miércoles, 13 de noviembre de 2024

 

 Propongo la creación de la Universidad Nacional de Asuntos Fronterizos

 Dr. Abraham Gómez R.

Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Asesor de la Comisión por el Esequibo y la Soberanía Territorial

Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela

Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba

 

 

Aspectos de la realidad   impensables hace apenas dos decenios atrás, en la actualidad resultan completa y suficientemente cotidianos.

 Los seres humanos buscan por encima de lo que sea y a cualquier riesgo y precio abrirse horizontes; y admitamos que todavía esa perspectiva sigue abierta como el primer día.

Vivimos pensando-elucidando cualquier cantidad de alternativas existenciales.

A lo largo de la historia los seres humanos han tenido siempre la acuciosa disposición de procurarse cada vez más cosas. Ha sido una carrera desenfrenada, sin límites.

Se han discernido desde la Edad de Piedra hasta hoy las ideas más increíbles.

 

Sin lugar a dudas uno de los instrumentos expeditos para formalizar y sistematizar todo cuanto pensamos y deseamos ponerlo en práctica es la Educación; porque con este exquisito vehículo de enseñanza-aprendizaje hemos hecho maravillas; sí, pero también cometemos bastantes desaciertos.

Sin embargo, ocupamos suficientes horas teorizando cómo acceder y consolidar un proceso educativo exactamente para los tiempos que nos toca vivir y que trace una línea auspiciosa a futuro.

 

No hace mucho tiempo se mencionaba, en discursos reiterativos, que había que hay que mejorar la educación; en consecuencia, uno que otro remiendo se hizo. Luego, se insistió en señalar la urgencia de   darnos una educación de calidad; lo cual no fue más a allá de replantearse una planificación curricular con objetivos diseñados de manera rígida, cuya esencia apuntó casi que únicamente en términos economicistas; es decir, la consecución de profesionales universitarios que egresaran con la misión principal de producir.

 

A partir de lo anterior, la experiencia devenida entonces consistió en objetivar la calidad de la educación por lo tangible, lo medible.

 

La inmediata consecuencia del diagnóstico reseñado era que muchos aspectos que corresponden a las otras dimensiones de los seres humanos no eran incorporados en los currículos.

Así entonces, quedaban por fuera: vivencias, realidades de los espacios humanos, experiencias, miradas, emociones, intercambio de sensibilidades, anécdotas, subjetividades puras, querencias, singularidades. Muchos de estos enfoques resultaban ajenos a la Academia; porque casi no eran medibles.

Alguien diría -con abundantes razones, quizás- que, con ninguno de los últimos ítems asomados, en el párrafo anterior se va al mercado.

Una batalla que parece que la ganan (todavía) los propiciadores de la llamada, tradicionalmente, educación de calidad. Digámosles defensores    de la teoría economicista dura.

 

Si la propuesta (como la que aquí presento, sucintamente) de integralidad de la educación aspira a obtener fuerza y consistencia epistemológica, entonces, se obliga a estructurarse y sostenerse   en una teoría seria y  creíble. La tiene. Por lo tanto, todo cuanto se piense, aporte y comporte por un proceso de enseñanza-aprendizaje con tales características debe involucrar: conocimientos, actitudes, valores, la equidad en/para la vinculación social, la coherencia, involucramiento de lo humano, la eficiencia, la tecnología al servicio de los seres humanos y un larguísimo etcétera.

 

Más de (45) años de mi vida académica se los he dedicado a estudiar los muchísimos aspectos pertinentes a las fronteras y los límites interestatales; con lo cual, modestamente, he acaudalado una amplia experiencia puesta siempre y sin reparo al servicio y disposición de la patria.

 

En esta oportunidad, me permito proponer a las autoridades competentes, caso concreto al Consejo Nacional de Universidades, la creación académica-administrativa de una Universidad, cuyos componentes curriculares exclusivamente estriben en los Asuntos Fronterizos de nuestra nación y de otros países del mundo.

 

A través de estrategias metodológicas por seminarios se haría posible abarcar los análisis, discernimientos, conferencias magistrales, visitas a los sitios de estudios, exposiciones e indagaciones documentales de demarcaciones. Establecer la diferenciación conceptual-estructural entre límites y fronteras. Examinar convenios, pactos, acuerdos, tratados. Así, además, estudiar las reclamaciones vigentes entre Estados. Los medios violentos y pacíficos de solución de los conflictos.  El Estatuto, jurisdicción y competencia de la Corte Internacional de Justicia y sus más importantes jurisprudencias. El contenido y alcance del Derecho Internacional Público. En fin, habrá un abanico inmenso de elementos a incorporar en la malla y diseño curricular, siempre con sentido experimental.

Particular interés y énfasis, por supuesto, lo tendremos en nuestros espacios fronterizos, en todas sus consideraciones. Valga decir, la conformación y nuestra herencia histórica; pactos suscritos. Los elementos jurídicos que asisten a Venezuela. Nuestros estudios cartográficos. Las diversas reclamaciones y confrontaciones que hemos tenido. La dimensión étnica y demográfica en general que habitan esas áreas. Los procesos productivos agroindustriales factibles en esas franjas colindantes. Los despojos territoriales que nos han perpetrado. Nuestra proyección caribeña y atlántica. Los costados amazónico, andino y guayanés. Son bastantes aristas a estudiar en su justa medida.

 

Aspiraríamos que, cumplido con los respectivos planes, programas y sus contenidos,  egrese un profesional densamente formado, con un extraordinario perfil ocupacional en los Asuntos Fronterizos de Venezuela y del resto del mundo; con posibilidad de desempeñarse en la Cancillería, embajadas, entidades federales (sobre todo las fronterizas), en el Ministerio de la Defensa; asimismo, como docentes en las universidades, en el Ministerio de Planificación, como asesores en la Asamblea Nacional, en los Consejos Legislativos, en las alcaldías, en otros países y  entre muchas otras opciones laborales.

 

Al consolidarse esta propuesta --encontrándose ahora en fase de proyecto-- ofrecería ilimitadas posibilidades para que dicten cátedras en esta casa de Estudios Universitarios:   juristas, historiadores, cartógrafos, metodólogos, ingenieros, geógrafos, antropólogos, tecnólogos, urbanistas, sociólogos, militares de sus distintos componentes, especialmente de nuestra Armada.

 

La integralidad del estudio y desarrollo de nuestros espacios fronterizos debe considerarse de manera cabal; y – obviamente- despertar el interés nacional para que se fije, de una vez por todas, la preocupación de quienes estructuran y ejecutan Políticas Públicas, a nombre parte del Estado venezolano.

 

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