Al Profesor Universitario, en su día
Dr. Abraham Gómez R.
Si desde hace bastantes años hemos escogido los
espacios universitarios para nuestro desempeño laboral, por vocación y
convicción, es porque siempre ha significado un inmenso orgullo convivir en
estas “casas que vencen las sombras”, lo cual se incrementa cada vez que la Universidad como
Institución se ve en aprietos o serios atascos, y ella misma encuentra satisfactorias soluciones.
No han sido pocas las ocasiones en que la Academia Universitaria ,
y todo cuanto comporta, ha sido vilipendiada y sometida a condiciones ominosas
para intentar ponerla de rodillas. A los regímenes totalitarios les incomodan
los ámbitos donde se respire absoluta pluralidad, donde haya un disenso fértil.
A los detentadores de los gobiernos de talante militarista les causa escozor
cuando la gente en los espacios universitarios piensa con cabeza propia; de
allí que vean en cada Docente Universitario un acérrimo enemigo, a alguien a
quien hay que combatir; y si no pueden hacerlo doblegar por sus ideas, lo
golpean por sus medios de subsistencia.
Lo padecimientos y demás brutalidades afines
perpetradas contra los Profesores de Educación Superior han sido calamidades de
vieja data, que para una específica gestión de gobierno adquiere de suyo
modalidades y circunstancias peculiares. Cada régimen le coloca su propio
sello, como para distinguirse en la manera de hacerse atroz frente al
profesional de la docencia universitaria.
¡.. Hermosa gesta de venezolanidad…! el 5 de diciembre
de 1958 el Presidente de la
Junta de Gobierno y profesor universitario de la UCV , Edgar Sanabria, decretó la Ley de Universidades, luego
reformada en 1970. Empero a partir del marco normativo para las universidades a
comienzo de la Democracia
se institucionaliza el pleno
reconocimiento de la autonomía universitaria en Venezuela, en su más amplia
concepción: orgánica, económica, académica y administrativa.
Hoy rendimos homenaje de recordación y reiteración por
la eterna lucha a quienes visualizaron la dignidad y la importancia que ha tenido en
los hechos diarios ante tantos embates canallescos la teoría y la práctica de la Autonomía Universitaria
en el país.
Constituye
nuestro compromiso de reclamo y defensa de la Autonomía Universitaria ,
en tanto legado sociohistòrico.
La comunidad académica ha asumido a conciencia el
cumplimiento de sus altas funciones de producción de conocimientos y de
formación de profesionales de las nuevas generaciones.
La autonomía
universitaria es condición indispensable para el desarrollo del Pensamiento Crítico…Decir
lo que haya que decir sin ataduras; lo que le dicte su conciencia.
La autonomía es para la Universidad su
condición esencial. Sin ella no podría haber en toda su plenitud creación,
re-creación, preservación y transmisión de conocimientos, difusión cultural,
investigación científica o cualquiera de las otras importantes tareas universitarias.
Comprendemos las evoluciones que operan a lo interno del concepto de autonomía de acuerdo con la realidad societal en
permanente transformación.
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