé a qué se debe su inquietud; tal vez, tendría que traerme alguna idea filosófica desarrollada para yo poder rechazar alguna  aseveración sobre usted”.

Wittgenstein replicó, luego: “porque si usted me dice que soy un idiota; yo seguiré haciendo lo que he venido haciendo hasta ahora: mis trabajos profesionales de aeronáutica  civil. Yo soy quien diseña y construye los motores de los aviones”.

Transcurridos varios días se consiguen nuevamente. Wittgenstein le entrega un enjundioso escrito.

Una vez que  Russell  lo lee y analiza, se le acerca y le dice: “olvídese de la aeronáutica civil; usted ha producida  una extraordinaria obra filosófica que será luminaria   por muchos siglos”.
El mundo conoce así  el Tractatus Lógico-philosophicus.

Los cambios sociales son inevitables. La edad de piedra no se acabó porque se agotaran las piedras, sino por la propensión de los seres humanos a buscar su superación.

Se ha llegado a pensar que  con la irrupción vertiginosa e irrefrenable de la Red de redes, Internet, los libros llevan la tendencia  a  desaparecer; y no ha resultado de esa manera.

Los libros se alojaron con  los medios impresos,  se conjuntaron con  la radio, hicieron síntesis con  la televisión. Hoy el libro consigue cohabitar con Internet en  una  elogiada asociación simbiótica de valiosa transmisión de cultura.

lunes, 20 de agosto de 2018




 Guyana sostiene que la CIJ decidirá a su favor

Con motivo de celebrarse el  XX Congreso bienal de su organización política, Reforma Nacional del Pueblo, el presidente guyanés David Granger aseguró, el pasado fin de semana, que en la controversia que sostiene esa nación  con Venezuela, no tiene la menor duda que la Corte Internacional de Justicia sentenciará a favor de la excolonia británica; y según él, la citada instancia  dará por terminado el pleito de la Guayana Esequiba.

Quisimos recoger la opinión del Dr. Abraham Gómez, especialista sobre este tema, de actualidad, quien nos manifestó:” nos parece  poco prudente la manifestación de regocijo que vimos el sábado al presidente Granger, para referirse a  un asunto tan delicado, que  se ha iniciado por ante la Corte Internacional de Justicia. Lo digo así, porque ellos deben presentar el 19 de noviembre los  respectivos alegatos de la demanda que interpusieron, donde solicitan que la CIJ  haga valer ante nuestro país que el Laudo Arbitral de París de 1899, es cosa juzgada; que tal determinación constituya efectos vinculantes y definitivos para Venezuela. También, el 18 de abril del próximo año, nos corresponde consignar el memorial de la contestación de dicha demanda. De modo que, habría que esperar ambos procedimientos. Igualmente, conforme a la tarea adelantada por nuestra delegación en junio pasado,  Venezuela no reconoce la jurisdicción de esa Corte para dirimir este litigio”

¿Pero, se  está haciendo algo serio, en el sentido de reclamar lo que se nos quitó. Poco se conoce el trabajo de la Cancillería venezolana. Hay alguna estrategia para exponer en ese tribunal?

Hemos dicho en infinidad de ocasiones; en conferencias, en escritos, en declaraciones, y sostenemos con contundencia: Venezuela posee los suficientes elementos probatorios jurídicos, cartográficos, políticos, de  cualquier tipo, que constituyen un enjundioso legajo para exponerlos al momento que haya que discernir, con imparcialidad, la controversia por la Guayana Esequiba. Por ejemplo, el documento denominado Cédula Real de Carlos III, cuando se conforma  la Capitanía General de Venezuela, el 8 de septiembre de 1777, con ese único  Título Traslativo, que vale mucho en el Derecho Internacional Público, con peso de Justo Título, basta para desmontar toda la añagaza y demás tratativas en que han venido incurriendo desde el imperialismo inglés hasta ahora. Por otra parte, hasta donde nos hemos enterado, creo  que  la cancillería nuestra viene haciendo su trabajo; aunque muy limitado en darlo a conocer”

¿Por qué el presidente Granger y demás personeros del gobierno guyanés están cantando victoria, desde ahorita, si todavía falta?

“Porque es una manera de sobre influenciar al Tribunal; decir que cuentan con el apoyo de la CARICOM, de la Commonwealth, que se han asociado con China, en el  conocido Nuevo Cinturón Económico de la  Ruta de la  Seda del siglo  XXI, o afiliados a la Liga Solar intertropical; reflejan  extravagancias, en el concierto internacional. Sin embargo, en estricto derecho, Venezuela tiene todas las pruebas para alcanzar su histórica reivindicación” Concluye diciendo el Dr. Abraham Gómez, estudioso y divulgador por años de este asunto.


jueves, 16 de agosto de 2018




La lexicografía que nos teje a la Deltanidad.

Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.com

Luce apreciable que en cada uno de los ámbitos profesionales, o bajo cualquiera otra circunstancia, donde a un deltano le ha correspondido desempeñarse fuera de nuestra región, pone de manifiesto una serie de rasgos lingüísticos usados y valorados en nuestra específica comunidad de hablantes.

Gozamos de un caudal inagotable y una riqueza expresiva que teje un modo particular de ser y decir: una manifestación propia de nuestra realidad en el Delta del Orinoco.

Tal develamiento, en la manera de expresarnos los deltanos nacidos y asimilados, no constituye, para nada, algo peyorativo o extravagante.

Sépase que así también afloran interesantes, y suficientemente estudiadas, las estructuras lexicales de muchos contextos culturales de Venezuela.

Geolecto es la concreta denominación que se le otorga a esa variedad o modalidad para significar las cosas; eso se hace posible por cuanto hay un exquisito cultivo de relaciones sociales, afectivas y geográficas; con lo cual se nutre el registro vocabular para un espacio común y de querencias colectivas. Adquiere de suyo un constructo específico de lengua natural para los hablantes de ese lugar.

Hacemos la pertinente advertencia que también vale para cualquier espacio o comunidad de hablantes: el léxico no es un elemento estático, inamovible o impenetrable por otras corrientes, o ajeno a la afluencia de términos que irrumpen con fuerza para cobrar sitio idiomático y asentarse, por algún tiempo.

Aceptamos que los vocablos una vez que se hacen cotidianos en el uso y acervo popular, son asimilados y recopilados en los diccionarios de regionalismos o contrastativos; es decir acopiados en unos inventarios de léxicos, propensos a constante actualización y comparaciones entre regiones.

A partir de allí, se activa una interesante dinámica que incorpora y desincorpora palabras; unas que entran en el juego idiomático o dialectal de cada día, y otras que salen porque han dejado de utilizarse.

Por lo pronto hemos expuesto, donde nos ha correspondido, que la Deltanidad es una asimilación categorial (superior a un concepto), en permanente síntesis constructiva; que nos hemos tomado la tarea de irla definiendo y darla a conocer como una legítima y natural voluntad de los deltanos, para tejernos en la piel nuestras valoraciones, motivaciones, acendradas y comunes costumbres, conocimientos, emociones, sensibilidades, mitos, ritos, triunfos y desaciertos.

Deltanidad que nos ha permitido enhebrar nuestras especificidades culturales, con las respectivas vivencias; sin eludir que también atravesamos carencias.

La variedad de las palabras que nos concede proxemia (vínculos afectivos) en la región también forma parte de la Deltanidad.

Diremos, a manera de ejemplo, que difícilmente alguien que no haya nacido o vivido en el Delta del Orinoco podrá conseguir significados o referentes inmediatos de algunos vocablos del breve párrafo, que relatamos de seguidas: “El maraisa canaletea en su balajú, con una chorrera de jabaos; aunque el agua le llega hasta los ñeques no teme a las marejadas. Muy extraño resultará que se trambuque. Apenas lleva a bordo una guitarrilla, una bola pisada, un tamborín y un pedazo de cagalera. Tienen pensado saltar a un costo alto, para montar el canarín sobre tres topias y cocinar churrumchos, pechitos y domplinas, sin mucha humatana.
Le escuchamos decir al despedirse de la gentará que promete regresar a tiempo para besar la mano; esperar al hijo que hoy lo sueltan temprano y moverse en el cambulé, aunque a veces allí se arman unas chismeras”.

Hemos disfrutado en nuestro regionalismo de un bagaje geolectal en incesante crecimiento gracias a la cruzada influencia de Waraos, Esequibanos, Margariteños y Trinitarios, entre otras comunidades de hablantes.

lunes, 13 de agosto de 2018




La Guayana Esequiba y los compatriotas Esequibanos
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua.
abrahamgom@gmail.com          

La geografía humana que convive en esos 159.500 km2, que denominamos Guayana Esequiba, debe llamar el  interés y la  preocupación de quienes ejecutan Políticas Públicas, por parte del Estado venezolano, con la finalidad de corresponderles, debidamente y como se merecen,  en todas las áreas pertinentes a su subsistencia.

Siempre nos ha parecido que caen en una seria contradicción quienes se dicen defensores de  la Guayana Esequiba; sin embargo, nunca hablan de la considerable población que ocupa ese territorio, que nos fue arrebatado, vilmente, hace ya más de cien años, y que pronto entrará en etapa de discernimiento por ante la Corte Internacional de Justicia.


Prestemos atención a lo que, estratégicamente, han venido haciendo todos los gobiernos guyaneses, desde Forbes Burnham hasta el actual David Granger: han reforzado la infraestructura de escuelas, hospitales, hoteles, balnearios, medios de comunicación audiovisuales, vías carreteras, pistas de aterrizajes, puestos militares etc. Además sensibilizan a niños y jóvenes, con carácter recurrente, en   procesos de ideologización e identidad hacia esa nación.

Cuando analizamos la Constitución de la República Cooperativa de Guyana de 1980, nos conseguimos con la auto asignación y la distribución político-territorial que ellos han establecido, precisamente en la Guayana Esequiba, en flagrante violación del Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.

La inocultable intención, que tal vez miden en perspectiva, sería la invocación de la famosa Cláusula de Prescripción; para transformar actos de hecho en sentencias de derecho, o que se produzca una decisión jurídica tomando en cuenta la libre determinación de los pueblos.

Fijémonos también en esto, con bastante seriedad: ellos delimitaron, toda esa extensión en las siguientes regiones: Guainía-Baruma; Poomeron-Supenam; Cuyuní-Mazaruni; Potaro-Siparuni; AltoTúkutu- Alto Esequibo. En cada una de estas regiones eligen un gobernador; y allí conseguimos importantes ciudades, pueblos y asientos demográficos de varios tipos y clases sociales; en cuyo registro censal, más reciente, arroja una población que sobrepasa las 600.000 personas, incluyendo a las etnias Waiwai, Makushi, Arawaks, Akawayos, Saraos, Patamonas, Caribes y Wapashi.

Al reconquistar la Guayana Esequiba, con todos esos grupos humanos estamos obligados a enlazarnos como compatriotas.

Es obligante ofrecer un trato más igualitario y decoroso a los Esequibanos que viven en Tucupita, San Félix, Ciudad Bolívar, Tumeremo, El Callao etc.

Reiteramos una denuncia, por todos ya conocida, la negativa del Estado Venezolano a la cedulación de los Esequibanos. Ha habido algunos asomos en tal sentido sin concretarse nada.
Resulta triste tener que reconocer que mientras reclamamos la Guayana Esequiba a los compatriotas que proceden de esa zona los ignoramos y negamos sus derechos.

Por propia experiencia puedo mencionar que los Esequibanos que viven aquí aún conservan algunas tradiciones religiosas, medicinal, en cuanto al cultivo de la tierra y producción piscícola, manufactureras, actividades gastronómicas, metodologías educativas, técnicas en general.

 Acaso no podemos nosotros aprovechar esos conocimientos; al tiempo que, en tal dialógica de saberes, los compatriotas Esequibanos recibirían las necesarias asistencias que refuercen el carácter identitario de la venezolanidad; que replique hacia sus familiares, que aún viven en la Guayana Esequiba.

jueves, 9 de agosto de 2018




Disfraz de los débiles.
  Dr. Abraham Gómez R.
  Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Ha quedado demostrado en recientes estudios que un complejo de superioridad pesquisado en alguien no es más que la armadura que cubre lo que esa persona desea tapar, que se odia a sí mismo. Que se rechaza y por lo tanto inventa cosas para tratar de ser “alguien diferente”. Le aterra perder el control absoluto de todo y sobre todos. Lucha por figurar como centro; y aunque en su cara y palabras refiera algún asomo de seriedad es únicamente una fachada, porque en el fondo mantiene una reacción anticipada a sufrir de discriminaciones.

Sin la menor duda, alguien que sufra de permanente desequilibrios en su autoestima, definitivamente requiere con carácter de urgencia de asistencia facultativa.  Vive en una paranoia irrefrenable. Vive en  una trayectoria interminable de ilusiones, que las hace creer con elogiables epopeyas..

Los especialistas en psicología nos explican que la megalomanía es una grave enfermedad mental. Quien la padece cada día amanece convencido que el universo gira en torno a él y sus designios; y en la presente hora aciaga en Venezuela más de uno se ha contagiado, como una un herencia del “difunto galáctico”. Necesita sin demoras constantemente dosis de superioridad, brillo e idealización de sus “gestas e ilusas épicas”.

Dicho con más contundencia: un individuo que aparenta tener fuerzas, órdenes de mando (que nadie obedece, y que por el contrario se burlan a sus espaldas), sobre todo si lo hace desde las prerrogativas del poder, que viva en plan de permanente ataque a sus conciudadanos, que lastima a los demás por gusto y para insuflar su pobrísimo ego, nos devela su estropeada psiquis.

La persona de quien describimos tales características es un enfermo. Se siente rechazado, pero que impone a sus adláteres sumisión, genuflexión y miedo. No es mera coincidencia que ese sujeto en su creencia (y desvarío) de asumir la condición de dirigente del mundo tiene perturbada su personalidad.

Para decirlo con las teorías del psicólogo clínico austríaco Alfred Adler: “si indagamos en un complejo de superioridad y estudiamos su continuidad, siempre podremos encontrar un complejo de inferioridad más o menos encubierto. Sin embargo, cuando uno no es capaz de compensar los sentimientos de inferioridad se genera el complejo de inferioridad (incapacidad para afrontar los problemas de la vida); por otro lado, cuando la retribución es excesiva, se forma el complejo de superioridad (opinión exageradamente de nuestras habilidades y logros).

Todo este relato viene a propósito de los vergonzosos señalamientos del hatajo (con h) de ineptos e indigentes mentales que gobiernan nuestro país, cuando declaran:   tendrán prioridad para recibir alimentos, medicinas, combustibles, atención en los programas sociales etc. los censados en las UBCh y quienes porten el carnet de la patria. Y para remate, echarán de la administración pública a los funcionarios que no comulguen con esta descalabrada ideología.

Tal actitud se   hace equiparable con los pronunciamientos del perturbado Hitler, cuando sus discursos contenían siempre exclusión y arrogancia; para muestra la expresión siguiente: “Para qué imitar la basura de los demás, si de mí brota la perfección".

Sospechamos que la intención del oficialismo es conducir al conglomerado mayoritario de la oposición hacia la “nuda vida”, con las persecuciones y allanamientos de las inmunidades a los parlamentarios incómodos; es decir, decretar para los opositores: la vida civil despojada de sus derechos en general.  Arrebatar toda posibilidad de existencia ciudadana a quienes no compartan la satrapía que propicia el régimen, y padece el país. Sin embargo, diremos siempre con bastante insistencia que la identidad que tenemos, en esta venezolanidad que hemos construido a pulso cada día, no es un simple dato natural, ni un préstamo cancelable a algún delirante civil-militaroide. La nacionalidad y civilidad con las que vivimos y por la que existimos los venezolanos, sin distinción, emerge a partir de nuestra consistencia socio- histórica.




Disfraz de los débiles.
  Dr. Abraham Gómez R.
  Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Ha quedado demostrado en recientes estudios que un complejo de superioridad pesquisado en alguien no es más que la armadura que cubre lo que esa persona desea tapar, que se odia a sí mismo. Que se rechaza y por lo tanto inventa cosas para tratar de ser “alguien diferente”. Le aterra perder el control absoluto de todo y sobre todos. Lucha por figurar como centro; y aunque en su cara y palabras refiera algún asomo de seriedad es únicamente una fachada, porque en el fondo mantiene una reacción anticipada a sufrir de discriminaciones.

Sin la menor duda, alguien que sufra de permanente desequilibrios en su autoestima, definitivamente requiere con carácter de urgencia de asistencia facultativa.  Vive en una paranoia irrefrenable. Vive en  una trayectoria interminable de ilusiones, que las hace creer con elogiables epopeyas..

Los especialistas en psicología nos explican que la megalomanía es una grave enfermedad mental. Quien la padece cada día amanece convencido que el universo gira en torno a él y sus designios; y en la presente hora aciaga en Venezuela más de uno se ha contagiado, como una un herencia del “difunto galáctico”. Necesita sin demoras constantemente dosis de superioridad, brillo e idealización de sus “gestas e ilusas épicas”. Por ejemplo: están haciendo denuncias, con confusas y poco creíbles pruebas, sobre un atentado que, según los expertos al parecer tal intento de “magnicidio”, técnicamente no cuadra, no tiene lógica.

Dicho con más contundencia: un individuo que aparenta tener fuerzas, órdenes de mando (que nadie obedece, y que por el contrario se burlan a sus espaldas), sobre todo si lo hace desde las prerrogativas del poder, que viva en plan de permanente ataque a sus conciudadanos, que lastima a los demás por gusto y para insuflar su pobrísimo ego, nos devela su estropeada psiquis.

La persona de quien describimos tales características es un enfermo. Se siente rechazado, pero que impone a sus adláteres sumisión, genuflexión y miedo. No es mera coincidencia que ese sujeto en su creencia (y desvarío) de asumir la condición de dirigente del mundo tiene perturbada su personalidad.

Para decirlo con las teorías del psicólogo clínico austríaco Alfred Adler: “si indagamos en un complejo de superioridad y estudiamos su continuidad, siempre podremos encontrar un complejo de inferioridad más o menos encubierto. Sin embargo, cuando uno no es capaz de compensar los sentimientos de inferioridad se genera el complejo de inferioridad (incapacidad para afrontar los problemas de la vida); por otro lado, cuando la retribución es excesiva, se forma el complejo de superioridad (opinión exageradamente de nuestras habilidades y logros).

Todo este relato viene a propósito de los vergonzosos señalamientos del hatajo (con h) de ineptos e indigentes mentales que gobiernan nuestro país, cuando declaran:   tendrán prioridad para recibir alimentos, medicinas, combustibles, atención en los programas sociales etc. los censados en las UBCh y quienes porten el carnet de la patria. Y para remate, echarán de la administración pública a los funcionarios que no comulguen con esta descalabrada ideología.

Tal actitud se   hace equiparable con los pronunciamientos del perturbado Hitler, cuando sus discursos contenían siempre exclusión y arrogancia; para muestra la expresión siguiente: “Para qué imitar la basura de los demás, si de mí brota la perfección".

Sospechamos que la intención del oficialismo es conducir al conglomerado mayoritario de la oposición hacia la “nuda vida”, con las persecuciones y allanamientos de las inmunidades a los parlamentarios incómodos; es decir, decretar para los opositores: la vida civil despojada de sus derechos en general.  Arrebatar toda posibilidad de existencia ciudadana a quienes no compartan la satrapía que propicia el régimen, y padece el país. Sin embargo, diremos siempre con bastante insistencia que la identidad que tenemos, en esta venezolanidad que hemos construido a pulso cada día, no es un simple dato natural, ni un préstamo cancelable a algún delirante civil-militaroide. La nacionalidad y civilidad con las que vivimos y por la que existimos los venezolanos, sin distinción, emerge a partir de nuestra consistencia socio- histórica.

lunes, 6 de agosto de 2018




Les da igual ser corsarios que piratas

Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la lengua

Los franceses han tenido la exquisita condición de ser y aparentar finezas.

Los galos, como también se les ha reconocido en el mundo entero, se caracterizan por manifestar diligencias (e inteligencias) para crear palabras, que no lastimen sensibilidades. Tejen un discurso pleno de hermosura; pero contenido de vocablos que fracturan rocas.

Prestemos atención a lo que nos refiere esta narrativa sociohistórica: a los franceses se les atribuye la autoría de la expresión “patente de corso”, la cual ha sido suficientemente conocida por la humanidad.

El registro etimológico que uno le puede hacer al término francés course, es que procede del latín cursus; que lo hemos castellanizado como carrera, también empleada como corso, en el sentido de persecución y saqueo de naves llevado a cabo por civiles; autorizados, debidamente, mediante una carta (patente) por un gobierno específico contra sus potenciales enemigos en altamar.

Al lanzarse a la navegación, los corsarios (que no eran tampoco ningunos santicos) portaban tal documento oficial para presentarlo; es decir, hacerlo patente al momento de acometer sus saqueos y tropelías contra otras embarcaciones; acciones encubiertas bajo un vergonzoso manto de presunta legalidad.

Tal vez allí radicaba la difusa diferencia teórica entre corsarios y piratas.

Los primeros tenían permisos reales concedidos; mientras que los segundos actuaban, igual de sanguinarios, robaban, saboteaban el tráfico marino; hundían naves con la misma fiereza, pero sin oficios ni licencias que los avalaran.

Corsarios y piratas cometían con ensañamiento las más crueles destrucciones, bajo el calificativo de acción de guerra, contra los enemigos.

¿Qué ganaban los gobiernos, con habilitar barcos corsarios?: protegían sus envíos por los océanos, gozaban del uso seguro de una armada sin que les costara nada la construcción de barcos, tampoco el reclutamiento de tripulación, ni gastos en armamentos. Los corsarios salían por su cuenta y riesgo; pero, el gobernante que concedía la patente tenía derecho a parte de los beneficios obtenidos.

Llegado hasta aquí el relato; uno no resiste la tentación de conectar aquellos hechos indiscriminados, protagonizados en la Edad Media y bastante entrada la Edad Moderna, con lo que en esta hora aciaga padece Venezuela.

Resulta una abominación el modo cómo el régimen, a través de empleados corsarios o funcionarios piratas, se van apoderando de los recursos, organismos, estructuras de la administración pública o privada.

Civiles y militares actúan con la misma intencionalidad y propósito. Son rapaces hasta la insaciedad.

Cuando cometen los actos de pillería exhiben, como “patente de corso”, el oficio donde los designan para tales cargos. Actúan, desvergonzadamente, contando con el   respaldo de una camarilla o cártel de cómplices.

Se han lanzado a una especie de saqueo y voracidad total al erario de la Nación.

Hemos escuchado con perplejidad la ominosa expresión “dando y dando” de quien está haciendo el abominable papel de “monarca de hoy”, quien ha reconocido (en el propio congreso de su partido) que han fracasado como gobernantes, y el descalabro de su modelo político.

 Qué nos toca inferir, sin mayores dificultades, que a corsarios y piratas, desde las alturas del poder, se les permite apropiarse de cualquier manera de un botín para sí y para la revolución. Ejemplos: Agroisleña, Banesco, Avensa, La Francia, Hotel Caracas Hilton, Aceite Diana, Lácteos Los Andes, Café Fama de América, Venetur, Teatro “Teresa Carreño” entre muchas otras empresas privadas, que corrieron tan trágicos destinos.

A estos corsarios y piratas tropicales, la revolución los adoctrina para que actúen en consecuencia, bajo una serie de condiciones, por cuanto son acólitos, instrumentos y agentes al servicio del régimen.



sábado, 4 de agosto de 2018




África Oraá: la conocimos y la reconocemos.
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua.

Cuán regocijados estamos los venezolanos, y sobre todo quienes llevamos la deltanidad tejida sensiblemente a nuestra piel, por las mujeres que han hecho y siguen haciendo densos y nobles sus pensamientos y prácticas diarias por sus vidas.

Orgullosos nos sentimos de nuestras mujeres que dedican horas y pasiones de sus existencias a meditar con grandeza al país, y a reflexionar este pedazo de geografía humana, el Delta del Orinoco, que luchamos junto a ellas,  recurrente e  indetenible cada día, para hacerlo más vivible.

Nuestras mujeres deltanas han podido   ensanchar sus múltiples opciones  en todas áreas y sectores: Las artes plásticas, la política,  las manifestaciones artísticas, el derecho, la música, la literatura, el comercio, como amas de casa, la ingeniería, la medicina,  la sociología,  la pedagogía. Ellas han conseguido cauces a sus propios intelectos.

Esa lucha denodada la hizo suya también, cuando le correspondió, África Oráa Williams de Del Moral. Y hoy, en tributo de agradecimiento, nuestro Delta se erige siempre presto a reconocérselo.

Únicamente el esplendor fonético y la exquisitez al pronunciar su nombre señalaba con certeza los presagios de sus triunfos artísticos.

Ella se supo de dotadas cualidades histriónicas desde sus inicios musicales en 1948, a los trece años de edad en su Ciudad Bolívar natal. Hay como una proyectada metáfora de aguas y talentos, desde aquella histórica Angostura hacia el Delta del Orinoco.

Su indetenible trayectoria brillaba con fulgor en cada presentación.

En 1954, al lado de Virgilio Decán, el luego famoso Alí Khan, como la cantante estelar del programa que él conducía.

Así también, catapultada al estrellato nacional, canta en los programas de la televisión nacional “El Show de Renny” y “Lo de Hoy”, ambos espacios animados por Reinaldo Ottolina Pinto (Renny).

La presencia de África tenía la imantación suficiente para hacerse sentir en cualquier manifestación artística. Una especie de predestinación que África supo aprovechar al máximo.
Acaudaló un público, sin diferenciaciones, que le tributaba admiración y respeto.

La Sociedad de Damas Bolivarianas, en Delta Amacuro, inicia sus funciones, en los salones del Centro Cultural; una lujosísima construcción para entonces, en 1954, con una gala de mucho renombre; e invitan a la ya consagrada cantante guayacitana África Oráa Williams, para que compartiera escenario con el joven declamador  regional Matías Alirio Cequea Palacios.

 Tal evento causó inmenso revuelo, demostración inusitada para esa época en nuestra población para un artista; Fue tanta la repercusión que la gente se agolpaba por cada sitio por donde pasaba África. Deseaban mirarla, tocarla, disfrutar su voz y melodía.

Ella llegó a amar con infinita intensidad a nuestro Delta, que decidió quedarse entre nosotros, y dar rienda suelta a su versatilidad.

Sus trabajos manuales con la utilización de distintos materiales fueron suficientemente reconocidos y premiados; por cuanto eran verdaderas joyas de “orfebrería floral”.

En su indetenible afán de formar y legar a las futuras generaciones constituyó grupos que resaltaban el folklore nacional y regional; así entonces, la vimos y admiramos en las diversiones populares: los chimichimitos, las negritas, el pájaro guarandol y la burriquita, entre otros. Manifestaciones donde África expresa con grandeza su amor y sentido venezolanista.

Ella organizó por primera vez el Sindicato de los trabajadores de Cine, Radio, Televisión y afines en este estado.

Conformó en el entonces Territorio Federal Delta Amacuro una filial de la Asociación Venezolana de Artista de Escena, que dirigían nacionalmente Víctor Morillo y Alfredo Sadel.

Una vez que regresó de una gira por Cuba me obsequió un disco del tenor favorito de Venezuela; y me dijo "por allá me acordé ti". 

En Tucupita fundamos, bajo la administración de la Corporación Venezolana de Guayana, un canal de Televisión Educativa, con la finalidad de reforzar, en los productores agropecuarios, las tareas de mejoramiento de cultivos y crías, a través de cartillas para incentivar la lecto-escritura, y con programas transmitidos en las propias comunidades.
 Ella, con bastante devoción colocó su arte y talento para estas tareas y encarnó el personaje principal: una campesina que le hablaba a los suyos, con un discurso llano, y directo.

Tanto llegó a impactar esa programación, y el campesinado a quererla que reclamaban su presencia; deseaban que África los visitara, que compartiera con ellos.
Hoy la deltanidad la recuerda con infinito amor.