viernes, 23 de julio de 2021

 Transformación universitaria: ¿ con quién y para qué?

Dr. Abraham Gómez R.

Miembro de la Academia Venezolana de  la Lengua

Miembro de la Fundación Venezuela Esequiba

Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela



Hemos venido  percibiendo , desde hace algunos meses , que bastante gente se está embullando con el  asunto  tramposo de nuevos planes de estudios universitarios; así también, tienen la pretensión de imprimir  "cambios cosméticos", con marcada intención de aprovechamiento ideológico-político. Están tratando de  asfixiar financieramente  y desestructurar  a la Universidad venezolana.

Para  las pretendidas tareas en la reestructuración de nuestras universidades --asomadas por el sector oficial-- han recibido las encargadurías   personeros del gobierno que no tienen la menor noción de lo que intentan proponer. Total, el fin último busca  someter --a como dé lugar- la institucionalidad universitaria.

En asambleas de copartidarios, dejan caer para pulsear reacciones,  la problematización de la  “reforma curricular” como si se tratara de algo simple o fácilmente despachable. Pero, aquí no todo el que quiere puede.

Debe llamarnos a preocupación que quienes se  han travestido en propaladores de   nuevas carreras universitarias, de otras composiciones orgánicas-funcionales; según ellos,  adaptadas a las exigencias productivas del país, han sido los mismos propulsores que en escenarios pasados y bajo otras motivaciones, exhibieron su crasa ignorancia. Es que de estos aspectos nada conocen; porque jamás lo han estudiado desinteresadamente.

En las  ocasiones pasadas , que referimos  en el párrafo anterior,  únicamente destilaron contagio ideológico. Se les vieron las costuras al pergeñar unos escritos que resultaron sendos adefesios, técnicamente inaplicables, desde el punto de vista curricular.

No tememos a  una verdadera transformación universitaria.

Sépase que deseamos una institucionalidad universitaria en constante transformación. En  permanente  creación y construcción de conocimientos, adaptados a la dinámica que se imprime en las sociedades modernas.

La transformación de las lógicas y las racionalidades que --a veces-- vuelven  a nuestras universidades entes esclerosadas constituye  exactamente lo que deseamos, quienes somos hechuras de tales espacios: de su inacabable dinámica, de su dialógica y dialéctica.

Queremos de buena fe que quienes adelanten las iniciativas para las discusiones de nuevas mallas curriculares en las universidades venezolanas sepan de qué hablan cuando se atreven a estudiar y promover una cartografía completa de las ofertas académicas que calcen con la productividad del país. 

La educación universitaria debe , en esencia, perseguir  su pertinencia territorial y en concordancia con las respectivas bases económicas de las  regiones y áreas de influencias; fundamentalmente  las  universidades de más  reciente creación, a partir de los Institutos Universitarios y Politécnicos.

En nuestro indetenible recorrido por la universidades venezolanas, por diferentes motivos académicos, nos conseguimos con profesionales densamente formados en diseño curricular, que han acumulado bastantes años de experiencias en estas especialidades, que portan en sí mismos “caja de herramientas” intelectuales, siempre al servicio del país. A tales profesionales hay que concitarlos para que participen y aporten sus aquilatados saberes en planes, programas y perfiles curriculares.

Si los propósitos insinuados desde el oficialismo apuntan a una recomposición seria del mapa curricular, que abarque disímiles temas, propuestas y ofertas novedosas, investigación, extensión y formación  ocupacional, entre muchos otros aspectos, deben ser debatidos por/para el futuro de la Universidad venezolana.

Hay notablemente  una exigencia, que no puede quedar a un costado: los actores participantes en las deliberaciones deben ser los mejores; aflorados desde las propias universidades; que posean amplísima dedicación y abnegación  en la materia y las probadas cualidades para tales fines; para evitar los innecesarios extravíos y la pérdida de tiempo.

Contrariamente, si la idea es armar un “ardid distractor” ante la crisis nacional, entonces en ese saco caben muchos; al tiempo que se estarían haciendo ejercicios vanos de demagogia, malabarismos para balbucear cualquier cosa sin arribar significativamente a algo. Ya esa obra de teatro bufo lo hemos vivido en varios momentos.

¿ Qué  queremos para  nuestra Universidad?. 

Aspiramos poseer una Universidad donde encuentren cauces expeditos las distintas corrientes del pensamiento. 

Queremos y necesitamos una Universidad que se levante y proyecte en el concierto de las más prestigiosas y libres casas de Estudios Superiores del mundo.

Exactamente así la queremos y necesitamos: una Universidad libre, dispuesta a transformarse curricular, estructural y funcionalmente, de verdad; a partir de sus propios impulsos, sensibilidades e imbricada con su Sociedad.-


Mgid

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