Derecha o
Izquierda nomenclatura en desuso
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de
la Lengua
abrahamgom@gmail.com
Adelantamos algunas consideraciones y reflexiones ante la pretendida
disposición de un reducido grupo de trasnochados ideólogos; lo que ellos creen
que constituye – todavía- un inacabable
discernimiento dilemático.
Insisten en revivir en el presente tramo epocal una cartografía
socio-política que ya el mundo desplazó hace rato.
Tales extraviados “pensadores” aspiran forzar la vigencia disyuntiva de
dos mundos posibles, dos filosofías ante la vida que las hacen por irreconciliables en estos tiempos que
transcurren. Ubican en dos parcelas diferenciadas a lo que una vez fue la
derecha y la izquierda. Ya ese esquema
político quedó preterido, desactualizado.
Resulta tamaña ociosidad debatir sobre fricciones entre sistemas
políticos de derecha o de izquierda, cuando el énfasis debe marcarse en otras
más actuales caracterizaciones
Pensábamos que tales discusiones
habían sido clausuradas, porque ahora es posible sintetizar (reunir) ambas
líneas de discernimientos en un instrumento teórico-práctico más engrandecedor
y viable.
Las ideas para las sociedades en la actualidad se densifican en otra dirección
y propósitos; sin embargo, todavía conseguimos voceros que siguen anclados y leyendo en ruinosos manuales
con la indisimulada intención de retrotraernos otra vez a un mapeado de disyunción sociopolítica sin
justificación aparente, que ha sido desplazada ampliamente; porque el mundo
está leyendo y analizando la realidad con otras claves enunciativas.
Comencemos por volver a desanudar este asunto, que para tantos se hace
deseoso y necesario.
Sin rehuir a los planteamientos y sin opacidades al momento de dar sus
antecedentes. Digamos entonces que cada etapa de la humanidad tiene su
específico vehículo sujeto liberador. Lo que se ha dado en llamar la
vanguardia.
Siempre ha habido movimientos vanguardistas. Lo que hay es que saberlos
ubicar y distinguirlos, para contextualizar los desenvolvimientos y los hechos históricos; con la debida
advertencia que lo se conoce como “la vanguardia” puede llegar a presentarse
inasible, difusa, plural.
Cuando Marx y Engels determinan en el Manifiesto Comunista (1848) que el “sujeto liberador” es la clase obrera, tal vez --duda razonable
mediante— llegó a ser una interpretación correcta en su momento, por cuanto
dentro de las clases sociales que estaban en movimiento --para la“previsible revolución”--
la clase trabajadora conformaba el estrato social que padecía las mayores
explotaciones.
Una pregunta adelantada: ¿tiene sentido insistir con tal posición?
Serias sospechas tenemos que son
múltiples los sujetos liberadores que en la actualidad recorren al mundo. A
veces identificados y/o diferenciados entre ellos mismos. Cada uno aporta
determinadas aproximaciones teóricas y prácticas para la resolución de
problemas en el ámbito de que se trate: económico,
social, cultural, político etc.
La cosa es resolver rápido y de la mejor manera posible (pragmatismo le
dirán no pocos).
Estamos en presencia de una “vanguardia
multifacética”, que no se contiene ni se contenta con una específica mirada.
Maffesoli lo llama “el descentramiento
del sujeto”; y nosotros no tenemos la intención de socavar su exquisita
inspiración.
Da lo mismo narrar desde el
centro o insinuar ciertos criterios desde la periferia.
Son tantos los sujetos individuales o colectivos que analizan y proponen
las situaciones objetivas, que explican con aciertos las posibles vías de
liberación.
Exponer que sólo la izquierda asume los designios liberadores de la
humanidad es hablar de modo obtuso; como también será una torpeza mayúscula
arrogarse por parte de la derecha la exclusividad de redención.
Hoy han aflorado grupos espontáneos por todas partes que no llevan una
particular impronta ideológica y han tenido el atrevimiento de proponer y hacer
cosas: Ecologistas, defensores de los derechos humanos, feministas, impulsores
de la ciudadanización, preservadores de la vida de los animales, indigenistas,
etnicistas, de la diversidad sexual, defensores de las plataformas tecnológicas,
proponentes del decrecimiento sustentable (Latouche y Georgescu-Roegen dixit)
como opción de futuro; en fin, un gentío in-corporado socialmente a aligerar la
vida sin que prele en ellos una Razón ideológica previamente. Nunca de
etiquetan, por anticipado, de derecha o de izquierda.
Por eso, señalamos que luce anacrónica la reiteración de esa
nomenclatura.
También con la intención de formular algún contraste indirecto frente a
cualquier ideología diremos que la democracia, con la que nos regustamos a
pesar de sus errores e imperfecciones, no sólo queda definida como forma de
organización política sino en tanto modo de convivencia y estructuración
social: menos vertical, con búsquedas más igualitarias (que no igualación) de
las relaciones entre sus miembros; que aunque
sean disímiles los planos políticos escogidos por la gente para
participar prevalecen el respeto y la tolerancia hacia el otro.
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