sábado, 22 de octubre de 2016



 LAS COSAS POR SU NOMBRE
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Ha llegado el momento del quiebre político en Venezuela. 
Tengamos presente esta fecha: 20 de octubre de 2016, que será de aciaga recordación; por cuanto, a partir de la ya conocida y  alevosa “sentencia jurídica” contra el referéndum revocatorio quedó aparejada la ruptura del esquema borroso, de medias verdades, que hacía aparentar “cuasi democrático” el modelo que jalonamos desde hace casi veinte años.
Las palabras no son neutras. Los vocablos conllevan implícitamente una carga valorativa, intencionalidades.
Cuando usted escoge una palabra para hacer mención de algo: para describir, explicar, para proponer etc. lo hace consciente de los contenidos que esa palabra encierra; por eso hace uso y pronuncia o escribe adrede tal término. Porque responde más al énfasis que desea añadirle a su expresión. Y así va llamando las cosas por su nombre.
Nosotros tratamos de explicar ese fenómeno lingüístico de la manera siguiente: la persona va construyendo con signos y semánticas que denotan y connotan las distintas realidades.
El concierto de los países en el mundo ha admitido clásicamente, que la democracia es un sistema político que impulsa con suprema preponderancia al ciudadano, por encima  de las desviaciones y encubrimientos que las  torcidas instituciones del Estado quieren imponerle.
Hay una razón sustantiva en la Democracia: el desarrollo libre de la ciudadanía.
La Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designan severamente con la frase Democracia Deficitaria para calificar a las organizaciones que no desarrollan mecanismos democráticos. Llámese corporación, asociación, gobiernos y Estados.
El régimen vigente en nuestro país en connivencia con los tribunales obstaculiza  el despliegue eficiente de los dispositivos democráticos  que tenemos consagrados. Se ha vuelto más que una democracia deficitaria.
Una consulta popular, tenida por nosotros en nuestra Carta Magna, conforme al artículo 5 “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución…….” y el artículo 72 “Todos los cargos y magistraturas de elección popular son revocables…..” Ha sido despechada  al mismísimo cipote para complacer los caprichos y temores de los detentadores fraudulentos del poder.
Esta naciente dictadura venezolana del siglo XXI y el totalitarismo que contiene y comporta son los extremos representativos del déficit democrático.
 Esta dictadura acaba vilmente  de vapulear, burlar y birlar un hermoso instrumento de moderna manifestación democrática.
Sin el menor disimulo (y vulgarizando la esencia de la Política) han transgredido La Constitución Nacional y demás leyes que asientan nuestro piso jurídico.
Los vicios y tropelías de la democracia deficitaria se corrigen con más democracia.
La historia ha sido  maestra ductora ante los abominables hechos que distorsionan los procesos socio-políticos, y en el caso actual de Venezuela no será una excepción.-




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