miércoles, 28 de abril de 2021

Guayana Esequiba: entre la CIJ y

las fauces de la Commonwealth

 

Dr. Abraham Gómez R.

Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Miembro de la Fundación Venezuela Esequiba

Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV)

 

La mancomunidad de las (54) naciones, que en alguna etapa histórica habían sido colonias del Imperio Inglés, se reúnen cada dos años.

Tal congregación, conforme a la reglamentación que han establecido al respecto, se lleva a cabo en un Estado miembro, con carácter rotatorio, y asume la presidencia de ese cónclave el primer ministro o presidente de la nación anfitriona, quien se convierte en la máxima autoridad en ejercicio de la Commonwealth hasta la próxima asamblea.

Ha resultado que la cofradía, originalmente programada para 2019, se había pospuesto para el año pasado; pero debido a la pandemia del coronavirus, no se pudo efectuar.

Nos acabamos de enterar que han pautado el próximo encuentro para el 21 de junio del 2021, en el centro de Convenciones de Kigali, Ruanda. Consecuencialmente, al frente estará Paul Kagame, jefe de Estado de ese país africano.

Por cierto, nos llama la atención que será la primera Cumbre de la Commonwealth que se celebrará en un país que no había sido colonia británica o dominio del Reino Unido.

 

El eje temático vertebrador, el cual fue discutido y aceptado por las comisiones delegadas que preparan la asamblea con anticipación, es el siguiente:  "Hacer realidad un futuro común: conectar, innovar, transformar".

Hasta ahora, todo parece que discurriera bajo completa normalidad.

Lo sorprendente viene de seguidas con la agenda, contentiva de   los aspectos que serán debatidos, analizados y aprobados.

 Veamos: gobernanza y estado de derecho, TIC e innovación, juventud, medio ambiente y comercio, litigio guyanés en la Corte Internacional de Justicia, multilateralismo, valores democráticos, desarrollo sostenible, empoderamiento de las mujeres y los jóvenes.

 

En el pueblo guyanés, según publican sus diarios, se mantiene la creencia que producto de las esperadas deliberaciones en ese encuentro internacional de países identificados por sus raíces sociohistóricas, ellos puedan obtener apoyos y disposiciones mucho más concretas, resoluciones escritas que trasciendan lo puramente retórico.

 Por ejemplo, las dos grandes organizaciones políticas dentro del Parlamento Nacional, tanto del oficialismo (Partido del Progreso Popular), como de la oposición (Congreso Nacional Popular), han entregado, desde ya, a la delegación que viajará para tal ocasión, un voto de confianza para que se traigan un acuerdo suscrito por los jefes de Estados.

Tanto que, el presidente de Guyana Irfaan Ali ha condicionado su presencia en Ruanda siempre y cuando le permitan hacerse acompañar por parte de los coagentes que representan a ese país, en la Corte, Shridath Ramphal y Payam Akhavan; con la finalidad de que les sea concedido un derecho de palabra en la plenaria, para explicar cómo se ha llevado el proceso litigioso frente a Venezuela, en el mencionado Alto Tribunal de La Haya.

Asimismo, han adelantado una aproximación del documento de absoluta solidaridad que ellos aspiran sea rubricado al concluir este evento.

De verdad que los asuntos de la Commonwealth y todo cuanto significa y comporta esta entidad internacional no es de nuestra incumbencia.

Con seguridad, lo que sí nos interesa – y mucho—apunta hacia las determinaciones que deben tomarse en nuestro país en relación al proceso jurídico que se adelanta en la Corte Internacional de Justicia; instancia jurisdiccional que en sentencia del pasado 18 de diciembre se asumió con competencia para conocer el fondo de la controversia que sostenemos con la excolonia británica.

Con los elementos de probanzas que las Partes consignarán, la CIJ resolverá la validez o invalidez del Laudo Arbitral de París, del 03 de octubre de 1899. Nuestro equipo tiene que abocarse a demostrar – en su debida ocasión y lugar-- porqué calificamos ese Laudo de írrito y nulo; además sin eficacia jurídica.

 Ahí, justamente, es donde debemos mantener nuestra expectativa y foco de atención.

Lo que nos corresponde hacer, sin perder tiempo ni perspectiva, es ir afinando nuestras estrategias para desplegarlas en el momento exacto cuando nos presentemos: 08 de marzo del 2022; fecha para que se efectúe – por cuenta nuestra -- el acto de consignación del memorial de contestación de la demanda; y directamente hacernos      parte del juicio, con nuestra manifestación de consentimiento e inequívoca de obligarnos.

 No hay nada de qué temer; porque poseemos los más contundentes elementos jurídicos, históricos, cartográficos; para apertrechar nuestras alegaciones de hechos y de derecho.

La contraparte está consciente del inmenso caudal de recursos probatorios oponibles que poseemos.  

Ellos, cuando les toque la ratificación del recurso interpuesto, nunca presentarán títulos traslaticios (como los tenemos nosotros); por cuanto carecen del más mínimo documento que los respalde, en estricto derecho.

Precisamente la contraparte lo que desea – en su artera maniobra-- es que Venezuela siga invocando la No Comparecencia, para que surta efecto el artículo 53 del Estatuto de la Corte:” 1. Cuando una de las partes no comparezca ante la Corte, o se abstenga de defender su caso, la otra parte podrá pedir a la Corte que decida a su favor. 2. Antes de dictar su decisión, la Corte deberá asegurarse no sólo de que tiene competencia conforme a las disposiciones de los Artículos 36 y 37, sino también de que la demanda está bien fundada en cuanto a los hechos y al derecho”.

Ya la Corte nos ha dicho – sin remilgos-- que el contenido del mencionado artículo constituye una norma legítimamente aplicable en estos casos.

¿Acaso la Corte no nos asomó – con la decisión del año o pasado—que está dispuesta a emitir su fallo, inclusive sin la representación de Venezuela?

Tengamos claro y pendiente que el juicio no se paralizará por nuestra ausencia.

Particularmente, he sido respetuoso de las alternativas de solución a la contención que algunos sectores y personas han presentado. Unas más extravagantes que otras. Cada quien expone y opina cómo adelantar acciones para reivindicar la Guayana Esequiba – séptima parte de nuestra geografía venezolana—que con vileza y tratativa tramposa nos la arrebataron.

 

 

 

 

 

 

 

       

 

 

 

domingo, 18 de abril de 2021

 Para frotar el genio en las palabras

Dr. Abraham Gómez R.

Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

 

Hoy pienso más las palabras. El pensamiento es como contrapeso del poder y de la sociedad. Aquél tiende a volverse perverso y ésta a aletargarse. En todo caso, lo más importante es el desarrollo de la conciencia; para lo cual la lectura es decisiva”.

                                                                                                   Rafael Cadenas

 

En la presente fecha, como siempre, nos sentimos orgullosos y satisfechos de rememorar a todos quienes utilizan el castellano-español para sus respectivas producciones literarias y en sus distintos actos de habla.

Hemos venido aprendiendo –porque se nos vuelve indetenible este hermoso proceso—que los libros son objetos mágicos; que nos permiten ensanchar la imaginación.

Con seguridad coincidimos que leer no es únicamente” consumir” o desmontar signos lingüísticos; sino crear, elucidar, proponer, recomponer; y como un hecho curioso, a menudo somos los lectores quienes le revelamos a los autores qué fue lo que en realidad escribieron; cuán densa o superficial es su aporte escritural.

Aunque, no toda lámpara tiene su genio; de lo que sí estamos seguros es que lo que brota también depende del espíritu, la mentalidad y las sensibilidades de quien fricciona el candil. De quien se involucra en los textos con devoción.

Cuando nos disponemos a leer – a restregar al faro— para desafiar al genio estructurado de palabras que allí se aloja, nos abandonamos a la multiplicidad de inquietudes de la mente, y accedemos a concentrarnos; a seguir el curso de una idea, de una argumentación; a confrontarla con nuestras propias consideraciones.

Hay libros que ayudan a acrisolar miradas de los hechos. Hallamos párrafos, descriptores de la realidad, que nos reinstalan en elusivas situaciones. Hay obras literarias que nacen para ser vividas.

Miguel de Cervantes --quien se despidió tal día, como hoy-- pudo haber creído, quizás, que estaba contando apenas una fábula divertida de un hombre que enloquece, después de devorar muchos libros; y que se lanza a vivir aventuras, que solo ocurren en su imaginación. Sin embargo, cada vez que hacemos relecturas del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha encontramos en sus páginas toda clase de enseñanzas; redescubrimos en la hermosa literatura renacentista española del siglo XVII uno de los más complejos retratos de la humanidad.

Escritores y lectores nos estamos haciendo siempre la misma pregunta: ¿quién decide lo que conviene leer, y quién lee para pensar y decidir?

José Balza, elogiado Individuo de Número de la Academia de la Lengua,  es considerado en la actualidad el más destacado y legítimo representante de la narrativa latinoamericana, señala:” El crítico es un lector natural superior; es más necesita serlo durante un largo período o intermitentemente durante su vida. De esa forma, la escritura de los otros se vuelve parte de su metabolismo. No hay crítico sin un vasto pasado literario…”

En el libro de mi autoría “Hombres en la historia contemporánea del Delta”, Balza nos explica que siempre ha sido muy disciplinado para escribir; que lo asume como un grado de sacerdocio con la vida y la belleza. Se atreve a enjuiciar de este modo: el lenguaje no perdona; o te hace decir tonterías, o te lleva a lo más hondo de la realidad de las personas.

Según nos ha detallado, él escribe en horas de la mañana; no obstante, puede sentir el eco de algo, un suceso, cosas que comentan; y entonces, obedece de inmediato al llamado. Se pone a trabajar donde quiera que se encuentre; para lo cual hace uso de una servilleta, un cuaderno, la tableta.

 Nos confiesa que todavía dibuja; por lo que le encanta viajar con lápices, pinceles y una acuarela.

Suficientes críticos literarios han advertido que Balza se ha hecho tan versátil y prolijo que ha llegado el momento que estudiar la narratología balziana por etapas, géneros, giros estructurantes, contenidos referenciales, motivaciones. Valga decir que su corpus de expresividades literarias ha construido – en sí misma—una cartografía multiforme.

 

Con idéntico propósito, destacamos al   admirado doctor en historia Horacio Biord Castillo, quien se nos proyecta y materializa, por su extensa obra a lo largo de muchos años y circunstancias, como un venezolano excepcional; además, por su paciencia impregnada de la grandeza del sabio, que no llega jamás a barruntar a nadie con odiosa erudición; contrariamente, le apasiona aprender de todo – de todos—y a cada instante.

La dinámica de su vida intelectual está signada por la constante y fecunda interlocución; porque está consciente que constituye una vía expedita para dar y recibir conocimientos. Comporta una densa lección para el aprendizaje societal cada reflexión del actual presidente de la Academia Venezolana de la Lengua: “…El buen decir es el decir no necesariamente complaciente, pero sí adecuado al momento y las circunstancias, a los contertulios y su perspectiva contextual, a sus historias. No es buen decir el decir de manera atolondrada, sin parar, sin discurrir, sin meditar. A veces, aunque parezca paradójico, es mejor callar que insultar, mejor callar que decir sandeces o rebajar de tales maneras la condición del hablante, del entorno, la majestad de las instituciones y de los cargos.”

Me ha dicho en reiteradas ocasiones el licenciado en letras, Biord Castillo, que le ha tocado recorrer gran parte del país y ha notado ciertos fenómenos lingüísticos que antes pensaba que eran muchísimo más confinados a ciertas regiones y ahora percibe y analiza que no, que son sumamente amplios. Y que están relacionados con pobreza, exclusión, marginalidad y educación que no es de calidad.

Se pregunta y nos interpela con la siguiente interrogante: ¿qué haremos ante tal fenómeno?

Coincidimos en que, como él lo sostiene: “Es necesario llegar hasta los estratos sociales menos favorecidos e incidir en la optimización del uso del español como la lengua mayoritaria del país. Si no, los problemas que hoy observamos se acrecentarán y no habrá solución a injustas situaciones de opresión social e inequidades”.

Cada ejercicio crítico-reflexivo suyo va precedido de enjundiosas argumentaciones.

Hoy se reafirma con propiedad –en nuestra comunidad de hispanohablantes-- que hay un lazo indesligable entre el libro y la historia de la humanidad. Uno y otro se entrecruzan como engranaje efectivo para la   transmisión de valores y saberes; para la recreación, la expresión estética y el goce imaginativo de las diferentes civilizaciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 11 de abril de 2021

 

Esa perversión exquisita del capitalismo

Dr. Abraham Gómez R.  

Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua                                                                   

                                                                         

“…El capitalismo es la única opción que tiene un mundo tan competitivo y globalizado; pero también es cierto, que ante las graves crisis económicas y los problemas sociales que afectan a la gente, no es posible mantener un esquema que se centre sólo en la obtención de ganancias, sino que asuma un rol protagónico en la generación de mejores condiciones de vida…”

                EMETERIO GOMEZ: La responsabilidad moral de la empresa capitalista, p.83

 

la realidad vive llena de contradicciones, cambios y transformaciones.

Acaso no le ha sucedido a usted que aquello que aparentaba ser simple resulta que viene cargado de complejidades.

Hay un abanico permanente de posibilidades frente a nosotros, al momento de decidir. Precisamente allí es donde radica la manifestación de talento: saber escoger. La gente se inclina, --la mayoría de las veces-- por sintetizar los elementos participantes; por   construir un híbrido.

Lo real, en el ámbito que se nos antoje, se vuelve escurridizo, múltiple y mutable. Preguntémonos, cómo hacer entonces para encerrar caprichosamente la existencia humana, con todos sus desenvolvimientos en una sola e invariable fórmula, en una pétrea imagen, en una única ideología. Nos parece que es poco menos que imposible.

 Otra pregunta a propósito: cómo hacer para dejar a un costado las claves de lo viviente, de la “afirmación de la existencia” según la llamaba Nietzsche. Impensable, desde todo punto de vista y sentido.

Frente a discursos contentivos de racionalidades fuertes, de posiciones verticales procuramos alzar blasones de movimientos transversales; armar suficientes entrecruzamientos de ideas, cuyas esencias vienen dadas por la pluralidad; aunado a la disposición dialéctica –sin ningún temor-- para confrontar las cosas; para religar los procedimientos con otras lógicas.

Quienes han asumido la tarea histórica de diseñar las posibilidades de subsistencia, a través de las cuales pueda discurrir la humanidad, se han encontrado con un inmenso dilema que les resulta insoluble: insistir en encallejonarse en ideas anacrónicas que no admiten críticas o abrir sus   mentalidades a lo plural, para compartir modos de decir, hacer y ser.

Prestemos atención a lo siguiente, que nos atrevemos a expresarlo con la mayor objetividad. Con motivo de la pretendida transformación estructural del sistema socio-económico venezolano, que desde hace más de dos décadas aspira erradicar las relaciones y modo de producción y de dominación que “privilegia a un sector minoritario sobre una mayoría empobrecida”, se propuso –sin asidero ni consolidación-- el ya famoso desarrollo endógeno, afincado en un modelo a partir del cual las comunidades desplegarían sus propias iniciativas; donde las decisiones irrumpirían desde adentro.

¿Sería algo nuevo bajo el sol? Jamás lo creímos.

Veamos: Keynes propuso también en su tiempo un “modelo de desarrollo endogenista”; basado en la demanda interna, específicamente en el gasto público del gobierno. Teorizó que el principio multiplicador simple de la inversión del Estado sostiene, mediante los recursos fiscales, (similar a lo que hemos venido arrastrando en nuestro país, desde hace casi veinticinco años) los aparentes crecimientos, que necesariamente no implica desarrollo.

He allí un sesgo maquillado de capitalismo, que no ha tenido nunca intenciones de ocultar sus propósitos. Capitalismo que no esconde sus intereses de controlar las distintas esferas de la vida. Que está en todas partes. Póngale la etiqueta que desee; pero el capitalismo siempre aflora. Revienta costuras y deja en pena a quienes hacen uso político de su inmenso espectro.

Analicemos esta otra arista del asunto. El esquema de producción comunal y complementaria, --que se pretendió desde el Estado-gobierno, como modelo alternativo al capitalismo--, pudo haber sido aprovechable a pesar de las evidentes contradicciones. Primero, operaba con las idénticas categorías del capitalismo, como ha quedado demostrado en todos estos años. Ese modelo comunalista (¿comunista?), en su fracasada fase preliminar, hizo uso de los mismos instrumentos de reproducción material y simbólico que definen “la explotación del hombre por el hombre”; porque, aunque la voluntad del colectivo no quiso apelar a éstos; los sustratos rancios y duros del capitalismo ocuparon los más recónditos intersticios de la episteme que alimenta el modo de producción capitalista. Por más que se tongoneaban siempre se les veía el bojote

Los teoricistas del régimen, en el afán de acomodarle algo de soporte doctrinario a la transición de los modelos de producción, agotaron, prontamente, las canteras de ideas económicas. Hoy acuñaban una idea, mañana se inclinaban por otra. El capitalismo se les volvió terco y autoritativo.

 Acaso es innegable el desbarajuste ideológico de este “Proceso”. Hasta ahora no encuentran sustentación ideológica que les sirva de piso; porque, en nuestro país únicamente ha prevalecido, en los últimos años, la detestable militarización de los espacios naturales de la sociedad civil, con el agravante de pretender hacer tolerable tal engendro “como si” se tratara de una circunstancia normal y rutinaria. Militares a sus cuarteles, porque de economía nada saben.

A los civiles no nos espantan los verdaderos desenvolvimientos de la realidad; de la cual ya dijimos es mucho más grande que los conceptos reduccionistas.

 Admitimos que el capitalismo y todas sus derivaciones, desviaciones y efectos: la elusión del plustrabajo, la competitividad, la presión de la rentabilidad sobre las conciencias o ganancia al máximo sin contemplaciones, la acumulación; en fin, todo ese enjambre no son invenciones nuevas.  Hay que luchar contra muchas de esas perversiones e intentar controlarlas.

Desde el pensamiento liberal clásico que restringe las funciones del Estado a su mínima expresión, hasta lo que se está dando a conocer como Neoinstitucional cuyo asiento del éxito o fracaso de un modelo económico apunta a la eficiencia u obsolescencia institucional hay una inmensa trayectoria teñida de capitalismo.

Ciertos regímenes políticos –de tendencias totalitarias--le han querido aplicar al capitalismo algo de cosmética para hacerlo más digerible; y han quedado en el intento.