lunes, 4 de diciembre de 2017



Al Profesor Universitario,  hoy en su día.

Dr. Abraham Gómez R.
Docente Universitario y Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.com

Si desde hace bastantes años hemos escogido los espacios universitarios para nuestro desempeño laboral, por vocación y convicción, es porque siempre ha significado un inmenso orgullo convivir en estas “casas que vencen las sombras”, lo cual se incrementa cada vez que la Universidad como Institución se ve en aprietos o serios atascos, y ella misma encuentra satisfactorias soluciones.
Ilimitadas e implacables han sido las ocasiones en que la Academia Universitaria, y todo cuanto comporta, ha sido vilipendiada y sometida a condiciones ominosas para intentar ponerla de rodillas.
 A los regímenes totalitarios les incomodan los ámbitos donde se respire absoluta pluralidad, donde haya un disenso fértil.
A los detentadores de los gobiernos de talante militarista les causa escozor cuando la gente en los espacios universitarios piensa con cabeza propia; de allí que vean en cada Docente Universitario un acérrimo enemigo, a alguien a quien hay que combatir; y si no pueden hacerlo doblegar por sus ideas, lo golpean por sus medios de subsistencia.
Lo padecimientos y demás brutalidades afines perpetradas contra los profesores universitarios han sido calamidades de vieja data.  Para una específica gestión de gobierno adquiere de suyas modalidades y circunstancias peculiares. Cada régimen le coloca su propio sello, como para distinguirse en la manera de hacerse atroz frente al profesional de la docencia universitaria.
Qué Hermosa gesta de venezolanidad se dio entre nosotros: el 5 de diciembre de 1958 el Presidente de la Junta de Gobierno y profesor universitario de la UCV, Edgar Sanabria, decretó la Ley de Universidades, luego reformada en 1970. Precisamente en este marco normativo para las universidades a comienzo de la Democracia se institucionaliza el pleno reconocimiento de la autonomía universitaria en Venezuela, en su más amplia concepción: orgánica, económica, académica y administrativa.
Hoy rendimos homenaje de recordación y reiteración por la eterna lucha a quienes visualizaron la dignidad y la importancia que ha tenido en los hechos diarios, ante tantos embates canallescos, la teoría y la práctica de la Autonomía Universitaria en el país.
Sigue constituyendo nuestro compromiso de reclamo y defensa de la Autonomía Universitaria, en tanto legado sociohistórico.
La comunidad académica ha asumido a conciencia el cumplimiento de sus altas funciones de producción de conocimientos y de formación de profesionales de las nuevas generaciones.
 La autonomía universitaria es condición indispensable para el desarrollo del Pensamiento Crítico: decir lo que haya que decir sin ataduras; lo que le dicte su conciencia.
La autonomía es para la Universidad su espíritu esencial. Sin autonomía no podría haber en toda su plenitud creación, re-creación, preservación y transmisión de conocimientos, difusión cultural, investigación científica o cualquiera de las otras importantes tareas universitarias.
Felicidades, colegas docentes universitarios

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