Acechanza de los falsos amigos (incluso en la Lengua)
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
Miembro de la Fundación Venezuela Esequiba
Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos
de Venezuela
Una inmensa cantidad de palabras se entrecruzan en los más de siete mil idiomas que se han podido registrar en el
mundo. Hay vocablos – que aunque a veces nos resultan raros y extravagantes --nacen
de los ilimitados préstamos lingüísticos.
Sin embargo, debemos prestar bastante atención, porque no siempre nos conseguiremos términos (en
aparente homonimia) que posean ortografía y significado similar. Aquí no habría
problemas. Pero, estamos obligados a agudizar nuestra percepción con otro fenómeno con el que nos tropezaremos, que
ha recibido la denominación de “falsos cognados o falsos amigos”. Digamos, son pares de palabras que en
dos idiomas o dentro del mismo español se perciben como similares, pero tienen
distintos significados.
La similitud entre palabras que provengan de distintas lenguas, o del mismo
idioma, pero que evolucionan por caminos diferentes, no basta para demostrar
que dichos vocablos están relacionados entre sí.
Los cognados (en filología, parientes por línea común) son términos con el
mismo origen etimológico, pero con distinta evolución fonética y semántica. Y
aquí es donde hay que afinar el análisis, para evitar distorsiones o caer en
trampas.
Dicho de otra manera: los falsos cognados o falsos
amigos reconocen un origen común el Latín; no obstante fueron evolucionando con dos significados determinados: uno en inglés y con otro parcial o totalmente
diferente en castellano.
No es desde ahora que la apreciación anterior ha resultado un curioso ardid,
en la que caemos bastantes veces; tal vez por ingenuidad o por ostentosos
desafiantes de los idiomas.
Tengamos presente la siguiente reflexión-ejemplo, que también aplica, sin
dudas con propiedad para la lingüística: por un parecido físico que tengan dos
personas no se puede determinar, con exactitud
que esas dos personas tienen los mismos genes.
Veámoslo, más claramente así: dos palabras que se nos presenten casi que
con idéntica estructuración morfológica (su parte física- exterior), en ningún
caso garantiza que sus significados responden al mismo referente.
La interesante pregunta sería, en
este caso, cómo se pudo establecer ese vínculo o puente idiomática entre
el inglés que constituye una lengua germánica -- germánica occidental para ser
exactos--, y el español que es una
lengua romance. ¿Dónde y cómo nació y se desarrolló tal relacionamiento, entonces?
Hasta donde hemos podido
rastrear, documentalmente, todo
apunta a la constelación del vocabulario
francés (en realidad normando antiguo, nacido del tronco latino); y fueron
ellos quienes se encargaron de llevar e
implantar una considerable cantidad de palabras, en Inglaterra durante la Conquista de 1066.
Muchas de esas palabras—como ha
quedado comprobado-- tenían raíces latinas que a su vez se encuentran en el
corazón de todas las lenguas romances, y de ahí la conexión con el español. Por
eso, las vemos parecidas en inglés y español, pero sus significados son diferentes.
Les entregamos algunos pocos ejemplos: Professor, es un tipo de docente con una específica característica;
en general se usa exclusivamente para profesores universitarios o para
catedráticos. Para mencionar al maestro de primaria o de bachillerato, el término
apropiado es teacher.
Otro, Faggot. Mucho cuidado con
esta palabra. Los hispanohablantes le atribuimos a este vocablo el significado
de un instrumento musical; pero los
angloparlantes la utilizan como una
forma despectiva para referirse a una
persona homosexual, un insulto. La palabra que se utiliza para hablar del
instrumento es bassoon.
Rope significa cuerda o soga; con lo que nos
vestimos se dice clothes.
Advertencia, que muy distinto es que
una mujer esté avergonzada (embarrassed), a
que se encuentre embarazada (pregnant).
Notable, verdad?
Propiamente, a lo interno del idioma español, tenemos innumerable casos, de falsos
cognados.
Me permito resaltar el siguiente: da la impresión
de que los verbos adolescere y adolecer
nacieran de la misma cepa semiótica (signos idénticos). Por lo que uno llega a sospechar ( creer y admitir) que tienen iguales
resultados semánticos; cuando, en realidad, no es así; por cuanto, no comparten un mismo origen etimológico, no
son verdaderos cognados. Provienen de diversas raíces etimológicas.
La semejanza de las palabras
cognadas (a riesgo también de las
armadijos lingüísticos engañosos) induce a menudo a traducciones erróneas, a
irrespetos en los actos de habla, a intemperancias o despropósitos como los que
se cometen involuntariamente o adrede, sin pudor o recato; sin la menor
consulta a los entes encargados de tales estudios, como nuestra respetada
Academia Venezolana de la Lengua, que
para eso ha sido creada.
Excelente y brillante exposición sobre los falsos amigos en el lenguaje. Cuando de niño acudía al auditorio del Grupo Haití, veia unos avisos luminosos que en letras rojas decían " Exit" justo por encima de unas puertas. Jamás imaginé que me indicaba una salida para mi infante cuerpo. Pedro Acosta
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