“Las clases pueden esperar”
Tal es la opinión de Abraham Gómez, doctor en ciencias
sociales, profesor universitario y miembro de la Academia Venezolana de la
Lengua, quien ha venido proponiendo, inclusive a nivel del Ministerio de
Educación que “ ya hay bastantes inquietudes, temores e incertidumbres, a lo
interno de los hogares, para que en una aparente medida aunque en con
buenas intenciones, pero incorpora bastante desasosiego entre padres, madres,
familiares y, obviamente, en los niños y jóvenes que se encuentran en un
proceso tradicional presencial de enseñanza-aprendizaje”
¿Qué propone usted al respecto, para aprovechar el
tiempo de cuarentena dentro de las casas?
Hay algunas categorías que debemos dejar en claro:
diferenciar entre casa y hogar; constituyen dos vocablos completamente
diferentes. Otro elemento, no menos importante, por la difícil circunstancia
que estamos viviendo es que el espectro de la educación es mucho más abarcativa
que limitarse a dar clases de contenido programáticos, algunas veces
improvisados, donde se deja a un costado el reforzamiento de los componentes
psico social y socio emocional de los niños.
Así entonces, propuse a las autoridades del Ministerio, que
congelaran por tres meses las actividades presenciales en los planteles, y que
ese tiempo sea aprovechado en los hogares para ofrecer conocimientos para toda
la vida, a través de actividades domésticas, sensibilización, incentivación de
valores, cooperación familiar, despliegue de tareas culturales.
La educación no es únicamente lo que contiene la malla
curricular y que hay que cumplirlo en un determinado lapso. La Educación va
mucho más allá, es permanente es para que discurra con nuestras existencias.”
¿La propuesta suya, tiene algún fundamento teórico?
Por supuesto. Primero me estoy basando en los postulados
filosóficos de la educadora María Montessori, en su Educación con autonomía
para la Libertad, que sostiene al educando con centro del proceso (paidocentrismo);
así también, incorporo las bases del aprendizaje significativo de Ausubel y la asimilación
de saberes por descubrimiento de Bruner. Y por su fuera poco,
refuerzo, mi propuesta con el constructivismo sociocultural de Vygotsky y la
pedagogía crítica de Freire.
De tal manera que si suspendemos por 90 días el sistema
tradicional venezolano no provocamos ninguna catástrofe; al contrario,
posibilitamos que los niños y jóvenes aprehendan (capten) conocimientos que les
servirán para toda la vida.
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