Disfraz de los débiles.
Dr. Abraham Gómez
R.
Miembro de la
Academia Venezolana de la Lengua
Ha quedado demostrado en recientes estudios
que un complejo de superioridad pesquisado en alguien no es más que la armadura
que cubre lo que esa persona desea tapar, que se odia a sí mismo. Que se
rechaza y por lo tanto inventa cosas para tratar de ser “alguien diferente”. Le
aterra perder el control absoluto de todo y sobre todos. Lucha por figurar como
centro; y aunque en su cara y palabras refiera algún asomo de seriedad es únicamente
una fachada, porque en el fondo mantiene una reacción anticipada a sufrir de
discriminaciones.
Sin
la menor duda, alguien que sufra de permanente desequilibrios en su autoestima,
definitivamente requiere con carácter de urgencia de asistencia facultativa. Vive en una paranoia irrefrenable. Vive en una trayectoria interminable de ilusiones,
que las hace creer con elogiables epopeyas..
Los especialistas
en psicología nos explican que la megalomanía es una grave enfermedad mental.
Quien la padece cada día amanece convencido que el universo gira en torno a él
y sus designios; y en la presente hora aciaga en Venezuela más de uno se ha
contagiado, como una un herencia del “difunto galáctico”. Necesita sin demoras
constantemente dosis de superioridad, brillo e idealización de sus “gestas e
ilusas épicas”.
Dicho
con más contundencia: un individuo que aparenta tener fuerzas, órdenes de mando
(que nadie obedece, y que por el contrario se burlan a sus espaldas), sobre
todo si lo hace desde las prerrogativas del poder, que viva en plan de
permanente ataque a sus conciudadanos, que lastima a los demás por gusto y para
insuflar su pobrísimo ego, nos devela su estropeada psiquis.
La persona
de quien describimos tales características es un enfermo. Se siente rechazado,
pero que impone a sus adláteres sumisión, genuflexión y miedo. No es mera
coincidencia que ese sujeto en su creencia (y desvarío) de asumir la condición
de dirigente del mundo tiene perturbada su personalidad.
Para decirlo con las teorías del psicólogo
clínico austríaco Alfred Adler: “si
indagamos en un complejo de superioridad y estudiamos su continuidad, siempre
podremos encontrar un complejo de inferioridad más o menos encubierto. Sin
embargo, cuando uno no es capaz de compensar los sentimientos de inferioridad
se genera el complejo de inferioridad (incapacidad para afrontar los problemas
de la vida); por otro lado, cuando la retribución es excesiva, se forma el
complejo de superioridad (opinión exageradamente de nuestras habilidades y
logros).
Todo este relato viene a propósito de
los vergonzosos señalamientos del hatajo (con h) de ineptos e indigentes mentales
que gobiernan nuestro país, cuando declaran: “tendrán
prioridad para recibir alimentos, medicinas, combustibles, atención en los
programas sociales etc. los censados en las UBCh y quienes porten el carnet de
la patria”. Y para remate, echarán de la administración pública a los
funcionarios que no comulguen con esta descalabrada ideología.
Tal
actitud se hace equiparable con los pronunciamientos del
perturbado Hitler, cuando sus discursos contenían siempre exclusión y
arrogancia; para muestra la expresión siguiente: “Para qué imitar la basura de los demás, si de mí brota la
perfección".
Sospechamos
que la intención del oficialismo es conducir al conglomerado mayoritario de la
oposición hacia la “nuda vida”, con las persecuciones y allanamientos de las
inmunidades a los parlamentarios incómodos; es decir, decretar para los
opositores: la vida civil despojada de sus derechos en general. Arrebatar toda posibilidad de existencia
ciudadana a quienes no compartan la satrapía que propicia el régimen, y padece
el país. Sin embargo, diremos siempre con bastante insistencia que la identidad
que tenemos, en esta venezolanidad que hemos construido a pulso cada día, no es
un simple dato natural, ni un préstamo cancelable a algún delirante civil-militaroide.
La nacionalidad y civilidad con las que vivimos y por la que existimos los
venezolanos, sin distinción, emerge a partir de nuestra consistencia socio- histórica.
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