Guayana
Esequiba: Pedimos lo nuestro por justo derecho
Dr. Abraham Gómez
R.
Miembro de la Academia Venezolana de
la Lengua
Asesor de la Comisión por el Esequibo
y la Soberanía Territorial
Miembro del Instituto de Estudios
Fronterizos de Venezuela (IDEFV)
Asesor de la Fundación Venezuela
Esequiba
La excolonia
británica viene asumiendo una actitud envalentonada; no obstante, haber introducido
una demanda contra nuestro país, y ratificarla en todas sus comparecencias
procesales, en cuyo escrito solicitan que la Corte Internacional de Justicia obligue
a Venezuela a reconocer el írrito y nulo Laudo Arbitral de París de 1899, como
cosa juzgada.
Inmenso
despropósito que desmontaremos en su debida oportunidad.
Ellos han
arreciado con sus actitudes abusivas; ya no únicamente en la proyección
atlántica que genera la parte continental de la Guayana Esequiba, en
contención; sino que, imprudentemente, han dado instrucciones y hasta órdenes
escritas a las empresas transnacionales para que operen en cualquier coordenada
marítima por su costado oeste ( con exactitud, penetrar más hacia el este de Venezuela), irrespetando nuestra soberanía
en esa área; propiamente en la proyección del estado Delta Amacuro; por
lo que hemos insistido en denunciar que
tal zona, abarcada por buena parte del
azimut 0.70 hasta Punta Playa, no se
encuentra en controversia.
Con esas
manifestaciones irregulares burlan, como les da gana, el Acuerdo de Ginebra del
17 de febrero de 1966, el único documento válido, con pleno vigor jurídico en
este juicio que la contraparte trabó unilateralmente, ante la Instancia
Jurisdicente citada; y que ya recibieron de nosotros, allí mismo, el respectivo
memorial de contestación de la demanda que nos hicieron ingratamente.
¿Por qué
decimos que esas licencias contrarían el Acuerdo de Ginebra?
Porque este extraordinario documento – plenamente
ratificado por las partes suscribientes- contempla en su artículo V lo
siguiente, para el absoluto acatamiento de los concernidos:
“Con el fin de facilitar la mayor medida posible de cooperación y mutuo
entendimiento, nada de lo contenido en este Acuerdo será interpretado como una
renuncia o disminución por parte de Venezuela, el Reine Unido o la Guayana
Británica de cualesquiera bases de reclamación de soberanía territorial en los
Territorios de Venezuela o Guayana Británica o de cualesquiera derechos que se
hubiesen hecho valer previamente, o de reclamaciones de tal soberanía
territorial o como prejuzgando su posición con respecto su reconocimiento o no
reconocimiento de un derecho a, reclamo o base de reclamo por cualquiera de
ellos sobre tal soberanía territorial.
Ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras se halle en
vigencia este Acuerdo constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar
una reclamación de soberanía territorial en los Territorios de Venezuela o la
Guayana Británica, ni para crear derechos de soberanía…”
Sin embargo,
Los gobiernos que ha tenido Guyana de cualquier signo político, ya sea del
partido Indoguyanés el Partido del Progreso Popular (PPP), o el afroguyanés el Congreso
Nacional Popular (CNP); aunque se antagonizan entre ellos para muchas cosas,
pero coinciden en asumir la deleznable
posición de desconocimiento y desacato al contenido y aplicación del Acuerdo de
Ginebra, al cual han mandado bien largo al cipote; y continúan otorgando concesiones, a cada momento, a transnacionales para que exploren, exploten
y comercialicen con los inmensos recursos auríferos, madereros, energéticos,
petroleros, faunísticos, mineros de todo tipo.
El Acuerdo de
Ginebra fue publicado en la Gaceta Oficial de Venezuela N.º 28.008 del 15 de
abril de 1966 y posteriormente registrado por nuestro país el 5 de mayo de 1966
en la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas bajo el N.º
I-8192.
El Acuerdo de
Ginebra causó estado en la ONU. Jamás ha sido susceptible de ningún recurso jurisdiccional.
Ha agotado cualquier posibilidad de que se interpongan actos en su contra. Se volvió
absolutamente inatacable. Ni más ni
menos.
Las empresas
que han recibido, de los distintos gobiernos de Guyana, concesiones ilegales
para operar en el área señalada nos han venido perpetrando hechos dañosos y
vulnerando nuestros derechos legítimos e históricos en tal contexto geográfico.
Con todo lo que
han venido haciendo; aún así, la cancillería de esa nación hace la temeraria afirmación,
a través de reiterados comunicados, de que Venezuela viola la soberanía e integridad
territorial de su país al calificarnos de que somos “una amenaza, con actos hostiles, agresivos e ilegales para el
desarrollo económico de Guyana”.
¡Qué
desvergonzados!
Los
Esequibanos ( nacidos en esa hermosa zona) y los Esequibistas quienes hemos venido defendiendo por honor y justicia
en las distintas instancias nacionales e internacionales lo que es nuestro de
pleno justo derecho, desde la estructuración de la Capitanía General de
Venezuela de 1777, debemos dejar sentado que lo más peligroso para nosotros en
esta reclamación -a la luz del Derecho Internacional- es la Aquiescencia; vale
decir, la permisividad en que puedan
incurrir, por dejadez u otros motivos y circunstancias, nuestros gobiernos.
El juicio por
La extensión territorial que nos desgajaron, y que en la actualidad se dirime
por ante la Corte Internacional de justicia, no se ha paralizado. Estamos en
espera del cumplimiento de los trayectos procesales subsiguientes.
En nuestro caso, nos corresponde comparecer el
11 de agosto del próximo año para consignar las incontrovertibles pruebas
respectivas.