LA EDUCACIÓN EN VENEZUELA HA DEVENIDO EN UNA ESTRUCTURA AMBIGUA.
Abraham Gómez, conspicuo andragogo venezolano, uno de los más cercanos y fieles discípulos del maestro Félix Adam, de valía académica mundialmente reconocida, considerado el padre de la alfabetización de adultos en Venezuela y el continente, cuyo método Abajo Cadenas, iniciado en nuestro país con la caída de la dictadura militar perezjimenista, sirvió de base, inclusive, al proceso de enseñanza androgógica en Cuba desde los 60, rompió su silencio, enfatizando que no basta enseñar aunque sea rápidamente, hay que hacerlo también sólidamente.
Llegar a Tucupita por unas horas, antes de seguir río abajo en una curiara, hacia el municipio Antonio Díaz, limítrofe con Guyana y con costa atlántica que no tiene el resto del país, dentro de un sistema de transporte que se hace en embarcaciones generalmente sin elementales apoyos de seguridad para la navegación fluvial, donde nos esperan 2320 caños del Orinoco, siempre ignoto, es una oportunidad especial para visitar en su casa, al profesor Abraham Gómez, conspicuo andragogo venezolano, considerado entre los más cercanos y fieles discípulos del maestro Félix Adam, nacido aquí mismo, en esta tierra deltana, en los tiempos en que era un Territorio Federal de la entonces República de Venezuela, en un sitio conocido como El Toro, una zona insular qua ya no existe, “se la llevaron las aguas”, como dicen aquí los waraos.
Y de esta manera, los habitantes autóctonos de esta tierra, se refieren también a los daños al medio ambiente cometidos por los jotaraos, es decir, nosotros, los “criollos” venezolanos.
Gómez es el fundador del Instituto Universitario Tecnológico de Tucupita, creado durante el mandato de Jaime Lusinchi, en una lucha, que nos recordó en este encuentro, no fue una tarea fácil, “mucha gente entonces no tenía ningún interés porque la ciudad lograra una institución de enseñanza superior”.
La educación no deja de ser un tema en Venezuela, de discusiones, con las reformas iniciadas desde hace 15 años, al llegar el chavismo al poder.
En los primeros tiempos, Adán Chávez, hermano del finado Comandante Presidente, siendo ministro de Educación, trató de comenzar ese proceso educativo con cambios muy radicales, que en ese momento se detuvieron. Pero la reforma educativa bajo el baremo ideológico del actual gobierno, ha seguido, con los conocidos enfrentamientos entre los sectores que conforman la enseñanza y Venezuela, padres, representantes, alumnos, todo parece hoy una enorme madeja, que no es fácil de descifrar.
RF: - ¿Profesor, en todo el continente solo se habla de los cambios en el proceso educativo venezolano, tenemos ahora más profesionales, la academia, según el pregón del mismo gobierno, desde Chávez y ahora con el presidente Maduro se ufana inclusive, de mostrar cifras de graduandos que en el pasado, es decir los 40 años anteriores a 1999, no logró el país, pero mucha gente, aquí mismo, como fuera del país, nos dice que hay cantidad, pero no calidad?-
AG:- “Sí Rafael, tristemente esa es nuestra realidad. Se nos ven las costuras por las limitaciones y demás falencias al momento cuando los indicadores de Calidad Educativa quedan patentizados en las Pruebas Pisa: Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, la cual se aplica en estos momentos en 65 países, no hay excusa que valga para, quienes somos hechuras y estamos comprometidos con la academia, pretender escurrir el obligado debate y la plural confrontación que abra horizontes y despliegue nuevas miradas por el futuro de la educación en Venezuela. Parece un atrevimiento teñido de audacia que escrutemos a la educación desde sus interioridades. Eso es lo hermoso. Aunque produzca vértigos. Quiénes más sino nosotros, en sentido genérico para reconocer, luego del diagnóstico más descarnado, que la educación venezolana, en sus distintos niveles y modalidades, ha devenido en una estructura ambigua, que poco o nada ha hecho para ir adaptando sus mecanismos y procedimientos conforme a las exigencias de los tiempos actuales, con lo cual admitimos que las realidades externas llevan un ritmo de aceleración superior, en todo, valga decir hasta para la construcción de conocimientos, menos para propender a la Sociedad de la creatividad y la innovación”.
RF:- ¿Pero le insisto profesor, aquí mismo en su Delta, hacia los caños, ya hay mucha gente con títulos universitarios?-
AG:- “Una de las premisas que hemos sostenido quienes abrigamos, por razón y emoción, a la Andragogía viene dada en que no basta enseñar, aunque sea rápidamente, hay que hacerlo también sólidamente. En vez de recurrir, casi sin escapatoria a los “libros muertos”, a los niños, jóvenes y adultos deben presentárseles las vivencias. Tanto lo dijo, en diversos escenarios académicos Félix Adam “Solo haciendo se puede aprender a hacer”. En vez de palabras: sombras de las cosas, nos atrevemos a añadir, que lo que hace falta en las escuelas es el conocimiento de las cosas mismas”.
Las sociedades humanas han procurado desde siempre la plena superación, no exentas de tropiezos. Sin embargo, por muy insalvable que aparente ser el obstáculo a vencer irrumpe desde sus cimientes espirituales una fuerza, que algunos osados califican de telúrica, que impele al hombre o mujer a avanzar. De hecho, tal vez con placer o con dolor, todo en la sociedad humana tiene una intencionalidad pedagógica. No le añada usted ningún ápice de dudas, porque así exactamente es. Haga algo, por curiosidad, y al rato conseguirá espontáneos imitadores que desean replicar. Todos aprendemos de todos. En idéntico tenor surgió la Andragogía, hija predilecta de nuestro laureado Félix Adam. Ciencia de la conducción o problematización -en su mejor sentido- del adulto en proceso de enseñanza-aprendizaje.
Para Adam, fue mi maestro y guía, deltano de valía académica mundial, la pedagogía y la Andragogía están obligadas a complementarse. En nuestro país a ambas se las trata con displicencia. El educador, durante el acto pedagógico constituye el eje del proceso educativo, y mediante una relación vertical autoritaria transmite los conocimientos de un contenido programático impuesto, para “adiestrar” más que educar.
RF:- ¿Usted siempre habla del maestro Félix Adam, su maestro, haber usted compartido varios años al lado de él es un hecho inolvidable?
AG:- “Así es Finol, son muchos los recuerdos profesionales y personales, pero lo pedagógico se imponía siempre en él, recuerdo que nos indicaba, de modo reiterado, que la educación primero pedagógica y luego andragógica transcurre toda la vida, en sus diversas etapas, que siempre estamos aprendiendo. Que la educación andragógica se desarrolla a través de una praxis fundamentada en los principios de participación y horizontalidad, con carácter sinérgico, para que se incremente el pensamiento, la autogestión, la calidad de vida y la creatividad del participante adulto. Fíjate Rafael, cuántas veces el docente puede ahorrarle al estudiante, de cualquier grupo etario, años de sufrimiento y frustración sólo con una palabra amable, un gesto de identificación, la ubicación en su mismo plano de aprendizaje. Pero, un educador con la autoestima baja, poco remunerado, como el nuestro, tanto en dinero como aliciente vocacional, jamás podrá dar a los otros lo que él mismo está necesitando como el aire que respira. Al respecto Adam, inducía a la participación comprometida, fundamentada en el estudio. Al análisis crítico de cualquier problemática que afectara significativamente el contexto, que conllevara al aporte de soluciones constructivas”.
RF:- ¿Profesor, hoy viajaré, ahora mismo, al salir de esta casa, por cierto vive usted frente a la residencia de la gobernadora y al lado del Cuerpo de Bomberos de Tucupita, por las aguas del Orinoco hacia el lejano municipio Antonio Díaz, en esa zona tan distante del resto del país nació el maestro Adam, que cosas tiene la vida, desde tan lejos, sin recursos y él llegó a donde llegó, reconocido mundialmente como académico?-
AG:- “Félix nació efectivamente como lo apuntas, en El Toro, jurisdicción del municipio Antonio Díaz, del estado Delta Amacuro, Venezuela, el 24 de diciembre de 1921, nuestro ilustre educador luchó con dedicación y esfuerzos titánicos para fracturar el voraz esquema denominado “genética social”, para que el medio rural-indígena no lo absorbiera hasta lograr proyectarse en el mundo en razón de sus aquilatados conocimientos. Fue un muy digno maestro de escuela, de comienzos del siglo XX, en nuestro Delta tan preterido por los decisores de las políticas públicas. Fogoso en el discurso, denso y brillante en su cultivado léxico, y severamente crítico para lograr que las cosas y las causas se dieran con justicia y eficiencia”.
RF:-¿Félix Adam, un venezolano excepcional, es lo que uno resume, le parece?-
AG:- “Así es, déjame decirte Finol, en este contexto, del que Félix Adam fue el gran promotor, me llamó la atención su concepto de “hacer” y no “decir”. La acción siempre lo llevó al hecho y esto me hace recordar que los filósofos orientales hablan de la acción continua, del hacer en el instante presente. Alguna vez me dijo: “Lo que importa es lo que hacemos con la conciencia lúcida y los cambios que permanentemente se están ejecutando alrededor de uno, porque cada instante es único e irrepetible”.
En nuestros enriquecedores encuentros de saberes, llegué a vislumbrar a un Félix Adam que pretendía liberar al ser humano del concepto de “clase educada”, idea esclavista manejada por una sociedad cuyo modelo educativo estaba repleto de cliché. Pues, con gran vehemencia me hablaba sobre:
“El adulto es dueño de sí mismo, él puede autogestionar su propio proceso de aprendizaje a través de la autodidaxia y la autoevaluación, conceptos éstos que llevados hasta sus últimas consecuencias promueven objetivos que lo ayudan a comprender el mundo que lo rodea y lo orientan a buscar soluciones a sus problemas y adoptar los cambios necesarios de conductas, para lograr el perfeccionamiento individual, en el marco de una sociedad más participativa”.
Fue un hombre que amó la naturaleza y nunca olvidó su origen, ni a la tierra de las aguas donde nació. Me manifestaba que sentía la pobreza, la miseria, la desnutrición, las enfermedades, el dolor del pueblo, la mirada de desesperanza campesina, y que por eso aceptó el reto de ser educador. Y fue un verdadero Maestro, en la proyección inextinguible de esta palabra, que en todos los idiomas del mundo sirve para eternizar la sabiduría y la dignidad del ser humano sobre la tierra.
Como escritor, resultó ampliamente productivo. Abordó diversos temas con pleno dominio.
Maestro por vocación y empeñoso realizador de sus grandes ideales, dejó huellas profundas en todas las actividades que le correspondió desempeñar.
En este tramo epocal venezolano cada vez que se ha intentado abrir los ojos para ver en el atolladero en que se encuentra la educación, a alguien se le ocurre que hay que nombrar una comisión de reforma curricular. Esa salida la hemos antagonizado siempre, porque, pensamos que por el camino de la reforma no vamos para ninguna parte. La reforma lleva implícita la intención de analizar únicamente las formas, los aspectos, los bordes, los esquemas, las apariencias. Y de lo que se trata, como nos lo enseñó Félix Adam con contundencia, es llegar a la raíz del asunto, trastocar y desmontar las lógicas, desanudar las racionalidades con las cuales de han tejido los pensamiento en y desde las instituciones dispensadoras de educación. La “perversa invitación” de hoy es para transformar nuestra educación, para que recobre su talante protestatario-reflexivo, toda ella. Transformar es adentrarnos mucho más allá de la forma. La tarea inicial para que operen esos elementos transformacionales deben y tienen que partir de un cambio actitudinal de nosotros. Lo que ha venido aconteciendo es que en nuestros procesos de enseñanza-aprendizaje se le confiere casi absoluta legitimación y validación a los saberes que se pesan, que son medibles, a los conocimientos que se someten a comprobación, verificación, contrastación con la realidad empírica. En las escuelas y universidades se han marginado, tal vez execrado, al momento de construir y constituir los conocimientos, las otras muchas densidades epistémicas. Las emociones, los valores, por ejemplo.
Una iniciativa de transformación para ensanchar la cognoscibilidad en nuestra educación se obliga a tejer todas las dimensiones inmanentes y trascendentes de los seres humanos.
El entrevistado
Abraham Gómez ha dedicado una extensa proporción de su vida a la formación académica. Luego de culminar sus estudios de Pre-grado en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), cursa en la Universidad “Rafael Urdaneta” y alcanza el título de postgrado de Magister Scientearum (M. Sc.), en Ciencias de la Educación , mención Andragogía ( proceso de enseñanza-aprendizaje en adultos), con idéntico espíritu de superación obtiene, hace algunos años, su doctorado ( PH. D) en Ciencias Sociales en la Universidad Central de Venezuela y su post-doctorado (P.D) en Epistemología (teoría de los conocimientos). Por casi cuarenta años ha participado en tareas docentes de pre y postgrado y de investigación en educación superior en diversas cátedras y universidades venezolanas. / (Free-Press-CNP-570: Rafael Finol).
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