sábado, 15 de octubre de 2016




CONDICIÓN DE RARA MITAD (II)
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.com
Esto no es socialismo; por cuanto, precisamente, el Socialismo delezna de las sociedades estatistas (allí donde el Estado asfixia al ciudadano). Estatismo que impone las decisiones, sin críticas de su militancia, desde arriba y donde toda iniciativa es potestad de funcionarios del gobierno o de los cuadros de vanguardias que se autoreproducen. Menos aún, porque el Socialismo rechaza como suyas las improntas populistas o militaristas. Además socialismo no es totalitarismo: la supresión radical por parte del poder de las actividades de los ciudadanos, quienes deben ser libres para mirar y valorar al mundo.
Hoy no vale la pena desempolvar rancias nomenclaturas con la intención de reetiquetar las corrientes del pensamiento: te califican de derecha o de izquierda. Esa detestable manera de calificar a la gente hace rato que se superó, por cuanto constituye experiencia de lamentable recordación.
Actualmente, en Venezuela a la Norma Constitucional intentan acomodarla a los caprichos del oficialismo, con el mayor descaro, con la aviesa y sibilina complicidad del TSJ. Tamaña sinvergüenzura se hace indigerible.
A la Política la han metido en una franja oscura, de medias verdades. Han vuelto impenetrables los escenarios para discernir lo Político hoy.
La torsión descarada que pretende darle el oficialismo a toda regla social o jurídica es común y corriente, y “legitimada” con la mayor naturalidad, con displicencias, tan rampantes.
Con rabulismo, charlatanería y vocinglería en la interesada interpretación de la Constitución Nacional y las leyes pretenden arrancarle a la gente todo sentido ciudadano, vulnerar la cultural vocación democrática, y encuadrar a las personas en un redil militaroide.
Con cualquier añagaza jurídica aspiran taparlo todo. Aspiran que los contenidos constitucionales, que tuercen a sus antojos, le legitimen sus despropósitos.
En cualquier intersticio social y particular está la lupa oficialista
Estamos viviendo en una especie de Estado de excepción permanente. Lo cual tarde o temprano cobrará sus deplorables consecuencias, tanto para las complicidades activas como para los silencios cobardes. Extensivo también a muchos colaboracionistas de la oposición, que juegan con el gobierno tal lúdica por debajo de la mesa. Hay que higienizar la política.
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