Guayana
Esequiba: No le estamos quitando nada a nadie
Dr. Abraham
Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de
la Lengua
Asesor de la Fundación Venezuela
Esequiba
Miembro del Instituto de Estudios
Fronterizos de Venezuela
Presidente del Observatorio Regional
de Educación Universitaria (OBREU)
Todo nuestro país está consciente del respeto absoluto
y el acatamiento pleno a las normas establecidas en el Derecho Internacional
Público.
Nosotros somos, precisamente, los redactores y
proponentes del Acuerdo de Ginebra, suscrito el 17 de febrero de 1966, a través
cual se busca alcanzar una solución práctica y satisfactoria en la controversia
que hemos arrastrado por la conocida zona en conflicto, frente a Guyana, por
más de un siglo.
Del mismo modo, tenemos claro que en la proyección
marítima que genera tal extensión territorial (en pleito) todavía hay que
delimitar. Estamos pendiente en ese aspecto.
La contraparte en el litigio debe saber que la
delimitación consiste en determinar los límites de la zona de un Estado, en
tanto y en cuanto acto con efecto declarativo, entre los concernidos. Nunca
aceptado, por consiguiente, como un acto constitutivo realizado por una sola
parte, que pretenda atribuirse sin más; sin documentos histórico-jurídicos que
respalden su decisión unilateral.
En una atribución constitutiva arbitraria de un Estado
frente a otro queda obligado a demostrar la propiedad, mediante la
confrontación de títulos de soberanía. Que ellos jamás han poseído.
La delimitación
permite precisar con exactitud el ámbito espacial perteneciente a cada país
limítrofe.
Siendo, como en efecto es, el Acuerdo de Ginebra el
único documento con pleno vigor jurídico, en ninguna parte concede a Guyana
soberanía sobre el área controvertida; a partir de la cual se creerían con
derecho sobre el mar territorial que se vincula con las costas esequibanas.
Menos aún,
cuando cursa un juicio, por ante la Corte Internacional de Justicia, al cual
debemos comparecer, el 11 de agosto de este año, para la fase de pruebas, si
así lo determina el jefe de Estado.
Hasta que no
haya una resolución firme por la citada Sala Juzgadora, nuestra Armada
venezolana tiene todo el derecho de resguardar nuestra proyección atlántica (mar
territorial, zona contigua y zona económica exclusiva) hasta las (200) millas náuticas.
Somos, además, respetuosos del Acuerdo de Argyle del
14 de diciembre de 2023.
Jamás nuestra Fuerza Armada renunciará al control
precautelar sobre nuestros mares por esa zona.
Es una labor permanente de vigilancia, protección y
preservación del medio marítimo.
Ya resulta reiterado que en cualquier evento
internacional al cual se presenta alguna delegación guyanesa; o donde se alude
la contención sobre el Esequibo, los diplomáticos de la contraparte nos exponen
al escarnio público como un país avaro, potencialmente rico que pretende
despojarlos de “su nación”.
No nos causa extrañeza el modo cómo la cancillería de
ese país tuerce los elementos históricos y jurídicos que irrefutablemente han
favorecido siempre a Venezuela.
Por ejemplo, con
descaro se atreven a decir que
España dejó de tener soberanía sobre el área en discusión, luego de concederles
a los holandeses todo ese territorio. Sin especificar, a qué se refieren cuando
señalan “todo ese territorio”.
Frase sumamente
infeliz e irresponsable.
Las argumentaciones que han venido utilizando en los
medios, en las redes y en eventos mundiales
son falsas y mal intencionadas;
por cuanto, una vez que España otorga la independencia a las Provincias Unidas
de los Países Bajos, después del Tratado de Münster de 1648, le reconoce las
posesiones coloniales denominadas: Berbice y Demerara (más nada), conformadas
por una franja territorial, bien delimitada, que va desde la margen derecha del
río Esequibo hasta el borde izquierdo del río Corentyne. Menos de 50.000 km2
Testimonios escritos y registrados dan cuenta de lo
que aquí exponemos.
Posteriormente, en el año 1814, Holanda le vende,
traspasa o arregla con Gran Bretaña esa parte concreta; pero, de modo
arbitrario, los ingleses se apoderaron de todo, y trazaron las tramposas Líneas
Schomburgk, en 1841, con la aviesa disposición de arrebatarnos la Guayana
Esequiba (159.500 km2 ubicados a la margen izquierda del río Esequibo); inclusive,
pretendían desgajarnos hasta el Delta del Orinoco y parte del estado Bolívar.
Otro elemento al que debemos prestar plena atención
apunta a lo que exponen abiertamente los funcionarios del gobierno guyanés, en
comparsa con los representantes de las empresas transnacionales.
Veamos. Han tenido el atrevimiento de divulgar que el
Acuerdo de Ginebra de 1966 no los limita a ellos para explorar, explotar y
comercializar, directa o indirectamente, con los múltiples recursos de las
áreas, terrestres y marítimas correspondientes al Esequibo, porque ellos han “permanecido”
en esa zona.
Están envalentonados y creen que, en la controversia
ya en vía jurisdiccional que sostiene esa nación con Venezuela, la Corte
Internacional de Justicia sentenciará a favor de la excolonia británica; y
según vociferan, la citada Sala dará por terminado el pleito de la Guayana
Esequiba, y decidirá este litigioso asunto como “cosa juzgada”.
Que prueben primero, cómo hicieron para ocupar esa
inmensa extensión territorial.
No nos cansamos de estar denunciando, incansablemente,
toda descarada manipulación.
Hay que salirle al paso a las maniobras y componendas
internacionales