Ginecocidio:
con buen ritmo en la RAE.
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de
la Lengua
abrahamgom@gmail.com
Como ya es del dominio público, a mediados del
año pasado, propuse ante la Real Academia Española (RAE) un nuevo vocablo:
Ginecocidio; y de inmediato entró en un proceso complejo y exhaustivo, para
evaluarlo integralmente.
A la citada palabra, como paso introductorio
para su posible admisión, le abrieron un expediente (registro). En el mismo
acto se nombró una comisión de lexicógrafos, para que iniciaran el trabajo de
disección morfo-sintáctica, de construcción léxico-semántica, la articulación
fonética, la función fonológica, su posibilidad semiótica, la aplicación pragmática,
o de cualquier otra consideración que ellos crean conveniente para el análisis.
Estoy dispuesto, disciplinadamente, a escuchar
las observaciones a que haya lugar, por parte de los citados especialistas y estudiosos
de nuestra lengua, quienes poseen una
densa experiencia, acaudalada desde hace muchos años. Nos indicarán las pertinentes
recomendaciones para suprimir o modificar la estructuración de la acepción que
les he consignado para su completa revisión y examen, antes de su incorporación
en las próximas ediciones del Diccionario de la Lengua Española (DLE), si
llegara a ser aprobado.
Debo confesar que siento la natural aprehensión
(“sustico”) por tamaña audacia propositiva; pero también me embarga una inmensa satisfacción,
por cuanto estoy asumiendo a conciencia un modesto aporte lingüístico para
develar, con la mayor exactitud, los crímenes atroces que contra ellas se
cometen; y que la mayoría de las veces, algunos medios de comunicación, además en la RED o en conversaciones cotidianas, se pretende
disimular el Ginecocidio, en tanto abominación, para evitar el estremecimiento
societal y atenuar su verdadera significación. Por eso despachan este grave asunto con la etiqueta o
la cosmética siguiente: “se ha cometido un femicidio o feminicidio”.
Los cuerpos policiales tampoco disimulan mucho,
cuando dan sus informes forenses; y eluden esta fatalidad así: “se acaba de
cometer un homicidio contra una dama, por razones de género”
A ese absurdo, de no querer decir las cosas por
su nombre, nos oponemos. Y como hay insistencias para presentar y maquillar
públicamente la muerte de una mujer como un homicidio, estamos obligados a
aclarar y refutar que homicidios, únicamente, se perpetran contra
los hombres.
Entendamos, en solidaridad humana, que cuando
liquidan físicamente a una mujer, no están matando al género femenino; están
matando a la mujer, al ser humano.
No nos cansaremos de hacer todo cuanto esté en
nuestras posibilidades para la reivindicación absoluta de las mujeres.
Hoy en día, el arraigo y la fuerza del
pensamiento y acción de las mujeres en todas las disciplinas científicas, en
filosofía, en deportes; digamos, en cualquier desempeño laboral, por muy
complejo que se presente, son tan grandes, que ya se reconoce la extraordinaria
dimensión y aportes que ellas confieren para la cabal interpretación y
soluciones a los problemas del mundo y de la vida.
Todos los elementos anteriormente citados nos
estimulan a continuar con esta faena apasionada:
Las
Academias (inclusive la RAE, creada en 1713), instituciones de las cuales nos
sentimos orgullosos, no imponen las conductas lingüísticas; sino que procuran
mejorar los actos de habla.
La RAE nos hace la severa advertencia con
respecto al vocablo propuesto,
Ginecocidio: debe tener plena acogida en todos los ámbitos comunicativos. Ellos
denominan esta práctica, Frecuencia de Uso.
Más adelante, en el escrito que nos dirige la
RAE señala que: “es requisito fundamental para el mantenimiento y la inclusión
de voces que corresponden a las distintas áreas y países de habla hispánica,
que su empleo actual esté suficientemente documentado en textos,
preferentemente de los corpus de la RAE, que deben abarcar, además, un periodo
de tiempo de al menos seis o siete años, pues de otro modo, podrían reflejar un
uso pasajero. Por tanto, para la incorporación o enmienda de una palabra o
acepción al Diccionario es necesario testimoniar su uso según hemos relatado
anteriormente. Si dispone de textos suficientes con los que podamos reforzar
los trámites para posibles adiciones o enmiendas, puede mandarlos…”
Tarea que he venido cumpliendo, al pie de la
letra.
Así entonces, solicito la cooperación para que
le demos Frecuencia de Uso al vocablo propuesto , en nuestros diarios y
constantes actos de habla; incluso cuando nos toque, lamentablemente, referirnos a
este citado fenómeno de sociopatología.
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