Miseria humana y sociedad sometida.
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.com
Hasta algunos años
resultaba impensable que podría desatarse en nuestro país los mecanismos de un
régimen totalitario, cuya característica fundamental es la descarada y siempre
detestable pretensión de concentrar y controlar las más mínimas actividades de las
personas. Como la abominación que acaban de hacer al prohibirles a niños que se
reencontrarían con sus padres en Perú, con motivo de las fechas navideñas.
El pensador francés
Foucault estudió este tipo de comportamientos, suficientemente, y le construyó dos
categorías; las denominó biopolítica y biopoder.
Son sistemas encargados de moldear, de
disciplinar hasta la extenuación al individuo y al grupo social para integrarlos
(compactarlos, tal vez) hasta convertirlos en elementos útiles, dóciles y adiestrados
para que respondan a los designios y propósitos ideologizantes.
Los exégetas del
régimen han pretendido a través del sistema educativo impartir una serie de conocimientos para generar
hábitos y actitudes de sometimientos actitudinales y corporales, de la misma
forma que en el ejército. Controlar lo más mínimo de la población civil.
Los militares inscritos
en el “gorilismo” (que someten a la gente por sus necesidades fisiológicas)
tienen en su mente una cuadrícula con los siguientes elementos: obedecer,
perseguir, someter y aniquilar. Con tal cartografía actúan. Poseen una
pobrísima posibilidad interpretativa o de sentido común.
La crisis sociopolítica
que se ha desatado en nuestro país, causada por la ineptitud de los gobernantes
en el manejo de los asuntos económicos, ha dejado a los militares retratados a
cuerpo entero en su comportamiento siempre deleznable. Muy pocas excepciones de
racionalidad en sus actos.
Para ocupar los
distintos ámbitos naturales de la sociedad civil, en cada ente de la
administración pública, como caricatura de gerente de algo, hay un militar para
cumplir (¿?) las funciones que ha aprendido: escrutar como perro sabueso,
informar a sus superiores, obstruir cuando algún procedimiento sobrepase su
capacidad interpretativa. Así también, todos los demás poderes del Estado
venezolano se encuentran genuflexos, arrastrados
Por tal camino pronto
tendremos un trastocamiento de civilización.
Habrá cualquier otra
cosa, pero jamás valores cívicos; desaparecerán las costumbres de los naturales
intercambios, las sensibilidades que nos vinculan a los otros; se volverán inalcanzables
los elementos culturales pertenecientes a los ciudadanos que nos hacen
compartibles en nuestros legítimos espacios.
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