viernes, 24 de noviembre de 2023

 

Guayana Esequiba: nuestra firmeza y dedicación en la patriótica tarea de restitución del sagrado suelo

Dr. Abraham Gómez R.

Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba

Miembro de la Comisión por el Esequibo y la Soberanía Territorial

Consultor de la ONG Mi Mapa

Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV)

 

En nuestro indetenible recorrido por las universidades venezolanas y por algunas instituciones públicas y privadas para atender invitaciones académicas; nos complace reconocer e informarles que en todos estos organismos visitados se nos pide con avidez que deliberemos   con precisión pedagógica el asunto de la contención territorial que sostenemos con la excolonia británica y que expliquemos el contenido, esencia e intención de las cinco preguntas que aparecerán en la boleta del Referendo Consultivo.

Además, nos inquieren sobre las estrategias que seguirían una vez que se analicen e interpreten los resultados obtenidos del evento electoral del (3) de diciembre.

Ciertamente, es posible desarrollar algunas descripciones, en detalles, de lo expuesto en el párrafo anterior; como también, hay elementos que por expresa precaución y moderación se deben omitir.

Las estrategias no se develan por anticipado.

 

Conseguimos profesionales densamente formados, lo cual nos honra y llena de profunda satisfacción venezolanista.

 Me nutro de conocimientos al escuchar, con detenimiento, sus respectivas elucidaciones sobre este tema.  Encontramos, en muchas partes del país, gente sabia para grandeza de la Patria.

 

Estamos dispuestos siempre además a intercambiar criterios con los participantes, en general, centrados en tal asunto litigioso.

 

Hay un bastión enorme que ha acumulado muchas indagaciones documentales; lo cual les ha permitido acrisolar vivencias y experiencias. Tales compatriotas portan en sí mismos sendas “cajas de herramientas” intelectuales, siempre al servicio del país.

 

Guyana nunca estuvo dispuesta a continuar el litigio con Venezuela a través de la figura del Buen Oficiante.

Hubo un permanente saboteo, durante veinticinco años, a los procesos de conciliación y mediación.

Jamás quisieron negociación directa, conforme al Acuerdo de Ginebra, suscrito y ratificado el 17 de febrero de 1966; por cuanto, según palabras recientes del cuestionado presidente Irfaan Ali:

“Eso ha constituido una perdedera de tiempo, y no arrojó los resultados satisfactorios para ninguna de las dos partes en controversia. Y ese referendo de Venezuela es una amenaza a la Paz de América Latina y el Caribe”.

Añade, también, que “el Laudo de París ha sido ejecutoriado en el proceso de demarcación en 1905; y debe tenerse como Cosa Juzgada”.

Precisamente sobre este último argumento falaz basan su Pretensión Procesal en la Corte Internacional de Justicia.

 

El gobierno guyanés y sus tutores financieros, las (52) empresas transnacionales, que han recibido ilegales concesiones para explotar (esquilmar) los recursos en la zona en reclamación y su proyección atlántica, celebran, por anticipado, los posibles resultados sentenciales del Alto tribunal de la Haya (inclusive en ausencia de Venezuela).

Por lo pronto, nosotros estamos a la espera de la resolución de la Sala Juzgadora sobre la medida provisional que accionó Guyana contra el Referendo Consultivo y la réplica que hizo debidamente nuestra delegación; aunque, la población venezolana se encuentra decidida a realizar --indistintamente al fallo del mencionado Ente Jurisdicente- su consulta popular, por cuanto, comporta un legítimo recurso consagrado en nuestra Carta Magna.

La Corte sabe que nuestro país ha invocado siempre el Acto procesal de No Comparecencia; por cuanto, no le reconocemos jurisdicción, como instancia idónea para dirimir la controversia; y menos conocer forma y fondo de este asunto.

 

No hemos admitido ninguna Cláusula Facultativa de Obligatoria Jurisdicción, conforme al artículo (36) del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia.

Venezuela, al no reconocerle jurisdicción a ese Ente Juzgador no se ha hecho Parte en este pleito; cuyo recurso interpusieron, unilateralmente, los coagentes de Guyana.

 

Entonces, si Venezuela no legitima, jurisdiccionalmente, a la Corte, el Alto Tribunal pierde cualquier piso competencial para dirimir fondo y forma la cuestión litigiosa que ha incoado Guyana

Un jurado puede tener jurisdicción y no competencia, pero no al contrario. Si no posee la jurisdicción, menos tiene la competencia.

La Competencia de la Corte Internacional de Justicia, para el caso Venezuela-Guyana, sería deducible a partir de la potestad jurisdiccional, que legalmente nuestro país le atribuiría a ese órgano judicial frente a la cuestión contenciosa que planteamos por más de cien años.

 

Debemos aclarar en igual sentido, que no cometemos ninguna arbitrariedad, ni contrariamos el Derecho Internacional con aplicar, a lo interno de nuestra nación, la diplomacia abierta”; para que “la diplomacia siempre avance de manera franca y a los ojos de la opinión pública” (Woodrow Wilson).

 Consideramos que las cuestiones de índole internacional deben tratarse pública y francamente (y lo reafirmamos con la invocación de los artículos 5 y 71 de nuestra Constitución Nacional); porque los pueblos no pueden ser relegados a la condición de simples objetos.

 Es justo que la nación entera pueda dar su opinión (como efectivamente lo hará este domingo) sobre cuestiones vitales; y mucho más si trata de nuestra reclamada integridad territorial.

 El consenso percibido en toda Venezuela en torno al Referendo Consultivo es el producto de la suma de voluntades de todos los sectores de la sociedad, que ha asimilado este caso litigioso, única y exclusivamente como Asunto de Estado.

 Ya habrá la ocasión y bajo distintas circunstancias de arreglar las otras cuentas pendientes.

 

Se hace imprescindible en este momento crucial, dejar sentado que el Acuerdo de Ginebra --único documento que reconocemos para todo efecto de la contención- contempla que ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras se halle en vigencia este Acuerdo constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en los Territorios de Venezuela o la Guayana Británica, ni para crear derechos de soberanía.

Sin embargo, Los gobiernos que ha tenido Guyana de cualquier signo político; ya sea del partido Indoguyanés Partido del Progreso Popular (PPP) o el afroguyanés el Congreso Nacional Popular (CNP); aunque se antagonizan entre ellos para muchas cosas, pero coinciden en la deleznable posición de desconocimiento y desacato al contenido y aplicación del Acuerdo de Ginebra, y han otorgado en os últimos meses concesiones—como un acto de provocación--  a diestra y siniestra en tres bloques petroleros ( Pomeroon, Stabroek y Kaieteur ) a más de treinta  transnacionales para que exploren, exploten y comercialicen con los inmensos recursos en un área marítima que se encuentra  por delimitar. Justamente en el espacio marítimo que genera la Zona en Reclamación; es decir, en el Mar territorial, Zona Contigua y Zona Económica Exclusiva.

Peor todavía, Guyana otorga, con irrespeto hacia Venezuela, licencias a compañías de muchos países – que dicen ser nuestros amigos y aliados-- para que aprovechen sendos yacimientos que se encuentran dentro de las 200 millas náuticas que genera nuestra propia plataforma continental, proyección marítima del estado Delta Amacuro, que no está sometida a ninguna controversia.

Frente a tamañas tropelías ¿Qué nos corresponde hacer?: defender lo nuestro, por todos los medios.

Todos, sin excepción

 

 

 

domingo, 19 de noviembre de 2023

 

Guayana Esequiba: una cosa es la ocupación perpetrada y otra cómo justificarla

Dr. Abraham Gómez R.

Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Asesor de la Comisión por el Esequibo y la Soberanía Territorial

Consultor de la ONG Mi Mapa

Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba

Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV)

 

Exacta y precisamente lo que se había previsto – producto del entusiasmo y la solidaridad nacional—se cumplió la primera etapa, el simulacro del acto referendario, dentro de la indeclinable programación trazada en la trayectoria que poseemos para alcanzar la restitución in integrum de la extensión territorial que nos arrebataron.

Percibimos en todas las regiones del país un entusiasmo desbordante, como muy pocas veces.

En honor a la verdad, la gente ha asimilado y entendido nuestra justa reclamación como un Asunto de Estado; por cuanto, en este caso litigioso nos necesitamos todos.

Nada de coartar o dividir a la gente entre patriotas o desleales (entre grupos fanáticos o sectarios) peor aún, impregnar de politiquería la presente contención

Los venezolanos debemos asimilar y entender que la presente controversia (y la manera como ha venido escalando) es un Asunto de Estado.

Suena insistente y reiterativo; porque justamente así debe introyectarse en nuestra fibra venezolanista.

 

Nos perjudicaríamos, severamente, si ligamos   los problemas internos (que los tenemos, son bastantes y no los ignoramos) al sesgar este pleito internacional hacia una particular ideología; porque   a alguien se le ocurriría o cree que con tal maniobra saldría supuestamente favorecido, con una buena tajada política. Eso es dañoso para el país. Un pobre favor se le estaría haciendo a la Patria.

Quien crea que le resulta más reconfortante “pasar agachado”; y pensar que saldrá más o menos airoso adelante, está supremamente equivocado. Se engaña políticamente y traiciona y vulnera su conciencia patriótica

La cuestión reclamativa por la Guayana Esequiba debe tratarse por encima de partidos políticos.

La Patria nos está llamando, y vamos a defenderla.

 

Hemos exhibido, en Venezuela, ejemplos de grandeza y solidaridad. Dimos demostraciones hermosas de unidad nacional – dentro de la natural y legítima   divergencia política-- cuando  quedó materializado históricamente el apoyo por parte de  las disímiles  tendencias  ideológicas; cuando, además, , logramos el involucramiento de todas las instituciones públicas y privadas; se conformó una  representación en conjunto de nuestra sociedad, con la finalidad de ofrecer  el apoyo determinantemente para el proceso de  negociación, firma y ratificación del Acuerdo de Ginebra, el 17 de febrero de 1966; precisamente, el documento base que nos asiste, en el presente trance  controversial.

Hemos salido perjudicados y derrotados en el plano exterior y a lo interno de la Nación cuando nos encontramos fracturados como país (no me refiero a la natural diversidad política-ideológica, que posibilita el sistema democrático); sino cuando colocamos nuestros particularismo y egos por encima   de los sagrados intereses de la Patria o cuando ignoramos los llamados de ésta, para que salgamos en su defensa.

Estamos viviendo una compleja situación histórica; en la que nadie puede quedarse absorto, desprevenido o indiferente.

 

Debo señalar también, que hemos salido victoriosos cuando las Políticas de Estado se han cumplido como Asuntos de Estado.

Podemos citar enjundiosos ejemplos a lo largo de nuestra historia republicana.

Se alcanzó la necesaria unidad nacional, por encima de partidismos irreconciliables, cuando el bloqueo de nuestros puertos (1902) por parte de las entonces potencias imperiales.

Así también, la determinación venezolana de   no aceptar las convenciones de la Tercera Conferencia del Mar (1982); por cuanto, desconocía y descalificaba (a condición de roca) a nuestra septentrional Isla se Aves, con su respectivo derecho para generar Mar Territorial y proyectar Plataforma Continental.

Agréguese allí, las defensas contundentes del Golfo de Venezuela y de Los Monjes, en distintas épocas y bajo sus respectivas circunstancias.

Deseo reiterar, tantas veces como sea preciso y oportuno, el Acuerdo de Ginebra fue un triunfo de la diplomacia venezolana –ciertamente-- con la fortaleza de saber que se contaba con toda la nación venezolana en una única expresión patriótica.

En el pleito con la excolonia británica, caeríamos en un gravísimo error –imperdonable—si pretendiéramos manipular a la opinión pública en provecho de una determinada organización partidista.

Más grave aún, hacer señalamientos y acusaciones infundadas de quién hizo más o quién demostró menos hechos de entreguismo abierta o solapadamente.

Pr otra parte, frente a estas infelices y confusas declaraciones (18-11-2023) del presidente Irfaan Ali:

 

"No es nuestro problema que Venezuela haga el referendo esperando juntarlo con las elecciones presidenciales. Debemos asegurar que la narrativa guyanesa sea entendida por Suramérica (...) Tenemos un sistema muy robusto para monitorear los venezolanos que ingresen a Guyana”.

 

Añade, además, como para atemorizar:

 

“Hemos contactado a miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, pero no diré a quiénes. Solo les diré que están muy atentos. (...) Venezuela puede hacer su referendo, pero deben respetar la resolución de la Corte. Si ellos irrespetan ello, estamos listos para responder; nuestro alcance con los aliados es multifacético y estamos listos para cualquier escenario"

 

Luego, compromete a otros países:

 

“Quiero ser claro, la PM Mottley (Barbados) y el PM Gonsalves (San Vicente), han ofrecido su apoyo a Guyana y esperan que el caso se mantenga en la CIJ. ellos creen que las puertas de comunicación con Venezuela no deben cerrarse (...) Creemos que Venezuela no actuará militarmente, de todas formas, si actuaran así, estamos listos para recibir apoyo de nuestros aliados en la región y fuera de ello; estamos seguros que la Integridad territorial de Guyana no estará fuera del alcance de nuestros aliados; hacemos todo el esfuerzo de agrandar nuestra capacidad".

 

Nosotros replicamos, respetuosamente, que sepa el gobierno guyanés, y su comparsa, que vamos con todo; conscientes que restituiremos para Venezuela la extensión territorial que nos desgajaron en una tratativa perversa; y que han estado ocupando (desde 1814) ingleses y guyaneses ilegal e ilegítimamente.

Con denunciar lo que se nos asestó en mala hora; y al propio tiempo, pedir, en justicia, su restitución no estamos cometiendo ningún acto de deshonestidad, irrogando o perpetrando pillaje contra nadie.

En ese espacio controvertido, podemos hablar sólo de Ocupación; entendida como la manifestación violenta para el control atrabiliario de lo ajeno, bajo repetidas ilegalidades y encubierta de agresiones y entrampamientos.

 

Ocupación que han querido “maquillar jurídicamente” al amparo del Laudo; sentencia arbitral – nula de toda nulidad-- con la que intentan, desde hace más de cien años, tenderle un manto de    impunidad.

Han venido ocupando, a través de un mezclote colonialista; aunado a empresas transnacionales, así también percibimos un extraño y extravagante juntamiento de ideologías políticas.  Comportamientos socioculturales híbridos.

Cuando los ingleses tomaron ocupación agresiva de esos 159.500 km2, esa ancha franja no estaba considerada Res nullius (tierra de nadie).

Tal extensión territorial siempre ha sido nuestra. Somos su propietario. Calificado y soportado tal Derecho Real en base a justos títulos traslaticios, que poseemos a buen resguardo para probar cuando llegue la ocasión por ante la Corte Internacional de Justicia.

sábado, 11 de noviembre de 2023

 

Guayana Esequiba: ¿participar o no participar, asistir o ausentarnos?

Dr. Abraham Gómez R.

Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Asesor de la Comisión por la Defensa del Esequibo y la Soberanía Territorial

Consultor de la ONG Mi Mapa

Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba

Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV)

 

La delegación diplomática que representa a la excolonia británica en la Corte Internacional de justicia, sus pertinentes y autorizados voceros gubernamentales ya ni siquiera ocultan la intranquilidad (y nervios) que les recorre el espinazo. Ellos, por sus propios motivos ególatras y de desenfrenos de aprovechamientos dinerarios, se metieron en este pleito jurisdiccional, a partir del (29) de marzo de 2018, cuando demandaron (inmerecida e ingratamente) a Venezuela ante el Alto Tribunal de La Haya.

 

Diremos, adicionalmente, que Guyana (y quienes la representan) no manejan remilgos en este asunto.

No miden consecuencias, ni ponderan sus pasos en un asunto de tanta monta.

Sospechamos que para actuar con tanto envalentonamiento debe estar recibiendo malsanos consejos y asesorías de entidades interesadas en el inmenso caudal de recursos de nuestra Guayana Esequiba.

Percibimos, desde hace unas semanas para acá, el cambio del contenido, alcance e intención del discurso de todos quienes han venido opinando a nombre del oficialismo guyanés.

Se volvieron pugnaces, agresivos e irrespetuosos.

Por ejemplo, declarar, como lo hizo el Primer Ministro de ese país Mark Phillips, durante su intervención en una sesión extraordinaria del Legislativo de Guyana sobre la controversia, con estos desconsiderados e imprudentes términos:

 

“El tiempo de la negociación se ha agotado. No habrá necesidad de dialogar con Nicolás Maduro. No habrá reunión entre Maduro y el presidente Irfaan Ali". Esperaremos a Venezuela en la Corte. El Esequibo pertenece únicamente a Guyana y a los guyaneses. Juntos aseguraremos el triunfo de la justicia y preservaremos la soberanía de nuestra nación".

 

Que le quede claro, al Sr. Phillips, que hasta en los más aciagos momentos de las relaciones interestatales y/o por muy graves, e inimaginables, que puedan presentarse las crisis entre los países, las delegaciones siempre deben estar en disposición de conversar y negociar hasta hacer factible alguna alternativa de solución.

 

Nos luce una temeridad y un fraude declarativo --por decir lo menos-- la infeliz declaración de quien representa el segundo cargo de importancia en el ejecutivo guyanés; por cuanto debió agregar allí las suficientes pruebas que soporten la “presunta propiedad que ellos se atribuyen” sobre la extensión territorial que nos arrebataron con vileza.

Hasta ahora, no han justificado lo que piden en su pretensión procesal. No tienen cómo ni con qué.

No hay dudas que Guyana está dispuesta a todo o nada.

 

Contrariamente, Venezuela – conforme a nuestro principio rector de país pacífico y respetuoso del Derecho Internacional- ha instrumentado todos los mecanismos para mostrar y probar en cualquier escenario, que poseemos una irrefutable cadena titulativa de propiedad sobre esa inmensa área.

Dicho, con mayor énfasis aún, nos asistimos con Justos Títulos traslaticios, de pleno derecho; que no admiten pruebas en contrario.

De allí que haya aflorado, últimamente, un altísimo grado de intranquilidad a lo interno de la delegación guyanesa; porque saben (o sospechan) que de darse una resolución –en estricto derecho—en el citado Ente Jurisdicente no los va  a favorecer.

La Sala Juzgadora de la ONU comenzaría por declarar nulo de nulidad absoluta el ominoso Laudo Arbitral de París, del 03 de octubre de 1899; adefesio jurídico que nunca debió ser admitido en la Corte como causa de pedir por la contraparte ya que había quedado rechazado, invalidado y sin la más mínima posibilidad de surtir ningún efecto cuando se suscribió el Acuerdo de Ginebra el 17 de febrero de 1966.

 

 

Por eso, la excolonia británica, causahabiente de los ingleses en este pleito, se ha dedicado a buscar alianzas con empresas transnacionales a cambio de concesiones (calificadas por nosotros de ilegítimas e ilegales) en los bloques petroleros de las áreas aún no delimitadas en la proyección atlántica de la Zona en reclamación (exactamente la disposición reivindicativa, para  ese mar territorial,  que desarrollaremos a partir de los resultados, en concreto, de la pregunta cuatro del Referendo Consultivo).

Así, además, ellos han procurado –con desesperación— aligerar comunicados y   pronunciamientos de sujetos internacionales; caso de la CARICOM, la COMMONWEALTH. Agreguemos, además la inmoderada declaración   del Secretario General de la OEA; de funcionarios del Departamento de Estado y del Comando Sur de los EE. UU. También sabemos del vergonzoso juego solapado de países a los cuales teníamos como solidarios a lo largo de nuestro proceso de reivindicación y resulta que nos han dado la espalda.

Hay un dineral de por medio.

¿Qué nos corresponde, a los venezolanos --como desafío histórico-- en esta hora de definición y disyunción?

Encarar esta lucha, en los distintos terrenos, con determinación y templanza; porque somos herederos de la estirpe libertaria de nuestros próceres.

Nada de amilanarnos o entregar – sin más-- esa séptima parte de nuestra geografía nacional, por la cual Simón Bolívar, el Padre de la Patria elevó en su tiempo (1822) sendas advertencias y protestas por el vil despojo que se nos estaba perpetrando:

Los colonos de Demerara y Berbice tienen usurpada una gran porción de tierra, que según aquellos nos pertenecen del lado del río Esequibo. Es absolutamente indispensable que dichos colonos, o se pongan bajo la protección y obediencia de nuestras leyes, o que se retiren a sus antiguas posesiones

 

Permítanme transmitir el entusiasmo, que percibo en toda Venezuela, de reafirmación de lo nuestro; y por lo tanto de decidida participación en/para el Referendo Consultivo. Eso sí, entendido y asimilado como un Asunto de Estado y no como un acto de gobierno. De tal modo, exactamente, lo he recogido e interpretado, en mis conferencias, por todo el país.

Nuestra nación    se encuentra – como nunca- en pie de lucha, en defensa civilista de lo que siempre nos ha pertenecido histórica, jurídica y cartográficamente.

 

Requerimos preservar la unidad compacta del país en esta hora difícil, donde nos jugamos una buena parte de nuestra integridad territorial.

 

Lo hemos dicho en bastantes oportunidades, y deseo reconfirmar: el Acuerdo de Ginebra fue un triunfo de la diplomacia venezolana —ciertamente— con la fortaleza de saber que se contaba con toda la nación venezolana en una única expresión patriótica.

En aquellas circunstancias y tiempos de enconados debates políticos-ideológicos de 1966, pudimos concitar la solidaridad plena para autorizar la negociación, firma y la debida ratificación del Acuerdo de Ginebra; precisamente, el documento base que nos asiste en el presente trance controversial.

Ese histórico Acuerdo comporta la grandeza de un país que supo entender que, por encima de particularismos, de egos malcurados y de intereses parcelarios se encuentra la Patria.

Igualmente, nos encontramos a la expectativa de todo cuanto pueda acaecer en el transcurso de esta semana (específicamente los días 14 y 15), cuando a las Partes concernidas les corresponderá presentar, por ante la Corte Internacional de Justicia, sus respectivos alegatos de ratificación ( caso  de Guyana) de pedido de medidas provisionales de suspensión del Referendo Consultivo,  a realizarse el 3 de diciembre; y por supuesto, la esperada asistencia  de  Venezuela para replicar y rebatir con sendos y suficientes asideros que la consulta  popular constituye un acto pleno de ejercicio de la soberanía de nuestro país, conforme a la Carta Magna; y que por lo tanto, no estamos incurriendo en ningún acto de deshonestidad o agresión contra algún país vecino o contrariando el orden que rige a la Comunidad  Internacional.

 

Guayana Esequiba: ¿participar o no participar, asistir o ausentarnos?

Dr. Abraham Gómez R.

Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Asesor de la Comisión por la Defensa del Esequibo y la Soberanía Territorial

Consultor de la ONG Mi Mapa

Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba

Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV)

 

La delegación diplomática que representa a la excolonia británica en la Corte Internacional de justicia y sus pertinentes y autorizados voceros gubernamentales ya ni siquiera ocultan la intranquilidad (y nervios) que les recorre el espinazo. Ellos, por sus propios motivos ególatras y de desenfrenos de aprovechamientos dinerarios, se metieron en este pleito jurisdiccional, a partir del (29) de marzo de 2018, cuando demandaron (inmerecida e ingratamente) a Venezuela ante el Alto Tribunal de La Haya.

 

Diremos, adicionalmente, que Guyana (y quienes la representan) no manejan remilgos en este asunto.

No miden consecuencias, ni ponderan sus pasos en un asunto de tanta monta.

Sospechamos que para actuar con tanto envalentonamiento debe estar recibiendo malsanos consejos y asesorías de entidades interesadas en el inmenso caudal de recursos de nuestra Guayana Esequiba.

Percibimos, desde hace unas semanas para acá, el cambio del contenido, alcance e intención del discurso de todos quienes han venido opinando a nombre del oficialismo guyanés.

Se volvieron pugnaces, agresivos e irrespetuosos.

Por ejemplo, declarar, como lo hizo el Primer Ministro de ese país Mark Phillips, durante su intervención en una sesión extraordinaria del Legislativo de Guyana sobre la controversia, con  estos desconsiderados e imprudentes términos:

 

“El tiempo de la negociación se ha agotado. No habrá necesidad de dialogar con Nicolás Maduro. No habrá reunión entre Maduro y el presidente Irfaan Ali". Esperaremos a Venezuela en la Corte. El Esequibo pertenece únicamente a Guyana y a los guyaneses. Juntos aseguraremos el triunfo de la justicia y preservaremos la soberanía de nuestra nación".

 

Que le quede claro, al Sr. Phillips, que hasta en los más aciagos momentos de las relaciones interestatales y/o por muy graves, e inimaginables, que puedan presentarse las crisis entre los países, las delegaciones siempre deben estar en disposición de conversar y negociar hasta hacer factible alguna alternativa de solución.

 

Nos luce una temeridad y un fraude declarativo --por decir lo menos-- la infeliz declaración de quien representa el segundo cargo de importancia en el ejecutivo guyanés; por cuanto debió agregar allí las suficientes pruebas que soporten la “presunta propiedad que ellos se atribuyen” sobre la extensión territorial que nos arrebataron con vileza.

Hasta ahora, no han justificado lo que piden en su pretensión procesal. No tienen cómo ni con qué.

No hay dudas que Guyana está dispuesta a todo o nada.

 

Contrariamente, Venezuela – conforme a nuestro principio rector de país pacífico y respetuoso del Derecho Internacional- ha instrumentado todos los mecanismos para mostrar y probar en cualquier escenario, que poseemos una irrefutable cadena titulativa de propiedad sobre esa inmensa área.

Dicho, con mayor énfasis aún, nos asistimos con Justos Títulos traslaticios, de pleno derecho; que no admiten pruebas en contrario.

De allí que haya aflorado, últimamente, un altísimo grado de intranquilidad a lo interno de la delegación guyanesa; porque saben (o sospechan) que de darse una resolución –en estricto derecho—en el citado Ente Jurisdicente no los va favorecer.

La Sala Juzgadora de la ONU comenzaría por declarar nulo de nulidad absoluta el ominoso Laudo Arbitral de París, del 03 de octubre de 1899; adefesio jurídico que nunca debió ser admitido en la Corte como causa de pedir por la contraparte ya que había quedado rechazado, invalidado y sin la más mínima posibilidad de surtir ningún efecto cuando se suscribió el Acuerdo de Ginebra el 17 de febrero de 1966.

 

 

Por eso, la excolonia británica, causahabiente de los ingleses en este pleito, se ha dedicado a buscar alianzas con empresas transnacionales a cambio de concesiones (calificadas por nosotros de ilegítimas e ilegales) en los bloques petroleros de las áreas aún no delimitadas en la proyección atlántica de la Zona en reclamación (exactamente la disposición reivindicativa, para  ese mar territorial,  que desarrollaremos a partir de los resultados, en concreto, de la pregunta cuatro del Referendo Consultivo).

Así, además, ellos han procurado –con desesperación— aligerar comunicados y   pronunciamientos de sujetos internacionales; caso de la CARICOM, la COMMONWEALTH. Agreguemos, además la inmoderada declaración   del Secretario General de la OEA; de funcionarios del Departamento de Estado y del Comando Sur de los EE. UU. También sabemos del vergonzoso juego solapado de países a los cuales teníamos como solidarios a lo largo de nuestro proceso de reivindicación y resulta que nos han dado la espalda.

Hay un dineral de por medio.

¿Qué nos corresponde, a los venezolanos --como desafío histórico-- en esta hora de definición y disyunción?

Encarar esta lucha, en los distintos terrenos, con determinación y templanza; porque somos herederos de la estirpe libertaria de nuestros próceres.

Nada de amilanarnos o entregar – sin más-- esa séptima parte de nuestra geografía nacional, por la cual Simón Bolívar,  el Padre de la Patria elevó en su tiempo (1822) sendas protestas por el vil despojo que se nos estaba perpetrando:

Los colonos de Demerara y Berbice tienen usurpada una gran porción de tierra, que según aquellos nos pertenecen del lado del río Esequibo. Es absolutamente indispensable que dichos colonos, o se pongan bajo la protección y obediencia de nuestras leyes, o que se retiren a sus antiguas posesiones

 

Permítanme transmitir el entusiasmo de reafirmación de lo nuestro; y por lo tanto de decidida participación en/para el Referendo Consultivo. Eso sí, entendido y asimilado como un Asunto de Estado y no como un acto de gobierno. Exactamente de tal modo lo he percibido, en mis conferencias, por toda Venezuela.

Nuestro país   se encuentra – como nunca- en pie de lucha, en defensa civilista de lo que siempre nos ha pertenecido histórica, jurídica y cartográficamente.

 

Unidad compacta del país en esta hora difícil, donde nos jugamos una buena parte de nuestra integridad territorial.

 

Lo hemos dicho en bastantes oportunidades, y deseo reconfirmar: el Acuerdo de Ginebra fue un triunfo de la diplomacia venezolana —ciertamente— con la fortaleza de saber que se contaba con toda la nación venezolana en una única expresión patriótica.

En aquellas circunstancias de enconados debates políticos-ideológicos de 1966, pudimos concitar la solidaridad plena para autorizar la negociación, firma y la debida ratificación del Acuerdo de Ginebra; precisamente, el documento base que nos asiste, en el presente trance controversial.

Ese histórico Acuerdo comporta la grandeza de un país que supo entender que por encima de particularismos, de egos malcurados y de intereses parcelarios se encuentra la Patria.

Igualmente, nos encontramos a la expectativa de todo cuanto pueda acaecer en el transcurso de esta semana (específicamente los días 14 y 15), cuando a las Partes concernidas les corresponderá presentar, por ante la Corte Internacional de Justicia, sus respectivos alegatos de ratificación ( caso  de Guyana) de pedido de medidas provisionales de suspensión del Referendo Consultivo,  a realizarse el 3 de diciembre; y por supuesto, la esperada asistencia  de  Venezuela para replicar y rebatir con sendos y suficientes asideros que la consulta  popular constituye un acto pleno de ejercicio de la soberanía de nuestro país, conforme a la Carta Magna; y que por lo tanto, no estamos incurriendo en ningún acto de deshonestidad contra algún país vecino o contrariando el orden que rige a la Comunidad  Internacional.

sábado, 4 de noviembre de 2023

 

Guayana Esequiba: avisadas y advertidas las transnacionales

Dr. Abraham Gómez R.

Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Asesor de la Comisión por el Esequibo y la Soberanía Territorial

Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV)

Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba

Consultor de la ONG Mi Mapa

 

Aunque luzca un poco exagerada o sobrepasada en límites la siguiente conjetura; por cierto, repetida con insistencia en muchos escenarios –-pareciera que condensa mucha verdad-- “en el concierto de las relaciones internacionales, los países no tienen amigos sino intereses”. Dicha expresión (casi que axiomáticamente) ha cobrado plena vigencia en el presente caso controversial, del cual me he venido ocupando – académicamente-  desde hace casi cinco décadas.

Señaladamente, la Zona en Reclamación siempre ha sido considerada con extraordinario potencial energético, tanto por las reservas probables y probadas de los recursos petroleros, la calidad de los mismos; los incuantificables caudales de agua; las factibilidades para desarrollar sendos planes sustentables de generación de energía eléctrica, programas agroindustriales, minero, maderero, piscícolas etc.  Por otra parte, a la extraordinaria ubicación geoestratégica, añádase   su proyección atlántica e interconexión con los países de Suramérica y con el resto del mundo.

 Todo lo expuesto, en el párrafo anterior, ha resultado apetecible, sin recato, para muchos países y empresas, que han preferido dejar a un costado (y olvidados) nuestros vínculos de amistad para unirse en enjambre y comparsa, con la finalidad de menoscabar los recursos venezolanos, en esa zona en controversia.

En la contención que sostenemos, desde hace más de un siglo, contra el imperio inglés, primero, y luego con su causahabiente la República Cooperativa de Guyana, la posible alternativa de solución ha derivado hacia un Proceso jurisdiccional que la Corte ha decidido formalizar.

Reconocemos que estamos en presencia y enfrentado una situación compleja y a la vez interesante: la acción interpuesta por Guyana contra Venezuela, juicio en curso y  la posible contestación para el próximo año; la comparecencia de Venezuela, tal vez, el próximo martes 14, para replicar la medida provisional guyanesa sobre el referendo; las cinco preguntas del  referendo en cuanto tal; la sorpresiva y absurda  medida provisional de la contraparte ante la Corte, y la presunta  resolución de este Tribunal,  para que se suspenda la consulta; en fin, bastantes ejes para analizar e interpretar.

Veamos, en una brevísima síntesis. Como se sabe y es del dominio público internacional, todo el reclamo devino en una demanda unilateral (fraude procesal y legal) que interpuso Guyana contra Venezuela, el 29 de marzo del 2018.

Nuestro país intentó una Excepción Preliminar que la Sala Jurisdicente, en sentencia del 06 de abril de este año, decidió no admitirla; y ordenó que continuara el juicio, en sus sucesivas fases procedimentales.

El hecho de que la Corte haya desestimado la mencionada cuestión incidental no nos amilanó; por el contrario, nos insufló mayores bríos para desplegar nuestras estrategias de restitución con más contundencia, en las instancias que sea menester; porque poseemos con nuestros justos títulos, que son de pleno derecho, que no admiten prueba en contrario, ni aceptan asomo de maulerías.

Nuestros Justos Títulos tienen la autoridad de ser inconcusos; vale decir, reforzados con la certeza histórica-jurídica de su procedencia. ¿Cómo obtuvimos esos justos títulos? Mediante una transparente Cesión de Derechos; que la contraparte no podrá y ni tendrá nunca con qué rebatir.

 A lo interno del país, a propósito de la convocatoria a la realización de un Referendo Consultivo, conforme al artículo (71) de nuestra Constitución Nacional, nos hemos conseguido con algunas opiniones llenas de resistencias y resentimientos contra el oficialismo, que quieren hacer del caso del Esequibo un cuadrilátero de pugilato; inconveniente por los momentos a nuestro modo de ver.

Pensamos que la presente circunstancia que atravesamos no es la más propicia para saldar “viejas y nuevas cuentas”; y menos politizar este asunto. Requerimos pronunciarnos, como país, ante la comunidad internacional, a una sola voz.

 En Guyana, la oposición representada por Aubrey Norton -que parecía irreconciliable con la gestión del actual presidente Irfaan Ali -- ha suscrito un acuerdo de respaldo en la presente controversia.

Considero que en nuestro país estamos obligados a conferirle al caso de la Guayana Esequiba la condición irreductible de Asunto de Estado.

Hemos exhibido, en Venezuela, ejemplos de grandeza y solidaridad. Dimos demostraciones hermosas de unidad nacional – dentro de la natural y legítima   divergencia política— cuando  quedó materializado históricamente el apoyo por parte de  las disímiles  tendencias políticas e ideológicas; así además, el involucramiento de todas las instituciones públicas y privadas; representación en conjunto de nuestra sociedad, con la finalidad de ofrecer  el apoyo determinantemente para el proceso de  negociación, firma y ratificación del Acuerdo de Ginebra, el 17 de febrero de 1966; precisamente, el documento base que nos asiste, en el presente trance  controversial.

El Acuerdo de Ginebra fue un triunfo de la diplomacia venezolana –ciertamente-- con la fortaleza de saber que se contaba con toda la nación venezolana en una única expresión patriótica.

Similarmente, nos encontramos hoy, como Nación; obligados a cerrar filas con el único propósito de pedir restitución de lo que siempre ha sido nuestro. Vamos, como se ha dicho, por todos los medios; y para el cumplimiento de esas tareas nadie debe soslayarse o escurrirse de la misión que se nos encomienda.

Hemos sostenido que una vez trascendido esta difícil eventualidad de reclamo y reivindicación.  Digamos, una vez que hayamos recuperado la extensión territorial que nos han desgajado con alevosía y colusión de árbitros tramposos; procederemos, entonces, a colocar “las cosas” atinentes a las transnacionales en su verdadera dimensión.

Por distintas vías y de diversos modos se les ha avisado (para que caigan en cuenta cautelarmente) a los representantes de las empresas transnacionales que han venido recibiendo concesiones de explotación para esquilmar nuestros recursos en el área controvertida y en su respectiva proyección marítima, aún no delimitada. Se les ha avisado que están incurriendo en hechos irregulares con consecuencias sumamente graves.

También han sido advertidos, a través de nuestra Cancillería, que tales permisos y licitaciones serán revisados, analizados, restructurados; por cuanto, habrá una nueva recomposición operacional en el área (y en la completa extensión territorial) que pronto será restituida a Venezuela.

Ya están advertidas las transnacionales que las concesiones recibidas son nulas y contrarias al derecho internacional.

Guyana ha irrespetado el contenido esencial del Acuerdo de Ginebra, que limita (y restringe) a las partes en la contención a atribuirse soberanía y/o explotar unilateralmente los recursos que en ese espacio se encuentren; hasta que haya una decisión sentencial de la Corte o una negociación directa, desde el punto de vista diplomático, o a través de otro medio….

No satisfechos con todo lo que han aprovechado hasta el presente en la Guayana Esequiba, luce vergonzosa la actitud del gobierno guyanés de seguir otorgando —recientemente-- permisos en bloques petroleros, ubicados en áreas marítimas que nos pertenecen históricamente y que no están en el pleito. Una descarada provocación.

La excolonia británica se impactó por el contenido de las preguntas primera, tercera y quinta; propuestas por la Asamblea Nacional y ratificadas, en su constitucionalidad, por el Tribunal Supremo de Justicia.

Tanto se espantó la contraparte que introdujo una medida provisional por ante la Corte Internacional de Justicia, para que este Cuerpo Jurisdicente sentencie una suspensión del Referendo Consultivo, que comporta –en estricto derecho-- un dispositivo constitucional venezolano de absoluta soberanía nacional.

Que sepan los representantes de las corporaciones que siguen operando ilegalmente en la denominada Zona en Reclamación (nuestra Guayana Esequiba) y su correspondiente proyección atlántica que no desistiremos de denunciar los hechos irregulares que están cometiendo en connivencia con quienes le otorgan ilegítimamente esas asignaciones.