ESA EXQUISITA PERVERSIÓN DEL CAPITALISMO (III)
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.com
Quienes creen que han
asumido, en los últimos años en nuestro
país, la opción histórica de diseñar algunas posibilidades destinales, a través de las cuales pueda discurrir un mejor destino subsistencial para
los venezolanos, se han encontrado con un inmenso dilema que les resulta
insoluble: la realidad nacional en este tramo epocal está llena de contradicciones.
La cosa no es tan
fácil, no se despacha con displicencias, como han querido los capitostes del
régimen hacerlo entender, a fuerza de engañifas.
Con motivo de la pretendida transformación estructural del
sistema socio-económico venezolano, que desde hace ya veinte años aspira erradicar las relaciones de producción
y de dominación que “privilegia a un sector minoritario sobre una mayoría empobrecida”
se presupuso, en su inicios, el famoso
¿desarrollo endógeno? afincado en un modelo a partir del cual las
comunidades despliegan sus propias iniciativas, donde las decisiones irrumpen
desde adentro. ¿Será algo nuevo bajo el sol? Veamos: Keynes propuso también en
su oportunidad, inicios del siglo XX, un modelo de desarrollo endogenista,
basado en la demanda interna, específicamente en el gasto público del gobierno.
Teorizó que el principio multiplicador simple de la inversión del Estado
sostiene, mediante los recursos fiscales, (similar a lo que nos dicen tener en
nuestro país, hoy) los aparentes crecimientos -que necesariamente no implica desarrollo. Pero es
que crecimiento tampoco percibimos. Vamos a cerrar este año con un
decrecimiento de 7% del Producto Interno Bruto (PIB). Y desarrollo tampoco hay.
Aparejado al anterior
argumento, podemos exponer en una síntesis que el Capitalismo no ha tenido nunca intenciones de ocultar sus
propósitos. Que no esconde sus intereses para controlar las distintas esferas
de la vida. Que el Capitalismo está en
todas partes. Póngale la etiqueta que desee, el capitalismo siempre aflora.
Revienta costuras y deja en pena a los maquilladores políticos. El capitalismo
es lo que es: un modelo y modo de producción que están en libre decisión los
sistemas políticos de asumirlo o dejarlo.
Lo que no permite el Capitalismo es que se juegue con tratativas raras:
que se diga que el país se sostiene bajo un esquema socio-político-económico Socialista
y en la realidad es Capitalismo lo que usted encuentra en todas partes, principalmente,
el más deleznable tal vez, El Capitalismo de Estado.-
Los ineptos negociadores oficialistas cuando viajan por el
mundo, asistiendo a conferencias internacionales para intentar, la compra-venta
de nuestro petróleo, manejan las
fórmulas rancias del Capitalismo puro, rancio y duro.
Sin embargo ,nos corresponde hacer la advertencia, coincidiendo
con el afamado economista y filósofo venezolano Emeterio Gómez, quien al
respecto expone en su obra La responsabilidad moral de la empresa capitalista, p.83 “….El capitalismo es
la única opción que tiene un mundo tan competitivo y globalizado, pero, también
es cierto, que ante las graves crisis económica y los problemas sociales que
afectan a la gente, no es posible mantener un esquema que se centre sólo en la
obtención de ganancias, sino que asuma un rol protagónico en la generación de
mejores condiciones de vida….”
Hay que ahondar en el fondo de tales asuntos. Que no nos
espanten los verdaderos desenvolvimientos de la realidad de la cual ya dijimos
es mucho más grande que los conceptos reduccionistas. Aceptemos que el
capitalismo y todas sus derivaciones y efectos: el plustrabajo, la competitividad, la
rentabilidad o ganancia al máximo sin contemplaciones, la acumulación no son
invenciones nuevas. Desde el pensamiento liberal clásico que restringe las
funciones del Estado a su mínima expresión hasta lo que se está dando a conocer
como Neo institucional cuyo asiento del
éxito o fracaso de un modelo económico apunta
a la eficiencia u obsolescencia institucional, hay una inmensa
trayectoria teñida de Capitalismo.
Ciertos regímenes políticos le han querido aplicar algo de
cosmética para hacerlo más digerible.
Lo que aparenta ser simple: la macroeconomía de un país, por
ejemplo, resulta que viene cargado de
complejidades. La realidad de cada día, en el ámbito que se nos antoje, se
vuelve escurridiza, múltiple y mutable. No podemos, entonces, encerrar caprichosamente la existencia humana
en una sola e invariable fórmula-imagen, en un único pensamiento.
La inteligencia vincula la búsqueda de solución a partir de la
síntesis generada desde bastantes ideas ajenas y propias.-
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