El motín de Esquilache
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.com
En la actual lamentable
circunstancia de nuestro país hay bastante material de estudio para los
avezados investigadores de las ciencias sociales.
Así también, afloran sin mayor esfuerzo, los
insumos aprovechables para enjundiosos indagaciones de las conductas psicopáticas
de mucha gente que ahora detenta cargos en la administración pública, más por su
lealtad al régimen que por su meritocracia.
Material hay en
abundancia, como para escribir un sesudo tratado; cuyo
contenido esencial estribará, seguro, en la miserableza en que han subsumido a
la población venezolana, causada por la ineptitud en la ejecución de las
Políticas públicas, de los planes y programas de gobierno. ¡ Es que son
brutazos y mal intencionados..!
A los historiadores y analistas de la
sociología se les ensanchan las oportunidades para hurgar en documentos con la
finalidad de establecer las concurrentes analogías entre lo que nos hemos
estado calando en los últimos veinte años en Venezuela comparable con cualquier tramo epocal de la humanidad.
Mire que hemos visto
desfilar por las altas esferas del poder personajes de toda ralea y calaña; por
lo menos así lo testimonian serios registros hemerográficos, y las propias
vivencias y padecimientos en esta hora aciaga de la Patria.
Preste atención a esto:
hay un común denominador en el preciso instante cuando los funcionarios asumen la
conducción de los asuntos del Estado, de las regiones y los municipios. Comienzan a padecer sordera selectiva, sólo
escuchan lo que les conviene. Además, hacen como una especie de invocación
esotérica para creerse ungidos, o cuando menos
predestinados por la “providencia” para los actos de salvación de la
humanidad.
Los mandatarios de
carácter mesiánico que se enferman tienden a negar hasta al final su grave
estado de salud, y se aferran al poder hasta el fin. Ha sido un signo
generalizado de descomposición socio política.
Densas investigaciones
han sido científicamente adelantadas, en ese sentido, que arrojan certeros
resultados. Además se devela un hecho significativo: cuántas catástrofes
sociales, políticas, militares, económicas etc., han podido evitarse si la
decisión del conglomerado electoral habría sido diferente.
Resulta significativa, según la historiografía, la comparación de lo que estamos
padeciendo hoy en Venezuela con el motín de Esquilache (revuelta masiva), en la
España del siglo XVIII, motivado a la incapacidad de Leopoldo de Gregorio,
marqués de Esquilache; un siciliano traído a la corte de Carlos III, como
ministro preferido del rey, para manejar los asuntos de la Hacienda y
suministro del pan a la población.
Aunque se intentó apaciguar a los grupos enardecidos, se cambiaron los
funcionarios, nunca más se pudo regularizar el suministro de los alimentos.
Suficientes estudiosos han señalado que “El motín de Esquilache” fue un
torbellino de carácter social con escasas o nulas transformaciones políticas o
económicas. Que tras estos hechos,
únicamente se alcanzó maquillar, de manera ingenua, el malestar de la sociedad
para tranquilizar a la gente, que no abandonaba las calles. Que jamás hubo una
seria amenaza al poder real, ni contra sus privilegios.
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