miércoles, 14 de diciembre de 2011


TRAMPA SEMIÒTICA EN LA PALABRA MUJER
Dr. Abraham Gómez R.
Doctorado en Ciencias Sociales UCV

Por muy  desprevenido que se encuentre usted al pronunciar una palabra, le  resultará interesante hurgar en los intersticios del vocablo para llegar a conocer cuánto misterio e intención encierra  aunque sean pocas letras juntas en búsqueda de sentido. Hagamos una “tomografía” de bastantes cortes a la palabra mujer Es una palabra muy antigua y con tantísima densidad socio-cultural y emocional, que desde que se  formó ha ido evolucionando su estructura y en significado hasta llegar a su valor actual. El término latino original es mulier, que deviene al español como mujer. La primera pregunta que destaca es si este nombre nació para llamar exclusivamente a la representación femenina del género humano, o sirvió ya desde que fue acuñado para denominar a las hembras en general. También nos sorprende y plantea algunas interrogantes en esa dirección, la proximidad con mulcere, que significa palpar, tocar suavemente, acariciar... y mulgere, que quiere decir ordeñar: la evidencia del parentesco entre estas dos expresiones lexicales no amerita mayores comentarios. Por otra parte, Debemos apuntar la inequidad de género, que se plantea hacia la mujer a lo largo de la historia.
 Como posición nuestra y en principio categórico rechazamos la trampa semántica urdida a partir  de la palabra mulier de donde proviene el étimo mujer. ¿Saben por qué?  Porque ésta traduce, blando, floja, aguada, falta de juicio, envuelta en el ámbito doméstico, laxa, pura emoción. Muchísima razón tiene nuestro insigne epistemólogo venezolano Rigoberto Lanz cuando nos ofrece, en su libro “Las palabras no son neutras”, las claves para develar hechos de exclusión que vienen incorporados desde la propia forma y desde el mismo instante de  construirse el significante que hará mención de las cosas. En cada vocablo hay implícito una carga valorativa. De tal manera que aflora con mulier-mujer una intención oculta de descalificación muy marcada que ellas han venido arrastrando injustamente. Panorama que presentaba con descarada fuerza el antifeminismo medieval, con tantos prejuicios, provocando la desigualdad entre los géneros. Apartheid sufrido por la mujer y que han intentado perdurarlo en el tiempo, por cuanto las estructuras simbólicas han contribuido a crear una concepción de lo femenino conducente a la perpetuación de la inferioridad de la mujer. Súmesele a esto la adherencia, casi inconsciente  que ellas mismas asumen de unas lógicas patriarcales que improntan y deciden un modo  de ser, hacer y decir de la mujer. Para alcanzar la equidad de género debemos, junto y con ellas, deconstruir  la cultura patriarcal que es, precisamente, donde se alojan, reproducen y perpetúan, en su mayoría las racionalidades que imponen los designios hacia el género femenino. Observemos con sumo cuidado que hay una relación entre los significados (descalificativos mejor dicho, ya mencionados)  asociados al vocablo mujer, y la manera cómo la mujer es (mal) tratada en la sociedad. Muchos pensadores que se tienen por serios, que han aportado enjundioso estudios, también contribuyeron con sus escritos a reproducir los menosprecios y las invisibilizaciòn de las mujeres. J.J Rousseau, se manda sin desparpajo en plena modernidad con esto “… la mujer está destinada a la vida doméstica, por las fuerza de la naturaleza, por sus funciones biológicas, por su razón débil y caprichosa y por lo tanto no habría motivos para reclamar derechos para la mujer”. Casi nada, diremos ahora. Sin embargo, a pesar de muchas limitaciones socio-políticas, la mujer ha logrado reivindicarse, ha procurado sus propios reconocimientos históricos alcanzando la igualdad de oportunidades y la equidad en el ejercicio de  sus derechos, hasta transformar y  hacer una resignificación de la palabra mujer. Una nueva conceptuación, para que deje  atrás la heredad desde sus orígenes. A nadie se le ocurriría en otros tiempos traducir dogmáticamente, mulier en latín, o mujer en español como blandengue, por cuanto hemos asumido por justicia una nueva articulación discursiva y carácter de dignificación para ellas.

sábado, 10 de diciembre de 2011


¿POR QUÈ  GOLPEAN  A  LA  UCV?

                  Dr. Abraham  Gómez  R.                                           
                  Doctorado en Ciencias Sociales UCV                                                  
                  abrahamgom@gmail.com

Nuestra casa que vence las sombras ha sido víctima de numerosas actos de terrorismo que para no pocos tales tropelías están cohonestadas y promovidas desde el gobierno. Se le quiere “pegar la mano” a nuestra Alama Mater como sea. Sin medir las consecuencias en sus desmanes y atropellos. En violación flagrante del estado de derecho y por ende de nuestra constitucionalidad. Se ha intentado arrodillar a nuestra UCV, someterla, hacerla sumisa. Primero con un infeliz  proyecto de ley de universidades de redacción falsamente erudita. Con un tejido discursivo innecesariamente enrevesado que marca bastante distancia con el paradigma de la Complejidad, se le dio a conocer al país un texto legal que regiría la educación superior.

. Uno llega a pensar que éste es también un producto de importación cubiche pero de pésima calidad y tal vez de costosa factura. Se hace casi ininteligible y en consecuencia hubo que duplicar  esfuerzos en relecturas y comprensión. Pareciera que el propósito original de sancionar y promulgar esta ley no era para regular la educación universitaria sino para contagiar una ideología. Un hecho socio-histórico ampliamente significativo lo constituyen las universidades que han sido productos de fuerzas que, aunque mantengan sus antagonismos, alcanzan los necesarios consensos en la sociedad y entre los ciudadanos y además como estrategia recursiva podemos añadir que las sociedades adquieren trascendencias desde el instante cuando sustentan sus crecimientos en las instituciones universitarias.
 Se descubrieron con las relecturas abundantes los gazapos filosóficos, constitucionales, teóricos, epistemológicos que hacían de la L.E.U uno de los más deleznables adefesios jurídicos en el presente decenio. Precisamente por esa preliminar razón denunciamos como írrita y espuria tal norma que no se merece nuestra comunidad universitaria cuya esencia ha estado signada por la pluralidad del pensamiento y la confrontación fértil de las ideas que nutren la academia.

Las normas sociales suelen ser calificadas y valoradas según los fines que persiguen y en esta Ley, forzadamente impuesta percibimos desde la primera letra la búsqueda de un embozalamiento de las ideas, “un modo productivo socialista” en el marco de la “construcción de una sociedad socialista” lo que contraría seriamente el articulado de la Constitución Nacional. Esa manera inteligente de decir las cosas, de justificarla plenamente no se lo perdonan a la comunidad universitaria. Los hechos más recientes: abominables. Mientras se escrutaban los votos, luego de cumplirse el proceso para elegir a los miembros del cogobierno, ante las sospechas que la representación ofialista había perdido en todas las facultades, grupos de encapuchados lanzaron bombas lacrimógenas y destruyeron material y equipos tecnológicos y lanzaron su consigna “ somos hordas chavistas-castro-comunistas”. Los émulos de aquel militar español Millán Astray que el solo olor de la universidad le causaba piquiña, que llegó a exclamar en una documentada ocasión “muerte a la inteligencia” Estamos pensando que este es un asomo de los vientos tempestuosos que avecinan para los comicios venideros.

domingo, 4 de diciembre de 2011


A los docentes universitarios…
Un 5 de diciembre del año 1958, se sancionó y promulgó una nueva ley de universidades que venía sustituir la que para entonces estaba en vigencia desde 1953. A partir de ese hito socio histórico ha quedada instituida esa fecha, como Día del Profesor Universitario. Sin embargo, en 1970 se reforma, sustancialmente, hasta obtener una norma para el sistema universitario venezolano que nos rige ahora. Pero que ha venido significando tal gesta educativa en nuestro país con el devenir del tiempo y a través de las circunstancias.
Que ante las crisis cíclicas que hemos atravesado, un número considerable de Instituciones de educación Superior y una apreciada facción de docentes universitarios han adoptado una respuesta mimética y a adaptativas a los embates, proponiendo muy pocos cambios.
La excepción la constituyen Las Universidades  plurales, libres y siempre irreverentes y Los docentes  que han asumido los desafíos para desarrollar alternativas académicas, con perspectivas hacia la sociedad, que han sido emprendedoras.


A pesar de haber nacido la Universidad en la edad media, como una entidad  donde, para entonces concurren los maestros y discípulos en la búsqueda de la verdad, hoy las múltiples conexiones tecnológicas han transformado los modos de generar el conocimiento, de preservarlo, de rehacerlo y transmitirlo, con otros principios y valores, los cuales los docentes universitarios están obligados a  incorporarlos en su caja de herramientas intelectuales.


La Educación Superior en el presente siglo XXI debe asumir el cambio para el futuro como consustanciales de su ser y quehacer. Dicha transformación  exige de las instituciones de educación superior una predisposición a la reforma constante de sus estructuras y métodos de trabajo
Esto implica asumir la flexibilidad epistemológica: admitir que hay muchas y hasta contradictorias visiones del mundo y la vida, y las diversas propuestas teóricas para comprenderla, en lugar de la rigidez y el apego a tradiciones inmutables. Hoy, hacemos propia la reflexión  que apunta por la incorporación prospectiva del docente universitario en su labor diaria. Que diga y aporte soluciones. Para que el profesor de la educación superior participe de manera activa en la elaboración de los proyectos futuros de la sociedad que queremos y necesitamos. Inspirados en la solidaridad, en la superación de las desigualdades y el respeto a los fines democráticos, a la meritocracia y a la pluralidad del pensamiento conforme a nuestros preceptos constitucionales.

Dr. Abraham Gómez  R.