VIDA DE SERENDIPISTA
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
En seguida paso a explicarle qué significa esta palabra rara
y poco utilizada; pero además deseo dejar en perspectiva el alcance que el
contenido de tal vocablo tiene en nuestra cotidianidad, donde aflora con suficientes manifestaciones.
A veces la serendipia
pasa desapercibida; en incontables
ocasiones nos deslumbran sus develamientos. Conclusión de ambos casos: no
llegamos a saber por qué.
Una serendipia
constituye un hallazgo maravilloso (aunque no siempre) producto del
azar. Digámoslo así: usted no lleva la
intención de encontrar algo, y por pura casualidad o accidentalmente lo
consigue.
¿De dónde surge tal étimo? Viene desde muy lejos, y es
antiquísimo. Serendip es el nombre antiguo de Ceilán (país asiático denominado
ahora Sri Lanka). Allí, según el escritor inglés Horace Walpole (quien acuña el
término) asume como basamento para su
construcción lexicográfica el famoso cuento persa “Los tres príncipes de Serendip”,
donde se relata con fascinación las aventuras de tres príncipes, quienes
poseían extravagantes y extrañas
posibilidades adivinatorias con
lo cual descubrían cosas inimaginables,
algunas por accidente, y otras, en su mayoría, por sagacidad.
Nos preguntamos, casi
que con ingenuidad: ¿Acaso el vapuleado “Descubrimiento
de América” no se dio por casualidad? ¿Ese
encuentro de dos mundos lo posibilitó una vía aleatoria?
En los hallazgos
científicos hay mucha serendipia de por medio. El principio de Arquímedes, La
penicilina, la viagra, los rayos X, las papas fritas, el microondas.
Sí, descubrimientos afortunados, coincidenciales,
accidentales e inesperados.
Incluso Albert Einstein dijo haber sido víctima de esta
cualidad en algunos de sus hallazgos.
Una palabra similar en español, propiamente un venezolanismo,
sería “chiripa”.
Sin embargo, no debemos confundir la serendipia con el
fenómeno eureka. En este último caso el
descubrimiento de algo se produce porque se busca con afán; hay todo un
instrumental metodológico dispuesto para
lograr los objetivos propuestos con bastante anterioridad.
En nuestra vida diaria, rutinaria y doméstica estamos haciendo algo, que habíamos
pensado, y resulta que nos sale otra cosa, nada despreciable tal vez. O
buscamos un objeto perdido y encontramos otro. Nos ha ocurrido infinidad de
veces.
Son ejemplos sencillos de lo que nos había venido ocurriendo,
y no sabíamos cómo se llamaba.
Quienes nos hemos
convertido en asiduos usuarios de internet podemos dar abundantes testimonios de lo que a cada rato nos sucede: asuntos interesantísimos, con esto
de la serendipia.
De repente estamos
conectados para indagar un tema específico, e inmediatamente, ipso-facto, nos
perdemos en este mar de asuntos, y terminamos por encontrar o descubrir por
casualidad material discursivo que deseábamos analizar y estudiar desde hacía
tiempo.
La Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), incluyó
este vocablo en su más reciente edición del DRAE, la número 23, del año 2014.
Los seres humanos hemos
buscado, con insistencia, a lo largo de la historia diferentes modelos para
tratar de explicarnos una realidad tan abstracta y compleja como es la lengua.
Una teoría que gozó de gran predicamento en el siglo XIX, con
vigencia todavía, es la que considera la
lengua como si fuera un organismo vivo.
Entonces diremos que las
palabras: elementos constitutivos de la lengua, como los organismos vivos nacen,
crecen, se reproducen, enferman y mueren. En qué fase orgánica se encuentra el
vocablo serendipia, no lo sabemos.
Antes que de que desaparezca del todo la palabra serendipia,
asumiendo la condición de unidad lingüística aún, hace posible el funcionamiento de la lengua: comunica
información, transmite valores simbólicos, coopera con el ensanchamiento de
nuestra estructura cognitiva.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario