COMBATIR SIN VANAS DISTRACCIONES
Dr. Abraham Gómez R.
Mientras los diversos factores de la oposición, o por lo menos quienes aparentan antagonismos al actual régimen ocupan algún tiempo en las “extenuantes” actividades para tener cierta figuración electoral, el oficialismo ha apretado el acelerador en sus despropósitos para implantar el comunismo en nuestro país a como de lugar, llevándose por delante lo que sea. A trote y moche, pues.
Ya no hay disimulos en esa deleznable intención. Las instituciones que hasta hace una década sostenían nuestra democracia han sido secuestradas para que respondan conforme a las instrucciones de quienes rigen los destinos de la Nación. Da tristeza pensar que una ideología tenga que asumir para su instauración colectiva comportamientos de secta. Ya no nos sorprenden los patrones de estas invariables conductas autoritarias. Los cofrades únicamente admiten la validez de los contenidos discursivos que emanan de las desopiladas ocurrencias y los trasnochados caprichos del capitoste. Aunque repletas de ignorancias.
Percibimos aún a algunos adversarios dando muestras de ingenuidad en el combate necesario de los asuntos político-partidistas, actualmente. En los debates (que no son tales) en la Asamblea Nacional exhiben tímidos talantes de conservadurismo y el modo tradicional para discernir las cosas del Estado. Empero, debemos convencernos que la situación ideológica hoy en Venezuela merece otros tratamientos: contundencia en la forma de decir y hacer, encarar sin miedos, confrontar con decisión, que trascienda el ardid electorero que ahora obnubila a un sector colaboracionista de la oposición.. Estamos obligados a apelar quizás a la misma fuerza de solidaridad internacional que tuvieron en décadas recientes otros países para execrar al comunismo de sus predios. A la par de la señalada actividad en el exterior requerimos de estrategias inteligentes a lo interno de la Nación. Ha llegado el momento de escuchar en foros a las voces legítimas, propias y calificadas de las universidades denunciando el sistemático atropello que reiteradamente se viene cometiendo al Estado de Derecho. Sin mayores dilaciones los miembros de las Academias deben pronunciarse sobre el descalabro cometido contra el orden constitucional. Se hace imprescindible la reafirmación de la institucionalidad de las Fuerzas Armadas, para que dejen de ser esa caricatura esperpéntica medrosa.
El régimen ha venido sitiando las libertades. Lo peor es que asimilamos tal hecho como un asunto natural. .
El catastrofismo de la dictadura comunista ya no es amenaza. Lo tenemos encima cohonestado fatalmente a través de las muchas decisiones del Tribunal Supremo de Justicia y el Ministerio Público.
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