Universidad Nacional de Asuntos
Fronterizos (UNAFRONT)
(Tercera parte)
Dr. Abraham
Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba
Presidente del Observatorio Regional de Educación Universitaria (OBREU)
Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela
En cada una de las presentaciones que hemos
hecho --hasta ahora— de la Visión y Misión, de una Universidad Nacional
exclusivamente para estudiar asuntos fronterizos, nos conseguimos con aportes
de ideas extraordinarias.
Bastantes profesionales de distintas
disciplinas se muestras solidarios y lo manifiestan, según sus expresiones, por
el carácter innovador de las estrategias metodológicas que contendrá y
desarrollará esta institución para alcanzar los objetivos de aprendizajes.
Al revisar por muchas vías, no hemos conseguido
ninguna entidad educativa similar en otro país.
En el presente momento, estamos en la etapa de
elaboración del pertinente estudio de factibilidad académico-administrativo que
conlleva la incorporación y análisis de los detalles más precisos – aún perfectibles,
permeables a observaciones- los cuales serán examinados, en su debida oportunidad,
por las autoridades del Consejo Nacional de Universidades (CNU), con la
finalidad de recibir su aprobación de funcionamiento.
Reconocemos (y lamentamos) que algunas de
nuestras universidades se nos han quedado esclerosadas académicamente. Con
seguridad se irán incorporando a los actuales desafíos.
También percibimos a unas pocas que pareciera
que en lo inmediato no tienen la menor posibilidad de cambiar su desgastado
esquema de enseñanza-aprendizaje, marcado por un ritmo tradicionalista; porque
no demuestran la mínima intención de salir o apartarse.
Frente a la descripción anterior, asumamos una
actitud autocrítica.
Empecemos por reconocer que estamos obligados a
salir de este atolladero.
Hemos escuchado a mucha gente en la Universidad
tradicional exponer que la solución, en lo inmediato, es nombrar una comisión
de “reforma universitaria”. Imaginamos
que será para colocarle una especie de cosmética a los puntos y casos más problemáticos
y sensibles: a los métodos, horarios, a las mallas curriculares, planes de
estudios, contenidos programáticos, tipos de evaluación, perfiles
ocupacionales, exigencias profesorales etc.
Estamos convencidos por experiencia propia – y
no tenemos limitación en decirlo- de que lo
que se trata es de Transformar, que es adentrarnos mucho más allá de las
re-formas.
Ha sido el propio carácter crítico, que la
Universidad genera y propicia, lo que nos motiva a repensarla, sin descanso; a
debatir lo que ha venido siendo y cómo debería ser.
Nuestra posibilidad de Transformación apunta en
el sentido de resensibilizarla, desde adentro, para que se desplieguen otros
modos de aprendizajes horizontalizados y de compartir experiencias entre
cursantes y docentes. Desanudar estructuras que se volvieron infuncionales y
que ya no responden a los momentos presentes.
No es poca cosa. Lo sabemos. Hay demasiados
asuntos álgidos a lo interno, que respaldan los conservadurismos o por lo menos
“reman en dirección contraria” en
estos trayectos de transformaciones aceleradas.
En el tramo epocal contemporáneo han aflorado
muchas opciones tecnológicas que llevan un ritmo más rápido para alcanzar y construir
conocimientos, que superan los rituales envejecidos de enseñanzas, y a los
desactualizados contenidos de las matrices curriculares de nuestras
universidades. Lo asumimos a consciencia.
Acaso no sabemos que se han puesto en práctica
instrumentos y metodologías de innovación y creativas para adquirir y ensanchar
conocimientos que corren y fluyen paralelas a las universidades.
¿Por qué no incorporar tales instrumentos y
metodologías como elementos naturales y legítimos en los procesos universitarios?
Comporta –ciertamente- un interesante desafío,
aunque produzca vértigos.
Elogiamos que pocas y muy reconocidas
universidades sigan siendo exquisitos espacios societal donde se crean,
re-crean, preservan, difunden y legitiman los conocimientos; en permanente
ebullición de ideas. Se distinguen por su naturaleza y su esencia.
En esta oportunidad, me permito proponer a las
autoridades competentes, caso concreto al Consejo Nacional de Universidades
(CNU), la creación académica-administrativa de una Universidad, cuyos
componentes curriculares exclusivamente estriben en los Asuntos Fronterizos de
nuestra nación y de otros países del mundo.
Aspiramos que a través de estrategias
metodológicas andragógicas, apoyadas en seminarios se haga posible desarrollar
análisis, discernimientos, oportunas conferencias magistrales; visitas a los
sitios de estudios, exposiciones e indagaciones documentales de demarcaciones
nacionales. Aprehender las realidades de las áreas concernidas. Establecer,
claramente, la diferenciación conceptual-estructural entre límites y fronteras.
Examinar convenios, pactos, acuerdos, tratados. Así, además, estudiar múltiples
ejes temáticos, entre otros: las
reclamaciones vigentes entre Estados que integran la comunidad internacional.
Los medios violentos y pacíficos de solución de los conflictos. El Estatuto y –
obviamente- la jurisdicción y competencia de la Corte Internacional de Justicia
y sus más importantes jurisprudencias. El contenido y alcance del Derecho Internacional
Público. En fin, habrá un abanico inmenso de elementos a incorporar en la malla
y diseño curricular, siempre con sentido experimental y de aprendizaje
horizontalizado. Todos aprendemos de todos.
Particular interés y énfasis, por supuesto, lo
tendremos en nuestros espacios fronterizos, en todas sus consideraciones e
implicaciones. Valga decir, la conformación y nuestra herencia histórica;
pactos suscritos. Los elementos jurídicos que asisten a Venezuela. Nuestros
estudios y registros cartográficos. Las diversas reclamaciones y
confrontaciones que hemos tenido. La dimensión étnica y demográfica en general
que habitan nuestra poligonal fronteriza. Los procesos productivos
agroindustriales y energéticos factibles en esas franjas colindantes. Los
despojos territoriales que nos han perpetrado. Nuestra proyección caribeña y
atlántica. Los costados amazónico, andino y guayanés. Son bastantes aristas a
estudiar y problematizar, en su justa medida, en cuatro años aproximadamente.
Un eje temático mensual ( cuarenta en total)
Aspiramos que, una vez que se hayan cumplido
con los respectivos planes, programas y sus contenidos, egrese un profesional
densamente formado, con un extraordinario perfil ocupacional en los Asuntos
Fronterizos de Venezuela y del resto del mundo; con posibilidad de desempeñarse
en la Cancillería, en las embajadas y consulados , entidades federales (sobre
todo las fronterizas), en el Ministerio de la Defensa; asimismo, como docentes
en las universidades, en el Ministerio de Planificación, como asesores en la
Asamblea Nacional, en los Consejos Legislativos, en las alcaldías, en otros
países, entre muchas opciones laborales.
Al consolidarse esta propuesta –encontrándose
ahora en fase de proyecto– ofrecerá ilimitadas posibilidades para que dicten
cátedras (en condición de problematizadores) en esta casa de Estudios
Universitarios: juristas, historiadores, cartógrafos, internacionalistas,
metodólogos, ingenieros, geógrafos, antropólogos, tecnólogos, urbanistas,
sociólogos, oficiales de los distintos
componentes de nuestra Fuerza Armada Bolivariana, especialmente de la Marina.
La integralidad del estudio y desarrollo de
nuestros espacios fronterizos – y los de otras naciones- debe considerarse de
manera cabal; y – obviamente- despertar el interés nacional para que se fije,
de una vez por todas, la preocupación de quienes estructuran y ejecutan
Políticas Públicas, a nombre del Estado venezolano.
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