martes, 24 de febrero de 2015




ESTOPA  EN  LA GARGANTA

         Dr. Abraham Gómez R.

                 abrahamgom@gmail.com

 

 

“Todo el texto es esa gota de dolor que hay que colocarse en la lengua, hasta que de tanto arder, entendamos que mientras nos creamos al margen, no tendremos las manos limpias y que seremos culpables hasta que podamos hablar de la última masacre del hombre contra el hombre. Esto no es literatura….”

Jaime Vàndor. Nunca Korczak llegó a Jerusalén.1984

 

En los tiempos que transcurren resulta impensable que alguien, por bastante osado que llegue a ser, pueda convocar (tal vez contaminar) a una multitud con sus ideas totalitarias y salir ileso. Aunque la humanidad  venga de  padecer los horrores del holocausto, las conflagraciones mundiales, las excentricidades de los “iluminados, de quienes se dicen ungidos para rescatar a la especie humana y re-crear un “hombre nuevo”; aún persiste en cualquier latitud el germen larvario de los regímenes atroces, sin mayores disimulos, que violentan y persiguen hasta la aniquilación  de la condición y la dignidad humana. A pesar de las contenciones jurídicas que los conciertos de países pactan y arreglan para someter los ímpetus deleznables, los detentadores de la ignominia política consiguen resquicios para regustarse al percibir que hay una “masa poblacional” que le prodiga adoración perpetua: in extremis dispuesta a entregar su vida en aras de concretar  un ente centralizador, que hegemonice la existencia de los ciudadanos, sus actuaciones por mínimas que parezcan.

Los distintos estudios que aproximan una taxonomía de la categoría Totalitarismo coinciden en algunas características indispensables para que propiamente logremos la calificación de un sistema socio-político de este tipo: cuando el Estado tiende a regimentar todo cuanto representen las relaciones sociales, que se suponen pertenecen más al orden de los ciudadanos. Al punto de hacer dependiente la civilidad de modo absoluto. Por añadidura el Estado ostenta rango preeminente tanto en el plano axiológico (los valores sociales serán siempre en función de la preservación de los intereses estatales), como en la estructura  de la sociedad, inclusive en los designios de cada individuo en particular. Lo que Foucault estudió en la década del setenta como el biopoder  hoy en día va haciéndose, en nuestro país más evidente. La vida y lo viviente constituyen los retos de las luchas políticas en la Venezuela contemporánea. Ha venido este régimen  haciendo uso de los manuales de medios típicos para el control ciudadano: acortamiento de las libertades, abierta o sibilinamente, de expresión, de información, taponar con crudeza y sin escrúpulos bocas y oídos para que no digan, para que no escuchen. Obturar las conciencias. Constreñir las libertades en el ejercicio de la educación, de la propiedad privada,  de producción, de comercio, de decisión de movilidad, de la participación social en condición de ciudadanos independientes. Todo en nuestro país pretenden sellarlo con los tintes de partido único, oficializado, a cuyo frente se construye la figura de un “jefe absoluto” con poderes ilimitados, siendo él mismo el superior jerárquico de la estructura estatal. Lo anterior anudado bajo la estricta vigilancia de un cuerpo civil-militar con una lógica y discurso cuartelario, aterrorizante con la finalidad de asegurar la imposición sectaria de una ideología. Los planos trazados por regímenes de idénticos talantes en el mundo nos permiten discernir  la cartografía en ciernes para preservarse ante cualquier contingencia. Que con seguridad vendrá. Tan pronto como los pueblos dejen a un lado las cargas de temor y se dispongan a hacer justicia por las muchas tropelías soportadas, por tantas actitudes ominosas padecidas. Habíamos pensado que con el derrumbamiento del Muro de Berlín también se hacía posible el descalabro estrepitoso de teorías anacrónicas (comunismos, socialismos de baja ralea, fascismos, totalitarismos, populismos, militarismos, personalismos, absolutismos, estatismos, y todo ismo que se atreva a condicionar las libertades humanas) cuyo propósito viene dado para escindir a los seres humanos, indoctrinarlos de manera imbécil y ubicarlos forzosamente en posiciones dicotómicas para desatar luego las riendas a detestables maniqueísmos irreconciliables. La realidad desde siempre ha estado llena de contradicciones, plena de complejidades, escurridiza para pretender encerrarla en un sistema socio-político que impone sus propios fetichismos.

jueves, 19 de febrero de 2015

¡TAREA ESCOLAR DE SEXTO GRADO EN TUCUPITA!


Primera Parte
Autor: Padre Julio lavandero
Miembro Correspondiente de la Academia Venezolana de la Lengua.
¡Excesivas preguntas para un niño! Yo también me pregunto: ¿Este temario es el adecuado para una investigación de un Sexto Grado de Educación Primaria o, más bien, para tesis doctorales de Antropología o de Lingüística o de Geopolítica? Las transcribo tal cual las recibí con la ortografía de la Maestra, actualizada ella en la anglosajona, escritas a lápiz en una hoja de cuaderno escolar de papel rayado.
Como el alumno no entendía palabra de lo que su maestra le preguntaba por escrito, me lo envió por medio de su abuela -que tampoco entendía gran cosa- para ver si de mis opiniones podía sacar algo en limpio a su medida para satisfacer las ansias de saber o las carencias académicas de su profesora, que también es necesario satisfacer. Como las preguntas las considero de interés general, las quiero publicar en la Prensa para que el público las analice, dé su opinión, y se enriquezca, ya que es capaz de hacerlo adecuadamente si pone el interés y el esfuerzo correspondiente. No sólo la maestra que redactó las preguntas.
Al escribir estas líneas, pienso sobre todo en los maestros deltamacureños, mis colegas, y más aún en sus profesores, por la grave responsabilidad que recae sobre ellos: educar “patrióticamente” en la frontera más conflictiva de nuestro país, a los futuros ciudadanos adultos en respeto y amor a lo nuestro, a lo vernáculo, a lo que nos identifica como venezolanos latinoamericanos, también ¿cómo no? en la ortografía de la lengua nacional y las de las lenguas aborígenes, elementos tan importantes en la educación.
Lo que sigue no es para leer para el mero deleite como un pasatiempo, sino para estudiar concienzudamente, como un grave reto profesional. No lea este artículo periodístico de un solo “trancazo”, maestro, profesor. Lea punto por punto y trate de asimilarlo antes de pasar a otro. Luego continúe de la misma manera. Pues para una sola lectura, de una vez, es demasiado denso. Notarás que a veces me repito de alguna manera. Lo hago intencionalmente con la intención de que alguna de ellas penetre en tu comprensión. Para completar estas ideas, léase mi libro Noara, pp. 601-609. Y otras obras de la misma colección que tratan de este asunto.


“1.- ¿Existe el abecedario en el idioma warao? ¿Cuántas y cuáles son las letras que lo componen?”
Los guaraos sólo hablan su lengua. No la escriben ni la describen, ni la analizan ni la banalizan. Por tanto, en propiedad, no tienen letras ni abecedario propio de su cultura, es decir: carecen de signos escritos, inventados y organizados por ellos mismos, de los sonidos articulados de su lengua para manifestar sus pensamientos, sentimientos y quereres.
Los no guaraos que escriben esa lengua, -diré simplificando grosso modo- unos usan el modo inglés; otros, el venezolano. Los que escriben a lo inglés, usan las cinco vocales: a, e, i, o, u, más las semiconsonantes inglesas w, y de esa lengua, por imitación de los profesionales que nos invadieron desde el norte a partir de los años cincuenta, aproximadamente, del siglo XX, tras el olor del petróleo y demás riquezas de nuestra patria, por sí mismos o mediante los venezolanos que de ellos bebieron y de ellos se formaron. Ellos dieron el último grito de la moda ortográfica, con su fascinación por la novedad. Los que escriben a lo venezolano con orgullo patrio, fieles a nuestra propia cultura, sólo deben usar esas mismas vocales, sin w ni y. Pues esas w-y suenan en guarao lo mismo que las vocales u, i. Sólo se distinguen por su posición periférica en sílaba diptongada con la que se identifican suficientemente y por su consiguiente brevedad por representar no lo nuclear de la sílaba sino su periferia: yakera witu a lo inglés, en guarao suena lo mismo que iakera uitu a lo latino. Bueno… debe sonar. Pero la gente se confunde y pronuncia distinto. De esta forma resultan redundantes las y-w inglesas. En el ámbito científico, no se permiten las redundancias.
De tal forma las semiconsonantes u-i, (w-y del alfabeto usual guarao que nos impusieron; [que en el alfabeto internacional  son w,j]) suenan igual que nuestras vocales u, i centro silábicas, de tal forma, repito, que se funden por sinalefa en un mismo sonido cuando las preceden las vocales o-u / e-i respectivamente, dentro del mismo grupo fónico, cohesionado por un solo acento tónico. Las semiconsonantes simplemente desaparecen dentro de la vocal precedente nuclear. Es decir, se produce una sinalefa, sinalefa imposible si se escribe con w-y semiconsonantes inglesas, que nunca desaparecen. La letra y tiene además el agravante de que, en esa posición en la lengua española -que también hablan, escriben y leen bastantes guaraos- es consonante con otro sonido. Y la w en España suena b, por influencia del Alemán: Wilfredo es “Bilfredo” como Washington es “Básinton”.
Los guaraos rechazan visceralmente la y, no por razones científicas, sino porque nos oyen a nosotros pronunciar “ye” con fricación, lo que los ofende enormemente, no i como ellos lo hacen al iniciar diptongo: yakera > iakera. Los sonidos u, i (vocales débiles) en este caso ofician de semiconsonantes cuando preceden a vocales a, e, o, (las llamadas vocales fuertes), hacen oficio de consonantes para la separación silábica pero no se pronuncian distintos a los de sus vocales homorgánicas en otras posiciones); y son semivocales cuando la siguen. Dicho de otra forma: son partes débiles periféricas de diptongos crecientes/decrecientes.
Muy importante: los grafemas o letras u, i después de consonante, en Guarao, no forman diptongos, exceptuándose después de k: a.kua cabeza, a.kue.ru ensenada, que los fanáticos de la w deben escribir coherentemente akwa, akweru. Pero sorprendentemente no lo hacen. ¿Por qué? Esa a es átona y funciona como nuestros artículos y posesivos. Dialectalmente -Guayo, Merejina [mereji merey, ina tierra]- esta a es tónica precediendo a monosílabos: á-kua, á-ta [‘akua, ‘ata]. También sorprende que estos científicos, así como enfatizan las semiconsonantes con los grafemas w-y, por coherencia deberían señalar también las semivocales, los sonidos i, u de los diptongos decrecientes como en koita, aida, auru, jeina, etc, cuando incluso se da oposición semántica: Koi, podrido, ko.i o kohi  (h muda ortográfica del español) espina. No hay, pues coherencia, en la representación gráfica entre los diptongos crecientes/decrecientes. Y  en transcripciones serias, más si pretenden ser “científicas”, la incoherencia debe evitarse.
En las naciones latinoamericanas se suelen escribir estos diptongos indígenas, crecientes cuando escriben en Español para uso común, precedidos de h muda: Huáscar, Atahualpa, Huaira, huaco, Huatemoc, como las palabras venezolanas hueso, huerto, “huaco” (guaco), “huamo” (guamo). Los latinos y latinistas (romanos), nuestros padres en la lengua, nunca escribieron w. Siguiéndolos, tampoco la escribieron ni escriben los pueblos y lenguas latinos, que son los distintos latines modernos, cuyas lenguas suelen llamarse “lenguas romances”. Así y todo, entiéndase, levantaron imperios: El Imperio Romano, El Imperio Romano Germánico, El Imperio Español, el Imperio Portugués… de donde procede lingüísticamente el mundo latinoamericano o hispanoamericano. Lo recuerdo en ayuda de los que sufren complejo de inferioridad ante lo anglo imperial. ¿Por qué los venezolanos tenemos que ser la excepción? ¿Es que no somos latinos? ¿Es que en Venezuela esos grafemas (letras) suenan distintos? ¿O es que los venezolanos nos pasamos de listos? O preferimos cambiar de imperio, de latino a anglosajón.
  1. En la Lengua Guarao no es preciso escribir h ni w para identificar diptongos, pues estos están suficientemente identificados por la posición: u, i son semiconsonantes de los diptongos siempre que anteceden a vocal nuclear (a, e, o). Ojo: si en i-u recae el acento tónico de la palabra correspondiente la supuesta vocal débil se “fortalece” (tabúa muy cierto; na,rí.a va; íabaia deja. Esta última palabra, como todas las que se componen con i causativa, tiene dos acentos; o si se prefiere, son dos palabras i abaia, por la regla tantas palabras como acentos; así como la vocal débil u después de k que se articulan ambas en con los mismos órganos posteriores, (algunos consideran al grupo ku + V como fonema dígrafo (kw) por el prejuicio o norma de que en sistema científico no hay excepciones. El poner w para indicar diptongo, como poner y, es un recurso que se me antoja poco afortunado cuando en  Fonología se insiste tanto en la economía de grafemas o letras. Es un recurso simplemente práctico para facilitar la lectura a los no guaraos, o a los que no tienen el Guarao como lengua materna,  pero no científico por redundante. ¡Por innecesario!
Las consonantes en guarao, como fonemas, son nueve: b, (d), j, k, m, n, r, s, t. Existen p, b, l, como variantes ocasionales respectivamente de b, hu- (w), r. La misma d también es variante de r pero “prácticamente” no se repara en ese fenómeno fonético. ¿Por qué? Supongo que por motivos ¡prácticos! para los lectores no guaraos que tienen d y r como fonemas distintos [d-ima] padre, [a-r-ima] el padre - su padre; [dija-b-era] sabroso, [dija-p-era] ¡sabroso!; [iakera uitu] muy bueno, [iakera bitu] muy bueno,  [iake-la uitu] muy bueno; [asi-r-a] malo, [asi-l-a] malo; [asi-d-a] malo. La Fonología no admite estas variantes, -la Fonética, ciencia de los sonidos articulados en sí mismos, como significantes, no como significados-, consideradas superfluas en Fonología por la ley de la Economía de Signos o grafemas, una de las primeras leyes en los estudios fonológicos, como indicamos ya.
Los pocos guaraos que escriben su lengua lo hacen con alfabetos prestados: o como los ingleses o como los venezolanos, por ejemplo; o medio en uno y medio en otro después de las intensas campañas para introducir la w, sin saber muy bien por qué escriben así, ni unos ni otros, sino que se dejan llevar por la imitación de lo que consideran en cada caso más elegante, más chic o más prestigioso, que, venido de fuera, luce más, más sugestivo, novedoso, cuando no, cursi, llamativo o provocativo por lo exótico. ¡Oh, la fascinación de lo “extravagante” en su sentido etimológico! Se puede percibir con ocasión de la defensa que hacen ellos de ese proceder exótico, un cierto matiz de arrogancia desafiante, la propia del que se cree que sabe más en medio de una cuerda de ignorantes. Es fácil desenmascararlos con un simple dictado de un párrafo guarao. Ya me gustaría que superaran la prueba los mismos maestros y profesores que los enseñan o enseñaron. ¿Qué harán los simples alumnos guaraos, comúnmente semianalfabetas? La incoherencia hay que evitarla de todos modos si queremos respetarnos.
Mi experiencia es que generalmente los guaraos escriben con w su nombre gentilicio Warao y unos pocos más que son íconos importantes de su cultura y que ellos “han visto” así escritos, como Wirinoko. Es decir: sus normas ortográficas son meramente “oculares” y puntuales. No se elevan a reglas abstractas universales, científicas. En un dictado, los guaraos se pierden miserablemente. Como ellos mismos han asentado en aforismo inapelable, defendiéndose: “La Lengua Guarao sólo se habla y se oye. No se escribe”. Para ese viaje no se necesitan alforjas, ni leyes ni normas ortográficas. Eso será necesario para la gente culta, universitaria, que escribe, dicen ellos. ¡Cuánta paciencia en los Maestros, entonces, para inculcar la Ortografía Guarao en su lengua y en la nuestra a los que sólo quieren -cada vez menos lamentablemente- hablar su idioma, no escribirlo! ¡Y cuánta paciencia en esa situación  para aprenderlo los Maestros y sus Alumnos!
Como anécdota aleccionadora les contaré que en cierta ocasión envié a NOTIDIARIO un artículo en que sin previo aviso me corrigieron, cosa que nunca habían hecho, varias veces la palabra guaraos como se escribe en sonoro venezolano o español según las normas de las veintitantas academias de la lengua española, y se escribía en Venezuela hasta los años sesenta más o menos, sin ruborizarse, de tal manera que el equipo deportivo Guaraos de basquebol de Tucupita pasó a ser Waraos. Me pregunto cómo escribirán estos genuflexos o “dobleuveros” Guatemala, Guaira, Guarenas, Guatire, Guayana, Guajira, guamo, guabina, guaricha, guanche, guate, etc, sin caer en “wapezas”, “wasas” o…  con perdón, “warrerías” ortográficas. No se me enojen, colegas. No intento humillar ni despreciar a nadie sino que todos perciban el impacto negativo de waraos, con w inicial inglesa y con final -s de sufijo plural hispano, así como lo que se escribió en un lindo cartel exhibidor, propagandístico, oficial, “Wirinoco”, con w inglesa y c española: todo un totum revolutum incoherente. ¿Por qué en Tucupita no escribieron, por coherencia, Equipo Warao’s de basketbal?
El sonido g (suave), velar, (ni el oclusivo ni el fricativo) no existe en Lengua Guarao nunca, ni ante vocal ni ante diptongo, ni antes ni después de consonante. Por tanto, no debe escribirse nunca la g en la Lengua Guarao. Otro es el caso, ¡pero que muy distinto!  cuando se escriben en Español o Castellano, palabras tomadas del Guarao castellanizándolas.
Existe, sí, la g en Castellano o Español, y es de uso articulatorio obligatorio hablado - cuando se habla -   ante diptongos ua, ue, ui, uo cuando les precede en el mismo grupo fónico una consonante, aunque se escriban precedidos de h: hueso, “ungüeso”; huerto, “elgüerto”; huecos, “losgüecos”; uarao, “losguaraos”. O con y, en el caso de semiconsonante i: hierro, unyerro. Escribimos un hierro, pero pronunciamos unyerro. A pesar del equívoco hierro, metal y yerro equivocación. Es decir, ¡ojo! que esos diptongos no se pueden pronunciar sin g (o sin y) en esas situaciones. Se podrán escribir sin g. Pero no hablar, pronunciar sin g. De lo contrario, la consonante final de la “palabra” precedente, haría sílaba con la vocal (semiconsonante) inicial de la palabra en cuestión, a pesar de la posible h muda simplemente  ortográfica: u.nue.so, e.luer.to, lo.sue.cos, lo,sua.raos, de los ejemplos  precedentes, etc -lo que sería un error- lo mismo que se pronuncia en los hurtos “loshurtos”, los hombros “loshombros”, los amos  “losamos”, los ángeles “losángeles” no impidiéndolo esa h meramente ortográfica; y sin error, pues en estos últimos casos no hay diptongo. Es frecuente entre nosotros ese error de pronunciarlos-hombres”, “los-árboles”, “el-hombre”, “el-árbol”, etc, separando el artículo del nombre, que deben pronunciarse siembre juntos según la norma académica, aunque se escriban separados, así: lo.shombres, lo.sárboles, e.lhombre, e.lárbol, pasando la consonante final de los artículos a la sílaba siguiente. O desdoblándose: los hsombres, los hsárboles, el hlombre, etc.
Ortográficamente, en Español, siempre se escribe h, por norma sólo académica, al inicio de diptongo creciente, no por norma fonética, aunque se pronuncie obligadamente con g por las leyes que subyacen de forma inconsciente para el hablante cuya lengua materna es el Español en los casos antedichos.
En Venezuela, hablando y escribiendo en Español, alternan usualmente los modos populares y los académicos sin ninguna coherencia científica o culta al transcribir voces indígenas, asimilándolas a nuestra lengua común: los warao, los waraos, los guaraos, los guarao. Si les ponemos accidentes gramaticales plurales o de género españoles (–es, s, -o, -a), ya las estamos asimilando, castellanizando, agregándolas a nuestro vocabulario a todos los efectos. Y de hecho así sucede la adquisición de voces indígenas, en nuestra modalidad española-venezolana.
Una vez que los vocablos indígenas se castellanizan, -pasan a ser criollos-, deben escribirse con la ortografía castellana sin rubores acomplejados, según la Academia. A nadie se le ocurre, sin embargo, escribir huarao en Venezuela, escribiendo en Castellano, como es la norma académica usada, como dije antes, por otras naciones hispanoamericanas.
Porque una cosa es la ortografía del Guarao en su lengua y otra la del Español, que nosotros hablamos, incluidos los vocablos que asimilamos de otras lenguas, también los provenientes del Guarao.
La norma académica es que los vocablos extranjeros asimilados se sometan a nuestra ortografía. Y los no asimilados, se pronuncien a la española como se escriben en la lengua original, como Shakespeare = Saquespeare. Pero que los “entendidos” dicen aproximadamente “Sespir”. ¿Cómo obligar a la masa común de hablantes venezolanos a decir el nombre del mayor dramaturgo inglés con unos sonidos fuera de su repertorio de sonidos articulados, fuera del repertorio común hispano? Posiblemente los antiguos ingleses decían con proximidad Sakespeare, pero el sustrato lingüístico de sus lenguas primitivas les llevó inconsciente y progresivamente a pronunciar “Sespir”.
Miren ustedes, colegas, ¡los ingleses enseñándonos ortografía cuando sus usos ortográficos son los más incoherentes de las lenguas cultas! Cuenta el chiste que un inglés hacía gala de saber leer Sespir, tenía suficiente materia gris para interpretar, aunque escribiera Shakespeare. El interlocutor, un andaluz flamenco y zumbón, le replicó, -¿por qué se iba a achicar?- que los españoles escribimos  diez céntimos y leemos ¡una perra gorda!, sabiéndose que así llaman ellos a la tal moneda que lleva un león en su envés, pero que por su ruin valor monetario queda el león achicado en perro… y afeminado. Fuera de chistes, ¿cuál es la separación silábica de sandwich, ¿sand.wich o san.dwich? En Guarao como en Venezolano es san.dwich, que adaptamos a nuestra fonética como san.güis, y los guaraos como sa.ui; pero en inglés es sand.wich. La w no nos sirve ni a los hispano hablantes, ni a los Guaraos.
En inglés, ¿la palabra terminada en o,u sea en la escritura sea en la pronunciación hace sinalefa con la siguiente iniciada con w? No. Pues en guarao, sí, como en Español. Y que la gente venida en un principio del Norte escribía con w-y inglesas, no fonéticas ni fonológicas, se evidencia porque no eran lingüistas -ni siquiera se había aún inventado la lingüística- sino viajeros, aventureros cuando no, piratas. Como los hispanos que hacían lo propio, porque no sabían otra cosa, pero con resultados distintos porque su lengua de origen era también distinta. ¡Pero es la nuestra venezolana! Les dejo a ustedes, maestros, y más aun, profesores, la tarea de buscarse ejemplos, ya que la moda ahora es imitar lo inglés inconsultamente. Si lo hacen, me darán la razón con el orgullo de ser latinos integrales, llegándolo a conocer por su propio esfuerzo.
Un lector venezolano, hispano, se preguntará por qué esa doble ortografía en Español: huarao y guarao. La explicación la tenemos en el párrafo anterior. Porque todo hispanohablante de nacimiento pronuncia, habla cotidianamente, de las dos maneras, sin darse cuenta, por la fuerza del entorno consonántico que precede o no a estas palabras que se inician con tal diptongo. Huarao, una huarao, un guarao, los guaraos, el guarao… Trate de pronunciarlo sin violencia y verá que no podrá decir huarao/uarao sin que aparezca la g espontáneamente si le precede consonante.
Pero el fenómeno se complica al aparecer palabras que siempre tienen la g incorporada, que siempre la tienen en cualquier posición, como en una niña guapa, unas niñas guapas. La g es parte de la palabra guapo/a. Y así hay que buscarla en el Diccionario. Los Académicos optaron, a mi parecer sin tener, pues, yo a la vista las actas de esa discusión, por incorporar a las palabras con diptongo creciente, la h muda indicando que al diptongo le sobreviene con mucha frecuencia una g (o y en el caso de la semi consonante i) en nuestra lengua. Ese caso no se da en el idioma guarao, pues sus palabras  y sílabas siempre terminan en vocal.
Otros ejemplos que corroboran los párrafos anteriores: naku warao, naku uarao, naku huarao,  naku‘arao, = “mono gente-mono persona”; ji yami, ji iami, ji’ami, ji hiami = “tu aventador” = tu abanico. El hablante guarao dice limpiamente, inconscientemente, nakuarao, jiami = naku’arao, ji’ami. Las semiconsonantes w,y son asimiladas, comidas, por las vocales precedentes núcleo silábico. Pero se exige distinguir en la escritura de alguna manera cuándo esas palabras son mono-persona y no “monero”, (dueño o criador, vendedor… de monos); y tu aventador-tu abanico y no “tu teta”. Pues todo eso se puede entender. El guarao elige fácilmente el sentido adecuado por el contexto. Pero en una escritura que aspira a ser culta, más si científica, esas variantes de sentido deben tener su correlato escrito propio, que lo tienen si uno conoce los vericuetos de las derivaciones, las asimilaciones, sinalefas… que con notable frecuencia se producen en la Lengua Guarao. Por lo menos, los que no tenemos el Guarao como lengua materna, lo necesitamos para no errar al leer sin entender.
Caso parecido, pero en otra línea, es aquel en que se tradujo abuela del tigre (!), en vez de cazador de tigres. Natu es un homónimo. Si se le considera como nombre sustantivo, se traduce abuela. Si se considera como participio activo del verbo na matar, es matador/a. La traducción exacta la da el contexto. De qué habla aquí el mito, ¿del parentesco o de las aventuras en la cacería de felinos?
Escribir a lo venezolano culto es sólo cuestión de amor y de respeto a la propia identidad venezolana, bolivariana y latinoamericana, sin complejos humillantes, humillados nosotros ante el imperio cultural del norte… o del este… o de cualquier parte de donde viniere, así sean palabras tomadas, asimiladas, de otras lenguas, indígenas o no, según la Academia Venezolana de la Lengua, como dijimos, y de todas las academias internacionales del Español. El Maestro no es un científico lingüista; es un científico pedagogo, maestro, transmisor de la Lengua Nacional tal como la entienden sus Academias. Entendamos y actuemos de forma que comprendamos que la Fonología y la Pedagogía son ciencias igualmente respetables pero con objetivos y métodos diferentes que no deben interferirse.
El Maestro es un Pedagogo que enseña de la mejor manera, la mejor manera de hablar y escribir su Lengua a los niños y a los adultos para hacerlos ciudadanos responsables de su país y cultura, no de países y culturas extranjeras, ni mucho menos esclavos de la Fonología. La Fonología es una ciencia universal, abstracta, -digamos matemática- que se mueve sólo entre principios y leyes fonemáticos dentro de un círculo especializado muy reducido, y no le importan las implicaciones políticas, geográficas, económicas, pedagógicas, etc, que incidan en la vida civil real, de la calle. La Pedagogía es una ciencia concreta, que se moja en los problemas cotidianos, que incide en la diaria labor de hablar sabiamente, correctamente, sobriamente, coherentemente, patrióticamente, sin ambages ni confusiones.
Hay personas, aún cultas, que insisten en que las letras o grafemas no tienen nacionalidad: no son ni alemanas, ni inglesas, ni francesas… ni venezolanas. Son políticamente neutras. Esa frase es cierta si se circunscribe a un laboratorio de Lingüística en un círculo cerrado de investigadores, pero es falsa cuando sale a la calle. Porque las letras tienen para el gran público, para la generalidad de los ciudadanos, connotaciones históricas, geográficas, políticas… por las que conocemos el origen de sus usuarios y sus intereses soterrados de expansionismo cultural, de imperialismo económico, geográfico y político. Desconocerlo, les produce a los nativos de esa lengua, sensación de traición a la patria.
Los ingenuos que así gritan, que repasen la Historia de Walter Raleig y de Robert H. Schomburgk, ciudadanos de a pie elevados al rango de Sires  de la coronas inglesa por sus grandes servicios prestados a ella en la zona en cuestión, la Guayana. Repasen, maestros, estos epígrafes en un diccionario serio de Historia o en Internet -“Descubrimiento del… Imperio de Guayana” y “Línea Schomburgk” -para darse cuenta del valor de las ortografías nacionales en el corrimiento malicioso de las fronteras y aclarar de una vez por todas la “inocencia” de estos para nosotros siniestros personajes que de hecho así clamaban para utilizar ellos solos contra nosotros la fuerza, el prestigio y el poder político de sus ortografías. No podemos caer nuevamente en la ingenuidad del famoso P. Las Casas que convenció nada menos que al Emperador Carlos V de Alemania y primero de España y a su Consejo de Indias para que expidiera una cédula real para organizar una colonia utópica de puros indígenas desmilitarizados… y así ponérsela en bandeja de plata a los ingleses: lo que hoy llamamos, avergonzados, Belice. Sí, colegas, hay todavía muchos borregos ingenuos para comida de voraces lobos enseñando la W. Lo que es decir, enseñando los caninos.
Desterremos de nosotros la pena de escribir y decir uarao en su lengua. ¿Cómo se dice hombre en Guarao? – Uarao, no u-arao, como se empeñan en reprocharnos neciamente algunos. Realizarlo de una manera o de otra en definitiva es algo convencional. Es decir, porque así lo convenimos, porque así nos ponemos de acuerdo. No por necesidad física, biológica o matemática. ¿Cómo se dice hombre en Italiano? – Uomo, no u-omo. Si los italianos, de lengua latina, pulcra y bella como la nuestra, la más latina entre las romances, pueden decir y escribir libremente uomo con diptongo, sin h y sin w, ¿por qué no pueden escribir así los guaraos en su lengua, uarao, que tampoco necesita h ni w, más bien estorban para las asimilaciones como hemos visto más arriba? Pues lo diré de una vez: por el “empecinamiento” cientificista de ciertos señores de apellidos y orígenes extranjeros y de lengua materna no latina -con su pizca de vanidad “científica”- que se atreven a imponer una escritura a una lengua que desconocen en profundidad, ¡ni más ni menos! Alegan que escriben según el Alfabeto Científico Internacional (que no deja de ser también un gran, pero meritorio, monumento de convencionalismos). Eso ya es superchería encubierta, si no falsedad. Pues bien, ese alfabeto, invocado por ellos, propone w-j para las semiconsonantes. No se explica, entonces, por qué escriben warao yakera, yatu son buena gente, ustedes, en vez de warao jakera, jatu según la Fonología. Lo que es bueno para la w, también lo es para la j, si se quiere ser coherente, científico. Dicho en criollo, “lo que es bueno para la pava, también lo es para el pavo”. ¡Y la ley de la coherencia, repito para los obstinados, es imprescindible para que un estudio sea científico y para que su práctica en el mundo real de todos los días, sea también ciencia!
Es comprensible que quienes en Venezuela no tienen raíces profundas latinas no se “comprometan” con las tradiciones culturales hispanas y refugien su afectividad telúrica en el espacio reducido de las ciencias puras, asépticas, neutras, como pueden ser la Lógica, la Lingüística, las Matemáticas, la Física, etc. El error, o ¿el delito?, está en imponer su disminuida modalidad afectiva a la masa común de los ciudadanos que formamos la Patria hondamente sentida en todas sus manifestaciones culturales. ¿Y qué cosa hay que sea más cultural que la Lengua hablada, “escrita” o cantada?
Pero los venezolanos bajamos la cabeza ¿cobardemente? ¡como pendejos o como ignorantes o como ambas cosas! (¡perdón! si cabe) para decir tan orondos como siempre, pensando que ponemos una pica en Flandes: ¡OK! “Escribamos warao porque eso es más bonito, más prestigioso, más moderno, lo mismo que decimos OK a cada rato sin sonrojarnos”. ¡Qué vergüenza! ¿Cómo se dice huevo en italiano? Uovo, no u-ovo. Eso es lo que necesitamos nosotros: hombres y mujeres venezolanos con todos sus propios atributos hormonales en plena función, para escribir con la cabeza bien alta nuestra ortografía y nuestras reglas ortográficas, dadas por nuestras Academias para escribir nuestra lengua hispano o latino-americana. Lo mismo que para escribir nuestras lenguas indígenas lo más cercanamente posible a la nuestra sin menoscabar su propia fisonomía, y así acercar mutuamente nuestras culturas de y para la mejor mutua comprensión de todos los venezolanos, seamos guaraos seamos criollos. Seamos, sí, nosotros, nosotros mismos con honor, con conciencia, con decencia y con la sabia ciencia, que los clásicos, -no los científicos filósofos que degradaron la palabra- decían “gaya ciencia” en su sentido más amplio y hermoso.
Esta es la tarea, pues, la vocación de todo Maestro, y más aún de todo Profesor de quienes los Maestros dependemos: defender todas nuestras fronteras, también las culturales, también las ortográficas. Así defenderemos cabalmente, en su totalidad, nuestras fronteras geopolíticas. Los ingleses nos arrebataron la Guayana Esequiva sin disparar un solo tiro. Dispararon, sí, su W y su Y en los mapas de la zona del río Esequivo con los cañones de su ortografía para pasar luego a ocuparla invadiéndola con la mera realidad, la sola presencia pacífica de sus colonos asiáticos y africanos, ya anglizados muy a su pesar. En el desgraciado, para nosotros, Laudo del Esequivo, sólo nos ¡¡defendieron!! los “norteamericanos” (suena a paradoja ¿no?) de los tiempos en que “América es de los americanos”, ¡para ellos, claro!), pero muchos años después, cuando el despojo ya era un hecho consumado, prácticamente irreversible. Que para eso estaban y están aún las cañoneras inglesas cerca. ¡Esto tiene ya todos los ingredientes de la  burla! Pregunten a los argentinos.
¡Y que nos defendieron… pero sólo desde una caja fuerte, férreamente sellada, escondida en las soterradas bóvedas de los criminales secretos bancarios, los más escondidos de los secretos, y con la voz cavernosa de ultratumba! ¡Qué ironía o qué cobardía, poniendo una vela a Dios y otra al diablo! Pero así y todo por lo menos y ¡por suerte! a pesar de nuestra proverbial aparente apatía, conservamos aún las bocas del Orinoco; y el territorio este del río Caroní, - San Feliz, Upata, El Palmar, El Callao, Tumeremo, Guasipati, El Dorado, Guri… y la mitad de la Gran Sabana… qué rico y ansiado mordisco de oro, diamantes, energía hidráulica y nuclear… - donde los ingleses, que ya nos los habían arrebatado, nos dejaron como recuerdo de consolación el Calipso, el bronco retumbar de los tambores de petróleo afinados y la gracia de sus colonos negros, chinos e indos para que enriquecieran nuestro folclore y nuestra sangre, al parecer tan anémica y moribunda. ¡Oh, nuestra patria arruinada por el paludismo endémico, y las interminables, estériles y continuadas guerras civiles, pero… mucho peor, mucho más, por el abandono, por la ignorancia y la cobardía hasta la traición! Y todo adornado con las imperiales W-Y que ahora nos quieren imponer nuestros propios conciudadanos. ¡Qué locura o que ceguera!
Pero si esas Bocas del Orinoco las escribimos y hacemos escribir también a los guaraos, - nada digamos de los caribes… pues desconozco sus lenguas - sus originales dueños, con w, terminaremos por perderlas. ¡Porque la w no es venezolana, es inglesa, dicen de hecho ellos muy alto y claro! ¡Ya nos lo dijeron una vez bien duro, arrebatándonos la Guayana Esequiva, que ellos escriben Guyana para adaptarse a su variopinta e incoherente ortografía, aunque suene lo mismo! Nos costó Dios y ayuda a los Misioneros de siempre limpiar la ortografía de nuestros mapas de las Bocas del Orinoco. Cuando llegué al delta del Orinoco en 1956, todavía los mapas de la Cartografía Nacional documentaban Lorán Grande y Lorán Chico (por el nombre del capitán Loran Keimis, el lugarteniente de Walter Raleig, que por allí estuvo unos meses fondeado) nombres que los Misioneros capuchinos corrigieron, sobre todo el P. Quintiliano de Zurita, mi paisano, como Bocas de Merejina. Pero ahora el Gobierno y sus epígonos obligan a los guaraos a volverlas a mancillar con una ortografía genuflexa, la de la canina, voraz w. ¿Quiénes son los traidores? Walter Raleig, el pirata, y su lugarteniente Loran Keymis, incursionaron por dos veces por nuestro delta. Los soldados coloniales les dieron su merecido en Los Castillos de Guayana por traidores y asesinos. Y no volvieron más… “por ahora”, hasta que aquellos soldados y capitanes peninsulares desaparecieron. Pero los ingleses nos dejaron anglizados todos los nombres geográficos en los mapas originales robados a los españoles, para poder volver a buscar lo que alardeaban de haber conquistado… en el papel.  Y volvieron los ingleses, sí, cuatro siglos más tarde, espoleados por el fantasma de Walter Raleig, a quien rindo homenaje aquí por su perspicacia política, para lograr otro gran bocado, la escrita “Guyana” que ellos pronuncian en inglés… Guayana. ¡Esa perspicaz geopolítica que a nosotros se nos veda a favor de Venezuela con falaces argumentos y que lingüísticos! ¿Seremos nosotros, Maestros y Profesores, al final, los que les pongamos a los ingleses las Bocas del Orinoco en bandeja de plata, intoxicados por un secular carnaval  irresponsable de calipsos y tambores estruendosos del metal oxidado de la steelband?              
Convénzase y no le quepa duda, colega, para escribir uarao en su lengua y guarao en venezolano hay razones de peso que pesan más que todo un laboratorio de lingüística: lingüísticas, gramaticales, históricas, patrióticas, filológicas, políticas, geopolíticas, pedagógicas…  apoyadas por el sentido común. Las lenguas cultas, español, italiano, portugués, francés, inglés, alemán, ruso, etc. se ¿escriben con sólo criterios lingüísticos? ¡No! ¡Pero el guarao, sí! ¡Quieren que sí! Ciñéndonos a la península ibérica, el portugués el gallego, el bable, el vasco, el catalán, el valenciano, el castellano, no se escriben con meros criterios fonológicos. ¡Pero el Guarao, sí! ¡Quieren que sí! Esta situación no la decidieron los guaraos, ni los criollos. Lo decidieron en última instancia los extraños. ¡No, vale…!
La decisión de establecer un sistema ortográfico para cada una de la lenguas indígenas no es, no puede ser, una decisión lingüística aislada, de laboratorio (que en definitiva resultó falsa para el Guarao por falta del conocimiento profundo de los fenómenos fonéticos en su conjunto de esta lengua, no sólo de su “anatomía estructural”, sino de su “fisiología funcional”, del comportamiento (cambios, asimilaciones, reduplicaciones, sinalefas, etc., de los fonemas  en relación mutua según el entorno, el contexto interno). La decisión tiene que tener unos factores indeclinables a considerar. La decisión tiene que ser necesariamente política, “de re pública”, donde se sopese la Geografía, la Historia, la Pedagogía, las características de cada lengua. La Lengua es para el hombre. No, el hombre para La Lengua, ni para su simple anatomía.
¿Se tuvo en cuenta esta situación para tomar la decisión acertada para la salud de nuestra vida social y política nacional? Se suele decir retóricamente que la Lengua es un ser vivo. Para el estudio de ese mismo ser vivo es necesario el análisis de la estructura, la anatomía de las partes. Pero no basta eso. Es necesario el estudio de la fisiología, el funcionamiento de esas partes. Y aún no basta eso: el buen médico tiene en cuenta los factores externos: el ambiente sano o insano, favorable para la salud o no, la imprescindible salubridad. Creo que este estudio integral se descuidó cuando se tomó la decisión ortográfica para la escritura actual del Guarao.
En 1979 se convocó a Caracas por el Gobierno Nacional, a todos los interesados en el análisis de la situación ortográfica de las lenguas indígenas venezolanas para obtener las conclusiones prácticas, políticas, más idóneas. Envié mis análisis, los mismos que hoy he expuesto, pues no pude defenderlas personalmente. El académico misionero de la Lengua y de la Historia Cesáreo de Armellada, las defendió por mí. Según él me informó, fueron rechazadas allí violentamente por los asépticos, puros, lingüistas de gabinete. Por eso hoy estamos donde estamos: los guaraos rechazaron la y, como siempre que los conocí ya de antes, pero aceptaron incongruentemente la W, sometidos a un adoctrinamiento continuado por décadas. Hoy es el día en que los guaraos más promocionados -no digamos los otros- no saben copiar un dictado en su lengua, y mucho menos los criollos, pero sí saben ponerle la W a los ingleses para sus aspiraciones a largo plazo, y lo hacen con una gran sonrisa inocente de satisfacción: ¡Saben más!, ¡¡¡Son criollos!!! Las aspiraciones de Walter Raleig tardaron 400 años en conseguirse. No sabemos los que tardarán ahora los ingleses para hacerse finalmente con las Bocas del Orinoco y sus ricos territorios, riéndose de la lingüística y de nuestra insania.
Compañeros maestros, no somos lingüistas, encajonados en unos parámetros asépticos, doctrinarios, utópicos, idealistas e idealogizadores. ¡Somos forjadores de la nacionalidad! Seámoslo de verdad.
En la década de los 70 del siglo pasado, el cantautor Alí Primera, ideologizado por los que buscan el poder utilizando a los humildes, lloraba con lágrimas de cocodrilo la suerte adversa de los waraos, subyugados bajo “un jefe llamado Julio”, impuesto por un gobierno que no era de su cuerda, porque no era el de su cuerda. Mientras más cantaba, más se enriquecía. No murió de hambre ni pidiendo limosna como muchos guaraos actuales. Radio Tucupita repetía día y noche la cantinela para regocijo de los que me veían trabajar sin descanso en la promoción de los indígenas deltanos, de su cultura, de sus tradiciones, de su salud, de su trabajo... ¿Qué cantará hoy Alí Primera en su tumba al ver a los nativos de esta tierra desarraigados, huídos, pordioseros, hambrientos… más que nunca, cuarenta años después, escrito su nombre, el de los guaraos, como lo hacía Walter Raleigh y sus compinches para saciar la voracidad de su imperio inglés?



Segunda Parte


“2.- ¿Por qué se quedan los waraos en la tierra?”
Porque… será porque no tienen cohetes para ir a la luna y demás cuerpos celestes. Que si los tuvieran… En serio, puede que esa pregunta esté mal expresada o tenga otra interpretación. Pero eso lo debe aclarar la Maestra que redactó las preguntas.
Sin embargo, daré una explicación tentativa, por ver si acierto con la intención de dicha Maestra: En un mito guarao se dice que los ancestros celestes de los guaraos vieron nuestro delta lleno de verdor y hermosura al mirar por el hueco que hizo una flecha embrujada en el suelo de su cielo. Bajaron unos exploradores a ver. La encontraron bella y rica. Volvieron al mundo superior cargados de cacería y de frutas tropicales. Entonces convencieron a sus parientes para bajar todos. Así lo hicieron. Al final quedaba la familia del piache, el que había bajado en la primera expedición. La esposa, embarazada, inició el intento y taponó el hueco con su gran barriga. Así los de arriba, los celestes luminosos o jebu, ya no pueden bajar ni los de abajo, los “habitantes de las playas”, uajarao, uaharao, uarao o guaraos, subir. ¡Bella “poesía” guarauna, aunque machista, que llaman mito de origen! Pero con la cual no se puede hacer nuestra Historia ni nuestra Geografía, pero sí explicar nuestra idiosincrasia.


“3.- ¿La escritura numérica en castellano es la misma en warao”?
Los guaraos “tradicionalmente” no escriben ni letras ni números. Determinan o señalan básicamente los números con los dedos de pies y manos. O con entalladuras, por unidad, en una vara, que luego relacionan con su sistema “digital” (de dedos). “Una mano” es el número cinco. Las “dos manos”, el diez. Las “dos manos y un pie”, el quince. Un “guarao” de dedos, el veinte. El nº 28 logran determinarlo así: un guarao, y una mano, y tres [dedos], uarao hisaka, kuare mojoabasi, kuare dijanamo. Combinando los nombres de los dedos de una mano con los otros referentes, manos y pies, llegan hasta el nº 400. Lo que les da suficiente autonomía para sus cálculos tradicionales, aunque bastante complicada: así dicen “un guarao de guaraos”: 400. No sabemos si se trata de “números” o si se trata de “gente”. También era muy socorrido el sistema “monetario” en plata: un[o] real burata hisaka; cinco bolívares o un fuerte aida hisaka. Luego continuaban utilizando esta nomenclatura encarrilándola por su sistema “digital” de los dedos.
Los guaraos promocionados usan el sistema métrico decimal aprendido en las escuelas venezolanas que les facilita el cálculo de sus medidas y valores, usando los caracteres modernos comunes, olvidando literalmente su sistema “digital” por engorroso, parsimonioso y difícil. Ya muchos de ellos no saben contar a lo guarao. Sólo los viejos. Pronto, nadie.


“4.- El Himno Nacional cuenta con tres estrofas. En el idioma de warao, ¿es así y quién es el autor de la traducción?”
La traducción hecha por el misionero capuchino católico Julio Lavandero Pérez consta de Coro y tres Estrofas. Es la que se canta comúnmente en las escuelas y en los actos culturales locales, nacionales e internacionales, aunque cambiando algo el texto original en cada escenario, pues lo enseñan, lo aprenden y cantan de oído, al carecer del texto original del autor, de la partitura, o del “disket” que se puede conseguir en Fe y Alegría de Tucupita o en cualquier parte, -con la propia voz del autor- dada la enorme difusión popular de las “artes” o técnicas audiovisuales.


“5.- ¿La cronología del castellano es la misma del warao?”
No. Los guaraos determinan o miden el tiempo unos por la rotación cíclica de las estrellas, kura; otros, por las crecientes anuales del Río Orinoco, joida, eventos cíclicos éstos que se suceden o completan una vez cada año. kura y joida significan también, por eso, año.
El mes lo determinan por la luna uaneku. Al año lo dividen en verano najanaka e invierno joida. A la semana le dicen misa, por la celebración semanal cristiana. En su lengua, lo discriminan por las fases naturales de la luna: uaneku jido o imanaida (luna nueva); cuarto creciente, uaneku idaia; luna llena, uaneku jokoida; cuarto menguante, uaneku ekoroia. uaneku kasí luna torcida quiere decir que comienza otro ciclo lunar, otro mes.
Al día le dicen sol iaja; y dura desde que sale el sol en la mañana, hasta el día siguiente a la misma circunstancia. Por eso hay que evitar los equívocos que se producen si mezclamos nuestra nomenclatura con la de ellos. Como por ejemplo lo que para nosotros es pasado mañana antes de las seis am., para los guaraos todavía es mañana amaneciendo, jake jokoiakore.
A la noche, le dicen ima. A la mañana, anihako; al mediodía, iakuajasika; a la tarde, anakuarica. A las horas, las señalan con la mano por la altura del sol y le dicen iaja a kari, tamatika un pedazo de sol, aquí. También usan el estado de las mareas: jo manuka, marea pequeña; joidamata, marea grande; jo ajía, las aguas suben, llenante; jo ajúa las aguas bajan, bajante. Al reloj, lo llaman iaja a kobe, “corazón del día o del sol. No deja de ser esta denominación una bonita metáfora.


“6.- Generalmente ¿dónde viven los waraos? (Caños)”
Históricamente, en “Los Caños” del delta bajo del Orinoco, y sus adyacencias, cercanos a las grandes playas del litoral atlántico. Por eso se llaman huajarao > huaharao > warao, uarao “habitantes de las playas”. Mas en la actualidad emigran hasta San Félix, Barrancas y Tucupita y otros lugares más o menos cercanos. Esporádicamente a lugares más lejanos, de los que pronto regresan, después de un tiempo de merodeo recolector sustancioso que pronto malgastan a nuestro modo de ver criollo. Menos son los que lo hacen individualmente para estudiar y promocionarse, o para trabajar y educarse en hogares criollos. Pero éstos raramente regresan definitivamente a sus caños originales, sobre todo las muchachas.
Para salir de los caños los que en ellos viven dicen “ir”, naruia; los que moran ya en Tucupita, Barrancas, etc, consuetudinariamente, de años, para “ir” a los caños, aunque sea sólo para pasear, dicen “regresar” bajia. Pero para regresar de nuevo a su morada estable y definitiva en tierra criolla, no dicen “regresar” a casa, sino “ir” a casa. Lo que nos indica claramente cuál es su tierra ancestral en su imaginario cultural.

“7.- ¿Cuál es su medio de transporte? (Curiara)”
La curiara ua, antes se hacía de un tronco de árbol que vaciaban supuestamente a fuego, con sus canaletes jaje. Ése era su vehículo tradicional. Al presente, la fabrican con utensilios de hierro: hacha jima, azuela curva naiara y hasta con motosierra. Generalmente, le labraban un clítoris en el interior de cada punta de la curiara. Porque la curiara es la [madre] que acoge (ua u oa contener, acoger, coger) maternalmente a los guaraos, libres de peligros, en sus correrías siempre por agua. Por lo demás, no se distinguen actualmente de los criollos de la zona, en el uso de los motores fuera de borda, carros y aviones.


“8.- Dibuja un plato de comida reflejando la alimentación del warao”.
Ese plato típico debe contener,
Como “pan”: actualmente ocumo chino, ure; o torta de cazabe arutao los de Amacuro. Tradicionalmente, pero cada vez menos, ojiruaru, “biaroma”, yuruma. El arroz aró, arisi, y el maíz, naukamo, cuyas producciones comenzaron como tarea comercial, terminaron enriqueciendo la dieta guarao. Cuando viven en la ciudad, no le hacen asco a la comida criolla. ¡Todo lo contrario¡
Como “presa”: gusanos de la palmera moriche, moho; pescado sobre todo morocoto, osibu; koju guabina, mukobo bagre, jorojene, musoto busco, bosikuajaba cupaneca, uasi guaraguara etc; cangrejos, jehe… Carnes de pequeños mamíferos, como el acure kuamara y la lapa teko; la iguana ioana; los caracoles grandes como un puño, jere…
Progresivamente, olvidando viejos tabúes y por razón de la caza de uso comercial, se ha ido introduciendo la caza mayor para consumo propio como el venado masi, el manatí joninaba, motivo de una gran fiesta comunal participativa, pues no hay neveras para almacenar; el váquiro ibure. No matan aves que las consideran sus juguetes, o mascotas, y hasta personificación de espíritus artesanos.
Como “postres”, fruta dahukuaja, cantidad de ellas que produce la selva espontáneamente, y la miel silvestres simo ¡dijabera uitu!: la piñuela korobisoro, el palmito iabakaba y su fruto, mono, la lechoza babaia, el catuche ibakuaja, la guanábana murako, la gauyaba, uaiaba, el seje muji, el guamo dojo… Cultivan principalmente para el consumo toda clase de musáceas (cambures y plátanos), llamadas genéricamente buratana; caña de azúcar sikaru para chupar y para extraer el jugo que fermentan y consumen -consumían- en sus fiestas sociales. Ahora les sale más barato en trabajo, el ron, el güisqui y el coñac. Y la abundantísima cerveza.
También, cuando salen a las ciudades y pueblos criollos, los guaraos comen golosamente la comida criolla y se gozan y enorgullecen con ostentación narrando haber comido “pollo frito con pan, arroz y frescos”, con ojos de triunfo y una sonrisa de oreja a oreja, porque así han superado la pobreza, la vergüenza étnica y la prueba de los tabúes ancestrales. Los que se han superado, claro.


9. Describa brevemente, si conocen, cultura, mitos, creencias y religión en el idioma guarao.
Cultura, recolectora: oko arimo “nosotros somos recolectores”;
Mitos, los orígenes: ateje ka idamo tuma “Hace mucho tiempo ya existían nuestros antepasados”.
Creencias, animistas; joebo a jebu. O simplemente joebo (jo jebu, johebu > jebu) “El mundo de los espíritus”. Y
Religión, natural politeísta: jebu, ka nobo tuma, era “los espíritus, nuestros abuelos, son muchos”. Cada fratría tiene el suyo especial con su nombre particular, al que dan culto. Lo materializan o en una tela jiaka, o en una piedra joio, o en un muñeco kotubu, o en unas cuentas o abalorios nasi… Cada sub tribu lo entiende a su manera. Al espíritu que consideran más importante suelen llamarlo Ka Nobo, Nuestro Abuelo, Ka Nonatu Nuestro Hacedor, Nobo Juru Abuelo Temblor, Jebu Juru Kaunasa Espíritu Huracán, Nobo Uraro… (= ¿Nobo Juraro. Palo de mojadura?)  Jebu Juru diko o Juru Liko… Puede tratarse del mismo espíritu jebu con distintos nombres derivados de uno común primitivo, según los dialectos, enfatizando más alguno de los atributos sobre los otros.  Otras regiones hablan de Mauari, Borasire, Namoni, etc. que se deben estudiar comparativamente con las divinidades de los pueblos vecinos.


La descripción de cada uno de estos temas llena tomos de la literatura cultural venezolana. Ésa que todo Maestro deltano debe estudiar y conocer. Reconozco que este temario es inmenso, y hasta excesivo, aunque interesante, que todo maestro o profesor venezolano de cualquier nivel debe conocer, dominar y enseñar por deber de su oficio y por amor y respeto a nuestra patria, a nuestra cultura e idiosincrasia, con los métodos docentes que considere los más pertinentes, dentro siempre de una sapiencia coherente, ajustada, científica. Y científica no es solo la Fonología, ni mucho menos. La Pedagogía para enseñar al niño venezolano lo más adecuado para él y su Patria, también es una Ciencia, la mayor, la más importante en el caso, cuyos principios y orientaciones son los que deben prevalecer sobre todo: están en juego no las reglas, las ideologías, las leyes, la vanidad… Están en juego las personas, la patria. Eso es ciencia y es sabiduría. Pero que hay que verterlas, naturalmente, en la escuela, en formas adecuadas a la capacidad y edad de cada alumno. Los Maestros, no olvidemos que somos los forjadores natos de nuestra idiosincrasia y nacionalidad frente a la invasión foránea, camuflada o abierta, consciente o inconsciente, siempre imperialista, de cualquier signo.
¿Por qué yo me inmiscuyo en estos asuntos? Porque soy Misionero y porque soy Maestro, con mayúscula, de los de antes, de los que fue a buscar el Gobierno Venezolano a España con la misión de defender las fronteras de Venezuela, porque en Venezuela fracasaron todos los intentos civiles del s. XIX. Defender las fronteras todas: las culturales, las geopolíticas y las sociales. Y las vengo defendiendo aún hoy, aún cuando el Gobierno nos dio las gracias en el año 1972, y les entregó esa tarea, esa “misión”, a otros hace más de 40 años. Para eso me preparé, estudié la Lengua Guarao, su cultura, sus esperanzas. Me quedé. Y me “empecino” en seguir defendiendo la dignidad de los Guaraos hasta el fin, porque con la convivencia continua me enseñaron los guaraos a amarlos. Y cuando se ama, todo es gracia, gratis. Los guaraos de Guayo me dieron el mejor homenaje de mi vida en una de sus amables y últimas conversaciones: “Queremos Misioneros como usted… con garantía”. Palabras del guarao Ricardo Andrade Sandoval, de Guayo, presidiendo una comisión rogatoria, “que me quedara siempre entre ellos”, pocos días antes de morir de cáncer.
En estas justas académicas de escuela, ¿quiénes han vencido? Aparentemente los dobliuwe-yeistas pues lograron que el gobierno nacional aceptara e impusiera oficialmente su calamitoso sistema, -que demostramos como tal con argumentos a la vista, no con afirmaciones gratuitas- por la sola razón de que ellos constituyen la más clamorosa representación de la ciencia universitaria nacional, (los latinos decían: “quia sum leo”), con recursos inmensos del erario público de todos para imponer, adoctrinar y vilipendiar a quien disiente.
¿Quiénes han perdido? Primeramente los guaraos, como víctimas en su índole y peculiar forma de expresarse, que se ven adoctrinados por una pseudo ciencia que de hecho los margina, los marca, como bichos raros de la colectividad criolla, pero que a la vez los succiona temporalmente para sus intereses electorales. En segundo lugar, Venezuela, pues se ha impuesto una palanca (w,y) que los imperios volverán a utilizar en desmedro nuestro cuando puedan y les interese. En tercer lugar, la ciencia que se apoya en argumentos y datos positivos, seguros, fundados, extraídos del estudio serio, permanente y profundo de la cultura guarao, no en la vanidad, petulancia, inexperiencia de algunos ni en el uso precipitado de la Fonología, de la Pedagogía, de la Historia, y de los intereses de la Geopolítica Venezolana. Más bien estos “pormenores” se los pasan por alto, dando  entender con su comportamiento, que aquí, en la Fonología, la Patria no importa sino el prestigio personal, presuntamente científico.


Éste es mi regalo de navidad a mis colegas maestros. Por favor, no me envíen más alumnos preguntando sobre los guaraos. Las personas pasamos. La obra queda. Aquí está en germen todo lo que precisan saber ustedes de los guaraos sobre el tema para ejercer su magisterio… y mucho más. Mi consejo de viejo, si me lo permiten, es éste: ¡Lean! ¡Estudien! Tomen notas, amen, perseveren… Y al fin, encontrarán la Verdad. Y la Verdad los hará libres, ni yanquis ni ingleses: venezolanos, latinos. Que hay bastante escrito sobre el tema. No siempre con acierto, es verdad, pero para eso tienen que formarse un criterio seguro. Repito: enseñen con amor y perseverancia. Mis libros los están esperando, más que a nadie, a ustedes. Exíjanselos a quien pudo pagarlos y lo hizo y los repartió; pero dejó de hacerlo para voltearse en favor de los nuevos “misioneros” de postín y de su ideología, para mejorarse a sí mismos.
“¡Feliz navidad! ¡Dihauara ekei!
                                                                                                       Fray Julio Lavandero Pérez
      Misionero capuchino                                                                                                                            
                                                      De la Academia Venezolana de la Lengua


Tucupita, 24 de diciembre de 2014                                                           
P.D. Espero que la maestra autora de las nueve preguntas para esta “Tarea de Sexto Grado” haya quedado satisfecha, sino abrumada, aunque no en exclusiva.
Estimados señores Maestros, si en este “testamento” encuentran palabras que desconocen, no se desanimen. Tomen un lápiz, anótenlas y consulten de inmediato su diccionario o su internet. Guarden las notas. Enriquecerán su vocabulario.
Recuerden: no han leído un cuento para el deleite, para el pasatiempo, sino un estudio integral mínimo, -histórico, geopolítico, lingüístico, pedagógico, patriótico, filológico, gramatical…-  para formarse su propio criterio. Por eso, si lo he logrado o no, esa es una conclusión a la que deben llegar ustedes por sí mismos.
Como colofón, sería muy apropiado que leyeras en ULTIMAS NOTICIAS, 2 de diciembre de 2007, el artículo Wenezuela? De Eloi Yagüe Jarque, eloi57@cantv.net.
Para terminar amigablemente, perdón por el rollo. Vale.