Una inteligencia
diferente (II)
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la
Lengua
Hay una inquietud permanente
entre quienes nos encontramos involucrados en la educación como Institución y Proceso;
valga decir la actualización y transformación de la educación hacia hechos
positivos.
Cada vez son mayores los
desafíos que se nos presentan para indagar qué hay de nuevo en el mundo
pedagógico que guarde correspondencia con los cambios metodológicos, con los
contenidos curriculares y las estrategias didácticas que nos permitan acceder
con idoneidad en las tareas recíprocas de enseñar y aprender, al mismo tiempo
.Porque cuando usted enseña, en ese mismo acto, usted aprende.
Recordamos, perfectamente, que
hasta no hace mucho, se consideraba inteligente a una persona que hablaba
varios idiomas; aquélla que dominaba los ejercicios numéricos o combinaciones
de fórmulas químicas.
Recibía también la
calificación de inteligente el profesional de la medicina que dedicaba muchas
horas a complicadísimas intervenciones quirúrgicas; o a los abogados que
pronunciaban en un estrado un acertado discurso jurídico.
Déjenme señalarles que en la
actualidad no bastan (no es que están demás, es que no bastan) los títulos,
certificaciones, diplomas y demás acreditaciones. Tales dispositivos, otrora
imprescindibles; ahora no son suficientes para determinar cuál es el grado de
inteligencia de una persona.
Recientemente, ha adquirido
auge La teoría de las Inteligencias Múltiples propuesta por el psicólogo
estadounidense Howard Gardner, como contrapeso al paradigma de la Inteligencia
Única.
Este afamado profesor de la
Universidad de Harvard sostiene que la vida humana requiere del desarrollo de
varios tipos de inteligencias. No entra en contradicción, Gardner, con la
definición científica que sintetiza a la inteligencia, como la «capacidad de solucionar problemas”. Con
la teoría de las Inteligencias Múltiples, la inteligencia asume otro sentido y
semántica. ¿Inteligencia para ser y hacer?...Tal vez.
Este
explícito espíritu de transformación, a través de las Inteligencias Múltiples
con decidida influencia en el hecho pedagógico, ha llevado al maestro español,
con alma de niño, César Bona a concretar algunas de esas ideas en el libro, de
su autoría, titulado “La Nueva Educación”. De allí extraemos esta preciosa cita: “...Encontraremos
piedras en el camino, pero compartir el mundo de los niños nos ayuda a entender
que nada es imposible...”.
Bona tiene
la plena convicción de que otra educación es posible. Expone que se pueden recomponer
las escuelas para “reingeniarlas” como espacios para la cooperación, el
diálogo, la creatividad y las emociones.
Bona,
quien ha sido nominado, varias veces, al Global Teacher Prize, considerado el
Premio Nobel de los docentes, dice “en
las escuelas nos empeñamos en enseñarles a los niños, en lugar de invitarles a
aprender. Aprender para enseñar. No podemos olvidar jamás que si queremos
enseñar, quienes primero tenemos que estar aprendiendo somos los maestros. Yo
no hago nada tan sólo me divierto en clase. Los maestros somos unos
privilegiados porque cada día tenemos la oportunidad de sumergirnos en una
piscina infinita de imaginación, de ilusión y de inspiración de la cual todos y
cada uno de nosotros se nutre”.
Y,
modestamente, uno agrega: el verdadero aprendizaje llega al corazón de lo que significa
ser humano.
A
través del aprendizaje nos re-creamos. Con los aprendizajes nos capacitamos
para hacer algo que antes no podíamos. Por intermedio del aprendizaje percibimos nuevamente el mundo y
nuestra relación con él.
El aprendizaje nos ensancha la capacidad para
crear, para formar parte del proceso generativo de la vida
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