jueves, 29 de noviembre de 2018




La lexicografía que nos teje a la Deltanidad.
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.com

Luce apreciable que en cada uno de los ámbitos profesionales, o bajo cualquiera otra circunstancia, donde a un deltano le ha correspondido desempeñarse fuera de nuestra región pone de manifiesto una serie de rasgos lingüísticos usados y valorados en nuestra específica comunidad de hablantes.

Gozamos de un caudal inagotable y una riqueza expresiva que teje un modo particular de ser y decir: una manifestación propia de nuestra realidad en el Delta del Orinoco.

Tal develamiento, en la manera de expresarnos los deltanos nacidos y asimilados, no constituye, para nada, algo peyorativo o extravagante.

Sépase que así también afloran interesantes, y suficientemente estudiadas, las estructuras lexicales de muchos contextos culturales de Venezuela.

Geolecto es la concreta denominación que se le otorga a esa variedad o modalidad para significar las cosas; eso se hace posible por cuanto hay un exquisito cultivo de relaciones sociales, afectivas y geográficas; con lo cual se nutre el registro vocabular para un espacio común y de querencias colectivas. Adquiere de suyo un constructo específico de lengua natural para los hablantes de ese lugar.

Hacemos la pertinente advertencia que también vale para cualquier espacio o comunidad de hablantes: el léxico no es un elemento estático, inamovible o impenetrable por otras corrientes, o ajeno a la afluencia de términos que irrumpen con fuerza para cobrar sitio idiomático y asentarse, por algún tiempo.

Aceptamos que los vocablos una vez que se hacen cotidianos en el uso y acervo popular, son asimilados y recopilados en los diccionarios de regionalismos o contrastativos; es decir acopiados en unos inventarios de léxicos, propensos a constante actualización y comparaciones entre regiones.

A partir de allí, se activa una interesante dinámica que incorpora y desincorpora palabras; unas que entran en el juego idiomático o dialectal de cada día, y otras que salen porque han dejado de utilizarse.

Por lo pronto hemos expuesto, donde nos ha correspondido, que la Deltanidad es una asimilación categorial (superior a un concepto), en permanente síntesis constructiva; que nos hemos tomado la tarea de irla definiendo y darla a conocer como una legítima y natural voluntad de los deltanos, para tejernos en la piel nuestras valoraciones, motivaciones, acendradas y comunes costumbres, conocimientos, emociones, sensibilidades, mitos, ritos, triunfos y desaciertos.

Deltanidad que nos ha permitido enhebrar nuestras especificidades culturales, con las respectivas vivencias; sin eludir que también atravesamos carencias.
La variedad de las palabras que nos concede proxemia (vínculos afectivos) en la región también forma parte de la Deltanidad.

Diremos, a manera de ejemplo, que difícilmente alguien que no haya nacido o vivido en el Delta del Orinoco podrá conseguir significados o referentes inmediatos de algunos vocablos del breve párrafo, que relatamos de seguidas: “El maraisa canaletea en su balajú, con una chorrera de jabaos; aunque el agua le llega hasta los ñeques no teme a las marejadas. Muy extraño resultará que se trambuque. Apenas lleva a bordo una guitarrilla, una bola pisada, un tamborín y un pedazo de cagalera. Tienen pensado saltar a un costo alto, para montar el canarín sobre tres topias y cocinar churrumchos, pechitos y domplinas, sin mucha humatana.
Le escuchamos decir al despedirse de la gentará que promete regresar a tiempo para besar la mano; esperar al hijo que hoy lo sueltan temprano y moverse en el cambulé, aunque a veces allí se arman unas chismeras”.

Hemos disfrutado en nuestro regionalismo de un bagaje geolectal en incesante crecimiento gracias a la cruzada influencia de Waraos, Esequibanos, Margariteños y Trinitarios, entre otras comunidades de hablantes.

viernes, 23 de noviembre de 2018




Ginecocidio: síndrome social (lingüísticamente) oculto.

Dr. Abraham Gómez R.-
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Los científicos sociales no han podido, aún, determinar con exactitud los factores causales del incremento de los índices de violencia en la actualidad, en el mundo.

No caben dudas que la sociedad venezolana se ha vuelto cada vez más violenta y, conforme a algunas cifras analizadas, las peores consecuencias las pagan nuestras   mujeres.

En un interesante estudio, hecho texto luego, cuyo autor es el doctor en ciencias sociales, psicólogo y sacerdote Alejandro Moreno, titulado “Y Salimos a matar gente”, nos relata  que la violencia es multicausada, y tiene sus factores originarios en el ambiente intrafamiliar: hogares disfuncionales, familias desestructuradas, irrespeto en la convivencia, deserción escolar, ociosidad, ausencia de la figura y protagonismo de la madre-mujer en tanto responsable de la fijación de las sensibilidades en los hijos.

Para el Observatorio Venezolano de la Violencia,   si bien una considerable cantidad de víctimas de homicidio, en nuestro país, son hombres, los estudios hasta ahora enfatizan el hecho de que en contextos familiares la mayoría de las víctimas son mujeres.

Consideremos también que las cifras o datos analizados son los que hemos podido conocer; aunque estamos conscientes que hay sub-registros en todos estos índices de violencia.

Vamos a intentar clarificar una situación que se ha venido arrastrando casi que desprevenida e ingenuamente; nos referimos a la trampa semiótica (es decir, en la construcción del signo) de la palabra mujer; con lo cual se ha entramado una inadmisible inequidad de género, que acogota a la mujer a lo largo de la historia.

La palabra mujer lleva implícita una carga insoportable de desvaloración.

Muchísima razón tiene nuestro insigne epistemólogo venezolano Rigoberto Lanz cuando nos ofrece, en su libro “Las palabras no son neutras”, las claves para develar hechos de exclusión que vienen incorporados desde la propia forma y desde el mismo instante de construirse el significante que hará mención de las cosas. Cada vocablo lleva en su interior una intencionalidad al momento de usarse para decir o señalar. Cada palabra envuelve e induce a pensar y actuar.

 De tal manera que cuando estudiamos la construcción léxico semántica de la palabra mujer, nos conseguimos que aflora con mulier (latín), mujer (castellanizada), una posición ideológica que ha permanecido oculta para la descalificación muy marcada, que ellas han venido soportando injustamente.

La anterior aseveración la reforzamos además en el hecho de que se ha   acuñado la palabra femicidio (feminicidio); con la cual se quiere hacer saber que se comete “homicidio” contra la mujer.

Esta escogencia terminológica nos luce desacertada e impropia; por cuanto un homicidio se comete contra un hombre; así entonces, aniquilar físicamente a una mujer no puede ser homicidio; sino Ginecocidio; del griego Gineco que denota con exactitud: mujer.

Agrego algo más, el vocablo femicidio, a mi modo de ver, resulta injusto socialmente, desconsiderado biológicamente y tramposo lingüísticamente.

Fémina es una variante cultista e irónica de mujer.

Relatar que se ha perpetrado un femicidio, es intentar significar que se liquida la vida de una mujer; y no es exactamente lo que denota morfológicamente este vocablo.

Femenino es el género que comporta todo lo relacionado a la mujer, y en el asesinato no muere el género, sino que se acaba físicamente con la mujer (Gineco).

Admitir femicidio, como violencia y agresión extrema del deleznable machismo; o femicidio como el   asesinato selectivo de una mujer por razón de su género, equivale a aceptar que se cercena la vida de la hembra; palabra que por   su evolución fonética desde el latín, nos da: femina, fémina, fembra, que queda finalmente hembra (ya castellanizada); pero que no hace distinción semántica de las hembras animales. Por eso acusamos de desconsiderados todos estos actos de habla.

Extendemos nuestra invitación para repensar (reconstruir) un nuevo étimo como Ginecocidio, del griego Gineco (mujer, en su consistencia psico-biológica-social-espiritual) para señalar el recurrente y aborrecible fenómeno que se viene cometiendo contra las mujeres, por razones de su género.

De cualquier forma, no basta buscar otra palabra, no es sólo denominar de otra manera esta práctica maliciosa de abominable machismo; sino evitar, a como dé lugar tales injusticias.

domingo, 18 de noviembre de 2018




              ¿Qué nos espera en la Corte?

Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia venezolana de la Lengua

Suficientemente es  sabido  que mediante providencia, de fecha 19 de junio de este año, La Corte Internacional de Justicia (CIJ) convocó, para actos por separados, a las delegaciones o coagentes de Venezuela y Guyana; configuradas ambas naciones como Partes en litigio en la controversia sostenida por la Guayana Esequiba.

Para el día lunes 19 de noviembre de 2018, corresponde comparecer a la representación de la excolonia británica para que exponga, con carácter de ratificación los alegatos de su demanda.

Tal solicitud de interposición de acciones contra nuestro país la conocemos; por cuanto la hemos leído con precisión, analizado y estudiado académicamente; cuyo contenido se resume de la manera siguiente: ellos insistirán en pedirle a la CIJ que confirme la validez legal y efecto vinculante del Laudo Arbitral de París, dictado el 3 de octubre de 1899; documento que siempre ha sido considerado por Venezuela como írrito y nulo; dos adjetivaciones calificativas, adosadas desde sus orígenes.

Guyana volverá a pedir en su Pretensión Procesal que la CIJ ratifique que el citado Laudo constituyó una “liquidación completa, perfecta y definitiva” de todas las cuestiones relacionadas con la determinación fronteriza. En otras palabras, aspiran que el Alto Tribunal de La Haya sentencie como cosa juzgada con base a los hechos que narra en su escrito el gobierno guyanés, interesada y a su conveniencia.

Los gobiernos guyaneses, desde Burnham hasta el actual de Granger, en la obsesiva búsqueda de soberanía sobre los 159.500 Km2, una séptima parte de la extensión geográfica venezolana, que vilmente nos arrebataron, están pidiendo en esta ocasión por ante la CIJ que nuestra Fuerza Armada  se retire  inmediatamente de la mitad oriental de la Isla de Anacoco; así también que Venezuela se abstenga de amenazar o usar la fuerza contra cualquier persona o empresa autorizada por Guyana para participar en actividades económicas o comerciales en la Zona en Reclamación.

En casi todas las conferencias que dictamos en las universidades y otros organismos del país o a través de la Red y los medios de comunicación se nos hace la misma pregunta, ¿Por qué estamos obligados a debatir por ante la Corte Internacional de Justicia?; y la respuesta que ofrecemos resulta invariable: porque exactamente, ha sido esa la estrategia jurídica que ha jugado Guyana. Sus asesores les han recomendado que se mantengan en ese escenario para procurar una sentencia rápida y sin más dilaciones que les favorezca; agréguese allí una “ayudita” de algunos otros entes, caso de la Commonwealth y Caricom.

Ellos nunca han querido   la figura del Buen oficiante para que resuelva este caso con su mediación.  Además se nos informa que continúan incrementándose las sumas dinerarias aportadas por las empresas transnacionales con marcado interés de exploración y explotación de la multiplicidad de recursos que hay en la zona. La compañía Exxon es la encargada de realizar las recaudaciones y entregarlas al gobierno para cancelar los honorarios y “otros gastos” que ocasione este asunto litigioso.

Hasta ahora nadie nos ha explicado las razones por las cuales le estuvimos sacando el cuerpo a la alternativa de Arreglo Jurídico, que contempla el Acuerdo de Ginebra y la Carta de las Naciones Unidas, para dirimir esta controversia de modo pacífico.
Exactamente el 18 de abril del próximo año, le corresponderá a la delegación venezolana presentarse en la CIJ para consignar el memorial de contestación de la citada demanda guyanesa.

Había una cierta incertidumbre y dilema, por parte de la cancillería venezolana, entre invocar la No Comparecencia en el juicio, o decidir por el reconocimiento de la jurisdicción y competencia de la CIJ; figura jurídica, esta última, que recibe la denominación de Forum Prorogatum en el Derecho Internacional Público.

En sentido estrictamente verdadero, no debemos abrigar ningún temor, porque poseemos todos los elementos probatorios: socio-históricos, cartográficos, políticos y jurídicos, los cuales nos avalan, asisten y respaldan satisfactoriamente; y conforman un legajo de documentos importantes para exponerlos cuando corresponda en la Corte Internacional de Justicia.

sábado, 10 de noviembre de 2018




¿Borramos a Darwin de la escuela?

Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua.

Admitamos, de entrada, que la Educación (si prefiere llamarlo, acto o hecho educativo), aunque se reconoce como un proceso multifactorial; sin embargo, queda sustentada en tres componentes esenciales que se imbrican (conectan) y se vuelven inseparables.

Analicemos por partes: primero, tal vez los que la gente más relaciona con la educación son  los contenidos curriculares ( las materias) que se sistematizan,  se programan  y  se desarrollan a través de ejes temáticos y por  asignaturas en la escolarización. Esa es apenas una vertiente de la complejidad de la educación.

La segunda estructura que sostiene al proceso educativo queda posicionada y afincada en    los inacabables eventos y momentos que facilitan la socialización; que hacen posible las relaciones interpersonales, los compartimientos grupales.

Precisamente, sobre tal  aspecto deseamos destacar que las reuniones sociales, encuentros  de cualquier tipo, las actividades desde  los medios de comunicación, el uso de  las plataformas digitales, la participación en organizaciones políticas o religiosas; en fin, los vínculos y nexos con otras personas cobran singular importancia y refuerzan la educación, en su sentido integral.

El tercer término (sin que tenga antes alguna prelación) se le reserva a la decidida y permanente   incorporación de valores.

Denominado también como componente axiológico. Del griego axios: digno y valioso.
La permanente asimilación de valores facilita el   modelamiento de la personalidad del sujeto en condición de discente, de estudiante. Y diremos, propiamente, que de todo ser humano en cualquier etapa de su vida.

Los factores citados conforman una tríada que anudamos en nuestra existencia, para decidir cómo deseamos formarnos.

Mencionemos, entonces otra vez ese interesante trípode de nuestra educación: contenidos curriculares, procesos de socialización y asimilación de valores.

Quizás haya tenido más repercusión el enunciado “Siembra de valores” con el que se ha venido dando a conocer la importancia de los valores a lo largo de la humanidad.

No obstante, cabe preguntarse: ¿De qué valores estamos hablando, cuando hablamos de valores?

Interesante interrogante que nos hacemos siempre; y que intentamos responder de esta manera: los individuos deben acrisolarse con todos los valores que posibiliten su fortaleza ético-moral, la profundidad religiosa, los discernimientos   lógicos, el engrandecimiento estético. Todos los valores positivos, sin excepciones.

Con este instrumental de valores en su caja de herramientas, el ser humano no necesita ocultar o temer que en las escuelas se discuta la Teoría del Evolucionismo de Darwin, sobre el origen del hombre. La analizará como lo que realmente es: una teoría, que no se impone; se estudia en su verdadero contexto.

En una familia con devoción y fortaleza Cristiana; donde se ha asimilado la Gracia Divina de la Creación humana; reafirmada, también, en el Acto Educativo es muy difícil que alguna teoría, por exótica que se presente, pueda llegar a distorsionar las fortalezas religiosas y morales del individuo.

Con mucho más razón exponemos que la historia familiar actúa, en todo momento, como un aglutinante o vertebrador en la existencia de sus miembros.

Permítanme insistir con esta expresión: en un familia, suficientemente estructurada, prevalece un “orden genealógico recurrente” entre sus individuos que responden a su misma “cepa o serie familiar”. Orden o linealidad apreciable en las actitudes de respeto a las opiniones contrarias. Tolerar, por ejemplo, la Teoría evolucionista de Darwin, la cual no hay porqué excluirla de los planes de estudios. Se discierne como cualquiera otra.

Un individuo con formación y suficiente respeto por el disenso puede escuchar discursos de todo tipo sin llegar a tambalearse, porque hay firmeza en sus valores.

En un individuo con valores acendrados desde su familia son apreciables sus predisposiciones, sus sensibilidades e intencionalidades en cada acto.


jueves, 8 de noviembre de 2018




                     Análisis crítico del discurso

Tal es el nombre del seminario doctoral que dictará el Dr. Abraham Gómez, a los cursantes de postgrado de La universidad Nacional Experimental Libertador, en esta ciudad.

“Nuestra insistencia discursiva – señala Gómez-- es la que hemos venido explicando en cada una de las jornadas académicas, a donde nos han invitado; lo digo así: para aprender hay que emocionar al cerebro; por cuanto para ir desde la educación que tenemos hacia   la educación que queremos es obligante que haya   una fundamentación    esencialmente humana.

 Lo voy a explicitar con más énfasis, aun: que nuestra educación deje de ser una educación de sobrevivencia; así como quien se conforma con cualquier cosa, para salir del paso. La educación que deseamos debe transformarse en una educación de eficiencia, que coadyuve a la solución progresiva de los problemas que vayamos confrontando.; que privilegie la lectura comprensiva y el pensamiento reflexivo, entre muchas otras áreas de incumbencia.”

Lo anterior forma parte del contenido programático de la mencionada actividad educativa que se llevará a efecto, a partir del 16 de este mes, para los cursantes regulares, que ya se encuentran en la última etapa de sus estudios de postgrados en la UPEL-Tucupita.

Nos adelanta el Dr. Gómez que ha seleccionado varios ejes temáticos, para desarrollarlos de manera teórico-prácticos; cuya motivación transversal siempre será hacer, con varios textos previamente seleccionados, lecturas e interpretaciones críticas.

 Expone Gómez, intentaremos develar, entre todos: “A qué nivel se construyen los discursos; también conoceremos, cuál es la matriz epistémica que nutre al autor de ese escrito; es decir, su trasfondo ideológico, cultural, social, estético, vivencial. Descubriremos, cuál es la posible dimensión epistemológica que sostiene al discurso analizado y cuál es aporte social o praxis de legitimación”.

“Lo que pasa – nos detalla el Prof. Abraham Gómez—es que estamos acostumbrados a reconocer como discursos, únicamente los que emanan del ámbito político-partidista. Sin embargo, prestemos atención a lo siguiente: conceptualmente, un discurso es una actividad, generada lingüísticamente, compuesto por textos hablados o escritos, con suficiente lógica y que tiene una intencionalidad marcada. Así entonces, conseguimos que en todas las esferas de la vida humana se producen discursos: en el espacio militar, literario, político, médico, pedagógico, estético, ingenieril etc.  Cada campo posee sus propias especificidades discursivas”

Informa por adelantado, el Dr. Gómez, que los cursantes harán interesantes trabajos de campo, que se denomina, para estos efectos académicos: “pesquisas discursivas en contextos proxémicos”.

Es decir, expone Gómez “los cursantes tendrán la ocasión de analizar la manera cómo se construyen y desarrollan los discursos en las colas de los bancos y supermercados, en un organismo público; en un barrio,   en los puestos de loterías, en el mercado municipal; ese material recabado constituirá bastante insumo para nuestros análisis discursivos, en sentido crítico”

Para concluir el seminario – Dice Gómez -- los cursantes construirán una matriz bidimensional de la Educación en base a documentos y teorías que han sido estudiadas en distintas épocas, lugares y circunstancias, acaecidos para muchos autores, y  los aportes propios de los doctorandos”. Finalizó.


domingo, 4 de noviembre de 2018




“Descubrimiento de América” por Serendipia
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia venezolana de la Lengua

La comunidad universitaria continúa admirando las cualidades intelectuales de Rigoberto Lanz: insigne epistemólogo venezolano, de cuyo elogiable texto “Las palabras no son neutras” nos nutrimos, para intentar darle forma y contenido a nuestra modesta reflexión.

Hay bastantes opiniones, de quienes  hemos compartido ámbitos académicos, coincidentes en señalar que  las dos mayores virtudes que cultivó el maestro Lanz a lo largo de su existencia, son las que nos permitimos describir de seguidas: sabía  admitir con respeto las opiniones que provenían en sentido contrario; al tiempo que procuraba pesquisar una arista provechosa de cada palabra antagónica proferida, para hacer brotar después, desde su proverbial e iluminada intuición una síntesis superadora de ideas.

Tenía una grácil manera de “construir en caliente”; pensar sobre la marcha elementos discursivos para reforzar lo que deseaba decir, con demoledora elegancia. Por ejemplo, si se nos ocurría, por algún desliz, mencionar “porque en el descubrimiento de América”; inmediatamente ripostaba: “¿descubrimiento?, yo te aviso. ¿Quién descubrió a quién? “.

Tenía absoluta razón, por cuanto, por muy distraído que alguien se encuentre, al momento de escoger una frase o vocablo para dar cuenta de lo que quiere expresar, subyace una marcada intencionalidad, buscando que surta un efecto. Para que cause emocionalidad, o reinstalar, con interés sibilino, hechos de dominación.

Resulta oportuno que revisitemos   también la interesante tríada: locutivo, ilocutivo y perlocutivo que constituyó el denso y reconocido trabajo teórico, de los actos de habla, del semiólogo británico J. Austin; desde cuyo enunciado, esencialmente, ya uno devela hacia dónde conduce, cuando pregunta: “cómo hacer cosas con las palabras”.
Seguramente, Austin y seguidores, estaban conscientes que las palabras poseen en sí mismas cargas axiológicas y pedazos de historias acumuladas, que al emplearlas en textos hablados o escritos afloran e irrumpen con fuerzas.

Escojamos, a manera de ejemplo, el término serendipia, que nos resulta curioso, por lo inusual. A veces la serendipia pasa desapercibida; sin embargo, en incontables ocasiones nos deslumbran sus develamientos.

Una serendipia viene a ser un hallazgo maravilloso o desafortunado, pero ambos son productos del azar. Digámoslo así: usted no lleva la intención de encontrar algo, y por pura casualidad o accidentalmente lo consigue.

 ¿La vida de Colón fue toda una serendipia? 

Inclusive, hay relatos, que dejan a uno perplejo, de un quinto (y enrevesado) "viaje" del almirante Colón, esta vez de América a España, después de fallecido.

 ¿Cuál es la carga valorativa, histórica; cómo y dónde surge el étimo serendipia?

Hallazgos documentales nos hacen pensar que viene desde muy lejos, y además antiquísimo.
 Serendip era el nombre antiguo de Ceilán (país asiático denominado ahora Sri Lanka). Allí, según el escritor inglés Horace Walpole (quien acuña el término) asume como basamento para su construcción lexicográfica el famoso cuento persa “Los tres príncipes de Serendip”, donde se relata con fascinación las aventuras del trío de sucesores del monarca, quienes poseían extravagantes y extrañas posibilidades adivinatorias con lo cual descubrían cosas inimaginables, algunas por accidente, y otras, en su mayoría, por sagacidad.

Así quedó entonces admitida la palabra serendipia, para la posteridad, y todo lo que ella deja para la imaginación.

Una palabra originaria nuestra similar, un venezolanismo, sería “chiripa”.

 En los hallazgos científicos hay mucha serendipia de por medio. El principio de Arquímedes, La penicilina, la viagra, los rayos X, las papas fritas, el microondas.

Sí, inventos interesantes, coincidenciales, accidentales e inesperados.

Nos preguntamos, casi que con ingenuidad: ¿Acaso el “Descubrimiento de América” no se dio por casualidad, una serendipia, o por   pura “chiripa”?

sábado, 3 de noviembre de 2018


ESA EXQUISITA PERVERSIÓN   DEL CAPITALISMO (II)
Dr. Abraham Gómez R. 
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.com  
                                  
Hay quienes, sin el menor recato, todavía tienen la desfachatez de   autocalificarse, en el presente régimen, como redentores de la humanidad; al tiempo que pregonan con insistencia que ellos son “enviados providenciales” para salvar a la patria; y dicen tener la mejor Política Económica que la historia jamás haya conocido, para enfrentar una ficticia “guerra económica” que ellos mismos se inventaron.

Debemos comenzar por develar que por ineptos hace rato, ese pesadilla de guerra económica   la están perdiendo; porque se han topado con la propia realidad. Vea usted la catástrofe humanitaria, en que nos han subsumido.

 No pueden maquillar ni caerle a cobas al drama y cuadro de patética miserableza que   golpea a la población venezolana, sin diferenciación de ninguna naturaleza. Excepción hecha de los enchufados por cuanto esos si disfrutan de privilegios y canonjías.

 A los propagandistas del gobierno le decimos una y muchas veces que  las cosas no se transforman con retóricas vacías. Los estómagos no se llenan con artificios y palabrerías carentes de contenidos.

Los capitostes del régimen pretenden hacer entender, a fuerza de engañifas, que ellos son “una maravilla” en el manejo y control de las variables económicas.

A cada rato montan “un circo” cuya denominación siempre es una pomposidad, de factura cubanoide.

De triste y vergonzosa recordación, lo que quisieron que el pueblo digiriera como “Venezuela Potencia”, cuando la realidad los puso al descubierto: hambre, miseria y desesperación. Los vertebra el desacierto en todo cuanto intentan hacer. Nada les sale bien porque son incapaces hasta decir basta.

Hay una comparsita de supuestos inversionistas del sector privado; no son sino los testaferros de funcionarios crápulas.

Ese hatajo (con h) de caricaturas de capitalistas son los que obtienen sus jugosas tajadas, por prestarse para cualquier tramoya que arme el régimen. Su papel es servir de utilería en la estrategia deleznable de distraccionismo.

Podemos exponer en una síntesis que el Capitalismo no ha tenido nunca intenciones de ocultar sus propósitos. El Capitalismo como sistema socio-económico no esconde sus intereses para controlar algunas específicas esferas de la vida. El capitalismo es lo que ha sido siempre.

Póngale la etiqueta que desee, el capitalismo aflora, revienta costuras y deja en pena a los maquilladores políticos.

El capitalismo configura un modo de producción que los sistemas políticos están en la libre decisión de asumirlo o dejarlo a un costado.  

Lo que no permite el Capitalismo es que se juegue con tratativas raras. Por ejemplo, que se diga que el país tiene un esquema socio-político-económico Socialista, y en realidad es Capitalismo. Es Capitalismo lo que usted encuentra en todas partes, principalmente, el más odioso tal vez: El Capitalismo de Estado.-

 Los negociadores oficialistas cuando viajan por el mundo, asistiendo a conferencias internacionales para intentar, la compra-venta de nuestro petróleo, manejan las fórmulas del Capitalismo puro y duro. Allí no hablan en claves de Socialismo porque los mandan bien largo al cipote.


jueves, 1 de noviembre de 2018



La Guayana Esequiba y los compatriotas esequibanos


Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua.
abrahamgom@gmail.com
La geografía humana que convive en esos 159.500 km2, que denominamos Guayana Esequiba, debe llamar el  interés y la  preocupación de quienes ejecutan Políticas Públicas, por parte del Estado venezolano, con la finalidad de corresponderles, debidamente y como se merecen,  en todas las áreas pertinentes a su subsistencia.
Siempre nos ha parecido que caen en una seria contradicción quienes se dicen defensores de  la Guayana Esequiba; sin embargo, nunca hablan de la considerable población que ocupa ese territorio, que nos fue arrebatado, vilmente, hace ya más de cien años, y que pronto entrará en etapa de discernimiento por ante la Corte Internacional de Justicia.
Prestemos atención a lo que, estratégicamente, han venido haciendo todos los gobiernos guyaneses, desde Forbes Burnham hasta el actual David Granger: han reforzado la infraestructura de escuelas, hospitales, hoteles, balnearios, medios de comunicación audiovisuales, vías carreteras, pistas de aterrizajes, puestos militares etc. Además sensibilizan a niños y jóvenes, con carácter recurrente, en   procesos de ideologización e identidad hacia esa nación.
Cuando analizamos la Constitución de la República Cooperativa de Guyana de 1980, nos conseguimos con la auto asignación y la distribución político-territorial que ellos han establecido, precisamente en la Guayana Esequiba, en flagrante violación del Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.
La inocultable intención, que tal vez miden en perspectiva, sería la invocación de la famosa Cláusula de Prescripción; para transformar actos de hecho en sentencias de derecho, o que se produzca una decisión jurídica tomando en cuenta la libre determinación de los pueblos.
Fijémonos también en esto, con bastante seriedad: ellos delimitaron, toda esa extensión en las siguientes regiones: Guainía-Baruma; Poomeron-Supenam; Cuyuní-Mazaruni; Potaro-Siparuni; AltoTúkutu- Alto Esequibo. En cada una de estas regiones eligen un gobernador; y allí conseguimos importantes ciudades, pueblos y asientos demográficos de varios tipos y clases sociales; en cuyo registro censal, más reciente, arroja una población que sobrepasa las 600.000 personas, incluyendo a las etnias Waiwai, Makushi, Arawaks, Akawayos, Saraos, Patamonas, Caribes y Wapashi.
Al reivindicar la Guayana Esequiba, con todos esos grupos humanos estamos obligados a enlazarnos como compatriotas.
Es obligante ofrecer un trato más igualitario y decoroso a los esequibanos que viven en Tucupita, San Félix, Ciudad Bolívar, Tumeremo, El Callao etc.
Reiteramos una denuncia, por todos ya conocida, la negativa del Estado Venezolano a la cedulación de los Esequibanos. Ha habido algunos asomos en tal sentido sin concretarse nada.
Resulta triste tener que reconocer que mientras reclamamos la Guayana Esequiba, a los compatriotas que proceden de esa zona los ignoramos y negamos sus derechos.
Por propia experiencia puedo mencionar que los Esequibanos que viven aquí aún conservan algunas tradiciones religiosas, medicinal, en cuanto al cultivo de la tierra y producción piscícola, manufactureras, actividades gastronómicas, metodologías educativas, técnicas en general.
Acaso no podemos nosotros aprovechar esos conocimientos; al tiempo que, en tal dialógica de saberes, los compatriotas Esequibanos recibirían las necesarias asistencias que refuercen el carácter identitario de la venezolanidad; que replique hacia sus familiares, que aún viven en la Guayana Esequiba.