jueves, 23 de octubre de 2025

 

La tarea escolar sensibiliza el proceso y refuerza aprendizajes

 Dr. Abraham Gómez R.

Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua

Doctor en ciencias sociales

Post-doctor en epistemología

Docente universitario de pre y postgrado

 

Ha venido tomando espacio y tiempo en la opinión pública nacional la insinuación; aunque todavía no concretada en   propuesta desde el Ministerio de educación, de instruir a los docentes para que supriman la asignación de tareas escolares.

Vale la pena que reflexiones sobre el particular; por cuanto, constituye un aspecto supremamente interesante, entre muchísimos otros, en el sistema de escolarización venezolano.

Invito a que nos iniciemos con una definición muy breve de lo que significa y comporta la tarea escolar: suele apreciarse como un conjunto de actividades académicas que los maestros o profesores asignan a los estudiantes.

Con certeza, también en las universidades ocurren las citadas prácticas para ensanchar conocimientos. Lo que pasa es  que algunas veces, en las instituciones de educación universitaria,  las tareas son  señaladas por  los docentes o las asumen los estudiantes con disposición y responsabilidad; pero, siguen siendo tareas; no obstante, el nivel donde se  encuentre el cursante del proceso de enseñanza-aprendizaje

Deben completarse fuera de la escuela/universidad. Quizás en la biblioteca, en grupos de iguales o en casa (con algún pariente, lo cual vincula al hogar en el hecho pedagógico); y sirven como nexo entre el aprendizaje en el aula y la capacidad de los estudiantes para estudiar de forma independiente o intercambio de ideas y nociones de lo aprehendido (captado).

La autodisciplina y fijación de compromisos (valores esenciales para toda la vida) vienen a ser los propósitos justificadores de las tareas; así, además, la tarea ayuda a consolidar el aprendizaje de un estudiante a través de la práctica; igualmente,  desarrolla sus habilidades y hábitos de estudio y fomenta la concreción y consolidación por su aprendizaje.

Permanentemente se ha tenido en cuenta que la tarea es una herramienta clave para apoyar y guiar el proceso de aprendizaje continuo.

Nos permitimos sintetizar algunas maneras en que las tareas pueden contribuir positivamente al aprendizaje de un estudiante.

Las tareas permiten a los estudiantes reforzar el aprendizaje obtenido en el horario de clase, para luego aplicar los conceptos en otras áreas.

La repetición mediante la práctica fortalece la memoria, resuelve dudas y mejora la retención.

 Recordemos aquel tradicional axioma: “La enseñanza es masificada y el aprendizaje es individualizado”.

 Lo que quiere decir que el maestro o profesor, en el lapso del cual dispone para explicar un objetivo o tema lo hace para todos; entonces, a partir de allí, cada quien, de modo particularizado, asimila y refuerza conforme a sus capacidades cognitivas. Por eso debe estar acrecentando y reiterando los contenidos.

Diremos también que, no menos importante para apoyar la sistematización de la tarea escolar, fomenta el aprendizaje independiente.

Las tareas enseñan a los cursantes a estudiar de forma independiente; y a buscar posibles soluciones sin intervención constante.

Los hace creativos. Los sensibiliza para que afloren, desde ellos, sus respectivos aportes al proceso de búsqueda conocimientos.

Los estudiantes de cualquier grupo etario administran su tiempo para asimilar el material a su propio ritmo, sin las presiones o distracciones muchas veces generadas en el aula por distintos motivos.

Aparejada a la reflexión del párrafo anterior nos conseguimos que las tareas coadyuvan a que el estudiante desarrolle sus intrínsecas   habilidades de gestión del tiempo que dedicará a aprender.

Como consecuencia, las fechas límites trazadas para las tareas permiten a los estudiantes planificar su horario diario y administrar el tiempo eficazmente.

 Esta es una habilidad esencial que necesitarán no solo para tener éxito en la escuela; sino también para gerenciar sus compromisos de trabajo más adelante.

Desde el punto de vista psico-pedagógico (en las claves de John Dewey) la tarea   ha sido reconocida como factor preponderante para la evaluación del progreso de los estudiantes.

Digamos que Las tareas permiten a los profesores acreditar si hubo la suficiente comprensión y el compromiso de los estudiantes con el material explicitado en clase; con lo cual –recurrentemente- se pueden pesquisar e identificar las áreas de estudio con las que se tenga dificultades.

Con esta información, los educadores pueden realizar los cambios necesarios en el contenido curricular; porque, no todas las tareas son iguales en los grados de exigencias. Los educadores diseñan diferentes tipos de tareas según los resultados de aprendizaje que desean lograr; por ejemplo, las tareas creativas buscan potenciar el pensamiento crítico y la originalidad del estudiante.

Los discentes (según el neologismo de Paulo Freire) que se acostumbran a hacer sus tareas comprenden mejor el contenido, obtienen mejores calificaciones y, en definitiva, aprovechan mejor su educación.

Delta del Orinoco, septiembre de 2025

 

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