Guayana
Esequiba: luego del Ejecútese a la ley será difícil (pero no imposible)
comparecer
Dr. Abraham
Gómez R.
Miembro de la Academia venezolana de
la Lengua
Asesor de la de la Comisión de la
Asamblea Nacional por el Esequibo y la Soberanía Territorial
Miembro del Instituto de Estudios
Fronterizos de Venezuela (IDEFV)
Asesor de la Fundación Venezuela
Esequiba
La Sala
Juzgadora de las Naciones Unidas convocó - como es bien sabido-- para actos por
separados a las delegaciones o Agentes de Venezuela y Guyana, para este ocho de
abril (la semana que viene); configuradas ambas naciones como Partes en el
litigio por la controversia sostenida por la extensión territorial, que nos arrebataron
con añagaza jurídica; y que constituye el objeto del Proceso.
Para el próximo
lunes le corresponderá comparecer a nuestra representación, con la
finalidad de consignar el memorial de contestación de la demanda que nos hizo
la excolonia británica el 29 de marzo del 2018, suficientemente admitida por el mencionado Cuerpo Jurisdicente;
el cual se autoconfirió jurisdicción y competencia, el 18 de diciembre de
2020, para conocer forma y fondo del
asunto controvertido, en base al numeral sexto del artículo (36) de su Estatuto: “En caso de disputa en cuanto a si la Corte
tiene o no jurisdicción, la Corte decidirá”.
No pudimos desmontar
la patraña urdida ni con medidas precautelares ni con objeciones preliminares.
La Corte decidió y punto; e inmediatamente pasó a estructurar el pleito y a
emplazar a las partes para que comparezcan a las fases procesales sucesivas.
La excolonia
británica en su reiterativa Pretensión Procesal insiste en pedir que el
Alto Tribunal ratifique que el tramposo Laudo constituyó una “liquidación completa, perfecta y definitiva
de todas las cuestiones relacionadas con
la determinación fronteriza”.
En otras
palabras, Guyana aspira que el Alto Tribunal de La Haya sentencie como “cosa juzgada” con base a los hechos que
narra en el escrito su delegación, obviamente, acomodado conforme a su interés
y conveniencia. No tienen más nada. Ni cómo ni con qué justificarlo.
A propósito de
la disyuntiva fecha que se nos avecina, con todo respeto me he dirigido al jefe
del Estado en carta Pública, la cual he dado a conocer por todos los medios
posibles y en las distintas plataformas digitales. Expreso allí mi patriótica
preocupación, por cuanto pueda acontecer, a partir de la autorización que
otorgue, a nuestra delegación, quien rige la política exterior de Venezuela.
En el precitado
escrito dirigido al primer mandatario nacional, comienzo por identificarme,
breve y modestamente, para que sepa de quién se trata y lo que ha significado
en mi vida tantos esfuerzos por la legítima defensa de ese costado este de la
geografía nacional que nos arrebataron con vileza.
En mi trayectoria
académica, me he permitido estudiar por más de cuarenta y cinco años el caso
concerniente a la Guayana Esequiba; en sus distintas dimensiones: histórica,
política, económica, antropológica, jurídica, cartográfica, geoestratégica etc.
A través de tales experiencias he acaudalado conocimientos (fundamentos de mis
tesis de pregrado, maestría, doctorado y postdoctorado) y vivencias – en el
propio sitio de los acontecimientos- que he compartido en relatos y periódicas
publicaciones.
Al crearse la
ONG Mi Mapa y la Fundación Venezuela Esequiba solicitaron mi cooperación con
asesorías; así también he venido dictando conferencias y otras actividades de
desarrollo presencial en casi todas las universidades del país.
Tuve el honor
de ser incorporado como asesor de la Comisión Especial de la Asamblea Nacional
por la Defensa del Esequibo y la Soberanía Territorial. He asumido además una
membresía en el Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV).
Desde hace
(10) años, soy miembro de la Academia Venezolana de la Lengua.
Siempre he
considerado que hay que saber diferenciar entre actos de gobierno y Asuntos de
Estado: teórica, pragmática y jurídicamente.
Un Asunto de
Estado trasciende particularismos, diferenciaciones de cualquier índole, egos
exaltados o mal curados, fijaciones ideológicas; en fin, parcelas o intereses
individuales.
Un Asunto de
Estado nos convoca y concita a estrechar solidaridades por el futuro promisor
de la Patria.
Tuve la
ocasión, disposición y voluntad de acompañarlos en el referendo consultivo;
porque lo valoré como un Asunto de Estado.
Sin embargo,
la perspectiva en este litigio nos asoma que la contraparte va al juicio a
jugársela completo; sin el más mínimo elemento probatorio que demuestre, en
estricto derecho, cómo adquirieron esa extensión territorial.
Mucho menos
cómo justificar la ocupación y explotación esquilmatoria que han venido
haciendo de sus incuantificables recursos.
Nosotros
somos poseedores de los Justos Títulos Traslaticios desde el 8 de septiembre de
1777, mediante la Real Cedula de Carlos III, al crearse la Capitanía General de
Venezuela; y también asistidos en el “Tratado de Paz y Amistad entre España y
Venezuela” del 30 de marzo de 1845, cuando se nos reconoce la Independencia y
la configuración geográfica heredada desde el siglo XVIII.
Ambos
documentos (entre bastantes otros) constituyen nuestro más hermoso, contundente
e irrebatible acervo de probanza en cualquier Sala Juzgadora, donde se dirima
la controversia.
Dejamos la
debida advertencia que en tal instante y mediante el venidero evento, del 8 de
abril de 2024, no se acaba todo. Comienza la denominada, procesalmente, fase
postulatoria donde se traba la litis, que apenas se inicia, que puede durar
unos cuantos años; dado que luego vendría la etapa de pruebas, alegaciones,
preconclusivas etc.
Surge,
entonces, una inmensa preocupación de nuestra parte – compartida por casi todos
los sectores políticos, académicos, culturales, sociales, empresariales,
universitarios, etc.—referida exclusivamente al artículo 6, de la Ley Orgánica
para la Defensa de la Guayana Esequiba (“no
sometimiento a mecanismos de resolución de controversias”) que
taxativamente señala:
“La República
Bolivariana de Venezuela no someterá a mecanismos de resolución de
controversias por pate de terceros, incluyendo arbitrajes y la jurisdicción de
la Corte Internacional de justicia, los asuntos relacionados con su
independencia e integridad territorial…” (Omissis)
Aunque me
muestro solidario con usted, señor jefe del Estado, en las gestiones que viene
adelantando con el presidente guyanés Irfaan Ali, referidas a la diplomacia
directa, pacífica, de entendimiento bilateral; actividades importantes que no
tienen por qué limitar o excluir nuestra presencia en el Alto Tribunal de La
Haya. Inclusive se podría dar el caso que estando los jueces examinando la
aportación de las partes en controversia, ustedes alcancen una solución
extraprocesal.
Dos
escenarios perfectamente probables y factibles.
Pero, también
estamos contestes que en el preciso momento en que usted, en su condición de
jefe del Estado, coloque el Ejecútese al supra identificado instrumento normativo,
se desvanecería (conjugado adrede en pretérito condicional, por otras razones)
la posibilidad cierta de que Venezuela comparezca por ante la Corte
Internacional de Justicia a consignar formalmente la contramemoria y a las
subsiguientes vistas procesales en el presente juicio.