miércoles, 17 de enero de 2018



Inclusión lingüística de nuestras mujeres.

Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
                                                                                                                             
Nuestro idioma, aunque carga aún sus muchas imprecisiones y aspectos mejorables, sostiene elementos normatizados porque así se ha convenido tácitamente o por uso y aceptación tradicional: por ejemplo, los venezolanismos, los regionalismos y demás particularidades: sociolectos o geolectos etc.
El género gramatical, que no tiene nada que ver con sexismo, genitalidades o ubicaciones en la ""diversidad de gustos" atiende a indicadores complejos morfo-sintácticos concordantes; cuyo propósito persigue darle exquisitez, economía y transparencia al texto-discurso que deseemos expresar; por lo que debemos evitar caer en la trampa lingüística del abuso con las dobles menciones al momento de mencionar a las mujeres, ya que resultan innecesarias y redundantes.
En el castellano-español basta que usted señale únicamente un sustantivo para abarcar lo masculino y femenino, si tal vocablo varía sólo en la letra (a) o en la letra (o).
Por ejemplo: Señores, jóvenes, muchachos, estudiantes, amigos, y así por ese estilo ya llevan implícito el género femenino.
Suena horroroso cuando escuchamos: Alférez y Alfereza; concejal y concejala; periodista y periodisto; jobo y joba, biblioteca y bibloteco, camarada y camarado; patriotas y patriotos, combatiente y combatienta, gobernante y gobernanta etc.
Muchas veces por pretender enarbolar falsas querencias hacia las mujeres se termina por ofenderlas, exponerlas al escarnio público o ridiculizar a las dignas representantes del género femenino.
Las mujeres requieren de nosotros una muy merecida nueva mirada sociohistórica.
No le pidamos a las construcciones gramaticales que reivindiquen lo que algunas sociedades, enteramente masculinizadas, excluyen en los actos de habla y en los desenvolvimientos práxicos.-
Acaso, ¿Se siente la mujer excluida, discriminada al no verse visualizada en cada minuciosa expresión relativa a ella, o es la propia sociedad en otros comportamientos (no precisamente del lenguaje) que las aparta de las grandes decisiones?
A propósito de las marcadas confusiones en cuanto al género gramatical, y la inculpación que se le hace a  éste de  la presunta discriminación de las mujeres; ha sido pedagógicamente explicativa la Real Academia Española, mediante un enjundioso escrito titulado  “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”, cuya ponencia correspondió al catedrático Ignacio Bosque.
Podemos aligerar, una y otra vez, las mismas y decididas respuestas al respecto: los abusos en los desdoblamientos referidos al género gramatical son artificiosos, hipócritas e innecesarios desde el punto de vista lingüístico.
Cuán regocijados estamos los venezolanos de quienes hacen denso y noble su pensamiento.

 Orgullosos nos sentimos de nuestras mujeres que dedican horas y pasiones de sus existencias a meditar con grandeza al país, en todas las  áreas y sectores: Las artes plásticas, la literatura, el derecho, la ingeniería, la medicina, la política, la sociología, la pedagogía; en las determinantes ejecutorias de Políticas Públicas.

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