Estado sicariante (II)
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
Estamos padeciendo un tiempo de extremos vergonzosos,
atribuible, precisamente, a quienes se creen dueños del Estado; que han hecho
sistemático el crimen a la civilidad, en Venezuela. Que lo único que intentan,
en su hora terminal, es salvar el pellejo..!
Por muy extensas e
intensas que sean las complejidades confrontadas, debemos redoblar nuestra
mística para que prevalezca, entre nosotros, la concepción humanista y
libertaria; característica esencial de los demócratas.
Debemos cerrar filas al lado de la perspectiva
esperanzadora con el presidente interino, Ing. Juan Guaidó, reconocido
internacionalmente. Dicho otra vez, para quienes somos humanistas y demócratas
los seres humanos deben ocupar el centro de las significaciones y realizaciones
en los próximos proyectos; por cierto ya diseñado en el PLAN PAÏS.
La gente primero, antes que el Estado. Y menos
la entelequia que nos están dejando; y que costará una enormidad la
recomposición moral del país.
Porque el
aniquilamiento a la que se somete a una población no se restringe, únicamente,
a acabar a la gente en su condición física.
La Política que en la actualidad desata el Estado
(a través del usurpador) genera hambrunas, a propósito, para hacer a los
habitantes sumisos, sometidos y dependientes.
Que nadie tenga dudas o
confusiones: la intención, marcada con saña por quienes detentan la conducción
del gobierno írrito e ilegítimo en Venezuela, consiste en quebrar cualquier
resistencia de los oponentes, al precio que sea y sin medir consecuencias. Lo
más importante, para ellos, es mantenerse en el poder. Poco valoran si
convierten a inermes ciudadanos en estropajos. Si acaban con enfermos crónicos
o incrementan la desnutrición infantil; para alcanzar esos objetivos
ignominiosos se trazan el propósito de derrumbar las fortalezas morales, en tanto
refugio de la gente pensante.
Ya hay bastantes
estudios que dan cuenta de los orígenes del sicariato; también denominado, en
algunos lugares y en otros tiempos: muerte por encargo. Sólo que, para los
efectos de las específicas circunstancias por las que atraviesa hoy nuestro
país, nos conseguimos con un espectro amplio; porque, con certeza han secuestrado a toda una Nación, y
los crímenes que perpetran son variados y de distintos calibres y
tipificaciones: persecuciones y aniquilamiento de las organizaciones políticas
adversas; censura, hostilización y terror a los medios de comunicación, a los
comerciantes, industriales y productores
honestos; han provocado la más incalculable diáspora que haya conocido
Latinoamérica; encarcelamiento a dirigentes sin fórmulas de juicios o
trampeando la ley… ¡ Están matando la civilidad…! ¡Están acabando con las
estructuras y soportes democráticos...!
Todo se presenta
endeble, se torna movedizo, precario. No únicamente en lo económico; en todos
los ámbitos. Por donde usted meta la cabeza, la crisis hace invivible cada
situación. Han transformado el Estado en un esperpento sicarial, cuyo objetivo
apunta a liquidar a quien se atraviese. Han devenido en una horda tribal
multiforme que corroe.
En el patético trance
amargo de sufrimiento generalizado, hoy estamos obligados a pronunciar sin
miedos y con mucho más fuerza que el Estado y sus instituciones deben ponerse
al servicio de los ciudadanos, y no el ciudadano arrodillarse ante un Estado
manipulado, con perversión, por una secta de ineptos, que han descalabrado a toda
una nación.
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