La tarea
escolar sensibiliza el proceso y refuerza aprendizajes
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de
la Lengua
Doctor en ciencias sociales
Post-doctor en epistemología
Docente universitario de pre y
postgrado
Ha venido tomando espacio y tiempo en la opinión pública nacional la
insinuación; aunque todavía no concretada en
propuesta desde el Ministerio de educación, de instruir a los docentes
para que supriman la asignación de tareas escolares.
Vale la pena que reflexiones sobre el particular; por cuanto, constituye
un aspecto supremamente interesante, entre muchísimos otros, en el sistema de
escolarización venezolano.
Invito a que nos iniciemos con una definición muy breve de lo que
significa y comporta la tarea escolar: suele
apreciarse como un conjunto de actividades académicas que los maestros o profesores
asignan a los estudiantes.
Con certeza, también en las universidades ocurren las citadas prácticas
para ensanchar conocimientos. Lo que pasa es que algunas veces, en las instituciones de
educación universitaria, las tareas
son señaladas por los docentes o las asumen los estudiantes con
disposición y responsabilidad; pero, siguen siendo tareas; no obstante, el
nivel donde se encuentre el cursante del
proceso de enseñanza-aprendizaje
Deben completarse fuera de la escuela/universidad. Quizás en la
biblioteca, en grupos de iguales o en casa (con algún pariente, lo cual vincula
al hogar en el hecho pedagógico); y sirven como nexo entre el aprendizaje en el
aula y la capacidad de los estudiantes para estudiar de forma independiente o
intercambio de ideas y nociones de lo aprehendido (captado).
La autodisciplina y fijación de compromisos (valores esenciales para
toda la vida) vienen a ser los propósitos justificadores de las tareas; así,
además, la tarea ayuda a consolidar el aprendizaje de un estudiante a través de
la práctica; igualmente, desarrolla sus
habilidades y hábitos de estudio y fomenta la concreción y consolidación por su
aprendizaje.
Permanentemente se ha tenido en cuenta que la tarea es una herramienta
clave para apoyar y guiar el proceso de aprendizaje continuo.
Nos permitimos sintetizar algunas maneras en que las tareas pueden
contribuir positivamente al aprendizaje de un estudiante.
Las tareas permiten a los estudiantes reforzar el aprendizaje obtenido
en el horario de clase, para luego aplicar los conceptos en otras áreas.
La repetición mediante la práctica fortalece la memoria, resuelve dudas
y mejora la retención.
Recordemos aquel tradicional axioma:
“La enseñanza es masificada y el aprendizaje
es individualizado”.
Lo que quiere decir que el
maestro o profesor, en el lapso del cual dispone para explicar un objetivo o
tema lo hace para todos; entonces, a partir de allí, cada quien, de modo particularizado,
asimila y refuerza conforme a sus capacidades cognitivas. Por eso debe estar acrecentando
y reiterando los contenidos.
Diremos también que, no menos importante para apoyar la sistematización
de la tarea escolar, fomenta el aprendizaje independiente.
Las tareas enseñan a los cursantes a estudiar de forma independiente; y
a buscar posibles soluciones sin intervención constante.
Los hace creativos. Los sensibiliza para que afloren, desde ellos, sus
respectivos aportes al proceso de búsqueda conocimientos.
Los estudiantes de cualquier grupo etario administran su tiempo para
asimilar el material a su propio ritmo, sin las presiones o distracciones
muchas veces generadas en el aula por distintos motivos.
Aparejada a la reflexión del párrafo anterior nos conseguimos que las tareas
coadyuvan a que el estudiante desarrolle sus intrínsecas habilidades de gestión del tiempo que dedicará
a aprender.
Como consecuencia, las fechas límites trazadas para las tareas permiten
a los estudiantes planificar su horario diario y administrar el tiempo
eficazmente.
Esta es una habilidad esencial
que necesitarán no solo para tener éxito en la escuela; sino también para gerenciar
sus compromisos de trabajo más adelante.
Desde el punto de vista psico-pedagógico (en las claves de John Dewey) la
tarea ha sido reconocida como factor
preponderante para la evaluación del progreso de los estudiantes.
Digamos que Las tareas permiten a los profesores acreditar si hubo la
suficiente comprensión y el compromiso de los estudiantes con el material
explicitado en clase; con lo cual –recurrentemente- se pueden pesquisar e
identificar las áreas de estudio con las que se tenga dificultades.
Con esta información, los educadores pueden realizar los cambios
necesarios en el contenido curricular; porque, no
todas las tareas son iguales en los grados de exigencias. Los educadores
diseñan diferentes tipos de tareas según los resultados de aprendizaje que
desean lograr; por ejemplo, las tareas
creativas buscan potenciar el pensamiento crítico y la originalidad del
estudiante.
Los discentes (según el neologismo de Paulo Freire) que se acostumbran a
hacer sus tareas comprenden mejor el contenido, obtienen mejores calificaciones
y, en definitiva, aprovechan mejor su educación.
Delta del Orinoco, septiembre de 2025
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