sábado, 9 de febrero de 2019




Estado sicariante (II)

Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua       

Estamos padeciendo   un tiempo de extremos vergonzosos, atribuible, precisamente, a quienes se creen dueños del Estado; que han hecho sistemático el crimen a la civilidad, en Venezuela. Que lo único que intentan, en su hora terminal, es salvar el pellejo..!

Por muy extensas e intensas que sean las complejidades confrontadas, debemos redoblar nuestra mística para que prevalezca, entre nosotros, la concepción humanista y libertaria; característica esencial de los demócratas.

 Debemos cerrar filas al lado de la perspectiva esperanzadora con el presidente interino, Ing. Juan Guaidó, reconocido internacionalmente. Dicho otra vez, para quienes somos humanistas y demócratas los seres humanos deben ocupar el centro de las significaciones y realizaciones en los próximos proyectos; por cierto ya diseñado en el PLAN PAÏS.

 La gente primero, antes que el Estado. Y menos la entelequia que nos están dejando; y que costará una enormidad la recomposición moral del país.

Porque el aniquilamiento a la que se somete a una población no se restringe, únicamente, a acabar a la gente en su condición física.

 La Política que en la actualidad desata el Estado (a través del usurpador) genera   hambrunas, a propósito, para hacer a los habitantes sumisos, sometidos y   dependientes.

Que nadie tenga dudas o confusiones: la intención, marcada con saña por quienes detentan la conducción del gobierno írrito e ilegítimo en Venezuela, consiste en quebrar cualquier resistencia de los oponentes, al precio que sea y sin medir consecuencias. Lo más importante, para ellos, es mantenerse en el poder. Poco valoran si convierten a inermes ciudadanos en estropajos. Si acaban con enfermos crónicos o incrementan la desnutrición infantil; para alcanzar esos objetivos ignominiosos se trazan el propósito de derrumbar las fortalezas morales, en tanto refugio de la gente pensante.

Ya hay bastantes estudios que dan cuenta de los orígenes del sicariato; también denominado, en algunos lugares y en otros tiempos: muerte por encargo. Sólo que, para los efectos de las específicas circunstancias por las que atraviesa hoy nuestro país, nos conseguimos con un espectro amplio; porque, con  certeza han secuestrado a toda una Nación, y los crímenes que perpetran son variados y de distintos calibres y tipificaciones: persecuciones y aniquilamiento de las organizaciones políticas adversas; censura, hostilización y terror a los medios de comunicación, a los comerciantes, industriales  y productores honestos; han provocado  la más  incalculable diáspora que haya conocido Latinoamérica; encarcelamiento a dirigentes sin fórmulas de juicios o trampeando la ley… ¡ Están matando la civilidad…! ¡Están acabando con las estructuras y soportes democráticos...!

Todo se presenta endeble, se torna movedizo, precario. No únicamente en lo económico; en todos los ámbitos. Por donde usted meta la cabeza, la crisis hace invivible cada situación. Han transformado el Estado en un esperpento sicarial, cuyo objetivo apunta a liquidar a quien se atraviese. Han devenido en una horda tribal multiforme que corroe.

En el patético trance amargo de sufrimiento generalizado, hoy estamos obligados a pronunciar sin miedos y con mucho más fuerza que el Estado y sus instituciones deben ponerse al servicio de los ciudadanos, y no el ciudadano arrodillarse ante un Estado manipulado, con perversión, por una secta de ineptos, que han descalabrado a toda una nación.


                                                                                                                  


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