De nuevo tu rostro
Quiero apreciarlo sin ocultamientos,
más allá del pánico que asusta;
permite que me acerque a tu explayada sonrisa,
sin nada que acorte sentimientos.
Cuánto deseo tener tu faz a la vista,
con la bella decisión que nuestro impulso atiza.
Entonces nos diremos: cuándo será el tiempo,
de descubrir y vernos, de hilvanar los preteridos sueños:
para enjugar lágrimas y remotos recuerdos.
Anhelo ver tu rostro patentizado y eterno.
Dejemos a un lado, con desdén y descuido,
todo lo que hizo sucumbir y nublar nuestras voces.
El pedazo de tela que ahogó el respiro,
que atrapó la expresión y la mantuvo encriptada
para que no dijera nada, para que no produjera ruidos.
Acaso, será tarde el día
para despojarnos de las mascarillas;
y gritar bien alto lo que todos sabían: que en nuestros corazones también nacen flores;
que nos deslumbran los risueños parajes,
con el resplandeciente sol, que se asoma y brilla;
que hemos dejado, al fin, muy lejos los rancios rencores;
porque nuestra hermosa existencia se hizo para vivirla.
Dr. Abraham Gómez R.
Tucupita. Delta del Orinoco
24 de julio de 2020
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