sábado, 2 de julio de 2016



-- Denuncia el Dr. Abraham Gómez, una vez más--

    Nuestra soberanía vulnerada

Tucupita.-  Haciendo caso omiso al contenido y alcance del Acuerdo de Ginebra, documento cincuentenario que limita cualquier actividad de empoderamiento de recursos o inversión inconsulta en la Guayana Esequiba, Guyana continúa dando pleno protección legal y apoyo a la transnacional ExxonMobil, para que  explore, explote y comercialice con los recursos petrolíferos de nuestra Plataforma Continental, exactamente frente a la Zona en Reclamación: área de aproximadamente  159.500 Km2, que genera costas, que consideramos de Venezuela, con suficientes elementos probatorios que demuestran el vil arrebato que se nos hizo con el írrito y nulo Laudo Arbitral de París de 1899.
Denunciamos una vez más, sin que nos cansemos de hacerlo, que las labores de ExxonMobil han sido recurrentes en sus  estudios meteorológicos y oceanográficos en el Bloque Stabroek, que abarca la costa atlántica del estado Delta Amacuro. Además  los trabajos de perforación de evaluación, contemplan  perspectivas adicionales después de recibir los datos de una sesión de sísmica de 17.000 kilómetros cuadrados.
Menos la cancillería venezolana, todo el mundo se entera de lo que está haciendo  la citada  compañía estadounidense, la mayor empresa cotizada de petróleo y gas del mundo; la cual no tiene el menor recato de reconocer haber descubierto una “significativa” cantidad de petróleo en un segundo yacimiento que andaba explorando frente a las costas de Guyana, en un territorio reclamado por Venezuela.
En un comunicado apuntó el vocero principal de la transnacional que los resultados de la perforación realizada en el yacimiento Liza-2, el segundo pozo de exploración del bloque Stabroek frente a Guyana, “confirman un descubrimiento de primera categoría, con una reserva de recursos recuperables de entre 800 millones y 1,4 millones de barriles equivalentes de petróleo”.
Según el presidente de ExxonMobil, Steve Greenlee, las pruebas realizadas “confirman la presencia de petróleo de alta calidad procedente del mismo yacimiento arenisco de alta porosidad que vimos en el pozo Liza-1, completado en 2015”. Tamaño descaro que desafía y vulnera nuestra soberanía como Nación y Estado.
Nos llega la información adicional que en el pozo  Liza-2 también se encontraron más de 190 pies (58 metros) de yacimientos de areniscas petrolíferas en las formaciones cretácicas superiores. Un extraordinario potencial para la explotación sustentable a largo plazo.
Luego expone abiertamente este gerente “Nosotros, junto con nuestros socios, esperamos seguir manteniendo una estrecha colaboración con el Gobierno de Guyana para evaluar la fortaleza comercial de esta apasionante prospección”. Sin que hayamos leído, en ninguna parte, por lo menos una nota de protesta del gobierno  venezolano; algún reclamo serio sobre este vulgar atropello que se nos hace.

Tantas veces como sea posible y necesario, me permito insistir  que  el Acuerdo de Ginebra firmado el 17 de febrero de 1966, que acaba de  cumplir 50 años,  viene a ser el único instrumento jurídico vigente donde está vívida y plasmada la controversia y pone en tela de juicio lo que ellos han pretendido dejar sentada como “cosa juzgada”.
Lo más peligroso para nosotros en esta reclamación, a la luz del Derecho Internacional, es la Aquiescencia, es decir la permisividad de nuestros  gobiernos. La aquiescencia o consentimiento tácito para que Guyana haga concesiones a transnacionales para la exploración, explotación y comercialización de las riquezas de la región esequibana.
Ya es un hecho consumado la entrega inconsulta, displicente y descarada que hace Guyana a la empresa Exxon-mobil y 28 compañías más de distintas procedencias y nacionalidades, para que aprovechen los recursos petrolíferos, forestales, hídricos, energéticos en la zona que reclamamos con suficiente documentación.

Aunado al principio de Aquiescencia ya citado, tal vez resulte fácil a Guyana invocar, en tribunales internacionales, el principio de Estoppel en que ha incurrido este gobierno cuando hace constantes loas y conductas omisivas, que reconocen y legitiman con silencios cómplices el trabajo que adelanta la  parte guyanesa en conflicto con lo cual (in)directamente podría  quedar   anulada o desestimada la demanda.

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