Disfraz de los débiles (I)
Dr. Abraham Gómez R.
“El terror, por su parte, es el instrumento
realizador del mundo ficticio de la ideología, y la confirmación de su lógica
deformada. En la fase de implantación del régimen, el terror golpea a sus
enemigos reales. Luego, ya implantado, golpea a sus enemigos
"objetivos", según la orientación político-ideológica del gobierno,
aunque no tengan posibilidad alguna de obstaculizar su marcha. En su última
fase, golpea a víctimas elegidas completamente al azar.
Hanna Arendt. Origen del Totalitarismo.1951
Sin
la menor duda, alguien que sufre de irrefrenable
desequilibrio en su autoestima definitivamente requiere con carácter de
urgencia de asistencia facultativa. Con mayor urgencia si desempeña altos
cargos en el oficialismo. Un individuo con suficiente fuerza, sobretodo si lo hace
desde las prerrogativas del poder, que viva en plan de permanente ataque a sus
conciudadanos, que lastima a los demás por gusto y para insuflar su pobrísimo ego,
y su precariedad académica, nos devela la premisa de su estropeada psiquis. La
persona de quien estamos describiendo tales características es un enfermo. Que
se siente rechazado, pero que impone a sus adláteres sumisión, genuflexión y
miedo. No es mera coincidencia que esos sujetos en sus creencias de asumir la condición de dirigentes políticos obtusos y monocromáticos
(y presumen que del mundo) arrastran en sus perturbadas personalidades una
tríada, para nada envidiada: megalomanía aliñada con paranoia, y ambas partes
coligadas con narcisismo. Esos sicópata cada día amanecen convencidos que el
universo gira en torno a ellos y sus designios. Necesitan sin demoras
constantemente dosis de superioridad, brillo e idealización de sus” gestas e ilusas épicas”.
Ha quedado demostrado en recientes estudios que un complejo de superioridad
pesquisado en alguien no es más que la armadura que cubre lo que la gente desea
tapar, que se odia a sí mismo. Que se
rechaza y por lo tanto inventa cosas para tratar de ser “alguien diferente”. Le
aterra perder el control absoluto de todo y sobre todos. Lucha por figurar como
centro; y aunque en su cara y palabras refiera algún asomo de seriedad es sólo eso una fachada,
porque en el fondo mantiene una reacción anticipada a sufrir de
discriminaciones. Para decirlo con Adler “si
indagamos en un complejo de superioridad y estudiamos su continuidad, siempre
podremos encontrar un complejo de inferioridad más o menos encubierto…por medio
de este proceso de huida y evasión, mantienen un sentimiento de ser mucho más
fuertes y listos de lo que en realidad son…”.Todo este relato viene a
propósito de la vergonzosa declaración, rayana en sus propios deseos, del
teniente que funge ( o finge) de presidente de la Asamblea Nacional y toda la
corte de militarista que ha impuesto en la sociedad civil, junto al “minusválido
mental” que dice gobernar nuestro país …
“así sean muy preparados en la
universidad, sino son de la revolución no tienen derecho a trabajar, (Diosdado
dixit). Dicho esto como sentencia lapidaria se hace equiparable con los pronunciamientos
hitlerianos de exclusión y arrogancia.. "Para qué imitar la basura de los
demás, si de mí brota la perfección"(El Fühler dixit). La nacionalidad y la densidad de nuestra formación universitaria,
como la de muchos con pensamiento plural ,de la que disfrutamos con inmenso
orgullo constituye un producto cultural, originado en las cualidades
concurrentes por haber nacido en esta hermosa nación, como venezolanos
tenemos todos los Derechos que nuestra Constitución
Nacional consagra para los ciudadanos sin distinciones.. Nos hemos erigido como
un único pueblo con nuestra historia plena de gestos libertarios y con nuestras
sensibilidades. Adquiere entonces nuestra nacionalidad, conforme al
constitucionalismo moderno que nos damos,
la condición de inarrebatable.
Sospechamos la intención de conducir hacia la “nuda vida” a quienes no
compartimos las satrapías que propicia el oficialismo y padece el país. Suficientes antecedentes hay
en cuanto a la utilización de la nuda vida, en tanto figura jurídico-política,
a través de la cual quedaba despojado el
adversario-enemigo de cualquier personalidad civil. Había un sistemático
conculcamiento de los derechos civiles para quienes se resistieran dentro y fuera de
los campos de concentración. Los propaladores del actual régimen asoman la
posibilidad de apelar, sin
remordimientos, a la nuda vida para dejar a una considerable parte de la población venezolana desprovista de alguna
cualificación civil, consecuentemente sus vidas valdrán poco menos que nada.
Sin embargo, diremos siempre con bastante insistencia que la identidad que tenemos, en esta colectividad
que hemos construido a pulso cada día, no es un simple dato natural, ni un
préstamo cancelable a algún delirante
militarote. La nacionalidad con la que vivimos y por la existimos los
venezolanos, sin distinción, emerge y enerva a partir de nuestra consistencia
socio- histórica. En un reciente texto denominado “Los enemigos íntimos de la
democracia” Tzvetan Todorov, premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales,
un ensayo en el que denuncia las tres amenazas más graves que a su juicio
afrontan las democracias occidentales. Aprovecha para revisitar lo que ha sido siempre su tesis
superior. Reafirmamos con èl en que todos tenemos necesidad de ver confirmado
el sentimiento de nuestra existencia y que, según el filósofo búlgaro, el medio
más fácil para hacerlo es el de reconocernos en una identidad colectiva.
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