miércoles, 28 de diciembre de 2016



Lenguaje inclusivo y sociedad masculinizada
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.com

Nuestro idioma, no obstante sus muchas imprecisiones y aspectos mejorables, sostiene elementos normatizados por tácitos convencionalismos o por uso y aceptación tradicional. Dicho de otra manera, nos hemos venido acostumbrando a pronunciar y vocear las palabras de un modo, y aceptarlo, con plena legitimidad, como cuerpo social.
Uno de estos casos es todo cuanto se refiere  al Género Gramatical, que no tiene nada que ver con sexismo, genitalidades o ubicaciones conforme a  la "diversidad de gustos".
El Género Gramatical atiende a estructuras complejas morfo-sintácticas concordantes, cuya intención persigue darle exquisitez, economía y transparencia al texto-discurso, al orden  sintagmático que deben seguir las palabras; por lo que debemos evitar caer en la trampa semiótica de apelar a las dobles, innecesarias y redundantes consideraciones al momento de mencionar lo masculino y lo femenino.
No hacemos inclusión de lo femenino en la sociedad, ni reivindicamos a la mujer con sólo decir: muchachas y muchachas, ellas y ellos, todas y todos o poniendo arrobas (@)  en los escritos para abarcar ambos géneros de una sola vez.
En el castellano-español basta que usted señale únicamente un sustantivo con el cual abarca tanto lo masculino como lo  femenino, si tal vocablo varía sólo en las letras (a) (o).
Por ejemplo: Si dice diputados y niños (allí están contenidas también las diputadas y las niñas), pero si dice hombres debe mencionar mujeres; si menciona caballeros, también debe mencionar damas.
Muchas veces por pretender enarbolar falsos feminismos del tenor: participantes y participantas, concejales y concejalas, alférez y alfereza, oficinistas y oficinistos, camaradas y camarados, asistentes y asistentas, y por esa ruta distorsionada y ridícula se termina por ofender o poner en entredicho el verdadero valor de las mujeres en nuestra sociedad.
 Las mujeres requieren de nosotros, hoy tanto como ayer, una nueva mirada sociohistórica.
Se ha vuelto indetenible la presencia de la mujer en las más disímiles disciplinas y áreas de conocimientos.
 Las mujeres han venido asumiendo elogiosas responsabilidades, tal vez lentamente pero con fundamentación y sostenibilidad.
En bastantes partes del mundo se ha venido adelantando una especie de “excavación en la historia”, un  asunto casi de “arqueología social” con el fin de encontrar mujeres, de extraer sus palabras y sus obras. Para que ellas digan, en la contemporaneidad, lo que intentaron decir y no pudieron. Para que sus voces sean escuchadas.
Para hacer presentables sus obras, para rescatarlas de las olvidadas fosas del tiempo.
 Es un trabajo apasionante, que nos hemos propuesto.
 Lo hemos  ejercido desde todos los ámbitos posibles. Es una auténtica y palpitante genealogía solidaria, impregnada de razón y emoción.
Ciertamente,  todavía hay odiosos resabios de androcentrismo en las sociedades: enarboladas en una   cultura que cree aún que en torno a lo masculino deben determinarse todas las cosas.
 Digamos  también que al momento de escribir sobre el hermoso e interesante trabajo de las mujeres, muchos intelectuales emplean suficientes estrategias de atenuación discursiva que persiguen  minimizar el contenido de los enunciados cuando los ejes temáticos se refieran  al género femenino. 
Es verdad que cuando  una  sociedad  se encuentra masculinizada, entonces hace usos excesivos de atenuantes morfológicos o léxicos con los  diminutivos o modificadores, como instrumentos lingüísticos, que busca  darle opacidad a  las realidades de las mujeres.

Pero,  tampoco es para que sentenciemos como perversa a una construcción gramatical porque no use el falso desdoblamiento sexista.
 No le pidamos a las construcciones gramaticales que reivindiquen lo que algunas sociedades, enteramente masculinizadas, excluyen en los actos de habla, en la vida diaria y en los desenvolvimientos práxicos.-
¿Se siente  la mujer  excluida,  discriminada al no verse visualizada en cada expresión lingüística relativa a ella?
Podemos aligerar, una y otra vez, las mismas y  decididas respuestas a la anterior pregunta: los abusos en los desdoblamientos referidos al género gramatical  son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico.


miércoles, 21 de diciembre de 2016





ACADEMIA DE LA LENGUA 
REFORMARÁ SUS ESTATUTOS

Tucupita, (especial). Recientemente recibimos oficio del presidente de la Academia Venezolana de la Lengua, donde nos invita a los  individuos de Número y a los Miembros Correspondientes  a hacer nuestras aportaciones al Proyecto de Reforma de los Estatutos de esta importante entidad lingüística.
 Así se expresa  el Dr. Abraham Gómez, Miembro Correspondiente de la Academia Venezolana de la Lengua, quien añade “se trata de una proposición de reforma parcial, pero  extensa, tramitada y acordada por la comisión que para tales efectos quedó integrada por D. Horacio Biord Castillo ( actual presidente de la AVL), D. Rafael Arráiz Lucca y  D. Joaquín Marta Sosa, en su condición de coordinador”
Entre el 15 de noviembre y el 15 de diciembre la comisión procedió a revisar las propuestas, y nos  ha enviado la versión consolidada a todos los académicos para su revisión final.

 Con idéntico propósito para el 16 de enero de 2017 se hará una sesión plenaria informativa para discutir la versión corregida. Ese día el señor coordinador de la comisión ad hoc hará una presentación de los principales cambios propuestos en el entendido de que todos los académicos deben haber previamente enviado sus sugerencias, y luego leído la versión consolidada a fin de avanzar.
Estimamos que para El 30 de enero se someterá  a votación el proyecto de reforma y, de ser aprobado, entraría en vigencia en la fecha que se acuerde. Se aplicará el cuórum especial contemplado en el artículo 24 del estatuto vigente.
Atendiendo a la invitación que se me hizo, modestamente, me permití formular dos propuestas concretas para que entraran en las deliberaciones; la primera  que se sintetiza, como sigue:
 “La Academia Venezolana de la Lengua, en adelante La Academia, creada según decreto del 10 de abril de 1883, tiene por domicilio la ciudad de Caracas, y podrá abrir Sedes Alternas Correspondientes en otras ciudades del interior de la República, y su duración es a perpetuidad”
Esperemos que reciba la aprobación de la plenaria, en su debida oportunidad.
Y la otra, persigue ofrecer una mayor amplitud de intercambio recíproco de nuestra academia con la sociedad en general, pero esencialmente con el sector universitario. En esta segunda, expongo:
 “La Academia, a través de las comisiones de Actividades Especiales y  de Relaciones Interinstitucionales organizarán anualmente, para la participación del sector universitario y del    público en general, un  evento denominado  Simposio de la Lengua,  que llevará como epónimo, alternadamente, el de alguno de los  Numerarios. La señalada  actividad académica tendrá como propósito y  finalidad:  discernir, analizar, contrastar  conocimientos, experiencias y vivencias , por intermedio de foros y conferencias, en cuanto a la gramática,  la literatura,  la lexicografía,  los  géneros literarios, actualización morfosintáctica y léxico-semántica, el sexismo y la visibilización de la mujer,  la atenuación del lenguaje, venezolanismos y regionalismos, y de cualquier otro eje o ámbito temático de interés, en concordancia con el objeto y naturaleza de la Institución”.

Deseo destacar el inmenso orgullo que siento al pertenecer, en nombre del estado Delta Amacuro,  a esta noble institución: ícono representativo de la cultura venezolana, donde se nos presenta cada día un amplio abanico de posibilidades para el aprendizaje permanente.-

domingo, 18 de diciembre de 2016




ARRUGA DIPLOMÁTICA
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

En la controversia con Guyana, por la Zona del Esequibo nos hemos encontrado con todo: casos inimaginables, posiciones contradictorias al momento de asumir la  absoluta defensa de los intereses del Estado venezolano, silencios cómplices, declaraciones destempladas o extemporáneas, elogiosas frases al contrincante en escenarios internacionales, permisividades –por acción u omisión—para la explotación de recursos en la zona.
Las decisiones que de entrada lucen inverosímiles o extravagantes cobran fuerza y vigencia. Un enjambre de cosas que nos hemos visto obligados a estudiar y analizarlas.
 Ya no nos asombran tales desmanes en Política Exterior, pero sí nos preocupa la fragilidad que exhibimos ante las demás naciones del mundo.
La determinación, sobre este asunto, que acaba de dar el saliente Secretario General de la ONU se carga en esa cuenta de perplejidades, y parece devolver los reclamos casi que a punto cero.
Ban ki-moon, en uno de esos malabarismos discursivos, como para quedar bien con las partes en litigio: Venezuela-Guyana, extendió  otro plazo, corrió la arruga, para que sólo a partir del último día del próximo año se habilite alguna probable salida por la vía del Tribunal Internacional de Justicia, con la finalidad de dirimir el histórico reclamo.
Dicho de otra manera, se reactivó, para todo este venidero año 2017, la figura del Buen Oficiante, contemplada en el Acuerdo de Ginebra de 1966, hecho que generó plena satisfacción en la cancillería nuestra, no así en la guyanesa.
 En reiteradas ocasiones, y en distintos eventos y circunstancias, el actual presidente guyanés, David Granger ha sostenido determinantemente  que la figura del Buen Oficiante ha constituido una perdedera de tiempo y no se ha visto que evolucione el discernimiento con resultados satisfactorios para ninguna de las dos partes en controversia.
El gobierno, en nombre del Estado venezolano, recientemente había entregado  al nuevo  designado Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, la responsabilidad de buscar una persona que asuma como mediador.
Digámoslo directamente y  con sinceridad: tal dispositivo ha venido practicándose, sin concreciones  desde 1989.
Una vez más preguntamos: por qué los representantes diplomáticos nuestros, que actúan desde la cancillería, evaden la vía jurídica, en tanto salida a la contención que sostenemos contra Guyana por la Zona del Esequibo.
Estemos desde ahora atentos a lo siguiente: finalizado el año 2017,  el Secretario General de la ONU procederá a examinar, discrecionalmente, hasta qué punto avanzó de manera significativa la búsqueda de solución al conflicto. Aquí nos mostramos pesimistas, por cuanto Guyana, y su gobierno, no prestarán cooperación alguna para que las conversaciones alcancen un ritmo prometedor de resolución


domingo, 4 de diciembre de 2016



Al Profesor Universitario, en su día
Dr. Abraham Gómez R.

Si desde hace bastantes años hemos escogido los espacios universitarios para nuestro desempeño laboral, por vocación y convicción, es porque siempre ha significado un inmenso orgullo convivir en estas “casas que vencen las sombras”, lo cual se incrementa cada vez que la Universidad como Institución se ve en aprietos o serios atascos, y ella misma  encuentra satisfactorias soluciones.
No han sido pocas las ocasiones en que la Academia Universitaria, y todo cuanto comporta, ha sido vilipendiada y sometida a condiciones ominosas para intentar ponerla de rodillas. A los regímenes totalitarios les incomodan los ámbitos donde se respire absoluta pluralidad, donde haya un disenso fértil. A los detentadores de los gobiernos de talante militarista les causa escozor cuando la gente en los espacios universitarios piensa con cabeza propia; de allí que vean en cada Docente Universitario un acérrimo enemigo, a alguien a quien hay que combatir; y si no pueden hacerlo doblegar por sus ideas, lo golpean por sus medios de subsistencia.
Lo padecimientos y demás brutalidades afines perpetradas contra los Profesores de Educación Superior han sido calamidades de vieja data, que para una específica gestión de gobierno adquiere de suyo modalidades y circunstancias peculiares. Cada régimen le coloca su propio sello, como para distinguirse en la manera de hacerse atroz frente al profesional de la docencia universitaria.
¡.. Hermosa gesta de venezolanidad…! el 5 de diciembre de 1958 el Presidente de la Junta de Gobierno y profesor universitario de la UCV, Edgar Sanabria, decretó la Ley de Universidades, luego reformada en 1970. Empero a partir del marco normativo para las universidades a comienzo de la Democracia  se institucionaliza el pleno reconocimiento de la autonomía universitaria en Venezuela, en su más amplia concepción: orgánica, económica, académica y administrativa.
Hoy rendimos homenaje de recordación y reiteración por la eterna lucha a quienes visualizaron  la dignidad y la importancia que ha tenido en los hechos diarios ante tantos embates canallescos la teoría y la práctica de la Autonomía Universitaria en el país.
 Constituye nuestro compromiso de reclamo y defensa  de la Autonomía Universitaria, en tanto legado  sociohistòrico.
La comunidad académica ha asumido a conciencia el cumplimiento de sus altas funciones de producción de conocimientos y de formación de profesionales de las nuevas generaciones.
 La autonomía universitaria es condición indispensable para el desarrollo del Pensamiento Crítico…Decir lo que haya que decir sin ataduras; lo que le dicte su conciencia.
La autonomía es para la Universidad su condición esencial. Sin ella no podría haber en toda su plenitud creación, re-creación, preservación y transmisión de conocimientos, difusión cultural, investigación científica o cualquiera de las otras importantes tareas universitarias.

Comprendemos las evoluciones que operan a lo interno  del concepto de autonomía  de acuerdo con la realidad societal en permanente  transformación.

jueves, 1 de diciembre de 2016



Elogiable  experiencia CIPOST-UCV
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia  Venezolana de la Lengua

Cuando hemos tenido la ocasión de compartir nuestras reflexiones académicas en bastantes escenarios del país, al tiempo que intercambiamos resultados de indagaciones múltiples con docentes universitarios de la región latinoamericana y del Caribe quedan puestas de relieve las tareas formativas que el CIPOST hizo de mí, de nosotros.
 El prestigio académico internacional que a pulso se había ganado justifica de modo absoluto cualquier reconsideración de forzosa o sibilina clausura.
Ya quisieran algunas universidades, que ahora aparecen  ranqueadas como las mejores del mundo poseer un Centro de estudios investigacionales permanentes luego de haber  alcanzado el nivel doctoral, con las competencias y características de lo que fue nuestro CIPOST.
Quienes habíamos participado, y seguimos siendo estudios incurables, en los disímiles agenciamientos de lo que constituyó el  Centro de Investigaciones Postdoctorales de la Universidad Central de Venezuela, dicho así como se lo merece con todas sus letras, recibimos consternados la información de su desaparición como ente educativo;  de la probable decisión cenacular para que cada facultad asuma su postgrado, y desarrolle por separado la oferta postdoctoral que conforme le corresponda.
 Deseo señalar, tal vez sentenciosamente, que a  veces algunas descentralizaciones van aparejadas a entrabamientos y a deleznables diseminaciones innecesarias de esfuerzos y recursos.
Precisamente la crítica más severa que acusan nuestras universidades es que “no producen conocimientos”, y están “en extremo marcadas por estructuras burocráticas y politizadas” (Ipsos-media.2010).
A partir de los indicadores de desempeño del CIPOST en sus veintiún años de prolífica labor, cualquier seria evaluación dará inclusive para reivindicar a nuestra UCV en su razón de ser.
 Las sensibilidades y conexiones académicas que han aflorado entre quienes somos creaturas del CIPOST desde cualquier parte de la geografía nacional pone en terreno fértil a la pertinencia social. Acaso este significativo aporte referencial, en sí mismo, no constituye esto un destacado aunque tímido logro.
Reafirmo, en la sensible condición de tener la Deltanidad tejida a mi piel, que desde el CIPOST nuestra UCV estuvo intervinculada vívidamente con todo el país.