domingo, 18 de junio de 2017



ASALTO POR ATAJO AL PODER CONSTITUYENTE ORIGINARIO
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia venezolana de la Lengua

A quién le cabe en este momento la duda que la intención marcada del actual régimen y sus acólitos sea la instauración de una abominable dictadura militarista.
Con La pretensión de instalar una Asamblea Nacional Constituyente, convocada de modo írrito y espurio, se intenta dar un revestimiento constitucional a lo que ellos ya saben de antemano: montar un régimen al estilo Corea del Norte o Cuba cuyas características más protuberantes son liquidar toda posibilidad de Derechos Humanos y aislarse de la Comunidad Internacional para que no les cuestionen sus atrocidades.
Si admitimos y conferimos legitimidad a la vigente Carta Magna aceptamos para cualquiera de nuestros actos que “la Constitución es la Norma Suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico. Todas las personas y los órganos que ejercen el Poder Público están sujetos a esta Constitución”.
Nadie, nunca puede estar por encima de esta Ley Superior.
Es un fraude constitucional alguna modificación o alteración del contenido textual de Nuestra Constitución a través de mecanismos distintos a lo que la propia Constitución contempla.
El presidente de la República no tiene cualidad jurídica para convocar una Asamblea Nacional Constituyente. Si lo hace, como acaba de proceder mediante el Decreto 2830 del 01 de mayo de 2017, conforma un cuadro típicamente inconstitucional. Revocable por donde se le mire.
El artículo 348 de la C.N sólo lo faculta para iniciar, y en consecuencia el C.N.E debe, a partir de allí, proceder a consultar al pueblo (como cuerpo electoral), si está de acuerdo o no con una ANC, para “transformar el estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”; por lo que no dudamos en calificar esta detestable maniobra oficialista como un atajo (dado que no quieren someter a referendo la consulta popular) para liquidar los órganos del poder constituido ( asamblea Nacional, Fiscalía  etc.) que les incomodan. Tal insistencia coloca a un lado, vergonzosamente: el principio de la progresividad, el principio de la legalidad administrativa, el principio de la soberanía constitucional.
Con esta añagaza el régimen manda bien largo al cipote: el derecho al sufragio libre, universal, directo y secreto; el derecho a la igualdad, el derecho de someter a consulta las materias de especial trascendencia, entre muchas otras irregularidades.
Sin la plena activación del Poder Constituyente Originario, conforme a los artículo 5 y 347 de la C.N estaríamos en presencia patética de un vulgarísimo asalto a la Norma de mayor Jerarquía que nos hemos dado democráticamente.
No hay disfraz legal que valga, ni caricatura ostentada en unas bases comiciales inopinadas.  El pueblo no ejerce su soberanía en esa inefable figura socio-política que han señalado como Poder Popular.
No hay que llegar a confundirlos (como aspiran los oficialistas en esa lúdica retórica) para someter al Poder Constituyente Originario, denominándolo poder popular; integrado este último por consejos de todo tipo, como un órganos del Estado, es decir como un Poder Constituido, el cual ha venido siendo nutrido, subvencionado y controlado desde un Ministerio denominado de los Consejos, Misiones y demás. Una manera encriptada de atenazar y someter al Poder Constituyente Originario.


miércoles, 14 de junio de 2017



 HOY EL MILITARISMO RETRATADO A CUERPO ENTERO.

Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Hasta algunos años resultaba impensable que podría desatarse en nuestro país los mecanismos de un régimen totalitario, cuya característica fundamental es la descarada y siempre detestable pretensión de concentrar y controlar las más mínimas actividades de las personas.
El pensador francés Foucault estudió este tipo de comportamientos, suficientemente, y le construyó una categoría: biopoder.
Los militares inscritos en el “gorilismo” (que someten a la gente por sus necesidades fisiológicas) tienen en su mente una cuadrícula con los siguientes elementos: obedecer, perseguir, someter y aniquilar. Con tal cartografía actúan.
La crisis sociopolítica que se ha desatado en nuestro país, causada por la ineptitud de los gobernantes en el manejo de los asuntos económicos, ha dejado a los militares retratados a cuerpo entero en su abominación. Muy pocas excepciones de racionalidad en sus comportamientos.
Para ocupar los distintos ámbitos naturales de la sociedad civil, en cada ente de la administración pública, como caricatura de gerente de algo, hay un militar para cumplir (¿) las funciones que ha aprendido: escrutar como perro sabueso, informar a sus superiores, obstruir cuando algún procedimiento sobrepase su capacidad interpretativa.
Por tal camino pronto tendremos un trastocamiento de civilización: de los valores cívicos, las costumbres de los naturales intercambios, las sensibilidades que nos vinculan a los otros, de los elementos culturales pertenecientes a los ciudadanos que los hacen compartibles en sus legítimos espacios.
 Si la cosa sigue como va pronto hablaremos de cibilización (con b larga), que al colocar la palabra en el campo léxico de cibus deviene en: poder caprichoso de cebar, engordar a la población para avivar su animalidad, al tiempo que practican los ensañamientos para quienes osen desmandarse del orden impuesto.
No por ingenuidad o casualidad al frente de la mayoría de los ministerios de la administración pública conseguimos militares venezolanos y cubanos, con pobrísima formación universitaria para regir tales designios.  Sus superiores los prefieren cuando piensan poco.
Mayor desprecio a los sustantivos principios de la civilidad, de la ciudadanización no puede haber.
 En un régimen militarista, como el que se ha desatado últimamente en Venezuela, resulta absurda la conexión dialógica, de confrontación intrínseca de ideas.
 El régimen militarista que flagela y acogota a nuestro país ha venido conculcando los espacios para dirimir. Sólo auspician y promueven desde la oficialidad los foros de “los espejos” donde los epígonos del militarismo se regustan de lo que ellos mismos dicen y oyen, sin que nadie se atreva a disentir.
Hay una indisimulada disposición desde todas las esferas oficiales a improntar con sesgos militaristas los diferentes modos de ser de la civilidad venezolana.
Hemos escuchado a mucha gente imponerle un tono marcial a cada cosa. Las naturales expresiones civiles las tuercen con términos militaristas.

 Los militarismos, sean de izquierda o derecha, desembocan en las peores calamidades por cuanto, como acto reflejo, su fin último es eliminar a los oponentes. La intención es darle rienda suelta a la consumación de las hostilidades. En los sistemas auténticamente democráticos la esencia es la tolerancia, sin en el mínimo rasgo cuartelario. Las victorias que afloran en la Democracia se asumen sin divisiones; por eso son hermosas, porque corresponden a todos, porque fue el resultado a partir de un disenso fértil.

miércoles, 7 de junio de 2017



¿Constituyente para la paz?...yo te aviso. (I)
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.

¿Cuál constituyente para la paz? La constituyente que los mismos personajes, que pronto serán de ingrata recordación, estructuran y facilitan con dinero y armas a grupos paramilitares, a delincuentes, a militantes de oscura ralea, a perversos consumidores para que enfrenten a una inmensa e inerme población civil y civilista, cuyo reclamo fundamental está centrado en salir de esta calamidad que viene asfixiando desde hace (18) años la vida del país.
La ciudadanía democrática y libertaria únicamente ha estado buscando erradicar esta satrapía, aliñada con ineptos, que ha puesto a padecer hambre, miseria y toda clase de necesidades a la gente.
 ¿Dicen, Constituyente para la paz? Cuando las mayores asignaciones presupuestarias del presente ejercicio fiscal se los han entregado al ministerio de la defensa y demás cuerpos de seguridad. Por encima de los recursos que administran este año los ministerios de salud y educación.
¿A cuál paz aluden para la supuesta constituyente? Imagine usted, si con la vigente Constitución han hecho casi todo lo que les ha dado la gana; a extremos de coligarse, acreditar con pasaportes y financiar a grupos terroristas del Oriente Medio. Así también se han enrumbado y suscrito en una imparable carrera armamentista.
¿Quiénes vocean con sarcasmo una Constituyente para la paz? Los mismos que en su talante autoritario han venido aislando a nuestra Nación del resto del mundo; rompiendo relaciones diplomáticas y burlando los acuerdos pactados.
Por declaraciones de los más conspicuos voceros del oficialismo hemos conocido en Venezuela las reiteradas amenazas hechas con liquidar a quienes se opongan a su proyecto totalitario. La aniquilación expresada no es una metáfora precisamente.
Hoy el hermoso sector juvenil de nuestra sociedad, que no ha conocido otro régimen político que el actual, lucha abnegadamente con todas las fuerzas de su alma, blandiendo los innegociables principios de Libertad, Democracia y Estado de Derechos.
En la ecología aberrante del militarismo vigente han venido asesinando físicamente a mansalva a la gloriosa juventud venezolana, con las armas de la república por órdenes de un deleznable hegemón.

La brutal represión y muertes de jóvenes universitarios será el referente irónico que pretenden exhibir como estandarte en la invocada Constituyente para la Paz.

domingo, 4 de junio de 2017



Una Constitución para el gobierno y no del Estado
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.com

Hoy se hace oportuna una severa diferenciación conceptual y estructural de algunos vocablos que pronunciamos con descuido o tal vez, con cierta displicencia; sin atender que éstos llevan implícitos suficientes cargas valorativas.
Si mencionamos uno de ellos, necesariamente no estamos significando los otros; por lo que nos vemos obligados a hacer las correcciones en esta hora aciaga que atraviesa nuestra Venezuela.
Ha habido una costumbre inveterada de mucha gente de repetir y admitir, como cosa natural que gobierno, Estado, país, nación, república y patria son la misma cosa. Y que además da igual si utilizamos a alguno de esos vocablos para mencionar, sin distinción, la idea cualquiera de ellos. Es un grave error la utilización invariable de estas palabras. Cada una posee sus propias consideraciones para los enunciados. Analicemos, con sencillez, lo siguiente.
Una Nación está conformada por una conglomerado humano que ha escogido o determinado un específico espacio territorial para asentarse, cuya base de afinidad la tejen los vínculos socio-históricos, las manifestaciones culturales, el usufructo de los elementos ambientales; así también,  explicamos que únicamente señalamos como país a la conformación demográfica, a la población,a las personas.  Admitimos que se nos habla del país cuando su referente inmediato es la gente.
 Veamos ahora, la patria siempre se hace y será hermosa por cuanto ella nace desde las sensibilidades y motivaciones psicoemotivas de quienes vivimos con las especificidades de la nación. La patria se lleva en nuestro corazón, mente y voluntad.
La república queda definida a partir del concreto modo de gobernar, entre muchos otros; según la libre determinación de los pueblos.
Cuando se legisla para una Nación como totalidad: su Constitución, sus leyes, sus códigos etc.; y la población asume y legitima tal estructura jurídica para su cabal funcionamiento, y si además cumple con los prerrequisitos (población, territorio, sistema jurídico y reconocimiento internacional) que exige la Organización de las Naciones Unidas para acogerlo en su seno, decimos entonces que estamos en presencia de un Estado.
Reafirmemos, una y otra vez: El Estado es la Nación completa, con leyes.  El Estado Somos todos, con nuestras divergencias y pluralidades. Con tendencias ideológicas disímiles. El Estado se asienta en una creación jurídica-política que nos teje e involucra: a la nación y al país.
Al momento de proponerse una Constitución para el Estado; desde sus inicios debemos estar conscientes que su proyecto, diseño, discernimientos, elaboración y texto definitivo será para toda la población nacional, sin diferenciación.
Un gobierno es efímero. Un gobierno es una gestión temporal, limitada para administrar los recursos del Estado, por intermedio de las Políticas Públicas.
Si el presente régimen insiste en su írrita, inconstitucional y tramposa propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente; sin lugar a dudas, la conformación será sólo de miembros de su tendencia, monocromática, con aliados colaboracionistas, de supuesta oposición que usufructúa canonjías oficialistas.
Auguramos corta vida a esa Constitución gobiernera, que desaparecerá en el mismo instante en que esta abominación que nos rige pase a ser una vergonzosa página en la historia actual de nuestro país.-




jueves, 1 de junio de 2017



Una aberración jurídica la sentencia del TSJ”

“Resulta impensable que el ente administrador de justicia que hasta no hace mucho habíamos tenido como serio ha venido dando muestras de oprobiosa parcialización hacia un régimen que se descalabra”
De esta manera lo expresa el Dr. Abraham Gómez, quien ha participado, en nombre de la oposición, en distintos eventos, con la finalidad de dar a conocer a la opinión pública, lo que él considera “un ardid tramposo por parte del oficialismo con esta propuesta de Asamblea Nacional Constituyente”.
Según nos dice, que esta burla y remedo de Asamblea Constituyente desde sus inicios nace contrariando la Constitución Nacional; por cuanto, de cuerdo al artículo 348, el presidente de la república sólo tiene facultad para iniciar el proceso, y solicitar luego al C.N.E que abra los procedimientos respectivos a través de   un referendo consultivo para que el pueblo, depositario del Poder Constituyente Originario, determine en libres sufragios si convoca a una Asamblea constituyente”
En cada una de las jornadas donde ha participado el Dr. Abraham Gómez, le hemos escuchado mencionar las inmensas diferencias entre el proceso que vivió Venezuela en el año 1999 y en el que ahora nos encontramos.
“Si, lo ratifico a cada instante. En el proceso constituyentista de 1999 se realizó en tres fases: la primera mediante una pregunta se le solicitó la opinión vinculante al pueblo soberano, habiéndose conocido con antelación las bases comiciales; seguidamente se votó para seleccionar los 136 integrantes de la ANC, y en diciembre de ese año se llamó a un referéndum aprobatorio de la actual Carta Magna. Todo, completamente transparente”
“ Cómo es posible, que un CNE, entregado y servil se preste a tantas maniobras con esta pretensión de Constituyente, si todavía no se sabe sobre cuáles bases comiciales operaría una presunta Asamblea Constituyente. Lo que se conoce, hasta ahora, únicamente es un pliego truculento del oficialismo”

“Debo agregar —continúa diciendo el doctor en ciencias sociales Abraham Gómez, quien también es Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua-que la más reciente sentencia de la sala Constitucional del TSJ, refleja una vergüenza, al arrebatarle al pueblo soberano la condición de Poder Constituyente originario, asentado en el artículo 5 de la Constitución, cuya facultad es intransferible, para entregárselo obsequiosamente al presidente, para que le pase por encima a una consulta anticipada para una Asamblea Nacional Constituyente; porque, con los criterios que manejan los magistrados que sentenciaron, N. Maduro asume la representación  del pueblo, y por lo tanto queda en condición de hacerse absolutamente con la soberanía”