lunes, 28 de marzo de 2011

ESA EXQUISITA PERVERSIÓN DEL CAPITALISMO (II)
                                                    Dr. Abraham Gómez R.                                         

“….El capitalismo es la única opción que tiene un mundo tan competitivo y globalizado, pero, también es cierto, que ante las graves crisis económica y los problemas sociales que afectan a la gente, no es posible mantener un esquema que se centre sólo en la obtención de ganancias, sino que asuma un rol protagónico en la generación de mejores condiciones de vida….”
EMETERIO GOMEZ: La responsabilidad moral de la empresa capitalista, p.83

Quienes han asumido la opción histórica de  diseñar las posibilidades destinales  a través de las cuales pueda discurrir la humanidad se han encontrado con un inmenso dilema que les resulta insoluble: la realidad vive llena de contradicciones. Lo que aparenta ser simple resulta que viene cargado  de complejidades. Lo real, en el ámbito que se nos antoje, se vuelve escurridizo, múltiple y mutable. Cómo hacer entonces para encerrar caprichosamente la existencia humana en una sola e invariable fórmula-imagen. Poco menos que imposible. Cómo hacer para dejar a un costado las claves enunciativas de lo viviente, de la “afirmación de la existencia” según la llamaba Nietzsche. Frente a discursos  contentivos de racionalidades fuertes, de posiciones verticales procuramos alzar blasones de movimientos transversales, armar suficientes entrecruzamientos de ideas, cuyas esencias vienen dadas por la pluralidad. Aunado a la  disposición dialéctica para confrontar las cosas, para religar los procedimientos con otras lógicas.
Con motivo de la pretendida transformación estructural del sistema socio-económico venezolano que desde hace una década aspira erradicar las relaciones de producción y de dominación que “privilegia a un sector minoritario sobre una mayoría empobrecida” se presupuso el ya famoso  ¿desarrollo endógeno? afincado en un modelo a partir del cual las comunidades despliegan sus propias iniciativas, donde las decisiones irrumpen desde adentro. ¿Será algo nuevo bajo el sol? Veamos: Keynes propuso también en su oportunidad un modelo de desarrollo endogenista, basado en la demanda interna, específicamente en el gasto público del gobierno. Teorizó que el principio multiplicador simple de la inversión del Estado sostiene, mediante los recursos fiscales, (similar a lo que tenemos en nuestro país, hoy) los aparentes crecimientos que necesariamente no implica desarrollo. He allí una síntesis del capitalismo que no ha tenido nunca intenciones de ocultar sus propósitos. Que no esconde sus intereses para controlar las distintas esferas de la vida. Que está en todas partes. Póngale la etiqueta que desee el capitalismo siempre aflora. Revienta costuras y deja en pena a los maquilladores políticos.
Ese esquema de producción comunal y complementaria, que estructura el Estado-gobierno, como modelo alternativo socio-económico bien intencionado  sería aprovechable a pesar de las evidentes contradicciones: opera con las idénticas categorías del capitalismo, como ha quedado demostrado en estos años; hace uso de los mismos instrumentos de reproducción material y simbólico que definen “la explotación del hombre por el hombre” porque, aunque la voluntad del colectivo  no quisiera apelar a éstos, los definidores del capitalismo ocupan los más recónditos intersticios de la episteme que alimenta el modo de producción.
Hay que ahondar en el fondo de tales asuntos. Que no nos espanten los verdaderos desenvolvimientos de la realidad de la cual ya dijimos es mucho más grande que los conceptos reduccionistas. Aceptemos que el capitalismo y todas sus derivaciones y efectos: la elusión del plustrabajo, la competitividad, la presión de la rentabilidad sobre las conciencias o ganancia al máximo sin contemplaciones, la acumulación no son invenciones nuevas. Desde el pensamiento liberal clásico que restringe las funciones del Estado a su mínima expresión hasta lo que se está dando a conocer como Neoinstitucional  cuyo asiento del éxito o fracaso de un modelo económico apunta  a la eficiencia u obsolescencia institucional hay una inmensa trayectoria teñida de capitalismo. Ciertos regímenes políticos le han querido aplicar algo de cosmética para hacerlo más digerible.



lunes, 21 de marzo de 2011

TRANSFORMACIÓN UNIVERSITARIA: AJUSTE DE CUENTAS
                                                 Dr. Abraham Gómez R.

Episteme: modelo racional de una época. Lógica
 civilizacional que gobierna los sistemas de representación.
Aparato cognitivo que suministra los dispositivos intersubjetivos
para las estrategias de saber mediante las cuales habla el poder”.
RIGOBERTO LANZ: Las palabras no son neutras, p. 9

Las excusas que se quieran anteponer sobran. Quienes somos hechuras y sentimos serios compromisos con la academia nos encontramos en una interesante al tiempo que inescurrible ocasión para abrir un fértil debate. Obligados estamos por la superación de la Universidad a diseñar y promover una y muchas confrontaciones con carácter plural, donde afloren distintas voces y miradas. Que además abra horizontes tal intercambio de disímiles posiciones para desplegar, con renovados pensamientos, el futuro de la universidad.
Seamos autocríticos y aceptemos que las universidades se han vuelto endogámicas: los tímidos intentos para crecer y reproducirse sólo han tenido más o menos cierta aceptación hacia adentro.
Resulta que cada vez que se desanudan los  intentos para abrir los ojos, para percatarnos del atolladero en que se encuentra la universidad, a alguien se le ocurre que hay que nombrar una comisión de reforma universitaria. Pensamos que por el camino de la reforma no vamos para ninguna parte. Porque la re-forma lleva implícita la intención de analizar únicamente las formas, los aspectos, los bordes, los esquemas, las apariencias. Y de lo que se trata, con contundencia, es llegar a la raíz de del asunto, trastocar y desmontar las lógicas. Desanudar las racionalidades con las cuales de han tejido y deconstruido (Derrida, dixit) los discursos y los pensamientos en  y desde las universidades. La insistente invitación en estos tiempos de cambios viene dada para Transformar la universidad. Toda ella. Transformar: penetrar sin escrúpulos mucho más allá de las formas. Asumimos a plena conciencia que  esos eventos que llevan implícitos signos de mutaciones se asientan en los conocimientos que generamos cuyos pisos nutrientes responden a su específica matriz epistémica. Trasfondo existencial desde donde captamos las realidades. Mundo de vida que nos llena. Ese sustrato que nos alimenta  nuestro casi invariable modo de ser, hacer, conocer, convivir, dentro y fuera de la universidad. Esas matrices epistémicas en cualquiera de sus latitudes culturales y civilizatorias rigen para todos en todas partes: en la  praxis política, en cuanto a lo ético-estético. No hay escapatoria posible: la matriz epistémica nos impronta e inunda nuestra óntica. Ella es prelógica (sin necesidad de pensarla mucho) y  preconceptual (sin entrar en dilatadas definiciones). La matriz epistémica la hacemos nuestra como una fuente que impone, rige y condiciona el modo de producir conocimientos y de tramar los significados de las cosas. Cómo pensar en una nueva ley de universidades  sin que esté antecedido de las apodícticas discusiones de orden epistemológico. En algunos proyectos presentados percibimos atisbos de paradigma transdiciplinario. Luce interesante de entrada. Basta conocer si los proponentes saben de qué están hablando. Si están concientes que la trasdiciplinariedad se conecta indisolublemente con los esenciales componentes de  La complejidad: motivación dialógica-dialéctica, manejos recursivos, disposición hologramática,  visión emergente, auto-eco-organización y con definiciones de la realidad con borrosidades.
La trasdiciplinariedad, en sus diferentes manifestaciones práxicas, debe partir sin evasivas de un serio cuestionamiento a los paradigmas precedentes. Aquí como que se complica el  asunto por cuanto implica poner en entredicho las lógicas de dominación de los signos ideológicos que hasta ahora han sido fundantes de los saberes. Una nueva ley de universidad con esos arrestos trasdicisciplinarios se hace subversiva. Con una nueva “ley de universidades transdisciplinaria” las cosas no serán tan domesticables menos cosificadas. Comporta poner en  tensión a las racionalidades que han anidado  las categorías que sirvieron de base al corpus teorético. Nos alegramos por el debate.

sábado, 19 de marzo de 2011

SE COMETE  DELITO AL DISENTIR

                                         Dr. Abraham Gómez  R.

De modo parecido como se fundamenta, en la actualidad, la sociedad del crecimiento: casi únicamente en base a la obsolescencia programada, es decir la caducidad sistemática de todo cuanto se vaya produciendo. Así hay “sistemas políticos esotéricos” cuyos principios se vuelven   inaccesibles, incomprensibles y de difícil acceso.  Además sólo a los conocedores de sus mitos e involucrados en  sus ritos les está permitido participar. Sin embargo, tales manifestaciones políticas de ocultismos también tienden a extinguirse.
Las escasas maneras a las que apelan los practicantes y divulgadores de esas ambiguaciones consisten en pergeñar imaginaciones de un mundo mejor, al que deben, obligantemente, someterse quienes han jurado “la doctrina” que los vincula. Las posiciones críticas-reflexivas allí no cuentan. Las preguntas que pretendan hurgar más de lo permitido se vuelven irreverentes, sospechosas. Las inteligencias que reverberan para hacerse sentir y proponer son execradas. El otro es un huésped incómodo. La idea antagónica es deleznada como bicha rara. No se admite una palabra extraña en vía contraria. Hoy en nuestro país percibimos que nos encontramos bastante lejos de las claves narrativas de Baudrillard acerca de los desafíos de la diferencia “que constituye al sujeto especularmente, siempre a partir de otro que nos seduce o al que seducimos, al que miramos y por el que somos vistos. Somos, en este sentido, ser para otros y no sólo para la teatralidad propia de la vida social, sino porque la mirada del otro nos constituye, en ella y por ella nos reconocemos. La constitución de nuestra identidad tiene lugar desde la alteridad”. Un elemento adicional apunta a que dentro de los cánones del esoterismo partidista, en esta hora aciaga venezolana, obligan para que prevalezca la fábrica de predicaciones vacías de contenidos, por ejemplo la infalibilidad del hiperlíder, opinador incansable de todo.
Los densos sectores democráticos, respetuosos de los disensos,  auspiciadores de las deliberaciones han venido develando los perniciosos mecanismos instaurados por el  presente régimen nacional: La utilización de los instrumentos y procedimientos jurídicos con el propósito de neutralizar al otro. A quien se oponga. A tales efectos el régimen manipula y coloca a su antojo y designios a quienes dirigen las instancias administradoras de Justicia. La  clásica separación de Poderes de un Estado democrático quedó en el olvido. Hay que someter, según ellos como único recurso que les va quedando, para mantenerse. No cabe la menor duda: estamos viviendo ilimitadas represiones ante un régimen con miedo.   Qué les aconseja el manual para estos casos, de sobra  padecidos por la humanidad: un muy descarado forjamiento para que  las diligencias de los fiscales del ministerio público, las decisiones de los jueces, las actividades de los cuerpos de seguridad y la manera de presentarlos ante los medios de comunicación social que medran ante el oficialismo estén imbricadas y teñidas de “legalidad”, en aparente concordancia con la Constitución. Se traman los juicios sumarios. Se acomodan las sentencias por los delitos de decir o plantear una idea distinta,  explicar las  cosas con un pensamiento diferente. Tales atrevimientos adquieren de suyas cruentas violaciones a “la ley”, por lo que deben ser juzgados y severamente  castigados, conforme a la norma que este “esoterismo político” venezolano impone. Nadie está exento.





jueves, 17 de marzo de 2011

LA  REVOLUCIÓN   DEL “COMO  SI”
                       Dr. Abraham Gómez R.

Entre el crítico más osado que afila con  agudeza  los juicios y quien anda por ahí sólo mirando pasar las cosas queda tejida una común conclusión: el desbarajuste ideológico de este Proceso.
Los teoricistas del régimen en el afán de acomodarle algo de soporte doctrinario a la transición han agotado, prontamente, las canteras de ideas socio-políticas.
Al inicio ningún recato tuvieron para hacer aparecer como digerible, en las primeras de cambio, un híbrido entre Marx y Bolívar. El mundo entero tiene pleno  conocimiento del desprecio que sentía el divulgador del Materialismo Histórico por nuestro Libertador. Una prueba de lo aquí afirmado está contenida en la carta fechada el 14 de Febrero de 1858 dirigida por Marx a  su carnal  y financista Engels “me hubiera pasado de la raya si presento a Bolívar como un Napoleón I. Bolívar es el verdadero Soulouque. Es un canalla, cobarde, Brutal y miserable que mandó a fusilar a Piar bajo las falsas imputaciones de haber conspirado contra los blancos; atentado contra su vida y aspirado al poder supremo…” a los pensadores de la izquierda tarifada les faltó bastante argumentación para hacer creíble este betumen ideológico.
Figurarnos la posibilidad de una revolución bolivariana asentada en las ideas del escribidor de El capital luce, por mucha dialéctica que le echemos, incongruente e intragable. Marx calificaba al  Padre de la Patria con los idénticos elementos categoriales que utilizaba para referirse al para entonces dictador haitiano, arriba nombrado, que surgió de entre los esclavos para cometer fechorías contra su propia gente.
Obligados por el dedócrata los pujadores del ideario  han tenido que virar  la perspectiva ante tamaño despropósito. Al  quedar descubierta la patraña volcaron sus miradas hacia Mariátegui, autodenominado el Amauta que traduce del Quechua, sabio o maestro. La consistencia ideológica del  peruano sacado de emergente está demasiado impregnada de etnicidad. Desde sus adentros rechaza  cualquier replicación: “no queremos que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida con nuestra realidad, en nuestro propio lenguaje al socialismo indo americano…” La iconografía a quienes pergeñan una doctrina para el proceso se les va apocando los márgenes de maniobra. ¿Qué va quedando por ahí? Se  preguntan en estrategia de corifeos…! El Che Guevara..! Responden, al tiempo que reflexionan: El Ché  resulta demasiado poroso para el pensamiento plural y de dignidad  de los seres humanos. ¿Cuál  revolución…Cuál  transformación….Cuál  sociedad ideal…Cuál mundo mejor? En nuestro país únicamente ha prevalecido, en los últimos años, la detestable militarización de los espacios naturales de la sociedad civil, con el agravante de pretender hacer tolerable tal engendro “como si” se tratara de una circunstancia normal y rutinaria,  que según ellos debe tener asimilación cotidiana. Ya hay suficientes evidencias de la abominación que causan los regímenes totalitarios de derecha o de izquierda. Los padecimientos que infligen a la humanidad.
Esta revolución, de extraño acuñamiento ideológico, aspira arreglarse en el todo “como si” hubiera una revolución. Los exégetas del proceso asumen la obligación, con su travestismo rojo, de propagar las bondades  del régimen “como si” a enjundiosos estudios estuvieran invocando, aunque la realidad los desmienta. La honestidad, la eficiencia, la transparencia, la rendición de cuentas, la responsabilidad y el sometimiento pleno  a la ley y al derecho de la administración pública, en este autocratismo, deben simular “como si” fueran normas inexorables.

lunes, 14 de marzo de 2011

                             LA UNIVERSIDAD: IRREVERENTE Y CRÍTICA

                                                Dr. Abraham Gómez R.

                No hay excusa que valga para, quienes somos hechuras y estamos comprometidos con la academia,  pretender escurrir el obligado debate y la plural confrontación que abra horizontes y despliegue nuevas miradas por el futuro de la universidad. Parece un atrevimiento  teñido de audacia que escrutemos a la universidad desde sus interioridades. Eso es lo hermoso. Aunque produzca vértigos. Quiénes más sino nosotros, en sentido genérico para reconocer, luego del diagnóstico más descarnado,  que la Universidad  ha devenido en  una estructura conservadora, que poco o nada ha hecho para ir adaptando sus mecanismos,  y procedimientos conforme a  las exigencias de los tiempos actuales, con lo cual admitimos que las realidades externas llevan un ritmo de aceleración superior, en todo, valga decir hasta para la construcción de conocimientos. Seamos autocríticos y aceptemos que las universidades se han vuelto endogámicas. No temamos en reconocer que las instituciones universitarias sólo han tenido tímidos intentos para crecer y reproducirse únicamente hacia adentro. Añadimos, con tristeza, que casi no conseguimos escenarios serios para la confrontación. En su mayoría esos ámbitos del combate de ideas y  del discernimiento de pensamientos son campos vacíos de espíritu creativo o trincheras de la politiquería y la descalificación. Las teorías o aproximaciones que persiguen dar cuenta de un fenómeno de la realidad de que se trate, en la universidad no son más que tautologías, repeticiones. Problematizaciones planteadas en contextos pasados, curados con sus propios “medicamentos sociales”.  Asuntos  dirimidos ya con mucha anterioridad. Acaso es mentira que nuestras universidades sufren de entrabamientos burocráticos. Que están aquejadas de una deplorable desestructuración en su organicidad y en su conexión externa. Que están demasiado ideologizadas. Que la descontextualización en que se encuentran las ha hecho perder pertinencia social, y como consecuencia pertenencia e identidad en su mundo de vida. Con este diagnóstico, que bordea el catastrofismo, y porque anhelamos a la  Universidad en constante combate, sin entregas obsequiosas al poder, se asoman variadas opciones: dejar que algunos se sigan haciendo los locos. Otros tantos que pasen  displicentes, indiferentes como que la cosa no fuera con ellos.  Contemplar a los huidizos en estampida, esos quienes dejan el asunto para que los demás lo resuelvan, y una considerable pléyade que deseamos encararlo comprometidamente. Hacerle frente. Reimpulsar el espíritu crítico, pero resulta que cada vez que se ha intentado abrir los ojos para ver en el atolladero en que se encuentra la Universidad, a alguien se le ocurre que hay que nombrar una comisión de reforma universitaria. Esa salida la hemos  antagonizado siempre, porque, pensamos que por el camino de la reforma no vamos para ninguna parte. La re-forma lleva implícita la intención de analizar únicamente las formas, los aspectos, los bordes, los esquemas, las apariencias. Y de lo que se trata, con contundencia, es llegar a la raíz del asunto, trastocar y desmontar las lógicas, desanudar las racionalidades con las cuales de han tejido los pensamiento en  y desde las universidades. La “perversa invitación” de hoy es para Transformar a la universidad, para que recobre su talante protestatario-reflexivo, toda ella. Transformar es adentrarnos mucho más allá de la forma. La tarea inicial para que operen esos elementos transformacionales deben y tienen que partir de un cambio actitudinal de nosotros. Lo que ha venido aconteciendo es que en nuestras universidades  se le confiere casi absoluta legitimación y validación a los saberes que se pesan, que son  medibles, a los conocimientos que se someten a comprobación, verificación, contrastación con la realidad  empírica. En las universidades se han marginado, tal vez execrado, al momento de construir y constituir los conocimientos,  las otras  muchas densidades epistémicas. Las emociones, los valores, por ejemplo.
Una iniciativa de transformación para ensanchar la cognoscibilidad en las universidades se obliga a tejer todas las dimensiones inmanentes y trascendentes de los seres humanos.

viernes, 11 de marzo de 2011

         LA TRANSFIGURACIÓN DEL DELITO
                                                  Dr. Abraham Gómez R.
                                        
      Hace algunos años hubo intentos serios para alcanzar cierta  tipología de los hechos atroces cometidos. Se dieron esfuerzos para precisar alguna clasificación de los delitos y de  delincuentes.
 Cuando se tenían los atributos, más o menos claros, para conceptuar a la delincuencia había casi que una mejor manera de ejecutar las Políticas y las  estrategias con la finalidad de contrarrestar este flagelo social, a partir de las taxonomías que eran del dominio de los  especialistas.
 Más aún, desde los organismos de seguridad y orden público del Estado se hacían operativos con la presunción  de que los resultados serían ligeramente favorables a la tranquilidad ciudadana.
Pero, qué ha venido sucediendo últimamente. Por qué las acciones que propenden  a constreñir las fechorías   son pocas e inocuas. Por qué los índices  criminógenos van en aumento.
Interrogantes éstas que concitan a muchas reflexiones en diferentes espacios y amplias responsabilidades. En seguida explicamos este aserto.
Primeramente, los conceptos y las categorías que denominaban a la delincuencia y sus actos consecuenciales se han desdibujados, se han transfigurados. Los determinantes tradicionales  de hechos calificados como delitos ya no cuadran con la lamentable realidad que corre en estos días aciagos fuertemente marcados por la criminalidad. Por ejemplo, no hay horas específicas: los delitos ocurren lo mismo de día que de noche. Otro elemento que quedó atrás es el encuadramiento de los delitos en algunas temporadas. Solíamos decir que había unos meses del año que eran  como más propensos para hechos delictivos. Contrariamente a lo precitado qué está sucediendo. Ahora  en cualquier época  se cometen fechorías. Antes señalábamos que ese era un fenómeno de las grandes ciudades. Resulta que indistintamente a la condición de metrópolis o pueblos las cifras rojas del delito las conseguimos sin distinción socio-económica. Había el atrevimiento de apuntar que la mayor proporción de los ataques a las personas o bienes estaban en la dirección e intención invariable de pobres contra ricos. En la actualidad encontramos a pobres arremetiendo contra pobres. Así clarito. Podemos, en este curso de análisis, ir desenhebrando esta madeja.
Confrontada esa  cruda realidad, descrita sucintamente. Tenemos, entre muchas, tres opciones: ser indiferentes. Como si nunca nos fuera a tocar de modo directo. Otra salida, según algunos, sería huir espantados pero sin aportar nada para solucionarlo. Y la que nos impone la Conciencia Ciudadana: encarar desde múltiples ángulos esta problemática porque estamos convencidos que un sólo sector oficial o de la sociedad civil en general no resuelve tamaña patología social.
Si. La llamamos enfermedad del colectivo porque así como  el organismo vivo se enferma tambien se enferma la sociedad, y no bastan las leyes  o los operativos de represión. A lo que hemos denominado fenómeno delincuencial tenemos que entrarle entre todos para buscar su eficiente corrección.
 Justamente, ha sido tal nuestra preocupación y ocupación  desde la universidad, con el propósito de  reconstruir su pertinencia social, que se compromete en la solución de tal problemática en lo que sabe hacer: generar conocimientos. Por ello ya hay a disposición de quienes lo soliciten estudios enjundiosos de las Nuevas Tipificaciones delictuales de la Venezuela de hoy, producto de  historias de vida narradas por  sus  protagonistas.



miércoles, 9 de marzo de 2011



¿TODOS  (LOS LANZ)  AL CONUCO?

                                     Dr. Abraham Gómez R.

Cada cierto tiempo, para evitar ser deglutidos por  el olvido, los intelectuales  que han asumido la representación ideológica de la izquierda en nuestro país, nos  sorprenden con propuestas unas más extravagantes que las otras. Total, para ellos el mayor interés viene dado por la   atención que circunstancialmente acaparan. Aunque efímero, tal  foco de expectativa hay  que aprovecharlo, según tales exegetas del proceso, hasta que se apaguen los reflectores.
En qué cabeza cabe, en estos tiempos de permanente avance científico-tecnológico, que para lograr nuestra soberanía y seguridad agroalimentaria tengamos que regresar al sistema rural de producción conuquera de los primeros años del siglo pasado, de ingrata recordación en Venezuela. Además, con la pretensión de convencer  a sus copartidarios incautos (y escasamente letrados) se deja colar en ese desquiciamiento teórico que ello constituye un “paradigma alternativo”  viable y funcional  para el desarrollo nacional. En el telos de esos menesteres de reinstalación de mentalidad ruralista, que han denominado con el eufemismo “Todas las Manos a la Siembra” amenazan con emprender los cambios de los diseños instruccionales en las áreas de conocimientos agropecuarios, las modificaciones de las prácticas docentes y  de los contenidos curriculares en los Institutos tecnológicos y en cuatro Universidades Experimentales.
Hay un detalle, de entrada, obviado por los proponentes: el crecimiento interanual de la población venezolana  por el orden del (2,75 %), consecuentemente apareja una demanda ilimitada de bienes  y servicios. Ante un incremento de solicitudes de  distintos rubros para satisfacer las necesidades alimentarias, entre muchas otras, un modelo productivo campestre, de mínima escala, de mera condición subsistencial no resuelve  la crisis; al contrario la profundiza  por cuanto extiende, complica y entraba  las posibles macro soluciones. Al tiempo que levanta falsas expectativas que  derivan en desilusiones y frustraciones.
Para corregir  la escasez estructural que hemos venido arrastrando lo propio es invocar  la confianza, como palabra clave. Pero parece que la seguridad jurídica y personal, la producción intensiva, con la participación del sector privado, bajo el propósito de cumplir con los planes de abastecimiento nacional  y a los fines de exportaciones excedentarias son anatemas  para quienes rompen lanzas por  el conuquismo del siglo XXI.
Por lo  pronto surgen algunas ingenuas interrogantes que tal vez el coordinador del programa en cuestión las aclare. ¿Los productos generados en  ese modelo retrógrado, en su totalidad serán para consumo interno de la comunidad, cual falansterio de Fourier, o habrá la posibilidad de algún intercambio con las lógicas de las ganancias que impone el mercado? Con idéntica agudeza, no poca gente pensante y crítica de  los espacios académicos y de los sectores productivos les gustará conocer si los Ministerios de Educación Superior, Ciencia y Tecnología y de Agricultura y Tierras legitiman o por lo menos consienten  una propuesta  regresista, como la asomada.  Quizás la misma se entronque con la tesis del regateo ya develada, como mecanismo expedito para abatir la inflación. Nos toca saber en lo adelante: cómo calzarán los planes, programas y perfiles ocupacionales en el diseño curricular con decidida impronta conuquera. Si, por ejemplo, Garabato I prela sobre Troja II. Si las instituciones universitarias destinadas a los fines de cumplir esta forzada pertinencia campesina darán igual número de unidades crédito a Escardilla II y a Chícora III. No tenemos dudas de quienes  cumplirán las labores pioneras de docentes. Pero eso sí, siempre a la sombrita.


domingo, 6 de marzo de 2011

Nuestra palabra en el inicio de la Semana Internacional de la Mujer
















El hombre es la más elevada de las creaturas. LA MUJER el más elevado de los ideales.
El hombre tiene la supremacía.
La mujer la preferencia. La supremacía significa fuerza, la preferencia representa el derecho.
El hombre es un código, la mujer un evangelio.
El código corrige, el evangelio perfecciona.
El hombre es un templo.
La mujer es el sagrario.
Ante el templo nos descubrimos, ante el sagrario nos arrodillamos.
El hombre es el águila que vuela.
 La mujer el ruiseñor que canta.
Volar es dominar el espacio, cantar es dominar el alma.
El hombre tiene un farol…la conciencia. La mujer tiene una estrella…la esperanza.
El farol guía, la esperanza salva.
El hombre está colocado donde termina la tierra. La mujer donde comienza el cielo.

sábado, 5 de marzo de 2011




    Para  resignificar nuestros espacios vitales
                                                   Dr. Abraham Gómez R.*
Ya ha sido bastante estudiado que las grandes civilizaciones de la humanidad han nacido y crecido al lado de inmensos cuerpos de agua. En sus distintos tramos culturales los seres humanos hemos apelado de manera consuetudinaria a los aportes variados de nuestros congéneres por una simple razón: porque nos necesitamos. La  condición gregaria que intrínsecamente nos ha acompañado está en cada intersticio de nuestra socialidad; y eso hace que resulte imposible que podamos escurrir los modos humanos de compartir e intersubjetivarnos.
Tal vez por ingenuidad o displicencia alguien llegue a preguntarse en cuanto a la posibilidad de “vivir” aislado, de proponerse una estructura parcelada ajena, distante de la mundanidad. Las consecuencias de tales determinaciones hoy serán fatales. La red de conectividades que incesantemente se ha venido tejiendo, personales o tecnológicas no permite esos caprichos o desvaríos. Ante nosotros un destino contemporáneo  indesligable: estamos obligados a convivir o para mejor decir comprometido a con-sentirnos. Tal enlazamiento colectivo constituye un inexorable desafío en estos tiempos en cualquier parte del globo terráqueo. Se ha impuesto la Alteridad. No somos nada ni nadie sin nuestros semejantes. Sin dudas La Otredad dándose en su máximo esplendor.
Aceptado así, entonces, qué nos queda por delante. De entrada hacer más vivibles los espacios socio-geográficos que hemos escogido para vincularnos en los diferentes e inacabables procesos de subsistencia y existencia. De apropiarnos de los bienes de la naturaleza para crecer orgánicamente y construirnos pensamientos para progresar intelectivamente.
Debemos reflexionar, con fuerza crítica, que no basta la ejecución de Políticas Públicas por parte de quienes rigen la “cosa del Estado”, si aparejado a esto los Ciudadanos no llegamos a comprender que somos la entidad social más importante.

 Las ciudades en tanto diseños modernos pactados para arreglarnos y satisfacernos las necesidades en común, no van más allá de la devoción que pongamos los ciudadanos para que nuestros ámbitos urbanísticos adquieran en sí mismos prácticas, funciones y hermosas configuraciones. Aunque hayan aparente o explícitas manifestaciones de los entes estatales por solucionar los entuertos públicos si quienes habitamos no ofrecemos la mínima voluntad para con-vivir casi nula será la tarea.
Empecemos con pequeños detalles, lejos de los monumentalismos, por el absoluto respeto con nosotros mismos, con espontáneos gestos de cortesía. Demos rienda suelta a reconocernos como gentes. Luego busquemos, con sentido de pertenencia, a identificarnos  con las infraestructuras públicas, cualquiera sea su denominación. Asumir a conciencia, que los “activos públicos” no son ni del Estado y menos de los gobiernos. Han sido construidos con la finalidad de ensanchar nuestra dimensión ciudadana.
Transcurrirán algunos otros años, junto con un inevadible aumento poblacional, habrá un crecimiento de demanda de servicios en todos los órdenes, para lo cual se hace obligante planificar, decisiones desde ahora para las acciones futuras. Nuestras Ciudades con creces  se lo merecen. A cada rato invocamos el potencial natural, recursos naturales y ubicación geográfica privilegiada como    ventajas comparativas, que ciertamente las tenemos, pero nos será muchísimo más útil cuando  el Talento Humano venezolano comprenda que, a pesar de las confrontaciones ideológicas necesarias, con sentido sinérgico constituyamos el baluarte de nuestra “humana condición”.
·        Doctorado en Ciencias Sociales. U.C.V







viernes, 4 de marzo de 2011

                 SOCIALISMO  CUARTELARIO
                                         Dr. Abraham Gómez  R

Ya hay una develada manifestación que busca aclarar conceptos, por parte de los propaladores del conocido hasta no hace mucho socialismo del siglo veintiuno. Tan abundante habían sido las demandas y exigencias  para que explicitaran su engendro teórico que no les quedó otra alternativa que exteriorizar la calidad del tejido de esa rancia utopía.
Quizás la mayor extravagancia sobresaliente, en lo que Laclau denomina “la revolución de nuestro tiempo”, viene aportada por el indisimulado carácter marcial que ha comenzado a destilar el proceso. Pensamos siempre con los naturales referentes de lo pretérito, que nutrimos hoy con las propiedades epistémicas que nos son inherentes. Subyace en nuestro imaginario una genealogía que implica revisitar con mirada acuciosa el pasado desde el presente. Interrogar a lo  dicho y hecho qué tienen para enseñarnos en perspectiva. Desde luego, que en tales tareas una tradición intelectual y académica seria jamás caería en la sumisión y menos en la repetición de consejas que conlleven nuevamente a los descalabros socio-políticos  padecidos por la humanidad. Por ejemplo: socialismo real, leninismo, stalinismo, maoísmo, pol-potismo y demás.
En una sociedad democrática  las ideas se debaten, se confrontan. Los pensamientos contrapuestos se resuelven mediante el discernimiento. Por el contrario, en una “comuna” con régimen autocrático, con pretensión totalitaria, las libertades quedan constreñidas. Allí el Estado ejerce todo el poder de modo intenso y extenso. El ciudadano y la sociedad civil quedan sitiados. Cómo calificar de socialismo-democrático al pretensioso modelo que apuran instaurar en nuestro país, cuya esencia es la estatización de la sociedad. Donde las decisiones se imponen acríticamente y toda iniciativa responde a la potestad y capricho  de alguien con espíritu mesiánico. Esta particular y muy deleznable actitud  para conducir en la época actual a un país, ni Chomsky lo comparte “esa organización de la sociedad tiene varias consecuencias inmediatas. La primera es que, de una manera muy sutil (…), induce a gran parte de la población, sometida a decisiones arbitrarias tomadas desde arriba, a aceptar la mentalidad autoritaria. Y, en mi opinión, eso tiene un efecto muy profundo sobre el  carácter general de nuestra cultura, que se manifiesta en la creencia que hay que obedecer órdenes arbitrarias y plegarse a las decisiones de la autoridad”. No caben dudas, añadimos nosotros, que  por los últimos eventos registrados hay una intención  acelerada para el sometimiento forzoso o sibilino de todos los asuntos  atinentes a la población civil venezolana a una cuadriculación y disciplina militarista.
La ahora conocida fuerza armada nacional bolivariana sustenta su estructura en una estricta jerarquización que conforma una pirámide.  Igualmente para operacionalizar el funcionamiento de la misma, se establece la cadena de mando y el cumplimiento para sus integrantes mediante la observancia del órgano regular, a través del cual deben formular las tramitaciones ante las altas autoridades militares. Aspecto éste muy específico para los fines y propósitos de una actividad de orden militar. Asuntos, de la interioridad de los cuarteles que no entramos a discutir, aunque la doctrina de la obediencia debida está seriamente cuestionada. Lo que sí rechazamos, aservamente, es que se pretenda proyectar esas directrices  y conductas cuartelarias para el resto de la sociedad.
 Porque la historia nos ha dado, permanentemente, lecciones para que sepamos diferenciar las texturas teóricas de los regímenes políticos en sus orígenes y las distorsiones en que éstos devienen nos atrevemos a conjeturar que un gobierno de densa ideología y carácter militarista tiene propensión al fascismo.