Guayana Esequiba: Grupo de Lima y
Georgetown
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la
Lengua
abrahamgom@gmail.com
Bastantes compatriotas están
manifestando su inconformidad con parte del texto emanado por el Grupo de Lima,
a propósito en lo que ya se conoce en el
mundo, como la ilegitima presidencia de la república en Venezuela, a partir del
10 de enero.
No es para menos. Por
cuanto, por muy desprevenido que uno se encuentre, casi que por inercia conecta
el pronunciamiento más reciente del gobierno guyanés, en lo que atañe a la
decisión de la Armada venezolana de expulsar dos buques que estaban haciendo exploración sísmica en la aguas de la costa atlántica
nuestra por el estado Delta Amacuro, con la determinante posición que han
asumido estos catorce países para develar ante la comunidad internacional, la situación de catástrofe humanitaria en que
nos encontramos.
Sin embrago, dejamos
sentado que son hechos, eventos y situaciones inconcatenables.
El gobierno guyanés ha metido baza en el
citado texto del grupo de Lima (“la estocada hasta la empuñadura”), para sacar
ventaja y perverso provecho; cuyo trasfondo
lo configura el reclamo centenario
nuestro, por el arrebato que nos hicieron de la Guayana Esequiba: una séptima
parte de nuestro espacio geográfico.
El inefable canciller
guyanés logra plasmar, mediante una añagaza discursiva, un pronunciamiento del Grupo de Lima, casi que enteramente favorable
a ellos.
Vamos por parte. El
canciller guyanés, Carl Greennidge, el jueves 3 de los corrientes, hizo una
torcida y mal intencionada declaración, sobre el caso de nuestra reclamación,
en la Asamblea Nacional de su país, en
estos vergonzosos y desconsiderados términos: “la respuesta de Guyana, ante las agresiones de Venezuela, país
militarmente poderoso, ha sido defender su soberanía y sus derechos soberanos
de manera firme, coherente, pacífica y plenamente de conformidad con el Derecho
Internacional”.
Luego expone el dirigente de la excolonia
británica “Venezuela ha hecho un acto hostil
e ilegal, violatorio de la Carta de las Naciones Unidas. Cabe señalar que el
reclamo de Venezuela de las aguas que se encuentran a lo largo de la costa de Guyana
se ha basado, hasta ahora, en su
supuesta y ficticia ´propiedad´ histórica del Esequibo y, por tanto de su costa.
De hecho, ese territorio, uno de los tres condados de Guyana ha sido parte de
Guyana desde 1648”.
A mi modo de ver, esto debió merecer una contundente respuesta
por parte de la cancillería venezolana.
Quienes hemos
estudiado, por años a fondo, la situación de la Guayana Esequiba, seguimos
sosteniendo que Venezuela tiene suficientes elementos probatorios: históricos,
políticos, demográficos, geográficos, sociales y tal vez, a los que el gobierno
guyanés rehúye, los Títulos Traslativos, asentados en la Cédula Real de Carlos
III, del 8 de septiembre de 1777, al crearse la Capitanía General de Venezuela,
que nos hacen ser plenos poseedores de tal espacio.
Porque siempre ha sido
nuestro costado fronterizo por el este. Así está legal y legítimamente
asentado.
Por eso, vienen ahora
con el ardid de remontar su “supuesta posesión” hacia
1648, momento cuando España reconoce que
las colonias de Demerara y Berbice pertenecen a los Países Bajos, que
ellos después negociaron con el Imperio Inglés, únicamente lo que les correspondía
entonces; pero nunca vendieron la colonia del Esequibo, porque estuvieron
conscientes, que siempre fue territorio
español.
A partir de allí, los ingleses hicieron una vulgar ocupación de
todo, más no tomaron posesión. Son dos consideraciones jurídicas totalmente
distintas: ocupar y poseer.
En este instante,
cuando se levanta la expectativa del saber qué dice el Grupo de Lima, ante la insoportable
situación en Venezuela, en uno de sus considerandos leemos: “Hacen un llamado al régimen de Nicolás
Maduro y a las Fuerzas Armadas de Venezuela para que desistan de acciones
que violen los derechos soberanos de sus vecinos. En ese sentido,
manifiestan su profunda preocupación por la interceptación realizada el día 22
de diciembre de 2018 de una nave de investigación sísmica, por parte de la
marina venezolana dentro de la zona económica exclusiva de la República
Cooperativa de Guyana.” (Subrayado nuestro).
Sin lugar a dudas que
la mano del canciller guyanés intervino, chantajeó o coaccionó el apoyo de su
país, al pronunciamiento, si le aceptaban en el texto definitivo el párrafo
antes señalado; lo que prácticamente conecta al Grupo de Lima con la
controversia que se dirime en la Corte
Internacional de justicia; instancia tribunalicia a la cual Venezuela ha
sido invitada, el 18 de abril de este año, a presentar su Memorial de contestación a la
demanda incoada por Guyana.
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