Nada representativo, pleno de represión.
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
En sentido estricto, en un Sistema Democrático las
disposiciones, absolutamente, que impliquen elecciones para cargos públicos son
de plano delegatorias. Toda democracia es representativa.
Podemos, tal vez, participar y opinar colectivamente; pero
cuando decidimos, mediante el sufragio, conferimos nuestra intención a un tercero
para que sea nuestra voz y voto, eventualmente. No hay transferencia de la
soberanía, que queda alojada y residida en el seno popular.
Así escogemos un presidente de la República, diputados,
gobernadores, alcaldes, legisladores, voceros de consejos comunales, directivos
de corporaciones sociales, deportivas, concejales etc. Nos hacemos representar.
De manera específica para los cargos del Estado-Nación, quienes resulten electos por
el voto popular asumen la condición de ser mandatarios (reciben un mandato del
pueblo como ente electoral), para que cumplan cada uno de las normas
constitucionales y legales.
Digámoslo una vez más,
Los elegidos para tales cargos populares deben meterse en la cabeza que no son
mandamases sino mandatarios. Están allí circunstancialmente.
Reafirmamos con tal
aseveración: la Democracia, esencialmente, se despliega mediante la aplicación
del constitucionalismo moderno. Lo contrario sería la reivindicación de hordas
tribales prehistóricas disputándose espacios.
En la presente hora aciaga que sufre Venezuela, con un
régimen usurpador, quieren seguir manteniendo para las decisiones la opción asamblearia
directa, aquélla caracterizada por las tracalerías, subterfugios y demás
amañamientos. Vocinglerías vacías e incoherentes.
El asambleísmo directo es el mismo, lo hemos visto infinidad
de veces, que concentra a la gente en cierto lugar, para someter a
consideración de los presentes algún aspecto; y a cada insinuación del
usurpador gritan, más con odio que a conciencia…! Aprobado, liquídalo, así, así
así es que se gobierna… ¡Han devenido en
una vergüenza internacional.
En la figura abominable de “democracia directa” el ejercicio
del poder se presta para cualquier cosa; por cuanto se manipula a las masas
humanas emocional e ideológicamente. Participan hasta profesionales, gente que
se autoproclaman intelectuales.
En los hechos hay una insalvable distancia entre una democracia
directa (tumultuaria; tumefacta, hinchada según su origen léxico), y una democracia
representativa, conforme a la breve descripción anteriormente expuesta.
La democracia tiene eo-ipso (en sí misma) sus propios y
legítimos instrumentos para las determinaciones de su destino.
Añadimos en este relato, que conseguimos, en la actualidad,
además Democracias Deliberativas, en muchos países del mundo, que incorporan factores
de muchos modelos de participación del pueblo.
Cuando un régimen usurpador ya descalabrado , como el que
padece Venezuela, se vuelve Estado
fallido a lo interno; y un Estado forajido en el concierto internacional: no
respeta normas del Derecho Internacional Público.
¿Qué le queda al usurpador?: la represión como único recurso
al que apela para contener las manifestaciones, con asidero, de descontento
social, de justificadas protestas ciudadanas, de rechazo absoluto por haberse
robado la institucionalidad democrática en Venezuela.
Insistimos en desenmascarar que el actual Estado fallido en
que nos encontramos se conoce porque ha fracasado en todos los aspectos:
social, político, y económico. Súmesele un gobierno de ineptos, débiles e
ineficaces. Que no provee ni puede proveer servicios básicos; presenta altos
niveles de corrupción y de criminalidad, así como una marcada degradación moral.
Sólo les queda reprimir para intentar, en su desesperación mantenerse en el
poder
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