“Armas silenciosas para guerras tranquilas”
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de
la Lengua
Se cumplen cuarenta
años de la aparición de un documento, cuyo título es exactamente el mismo que
hemos tomado para este artículo. Sin embargo, lo más llamativo de este escrito
es su condición de apócrifo, tal vez por lo grueso de su contenido, y del cual
nadie quiere hacerse responsable y/o dar cuenta de las propuestas que allí han
quedado plasmadas.
Al principio se le
atribuía la autoría del texto al afamado pensador y semiólogo estadounidense
Noam Chomsky, quien tuvo la oportuna sagacidad de desligarse, y únicamente
desliza una tímida cita o alude “con pinzas” lo que allí se dice.
En honor a la
verdad son pocos párrafos --- densamente perversos--- cuya marcada intención persiguen
causar entrega incondicional de cualquier sociedad, conservadora o posmoderna.
El documento,
producto de un trabajo --pensado-- de ingeniería psicosocial; de entrada, hace
una serísima advertencia la cual menciona que no develararán “por seguridad”
los responsables ni la entidad auspiciante o sitio de procedencia.
Leemos sin mayores
detalles, que el escrito proviene del denominado “Grupo de Bildergerg”. Con
certeza, no existe concreción al respecto y nada que lo asegure.
El asunto arranca a
partir de una pregunta desprevenida en apariencia, y con el impactante tono: ¿ pueden las sociedades humanas soportar
y resistir el sometimiento ilimitado y progresivo hasta su propio exterminio,
sin oponer la menor resistencia?.
El documento
aconseja, de manera determinante, a los detentadores o aspirantes del control
político la premisa de desarrollar la absoluta capacidad de tener permanentemente la mayor cantidad de datos económicos,
políticos, sociales, personales, emocionales, físicos, psíquicos; en fin, todo
vestigio cuanto le pueda ser útil de la gente o cuerpo social que vaya a
someter. Fundamentalmente la información de carácter económico, conectada con
la estructura mental. Por cuanto, con tal dupla se hace posible predecir los
lapsos y condiciones de rendimiento del adversario. Analizar y escrutar cómo
serán los comportamientos de las sociedades a las que “se les vaya apretando la
tuerca”.
Dejamos en claro,
luego de hurgar en las interioridades del citado documento, que las “armas” a
las que mencionamos y referimos no disparan balas; por el contrario, son tan
sofisticadas y pensadas con alevosía y maldad, que esas armas percuten
“situaciones”. Sí, así como lo está leyendo. En vez de un tanque, pesados
cañones, francotiradores apostados en alguna platabanda para precisar los tiros
o un fusil supermoderno; esta “guerra” es propulsada desde las computadoras. Por
lo tanto, no producen ruidos estridentes que espanten; pero si descalabran,
crecientemente, la vida normal, cotidiana y rutinaria de la gente.
Préstele atención a
esta espeluznante cita: “hay que mantenerlos como animales que no tienen
inteligencia. En consecuencia, el futuro orden mundial, la paz y la
tranquilidad, exige llevar a cabo una guerra tranquila contra el público que ha
recibido una educación mediocre. No hay que dejarlos pensar; un último objetivo
será desplazar la energía social y natural (riqueza) de la masa indisciplinada
e irresponsable hacia las manos de algunos suertudos auto disciplinados y
responsables”.
El texto, al que
hasta ahora no ha sido fácil pesquisarle un autor o entidad patrocinante, expone
en otro párrafo esta perla: “hay que controlar las clases inferiores antes de
que tengan una oportunidad de hacerse preguntas o cuestionamientos. Es
necesario desintegrar la célula familiar de los inferiores, aumentándole la
cantidad de preocupaciones; su educación debe ser la más pobre, de manera que
la brecha de la ignorancia que aísla las clases inferiores de las clases
superiores sea y permanezca incomprensible para las clases inferiores”.
Los enunciados que
uno va encontrando le produce mayor enardecimiento; sobre todo cuando piensa que,
a lo largo de estas cuatro décadas desde que apareció este material, ha habido
regímenes que han venido practicando
casi todo lo que allí teóricamente queda expuesto.
Acaso el enunciado que citamos más abajo, que pretenden darle talante apodíctico y que hallamos transversalizado en el escrito, deja lugar a dudas de la
malévola intención de sus propósitos, cruelmente develados. Lea esto: “para ganar el control de lo público,
es necesario mantenerlo ignorante, siempre expuestos a situaciones confusas,
desorganizados, distraídos; para ello se debe descomprometer sus mentes y
espíritus; sabotear sus actividades mentales; proveer programas educativos de
baja calidad en matemáticas, lógica, diseño de sistema y economía. Hay que
desmotivar su creatividad. Distorsionar su emocionalidad”.
No hay el menor
disimulo o recato para sostener que La información que se persiga, con
determinación, debe conducir a la dominación y lograr subyugar o “derrotar “los
ánimos y voluntad crítica de una sociedad. Instruyen para que ese paquete de
datos (información), se vaya obteniendo y encriptando informáticamente para la utilización
posterior.
Aleccionan para que
se procure que tal información personal se acopie por la vía del consentimiento
colectivo (legitimada) por la gente (en tarjetas, fichas, carnés, códigos etc.)
y además legalmente obtenida. Que en apariencia se vea que todo se hace bajo el
“imperio de la ley”, para evitar los juicios externos sobre los asuntos y
tareas de sometimiento y servilismo a los cuales conducen a las sociedades.
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