miércoles, 31 de enero de 2018




Gobierno guyanés avanza con la estrategia que sospechábamos.

“Tal manera de proceder de los guyaneses no constituye, a nuestro modo de ver, sorpresa alguna; lo que nos mantiene en perplejidad es el silencio que asume el gobierno venezolano, sobre el asunto actual del Esequibo. Eso sí es grave. Porque, conforme al Derecho Internacional Público, el Estado-parte, que sostenga alguna contención o reclamo frente a otro, no puede ni debe quedarse callado e inerte.”

Nos lo expuso el Dr. Abraham Gómez, formado académicamente en este tema, quien ha analizado la solución que maneja la parte guyanesa; cuya tesis doctoral abarca precisamente este histórico caso.

“Quiere que le diga algo más: estamos dando la lamentable sensación ante la Organización de las Naciones Unidas y la Comunidad Internacional que a Venezuela pareciera que poca o ninguna importancia le atribuye a tal espacio geográfico; Damos la impresión para el mundo que a lo interno del actual régimen gubernamental venezolano la Guayana Esequiba ha dejado de ser nuestra, desde hace bastante tiempo.”

Le preguntamos, al Dr. Gómez, en qué basa su preocupación, reciente, en cuanto al Esequibo. Tiene que ver, acaso, con la decisión del Secretario General de la ONU, de enviar la reclamación para que decida el Tribunal Internacional de Justicia?

“No es a poca cosa a la que nos enfrentamos, y que hemos denunciado con insistencia en los medios de comunicación y en las universidades y demás entes donde hemos dictado conferencias. Lo que tanto sospechábamos comienza a develarse: la artera estrategia jurídica que ha jugado Guyana. Ellos nunca han querido   la figura del Buen oficiante para que resuelva este caso, con su mediación. El gobierno de David Granger se estuvo preparando con todos los recursos que ellos consideran esgrimir en el mencionado juzgado internacional”

La Corte Internacional de Justicia, hacia donde anoche fue remitido el caso Venezuela-Guyana tiene su sede en el Palacio de la Paz en la Haya (Países Bajos) y está encargada de decidir las controversias jurídicas entre Estados.

“Permítame añadir, una y muchas veces en actitud pedagógica, que una sentencia del TIJ es inapelable y su mandato absolutamente vinculante. Eso no nos debe impactar ni espantar, por cuanto tenemos excelentes profesionales del Derecho, que estarán allí defendiendo nuestra causa. Lo que pasa es que a la opinión pública nacional no le informan; la cancillería nuestra está muda y eso pesará. Sabes por qué, porque se requiere concienciar a la población en general; porque se va a necesitar el esfuerzo unitario de todos los venezolanos. La voz mancomunada de los compatriotas. Pero, si usted margina a los sectores que saben y conocen a profundidad de estos asuntos, los resultados no serían para nada satisfactorios”

“Sin embargo, prestemos atención a lo siguiente: la Corte internacional pueda decidir el asunto del Esequibo, y conferirle el   carácter de cosa juzgada. Además de obligatoria, tal sentencia, en principio sería   definitiva, según lo establece el artículo 60 del Estatuto. Qué nos quedaría, posteriormente: solicitar, como Estado soberano, que esa decisión jurídica sea interpretada o revisada”.
 Luego, expuso como crítica severa, el Dr. Abraham Gómez: ”El Estado venezolano y todo cuanto representa ha mantenido un comportamiento errático y desacertado en el tratamiento que ha debido  dársele al caso concreto de la Guayana Esequiba;  Hoy, cuando el Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, remitió el caso al Tribunal Internacional de Justicia; con más razón, estamos obligados  argumentar, con contundencia en todos los escenarios internacionales, que no le estamos quitando las dos terceras partes del territorio de Guyana, como ellos arguyen. Nosotros debemos demostrar que fue el Imperio Británico que nos invadió y despojó, mediante el írrito Laudo Arbitral de París de 1899, de una séptima proporción de la geografía venezolana, que luego la cede para que se forme la República Cooperativa de Guyana, el 26 de mayo de 1966” . Terminó diciendo Abraham Gómez, esequibista desde hace bastante tiempo.

jueves, 25 de enero de 2018




 Diáspora de involuntaria tristeza
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la lengua

Nuestro país siempre había sido lar abierto para el recibimiento afable de los inmigrantes desde múltiples latitudes; para quienes buscaban amparo y refugio ante las calamitosas condiciones atravesadas en sus lugares de orígenes.
La dispersión o diseminación de las poblaciones por el mundo es asunto de vieja data.
Los relatos étnicos, sociales, políticos o religiosos dan cuenta que, con propiedad, el vocablo diáspora se le aplicaba a los judíos; denominados también el “pueblo errante”.
Hoy ya se ha hecho del término diáspora uso común para cualquier grupo humano que, sin entrar en las circunstancias obligantes, abandonan sus espacios naturales de procedencias.
En los últimos quince años, en Venezuela estamos viviendo en una especie de Estado de excepción permanente. Hay una encubierta política de Estado para provocar una indetenible diáspora.
La situación económica para todos los estratos sociales se ha vuelto insufrible.
Tamaña desesperación ha conllevado a muchos compatriotas (el más reciente estudio habla de casi cinco millones) a dejar su suelo nativo, y probar suerte fronteras afuera.
Conseguimos venezolanos en casi todas las naciones del mundo en procura de mejores posibilidades laborales.
A lo interno de Venezuela, el régimen ha venido resucitando esa enigmática figura del Derecho Romano arcaico conocida como el Homo Sacer, que designa al hombre cuya vida vale muy poco, o casi nada. Y que su liquidación civil o política no constituye delito alguno. Lo que el pensador italiano Giorgio Agamben denomina “la nuda vida” o vida desnuda; porque es la existencia humana despojada de todo valor político, de civilidad alguna.  Arrancarle a la gente todo sentido ciudadano para encuadrarla en un redil militaroide.
Con cualquier añagaza jurídica aspiran taparlo todo. Con descaro los contenidos constitucionales   los tuercen a sus antojos.
 Imaginan que de ese modo las atrocidades de todo tipo quedan legitimadas.
Decimos nosotros: los delitos de lesa humanidad no prescriben y se pagan muy caro, en su oportunidad.
Tarde o temprano, las abominaciones con las cuales el régimen margina, execra, persigue, somete, aniquila; cuyas simbologías están representadas mediante: el carnet de la patria, los colectivos, las unidades de batalla cobrarán sus deplorables consecuencias, tanto para las complicidades activas como para los silencios cobardes.
Las familias venezolanas, que formaron profesionalmente a sus hijos, hoy los ven partir con angustia, dolor y tristeza: emociones encontradas que refuerzan sus alas para los emprendimientos; así además, ensanchan sus raíces para sostenerse, dondequiera que lleguen, con talento y probidad.
Hoy, los venezolanos que han emigrado, en su gran mayoría ocupan destacados lugares en la administración pública o privada donde se encuentran. Orgullosos estamos de quienes nos representan con honestidad en otras naciones.
Cada despedida, para quienes viajan al exterior a abrirse caminos, lleva muy adentro la impronta esperanzadora para regresar, pronto, cuando hayamos derrocado la opresión.

lunes, 22 de enero de 2018




En los albores de un  nuevo amanecer democrático.
Dr. Abraham  Gómez R
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Ha habido una tradicional manera de resumir la esencia de la Democracia, casi que exclusivamente en la posibilidad de participar en eventos comiciales y  en el sufragio.
No digamos que es una apreciación desacertada del todo; pero, los contenidos y alcances de la Democracia van mucho más allá.
Al instaurarse la Democracia, en una Nación, en tanto sistema de libertades; respetuoso de los Derechos Humanos, cuya perspectiva persigue la calidad de vida de su ciudadanía, a partir  de allí  La Democracia, en sí misma,  crece  y se vigoriza en la conciencia societal.
Dicho de otra manera, la gente sale a la calle y se parte el pecho por su Democracia; la defiende con ímpetu ante tantas acechanzas. Porque, la Democracia  deja de ser una vocinglería de los políticos, y se hace factor constitutivo de la filosofía y en  el modo de ser de los verdaderos demócratas.
Bastantes sátrapas en el mundo se han valido de los instrumentos que ofrece la Democracia para reptar hacia posiciones  de Poder.
Hay enjundiosos registros documentales socios históricos que dejan constancia que la mayoría de los regímenes totalitarios, las más cruentas dictaduras, se iniciaron mediante el voto popular.
Con bastante orgullo estamos celebrando el sexagésimo aniversario de una gesta hermosa: Reconquista de la Democracia Venezolana; fruto de los sacrificios y  esfuerzos de todo un país decidido a quitarse de encima el yugo de la desesperanza. El derrocamiento de una dictadura militarista y sanguinaria, para que renaciera nuestra Democracia.
Democracia que fue posible reasumirla en Venezuela porque una nación, imbricada en  un solo propósito de sus hijos, decidió dar al traste con tanto oprobio.
Siempre  ha sido el “23 de Enero” un fervoroso aliciente histórico del pueblo venezolano, que en esta hora aciaga sufre las atrocidades de una neo dictadura, de calaña militarista.
Insuflemos nuestras  inmensas esperanzas, por cuanto pronto visualizaremos y nos abrazaremos en  los albores de un  espléndido amanecer democrático venezolana.

Democracia nuestra, suficientemente merecida.

miércoles, 17 de enero de 2018



Inclusión lingüística de nuestras mujeres.

Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
                                                                                                                             
Nuestro idioma, aunque carga aún sus muchas imprecisiones y aspectos mejorables, sostiene elementos normatizados porque así se ha convenido tácitamente o por uso y aceptación tradicional: por ejemplo, los venezolanismos, los regionalismos y demás particularidades: sociolectos o geolectos etc.
El género gramatical, que no tiene nada que ver con sexismo, genitalidades o ubicaciones en la ""diversidad de gustos" atiende a indicadores complejos morfo-sintácticos concordantes; cuyo propósito persigue darle exquisitez, economía y transparencia al texto-discurso que deseemos expresar; por lo que debemos evitar caer en la trampa lingüística del abuso con las dobles menciones al momento de mencionar a las mujeres, ya que resultan innecesarias y redundantes.
En el castellano-español basta que usted señale únicamente un sustantivo para abarcar lo masculino y femenino, si tal vocablo varía sólo en la letra (a) o en la letra (o).
Por ejemplo: Señores, jóvenes, muchachos, estudiantes, amigos, y así por ese estilo ya llevan implícito el género femenino.
Suena horroroso cuando escuchamos: Alférez y Alfereza; concejal y concejala; periodista y periodisto; jobo y joba, biblioteca y bibloteco, camarada y camarado; patriotas y patriotos, combatiente y combatienta, gobernante y gobernanta etc.
Muchas veces por pretender enarbolar falsas querencias hacia las mujeres se termina por ofenderlas, exponerlas al escarnio público o ridiculizar a las dignas representantes del género femenino.
Las mujeres requieren de nosotros una muy merecida nueva mirada sociohistórica.
No le pidamos a las construcciones gramaticales que reivindiquen lo que algunas sociedades, enteramente masculinizadas, excluyen en los actos de habla y en los desenvolvimientos práxicos.-
Acaso, ¿Se siente la mujer excluida, discriminada al no verse visualizada en cada minuciosa expresión relativa a ella, o es la propia sociedad en otros comportamientos (no precisamente del lenguaje) que las aparta de las grandes decisiones?
A propósito de las marcadas confusiones en cuanto al género gramatical, y la inculpación que se le hace a  éste de  la presunta discriminación de las mujeres; ha sido pedagógicamente explicativa la Real Academia Española, mediante un enjundioso escrito titulado  “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”, cuya ponencia correspondió al catedrático Ignacio Bosque.
Podemos aligerar, una y otra vez, las mismas y decididas respuestas al respecto: los abusos en los desdoblamientos referidos al género gramatical son artificiosos, hipócritas e innecesarios desde el punto de vista lingüístico.
Cuán regocijados estamos los venezolanos de quienes hacen denso y noble su pensamiento.

 Orgullosos nos sentimos de nuestras mujeres que dedican horas y pasiones de sus existencias a meditar con grandeza al país, en todas las  áreas y sectores: Las artes plásticas, la literatura, el derecho, la ingeniería, la medicina, la política, la sociología, la pedagogía; en las determinantes ejecutorias de Políticas Públicas.

miércoles, 10 de enero de 2018



Vivimos de espaldas a las fronteras
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

El Estado venezolano y todo cuanto representa ha mantenido un comportamiento errático y desacertado en el tratamiento que debe dársele a los asuntos fronterizos.
Los términos límite y frontera son usados sin diferencias conceptual ni estructural por parte de quienes suponemos conducen la “política fronteriza”.
Tal ignorancia o esta confusión mental, en señalar límite y frontera como una misma y única cosa, ya nos dice el talante de improvisación para arreglos mayores en esta materia. Así ha sido siempre.
También estamos conscientes que no será tarea fácil que en el lenguaje cotidiano la gente, común y corriente, se ciña a darle a cada categoría el uso adecuado y preciso. Sin embargo, conforme a la “pedagogía de la esperanza” señalamos que nunca es demasiado tarde para aprender a llamar los asuntos con mejor propiedad; para saber de qué hablamos cuando nos referimos al Límite que en esencia es: una entidad o acuerdo jurídico, abstracto, de origen político, convenido y visualizado (pensado) en forma lineal.
Mientras que la Frontera comporta el espacio vital de anchura variable, donde convergen y se interrelacionan seres humanos con potencial de integración, que crean un modo de vida común, con sentido dinámico y vital.

Pareciera que el espacio geográfico, que le da asiento a las fronteras de Venezuela con otras naciones, no fuera nuestro; a pesar de llegar a equivaler casi que un sesenta por ciento del territorio nacional, y estar habitado por una quinta parte de la población. Consideramos que La proporción de personas es muy escasa en esa poligonal fronteriza, para la inmensidad de terreno que ocupan.
Prestemos atención a lo siguiente: mientras que los demás países con quienes hacemos costado fronterizo: Brasil, Colombia, Islas del Caribe, Trinidad, Guyana adelantan audaces Políticas de Estado (no reacciones espasmódicas de gobiernos temporarios) en estrategias fronterizas, nosotros, vergonzosamente, seguimos exhibiendo una muy débil pared demográfica ( poca población en esos espacios) en lamentables condiciones de aislamiento y pobreza, cuya inmediata consecuencia ya se sabe de sobra:  un marcado desequilibrio geopolítico. Casi que no tenemos la autoridad estatal suficiente en esos espacios. Allí mandan elementos de toda calaña, menos el Estado venezolano.
Vamos a insistir en lo que hemos estudiando con devoción, permanentemente, que los fenómenos fronterizos son realidades jurídicas por la delimitación misma, lo cual es una exigencia inexorable en el Derecho Internacional. Cada nación debe tener claro cuáles son sus límites.
Sí, pero se hace obligante considerar y añadir en los asuntos fronterizos la dimensión socio-económica por la interactividad que mantienen los habitantes de esos espacios.
Se lo decimos por la experiencia, en los recorridos hechos (atendiendo estudios académicos) por esas zonas: la gente que allí convive poca o ninguna importancia le da a la línea, a la raya imaginaria que como figura geodésica del Estado intenta separarlos.

 En los espacios fronterizos, nos consta, hay otro modo de valorar y vivir.

martes, 2 de enero de 2018



         ¿Qué nos espera, este año, en la ONU?

“No hubo forma ni manera de que las delegaciones de las cancillerías de Venezuela y Guyana lograran hacer avances significativos, este año que culminó, en la reclamación que hemos venido intentando, en base al Acuerdo de Ginebra, del despojo vil del cual fuimos objeto del área de 159.500 kilómetros cuadrados, en el Esequibo”

Nos lo expuso el Dr. Abraham Gómez, formado académicamente en este tema, quien ha analizado la solución que maneja la parte guyanesa, al hacernos aparecer ante la comunidad internacional, como una nación grande que atropella a un país pequeño.

Le preguntamos, ¿qué podemos o debemos hacer, al respecto?

“Debemos ser enfáticos –dice Gómez – en pronunciar con insistencia ante el mundo que no le estamos quitando las dos terceras partes del territorio de Guyana, como ellos arguyen. Nosotros debemos demostrar que fue el Imperio Británico que nos invadió y despojó, mediante el írrito Laudo Arbitral de París de 1899, de una séptima proporción de la geografía venezolana, que luego la cede para que se forme la República Cooperativa de Guyana, el 26 de mayo de 1966”

“Este año que comienza con seguridad, la representación de expertos nuestros en Derecho Internacional, que los tenemos, tendrán que dirimir este histórico asunto en el Tribunal Internacional de Justicia, ente administrativo adscrito a la Organización de las Naciones Unidas”. 

Quisimos conocer, si no hay otra alternativa que no sea el Tribunal Internacional, a lo cual nuestro entrevistado nos contesta:

 “Mucha gente se hace esta pregunta ¿Por qué estamos obligados a debatir por ante la Corte Internacional de Justicia?, porque exactamente, ha sido esa la estrategia jurídica que ha jugado Guyana. Ellos nunca han querido   la figura del Buen oficiante para que resuelva este caso, con su mediación. Es más, ya el gobierno de David Granger ha recibido una considerable suma de dinero de la transnacional Exxon para cancelar los honorarios y demás gastos que ocasione elevar, definitivamente, la controversia a instancias del citado Juzgado internacional”

Hacemos saber que La Corte Internacional de Justicia tiene su sede en el Palacio de la Paz en la Haya (Países Bajos) y está encargada de decidir las controversias jurídicas entre Estados. También sus quince magistrados emiten opiniones consultivas.

 “Permítame añadir a su interesante comentario que una sentencia del TIJ es inapelable y su mandato absolutamente vinculante. Eso no nos debe impactar ni espantar, por cuanto tenemos excelentes profesionales del Derecho, que estarán allí defendiendo nuestra causa”

“Sin embargo, prestemos atención a lo siguiente: la Corte internacional pueda decidir el asunto del Esequibo, y conferirle el   carácter de cosa juzgada. Además de obligatoria, tal sentencia, en principio sería   definitiva, según lo establece el artículo 60 del Estatuto. Qué nos quedaría, posteriormente: solicitar, como Estado soberano, que esa decisión jurídica sea interpretada o revisada”.
 “digo más –continuó exponiendo Gómez—le habíamos venido sacando el cuerpo a la alternativa de arreglo jurídico, que contempla el Acuerdo de Ginebra y la Carta de las Naciones Unidas, para dirimir esta controversia, de modo pacífico. Y no sabemos por qué razón; si todos los elementos probatorios: socio-históricos, políticos y jurídicos nos asisten satisfactoriamente, y conforman un legajo de documentos importantes para exponerlos en una mesa de discusión con los pares guyaneses; eso sí, con imparciales árbitros internacionales” .Concluyó