Guayana
Esequiba: estrategias subrepticias de la contraparte en el litigio
Dr. Abraham Gómez
R.
Miembro de la Academia
Venezolana de la Lengua
Asesor de la de la Fundación
Venezuela Esequiba
Miembro del Instituto de
Estudios Fronterizos de Venezuela
Coordinador de la Comisión
Proponente de la UNAFRONT
Quienes hemos dedicado
bastantes años de nuestras vidas y desempeño académico al caso controversial de
la zona en conflicto por el costado este de Venezuela (que no es poca
cosa,159.500 km2. Una séptima parte de nuestra Nación) estamos obligados a
ocuparnos también - determinantemente-
de la considerable población que vive en ese territorio que nos fue arrebatado,
con vileza, hace ya más de cien años, y que ha entrado en las respectivas
etapas de discernimiento jurisdiccional por ante la Corte Internacional de
Justicia.
La geografía humana que
convive en esa extensión territorial debe concitar el interés y la preocupación
de quienes diseñan y ejecutan Políticas Públicas, por parte del Estado
venezolano, con la finalidad de corresponderles, debidamente y como se merecen,
en todas las áreas pertinentes a su subsistencia.
Prestemos atención a lo que,
estratégicamente con condición furtiva, han venido haciendo todos los gobiernos
guyaneses, desde Forbes Burnham hasta el actual Irfaan Ali.
¿Qué han hecho en el área en
pleito, con una marcada intencionalidad de reforzamiento de la ocupación?
Han rehabilitado la
infraestructura de escuelas y hospitales. Han creado hoteles, balnearios; así
también, han puesto en servicio medios de comunicación audiovisuales, vías
carreteras, pistas de aterrizajes.
Han estructurado cuarteles militares,
entre muchas otras actividades.
También prestemos atención que
con todo propósito – lo más delicado, tal vez- están realizando sistemáticamente:
sensibilizan a niños y jóvenes, con carácter recurrente, en procesos de ideologización e identidad hacia
Guyana.
Cuando analizamos la
Constitución de la República Cooperativa de Guyana de 1980, nos conseguimos con
la autoasignación y la distribución político-territorial que ellos han
establecido, precisamente en la Guayana Esequiba, en flagrante violación del
Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966. Único documento con pleno vigor
jurídico en esta contención.
La inocultable intención, que
tal vez miden en perspectiva, sería la invocación de la famosa Cláusula de
Prescripción Adquisitiva; para transformar actos de hecho – que cometieron los
ingleses en 1814- en sentencias de derecho.
En este caso concreto no
prosperará la Prescripción Adquisitiva, porque allí no ha habido posesión
legítima sino una ocupación protestada, desde siempre.
Sospechamos, adicionalmente
que ellos aspiran a que se produzca una decisión jurídica tomando en cuenta la
libre determinación de los pueblos.
Fijémonos, con seriedad, también
en lo siguiente. Ellos delimitaron, toda esa extensión en regiones:
Guainía-Baruma; Poomeron-Supenam; Cuyuní-Mazaruni; Potaro-Siparuni; AltoTúkutu-
Alto Esequibo.
En cada una de estas regiones
eligen un gobernador; y allí conseguimos importantes ciudades, pueblos y
asientos demográficos de varios tipos y clases sociales; en cuyo registro
censal, más reciente, arroja una población que sobrepasa las 400.000 personas,
incluyendo a las etnias Waiwai, Makushi, Waraos, Arawaks, Akawayos, Saraos,
Patamonas, Caribes y Wapashi.
Al lograr la restitución de la
Guayana Esequiba, con todos esos grupos humanos estamos obligados a enlazarnos
como compatriotas.
Por propia experiencia puedo
mencionar que los Esequibanos que viven en Tucupita, Guasipati, El Callao,
Tumeremo, San Martín, Ciudad Bolívar, Santa Elena etc. aún conservan algunas
tradiciones religiosas; atesoran conocimientos en asuntos medicinales; igualmente,
dominan un mayor aprovechamiento en el cultivo de la tierra y la producción
piscícola; en tareas manufactureras y actividades gastronómicas.
Poseen algunas distintivas y
elogiadas metodologías educativas y técnicas en general.
Acaso no podemos nosotros
aprovechar esos conocimientos; al tiempo que, en tal dialógica de saberes, los
compatriotas Esequibanos recibirían las necesarias asistencias que refuercen el
carácter identitario de la venezolanidad; que repliquen hacia sus familiares,
que aún viven- propiamente- en la Guayana Esequiba.
Esa zona constituye un
territorio con incalculables riquezas mineras, hídricas, forestales,
energéticas, agroindustrial, edafológicas, petroleras etc. Territorio muchísimo
más grande que algunos países europeos, asiáticos y centroamericanos. Con extraordinario potencial de desarrollo
sostenible.
Este territorio nos lo arrebataron con el
denominado Laudo Arbitral de París de 1899; documento que desde entonces hemos
calificado de írrito y nulo.
Los reclamos que hemos
intentado por vías diplomáticas, políticas y jurídicas no están sustentados en
caprichos chauvinistas, reacciones intemperantes, desproporcionadas o injustas.
Hemos explicado en las
instancias internacionales correspondientes las razones y argumentos
sociohistóricos y jurídicos que nos asisten.
Si en el espacio terrestre de
la zona del Esequibo ha habido una severa contención, la situación se ha venido
complicando mucho más por el Mar Territorial y la Plataforma continental que
proyecta.
Todo territorio ubicado en la
costa genera espacio marítimo a partir de una línea base, conforme a las
convenciones de los Derechos del Mar para las naciones.
Sucede que Guyana ha hecho
bastantes intentos para extender, no sólo lo que corresponde a su pedazo de
costa atlántica, sino que ha aspirado - sin consultar a Venezuela- llevar a 350
millas la plataforma continental frente a la Guayana Esequiba, exactamente la
que estamos reclamando; y en flagrante violación del Acuerdo de Ginebra, el
cual en ninguna parte del precitado texto les concede soberanía.