jueves, 28 de septiembre de 2017



 La extraviada lógica del régimen
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la lengua

Cada vez se agranda en la población democrática venezolana  la percepción que quienes deciden las Políticas Públicas, en el presente gobierno, viven en extraviados escenarios. Errores tras de errores así lo testimonian. No pegan una.
Ellos acusan una especie de incurable estrabismo; y lo que es peor: con tal óptica aspiran que las realidades del país se adapten a su modo de ver, mirar y determinar destinos.
Han querido, desde hace muchos años, que las cosas adquieran los significados que intentan imponer y no los que realmente tienen. Aspiran forzar las realidades que no se les someten.
No se necesita ser muy inteligente o poseer virtudes adivinatorias para saber que en casi todo lo que han hecho o se proponen hay inaceptables cúmulos de desaciertos. Son torpes hasta para utilizar la lógica dialéctica.
Constituye una imbecilidad abandonar el concierto de la Comunidad Internacional.
Dirigentes políticos que por ignorancia o soberbia pretendan aislar a un país corren el riego de hacerlo desaparecer.
Prestemos atención a esta sentencia inevitable: ningún país avanza a contrapelo de los obligantes tejidos entre Estados, que por lo demás hoy les sirven de plataforma a la humanidad.
En estos momentos, ya estamos recibiendo la calificación de un Estado forajido; por cuanto el curso de acción que le vienen imprimiendo estos autócratas va en línea contraria a la corriente que el Derecho Internacional Público consagra. Mientras otros países  adelantan y procuran insertarse en esquemas superiores de intercambios de todo tipo, los detentadores del poder local creen que conviene más encriptarse o aliarse con regímenes como el de Corea del Norte, Cuba, Irán o Siria cuyas abominaciones contra los Derechos Humanos son suficientemente conocidas en el mundo entero.
Otra perla del extraviado régimen que “brilla por sí sola”: el gravísimo error estratégico de desarrollo nacional cuando limita el consumo interno, casi exclusivamente, a las importaciones (en altísimas proporciones dinerarias) sin que se vislumbren alternativas confiables y sustentables para las necesarias y oportunas sustituciones en la producción nacional.

 Las iniciativas programáticas con las que quisieron impulsar nuestra economía: gallineros verticales, cultivos organopónicos, siembras en las azoteas, la ruta de las empanadas devinieron en risibles caricaturas; súmesele ahora “la misión alimentaria” a partir del consumo de conejos. Resulta vergonzoso pensar que, contrario a lo que antes se había propalado con orgullo “el petróleo es de Venezuela”, ahora exclamamos “Venezuela es del petróleo”. Somos hoy un Estado-nación bastante más dependiente del recurso fósil que no hemos podido controlar desde aquel accidente geológico de comienzos del siglo pasado.

miércoles, 20 de septiembre de 2017



No somos amenaza para Guyana

Esta afirmación la hace el Dr. Abraham Gómez, luego de oír con detenimiento y analizar el contenido del discurso que pronunció el presidente guyanés David Granger, en la 72 Asamblea general de la O.N.U.
“hemos escuchado con estupor al presidente Granger decir que nuestro país se ha convertido en una seria amenaza para la zona de paz caribeña; por el solo hecho de estar reclamando lo que por fundamentación socio-histórica nos corresponde: la Guayana Esequiba, la cual fue vilmente arrebata en un írrito y nulo Laudo Arbitral de París, en el año 1899”
“es insuficiente y vacía la excusa – continúa diciendo Gómez, quien por años ha estudiado esta problemática -- decir que nuestro país es cuatro veces más grande que Guyana y aun así reclama un tercio del territorio guyanés, incluyendo su plataforma marítima”
“Nos basamos para reclamar los 159.000 kilómetros, en el contenido y alcance del Acuerdo de Ginebra, suscrito el 17 de febrero de 1966; por cierto violado por Guyana como le ha dado la gana;  Y somos insistentes a pesar del ardid aprovechado por Guyana, entonces para lograr su independencia del Reino Unido”.
 Luego expone enfáticamente, El Dr. Gómez, cuya tesis doctoral es precisamente sobre el Esequibo “Las palabras de Granger en la ONU, suenan desafiantes, cuando asoma la opción de dirimir este asunto, inminentemente, por ante el Tribunal Internacional de Justicia; para lo cual, decimos que debemos estar preparados los venezolanos con nuestros mejores profesionales en Derecho Internacional Público”
Cierto que “tanto los secretarios Ban Ki-Moon y Antonio Guterres han mantenido la postura de, que si para finales de 2017 no se han producido avances importantes en el diferendo, la Corte Internacional de Justicia será el siguiente paso” por lo que “Guyana ha estado trabajando con la secretaría y llama a la comunidad internacional para que Venezuela acepte el proceso judicial como un camino para la solución del diferendo”.


domingo, 17 de septiembre de 2017



UNIVERSIDAD: HACEDORA DE LIBERTADES
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.com

Confieso el inmenso agrado que siento cada vez que seleccionamos el tópico universitario para nuestras reflexiones; de cualquier aspecto de la Universidad: ese espacio, algunas veces, inmerecidamente esclerosado. Allí, donde se crean, re-crean, preservan, difunden y legitiman los conocimientos. La universidad que ha resistido los embates desde diversos lados. Esa institución que algunos temerarios desearían que desaparezca. Otros, no pocos, apelan a los ardides más inimaginables para intentar “arrodillarla”, creen que así responderìa a sus específicos intereses ideológicos.
La universidad por su pura y clásica definición jamás estará al servicio caprichoso de parcelas y menos hará juegos a conveniencias individualistas. Tal vez, por eso, su fama bien ganada de irreverente, protestaria y crítica. Pues sépase, que así la queremos y necesitamos. En permanente ebullición de ideas. Con los exquisitos escenarios para las constantes confrontaciones plurales.
 Han sido tales eventos los que nos motivan a repensarla. A debatir lo que ha sido y cómo debería ser. Sin que incurramos en el artificio contrario de querer modelarla según algunas egolatrías. O cerrarle sus disímiles miradas y apocar sus horizontes. Nuestra audacia académica apunta en otro sentido: resensibilizar, desde adentro, para desplegar serias actividades de transformación. No es poca cosa. Lo sabemos. Hay demasiados asuntos álgidos (en sus dos aplicaciones semánticas: friolentos y dolorosos) a lo interno que aúpan los conservadurismos o por lo menos “reman en dirección contraria” en estos tiempos de cambios acelerados.
No nos pongamos obtusos, asumamos una actitud autocrítica. Empecemos por reconocer que estamos obligados a salir de este atolladero. Que a nadie se le ocurra que la solución, en lo inmediato, es nombrar una comisión de reforma universitaria. De lo que se trata es Transformar, que es adentrarnos mucho más allá de las formas. Transformar, con libertad y autenticidad. Vamos a decirlo con este distinguido investigador social venezolano, Alex Fergusson “La institución universitaria tiene, entonces, la responsabilidad de incitar a tener una visión crítica sobre sus propias misiones y las relaciones de ésta con la sociedad. Por consiguiente,, también tiene la responsabilidad de desarrollar la reflexión crítica y de garantizar una autonomía de pensamiento…..es, sin duda alguna, el sentido que   debe darse hoy a la libertad académica y científica”.
Hay que dejar atrás, añadimos, suficientemente lejos a tantos que han vegetado (y medrado) por años en las universidades. Que jamás se han atrevido a propiciar nada que vaya a contracorriente de lo estandarizado. De lo que alguna vez fue legitimado y que ya se ha vuelto disfuncional, impracticable.

El resumen de los colapsos que hoy aquejan a la universidad conspira para que se comprenda y aprehenda que estamos inmersos en una sociedad que valora intensamente las múltiples posibilidades generadoras de conocimientos: fuente sustantiva de sus propias realizaciones, además, como sociedad. En la actualidad las ignorancias tienen un alto precio.  A partir de un sustrato verdaderamente humanista, y si la intención viene a ser construir saberes, pues, entonces, anudemos dos previsibles estrategias en los espacios universitarios: pensamiento crítico y libertad. Esto no es ni pecaminoso ni ingenuo. Por cuanto pensamiento crítico y libertad conforman una síntesis intrínseca en y desde la universidad, por eso es indoblegable e insumisa.

lunes, 11 de septiembre de 2017



 ¿Nos amenaza con hacerse dictador?
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Tenemos la sensación que quienes dominan, desde el oficialismo, la vocería con la cual intentan comunicar algo cada vez están más embardunados en sus propias ignorancias.
Los escuchamos y se vuelven ininteligibles e impronunciables.
Acaso no le parece a usted, que en el inefable discurso presidencial prevalece un clima que lo enreda todo.
Las palabras comunes con las que quisiéramos interpretar o aproximar lo que nos dicen, por lo menos para irlas llamando por sus nombres, se han vuelto vacías. O en el peor de los casos, dichas sin el menor recato por las contundencias que tales vocablos adquirieron en la historia de la humanidad. Hablar de dictador y de dictadura, en este tramo civilizatorio, no es poca cosa.
 La retórica oficializada tuerce los significados y nos los quiere pasar de contrabando lingüístico, para hacerlos saber distintos. Por eso los enunciados en su mayoría son falsos.
 Nos queda la sensación de que hay que aprender de nuevo: a pensar y a escribir. Pareciera que las respuestas no siguen a las preguntas, el saber no sigue a la duda y las soluciones no siguen a los problemas.
El presidente de la República acaba de apelar abusivamente del término dictador para autocalificarse como tal. Todavía no asimilamos si hubo ¿ingenuidad o intención marcada?
 El uso indiscriminado de los vocablos no sería tan grave si éstos no fueran instrumentos para llegar a conocer, analizar e interpretar la realidad. Los significados de las palabras son senderos abiertos para aprehender el mundo. Y si una palabra es acuñada de mala fe, en un texto o contexto, constituye un camino oculto o riesgoso.
La condición de dictador se adquiere más por temor de la población que por inteligencia de quien dice ostentarla. Y hasta donde hemos visto, quien está por traumáticas circunstancia de la vida, en la presidencia de la República “no tiene mucha sal en la mollera”; tal vez por eso asoma, como mascarón de proa, que se va a hacer “dictador” ( la dejó caer), para así solucionar la crisis del país.
Las características esenciales de la dictadura autoritaria, a la que aspira el Sr. Maduro carece de una ideología suficientemente teorizada; Les sobra el ensalzamiento al dictador de forma meramente propagandística; además, no busca el apoyo de las masas, sino someterlas, por sus necesidades.
 Una dictadura de este talante tiene como meta última, no realizar grandes cambios en la sociedad, sino únicamente imponer su poder sobre la misma.



domingo, 3 de septiembre de 2017



El régimen del “como si”
Dr. Abraham Gómez R.                                                   
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.com                                  

              En nuestro país ha prevalecido, en los últimos años, la detestable militarización de los espacios naturales de la sociedad civil, con el agravante de pretender hacer tolerable tal engendro “como si” se tratara de una circunstancia normal y rutinaria.
A fuerza de marchas, presiones, vestimentas y ahora con la írrita e inconstitucional Asamblea Constituyente aspiran que la sociedad civil se trague la militarización.
Ya hay suficientes evidencias de la abominación que causan los regímenes totalitarios-militaristas de derecha o de izquierda. La cultura democrática venezolana repugna el modo de proceder desde la militarización y el gorilismo.
Esto que ellos han venido denominando “como si fuera” una revolución; que ha venido arrastrando un extraño acuñamiento ideológico, aspiran que la Comunidad Internacional les admita tal esperpento “como si” hubiera una gestión gubernamental común y corriente.
Los exégetas del proceso asumen la obligación, con su travestismo rojo, de propagar las bondades del régimen “como si” a enjundiosos estudios estuvieran invocando, aunque la realidad los desmienta.
Los teóricos tarifados buscan y rebuscan argumentaciones por todas partes para darle algo de asiento doctrinario, “como si” se tratara de un piso ideológico a este cártel, que se ha vuelto intragable, hasta para sus mismos militantes.
Al vérseles las costuras ¿ qué ha pasado?. Sencillamente los márgenes de maniobras se les apocaron, y no les queda más remedio que quitarse las caretas, y develarse como lo que siempre han sido: dictadorzuelos de oscuras raleas.
Añádase de manera deplorable que el régimen ha hecho una absurda politización de la vida de la gente.
Ante el mundo, el actual régimen venezolana se presenta “como si” aún conservara visos de democracia; pero ya está retratado a cuero entero y registrado en tanto su talante oprobioso.
Qué hemos venido siendo nosotros en esta atmósfera de conculcación de derechos sino un país -- apreciado hasta ayer por sus libertades-- hoy convertido en un enrejamiento ominoso; donde se criminaliza el disenso y se vulnera con displicencia la constitucionalidad que nos hemos dado.
Esperamos que el régimen, y particularmente el CNE no burle la fe de los compañeros y amigos que han inscrito, legítimamente, sus candidaturas para las gobernaciones; por el clima de incertidumbre en cuanto a la fecha de las votaciones. No vaya a ser cosa que pronto el régimen salga diciendo: quisimos hacer algo “como si”  fueran unas elecciones.