Elogiable experiencia CIPOST-UCV
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia
Venezolana de la Lengua
Cuando hemos
tenido la ocasión de compartir nuestras reflexiones académicas en bastantes
escenarios del país, al tiempo que intercambiamos resultados de indagaciones
múltiples con docentes universitarios de la región latinoamericana y del Caribe
quedan puestas de relieve las tareas formativas que el CIPOST hizo de mí, de
nosotros.
El prestigio académico internacional que a
pulso se había ganado justifica de modo absoluto cualquier reconsideración de
forzosa o sibilina clausura.
Ya quisieran
algunas universidades, que ahora aparecen
ranqueadas como las mejores del mundo poseer un Centro de estudios
investigacionales permanentes luego de haber
alcanzado el nivel doctoral, con las competencias y características de
lo que fue nuestro CIPOST.
Quienes habíamos
participado, y seguimos siendo estudios incurables, en los disímiles
agenciamientos de lo que constituyó el Centro de Investigaciones Postdoctorales de la
Universidad Central de Venezuela, dicho así como se lo merece con todas sus
letras, recibimos consternados la información de su desaparición como ente
educativo; de la probable decisión
cenacular para que cada facultad asuma su postgrado, y desarrolle por separado
la oferta postdoctoral que conforme le corresponda.
Deseo señalar, tal vez sentenciosamente, que a
veces algunas descentralizaciones van
aparejadas a entrabamientos y a deleznables diseminaciones innecesarias de
esfuerzos y recursos.
Precisamente la
crítica más severa que acusan nuestras universidades es que “no producen
conocimientos”, y están “en extremo marcadas por estructuras burocráticas y
politizadas” (Ipsos-media.2010).
A partir de los
indicadores de desempeño del CIPOST en sus veintiún años de prolífica labor,
cualquier seria evaluación dará inclusive para reivindicar a nuestra UCV en su
razón de ser.
Las sensibilidades y conexiones académicas que
han aflorado entre quienes somos creaturas del CIPOST desde cualquier parte de
la geografía nacional pone en terreno fértil a la pertinencia social. Acaso
este significativo aporte referencial, en sí mismo, no constituye esto un
destacado aunque tímido logro.
Reafirmo, en la
sensible condición de tener la Deltanidad tejida a mi piel, que desde el CIPOST
nuestra UCV estuvo intervinculada vívidamente con todo el país.
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