Guayana
Esequiba: ¿Desafiada y amenazada?
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV)
Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba
Por las declaraciones que vienen ofreciendo las
autoridades oficiales de la excolonia británica, en cada oportunidad – así lo
acaban de exponer en la Asamblea General de la ONU--, uno va sacando cuenta,
aproximadamente, cuáles estrategias han urdido los gobernantes y Coagentes
guyaneses en la controversia, tanto a lo interno de la Corte Internacional de
Justicia (CIJ), donde ahora se dirime la contención; como también en procura de
acopiar solidaridades, por intereses ideológicos o dinerarios..
Ya explicaremos en detalles este manoseado
ardid de la contraparte, en el presente asunto litigioso.
Una primera aclaratoria – a manera de
introducción— deja suficientemente sentado que, conforme al Derecho Internacional Público, las
categorías jurídicas Ocupación y Posesión adquieren y preservan, con severo
énfasis denotativo, sus propias diferencias conceptuales y estructurales.
Cada étimo aludido está construido -- doctrinal
y lexicográficamente-- para dar cuenta concreta de hechos muy particulares. No
caben confusiones. Dicho más directamente: no es lo mismo Ocupar que Poseer.
Ellos lo que han hecho es ocupar, desde aquel “raro
y manipulado” Tratado anglo-holandés de 1814.
De manera que, le quedan apretadas las ínfulas
de grandeza invocadas por el presidente guyanés Irfaan Ali en la ONU,
recientemente.
Se le ven las costuras y las añagazas a todos quienes
se atreven a pronunciar discursos a nombre de la “gloriosa historia” de la
República Cooperativa de Guyana, en los escenarios internacionales.
No tienen
recatos, ni miden las palabras.
No hay concordancia entre lo que intentan tejer
con sus frases y la realidad que el mundo percibe hoy de esa excolonia
británica.
Se siguen haciendo la pobre víctima frente al “grandote
que los quiere atropellar”; sin embargo, del aprovechamiento y de la usurpación
que han venido perpetrando en la Zona en Reclamación que vilmente nos arrebataron,
han estado creciendo en sus indicadores macroeconómicos; valga decir, el
Producto Interno Bruto (PIB), Ingreso Per-Cápita (IPC) etc. Entonces, ¿Cuáles
son las lamentaciones?
Releemos y analizamos sus discursos, y
conseguimos en cada enunciado una marcada intencionalidad de hacer aparecer a Venezuela
como una nación grande, todopoderosa y rica que con “su reclamo” sistemático
desde hace más de un siglo, quiere “quitarle” a Guyana las tres cuartas partes
de la extensión territorial que han “poseído”.
Aquí precisamente es donde queremos detenernos
para significar, entre muchos otros aspectos los siguientes: Venezuela no le ha
arrebatado porción territorial a ninguna nación vecina.
No
obstante, contra nosotros se han cometido – en distintas épocas y
circunstancias – despojos y desgajamientos de nuestro original espacio territorial;
heredado a partir de la conformación de la Capitanía General de Venezuela,
mediante la Real Cédula de Carlos III, el 08 de septiembre de 1777.
Los señalados y demostrados arrebatos que hemos
padecido han pretendido justificarlos con un falso y engañoso irredentismo:
“…una corriente socio-política que hace
referencia a los territorios irredentos, es decir no liberados. La creencia
considera como propios a territorios dentro de las fronteras de otra nación por
razones étnicas, culturales, históricas, lingüísticas, raciales o de otro tipo.
Una forma distorsionada de nacionalismo y de reclamar un territorio que un país
considera como propio por cuestiones identitarias o incluso con intenciones de
proteger, supuestamente o realmente, a las minorías de los países vecinos…”
Para el año 1814, cuando comenzó la usurpación,
la Guayana Esequiba no estaba irredenta, ni era res nullius (tierra de nadie).
Siempre ha sido nuestra
Estamos en las mejores condiciones de probar (con
justos Títulos Traslaticios y cartografías a la vista), en la Sala Juzgadora de
la ONU -- competente para la citada controversia-- que siempre nos ha pertenecido
esa séptima parte de nuestra geografía nacional – los 159.500 km2—que desgajaron
con la decisión tramposa del írrito y nulo Laudo Arbitral de París, en la fecha
de ingrata recordación, el 03 de octubre de 1899.
Nos resultó vergonzoso haber escuchado al
presidente de Guyana pronunciar un discurso, en la 77ª. Asamblea General de la
Organización de las Naciones Unidas, el 21 de este mes; cuando tuvo el
atrevimiento de acusar-sibilinamente-- a Venezuela de estarlos amenazando y
desafiando en este pleito.
El siguiente es un breve extracto de lo que, en
ese evento, dijo Irfaan Ali:
“En
materia de soberanía e integridad territorial de Guyana – desafiada y amenazada
por Venezuela como es, nos mantenemos – para citar al Secretario General en la
apertura del Debate General ayer – “comprometido a aprovechar al máximo todas
las herramientas diplomáticas para el arreglo pacífico de controversias, tal
como se establece en la Carta de las Naciones Unidas”. En este caso, 'arreglo judicial' según lo determine
el Secretario General. Las naciones del mundo pueden estar seguras de que Guyana
se mantendrá fiel a esos procesos pacíficos, y niega todo esfuerzo por
apartarse de ellos. La Corte Internacional de Justicia ya afirmó su competencia
en esa materia”
Precisamente, en pleno acatamiento al Derecho
Internacional Público, Venezuela hizo uso de un Acto procesal denominado
Excepción Preliminar, conforme al artículo 79 del Reglamento de la Corte.
Jamás puede considerarse una amenaza esta Excepción
Preliminar que pide la inadmisibilidad de la demanda que nos hizo Guyana; por
carecer de los mínimos elementos estructurantes de un Debido Proceso.
Nunca puede calificarse de desafío el hecho de
que Guyana deba responder –obligantemente, porque así se lo exigió la Corte--
el 7 del venidero mes de octubre, con observaciones y conclusiones a la Excepción
Preliminar.
Estamos
ejerciendo un derecho, en un contexto jurídico, legítimamente
válido.
También, en el mencionado discurso, el primer
mandatario de la excolonia británica deja caer, como “quien no quiere la cosa”,
(¿amedrentándonos?) que ellos integrarían el Consejo de Seguridad de la ONU, en
condición de Miembro No permanente:
“Guyana
no aprueba ni apoya la amenaza o el uso de la fuerza en relaciones entre Estados
o en la resolución de disputas. Consistente con la Carta de las Naciones Unidas,
Guyana suscribe el uso de Medios pacíficos de solución de controversias. En
este contexto, Guyana agradece a quienes ya han expresado su apoyo para nuestra
candidatura a miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU...”
A la comunidad internacional le decimos que Venezuela
está preparada para hacerse parte de este juicio; para lo cual hemos ejercido
los denominados Actos Concluyentes: declaratorias y manifestaciones de voluntad,
significativas e inequívocas. No hay nada que temer.
En justo derecho saldremos favorecidos; por
cuanto, tenemos todos los elementos de probanzas constituidas y por constituir
que nos asisten; en consecuencia, estamos estructurando nuestro Memorial de
Contestación.