LAS COSAS
POR SU NOMBRE
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
Ha llegado el momento del quiebre político en Venezuela.
Tengamos presente esta fecha: 20 de octubre de 2016, que será
de aciaga recordación; por cuanto, a partir de la ya conocida y alevosa “sentencia jurídica” contra el
referéndum revocatorio quedó aparejada la ruptura del esquema borroso, de
medias verdades, que hacía aparentar “cuasi democrático” el modelo que
jalonamos desde hace casi veinte años.
Las palabras no son neutras. Los vocablos conllevan
implícitamente una carga valorativa, intencionalidades.
Cuando usted escoge una palabra para hacer mención de algo:
para describir, explicar, para proponer etc. lo hace consciente de los
contenidos que esa palabra encierra; por eso hace uso y pronuncia o escribe
adrede tal término. Porque responde más al énfasis que desea añadirle a su
expresión. Y así va llamando las cosas por su nombre.
Nosotros tratamos de explicar ese fenómeno lingüístico de la
manera siguiente: la persona va construyendo con signos y semánticas que
denotan y connotan las distintas realidades.
El concierto de los países en el mundo ha admitido
clásicamente, que la democracia es un sistema político que impulsa con suprema
preponderancia al ciudadano, por encima
de las desviaciones y encubrimientos que las torcidas instituciones del Estado quieren
imponerle.
Hay una razón sustantiva en la Democracia: el desarrollo
libre de la ciudadanía.
La Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) designan severamente con la frase Democracia
Deficitaria para calificar a las organizaciones que no desarrollan mecanismos
democráticos. Llámese corporación, asociación, gobiernos y Estados.
El régimen vigente en nuestro país en connivencia con los
tribunales obstaculiza el despliegue
eficiente de los dispositivos democráticos
que tenemos consagrados. Se ha vuelto más que una democracia
deficitaria.
Una consulta popular, tenida por nosotros en nuestra Carta
Magna, conforme al artículo 5 “La soberanía reside intransferiblemente en el
pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta
Constitución…….” y el artículo 72 “Todos los cargos y magistraturas de
elección popular son revocables…..” Ha sido despechada al mismísimo cipote para complacer los
caprichos y temores de los detentadores fraudulentos del poder.
Esta naciente dictadura venezolana del siglo XXI y el
totalitarismo que contiene y comporta son los extremos representativos del
déficit democrático.
Esta dictadura acaba
vilmente de vapulear, burlar y birlar un
hermoso instrumento de moderna manifestación democrática.
Sin el menor disimulo (y vulgarizando la esencia de la
Política) han transgredido La Constitución Nacional y demás leyes que asientan
nuestro piso jurídico.
Los vicios y tropelías de la democracia deficitaria se
corrigen con más democracia.
La historia ha sido
maestra ductora ante los abominables hechos que distorsionan los
procesos socio-políticos, y en el caso actual de Venezuela no será una
excepción.-
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