Guayana Esequiba: ni de brazos cruzados, ni bocas
silentes
Dr. Abraham
Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos
de Venezuela (IDEFV)
A
cada instante y en todas partes nos preguntan que, si con la decisión que tomó la
Corte Internacional de Justicia, el 18 de diciembre del año pasado, mediante la
cual se atribuyen jurisdicción y competencia, para conocer forma y forma, de
este asunto litigioso, estaríamos corriendo el riego de perder de manera
definitiva, la Zona en Reclamación.
Sobre
el particular, comienzo por señalar que vienen aflorando bastantes inquietudes;
y que estamos, en la medida de nuestras posibilidades, impelidos a dar
respuestas para concienciar, como siempre, a la opinión pública nacional, sobre
este álgido caso de Derecho Internacional.
Admitamos, de
entrada y sin lugar a elucubraciones, que tenemos una seria amenaza en ciernes.
A
raíz de tal pronunciamiento, con carácter sentencial, que emitió el Alto
Tribunal de La Haya—en la fecha arriba mencionada-- sobre el caso confrontado
entre Venezuela y Guyana; por cierto, veredicto escabroso y raro, que
escuchamos (hace casi un año) con detenimiento; inmediatamente nos propusimos
contactar a nuestros amigos esequibistas, para comparar opiniones y conjeturas.
Establecimos
comunicación, además, con estudiosos de los vericuetos y de los otros caminos
estrechos y difíciles de transitar en el Derecho Internacional Público.
Lo hicimos adrede para saber si tenemos puntos
de coincidencias, en nuestros respectivos análisis, sobre lo que decidió la
Corte, con base a la contención centenaria, por todas conocidas.
Sin
lugar a dudas que Guyana aguardó la ocasión, casi como una emboscada jurídica,
para demandar a Venezuela ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ); yéndose,
directamente al “arreglo judicial”, como una solución –no precisamente la
inmediata—que contempla el artículo (33) de la Carta de las Naciones Unidas.
Voy
a repetirlo una vez más, si ya el litigio tomó el rumbo y calificación que la
propia Corte le confirió; qué nos queda entonces, sino apertrecharnos con nuestros recursos
históricos; con los Justos Títulos que poseemos; absolutamente irrebatibles,
que no admiten pruebas en contrario (iuris et de iure) para exponerlos y
defendernos con justeza el 08 de marzo del año 2023, cuando nos corresponderá asistir
ante la entidad juzgadora.
En
el marco de una Política de Estado, que concite la solidaridad de todo el país;
una vez más, sugiero a nuestra Cancillería
( recibidas las debidas instrucciones
desde la Presidencia de la República) insistir en todo lo concerniente a un Referendo
Consultivo, con dos o tres preguntas muy
precisas; considerando que es una
materia de especial trascendencia, conforme al artículo (73) de nuestra
Constitución Nacional: “…Serán sometidos a referendo los tratados, convenios
o acuerdos internacionales que pudieran comprometer la soberanía nacional o
transferir competencias a órganos supranacionales…” (Omissis).
A
partir de un Referendo Consultivo el pueblo venezolano se expresará libremente,
y dirá si está de acuerdo que vayamos a la sede del Alto Tribunal donde se
dirime nuestra contención y hagamos las alegaciones que en justicia nos asisten.
Guyana
se siente envalentonada y soberbia. Se cree que ya su mandado está hecho.
Hemos
venido escuchando con detenimiento todas las intervenciones del presidente
guyanés Irfaan Ali, donde rechaza plenamente la creación del Territorio para el
Desarrollo de la Fachada Atlántica de la República Bolivariana de Venezuela; y
lo hizo en los términos más desconsiderados. Además, continúa entregando
concesiones – a diestra y siniestra—en la zona disputada, a empresas transnacionales
En cada discurso, percibo al primer mandatario
de la excolonia británica engreído y prepotente; inclusive asoma la posibilidad
de esperar una sentencia definitiva, presuntamente favorable para ellos, por
parte de la Corte Internacional de Justicia, con lo cual piensan que se avalará
como válido y vinculante (y con carácter de Cosa Juzgada) la nula e írrita
tratativa tramposa que nos despojó de una séptima parte de nuestra geografía
venezolana.
Que
quede claro que no estamos rehuyendo la confrontación jurídica; por cuanto,
poseemos los Justos Títulos traslaticios, que confieren carácter posesorio
sobre los disputados 159.500 km2 y su proyección atlántica, desde el 8 de
septiembre de 1777, con la Cédula Real de Carlos III, al crearse la Capitanía General
de Venezuela; donde quedaron integradas las provincias de Caracas, Maracaibo,
Nueva Andalucía (Cumaná), Guayana hasta el río Esequibo, Margarita y Trinidad.
Nacimos
al mundo como Capitanía General de Venezuela, teniendo al río Esequibo como
nuestro costado limítrofe por el este.
Nada
de quedarnos callados o inertes. El Estado Venezolano debe invocar su absoluta
soberanía para decidir (a través de un Referendo Consultivo) si admite la
Jurisdicción de la Corte; esta vez con nuestros coagentes presentes en la Corte,
para defender lo que nos arrebataron con vileza.
Aprovechemos
que ya ha pasado el clima electoral, en nuestro país.
¿Saben
por qué? Porque el juicio – ya emprendido—no se paralizará, por ausencia de la
delegación de Venezuela.
Que
quede claro, no hemos despojado nada a ningún país, ni pretendemos hacerlo. Fue
a nuestra Nación a la que se le perpetró, con alevosía, un desgajamiento de una
séptima parte de nuestra posesión geográfica.
Muy buen razonamiento Sr Abraham Gómez Digno y estimado Representante del Amado Delta Amacuro principal vecino del Esequibo,usted más que nadie tiene conocimiento de las tantas luchas de ese Estado debemos actuar rápido y con mucha cautela,es realidad todo el contenido de su artículo ya que vivimos en carne propia ese envalentonamiento, pero dejeme decirle de nada le vale a ese Gobierno estar entregando concesiones petroleras si su pueblo aún sigue sumido en la pobreza, no hay nada más vil que eso que están haciendo con Guyana,estamos al frente de un despojo de toda Guyana no sólo del Esequibo.
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